jueves, 9 de julio de 2009

“Lleva tiempo desandar el camino de la violencia”



Foto: Flavio Raina.

"A veces las situaciones se mezclan y ante una denuncia de violencia infantil, notamos que el maltratador también maltrata a la madre”, contó Lucrecia Donoso.

Lo dijo una de las gestoras del programa de Violencia Familiar del municipio rosarino. En 15 años se consolidaron como referentes y armaron una red con organismos oficiales, fuerzas policiales y líderes barriales.
A veces las situaciones se mezclan y ante una denuncia de violencia infantil, notamos que el maltratador también maltrata a la madre”, contó Lucrecia Donoso.

Desde hace 15 años en Rosario está en vigencia el Programa Municipal de Violencia Familiar. La psicóloga Lucrecia Donoso fue una de las mentoras de éste y del más reciente Noviazgo sin Violencia. Cerca de 15 profesionales trabajan en dos albergues que contienen a mujeres maltratadas y otro tanto en los seis centros de distritos de la ciudad.

De visita en Santa Fe, Donoso dialogó con El Litoral sobre cómo lograron consolidarse en un referente en esta problemática.

— ¿En qué consiste el Programa de Violencia Familiar?

— Empezamos con una atención telefónica, el “teléfono verde”; se constituyeron equipos interdisciplinarios para atender y, en un tercer momento, se trabajó en cada distrito municipal. Actualmente tenemos una línea gratuita, a cargo de profesionales: el teléfono verde, que tiene la función de informar, asesorar y contener. La consulta puede agotarse ahí o exceder el llamado. En este caso, la persona es citada al distrito al que pertenece.

Un largo proceso

— ¿Cómo enfrentan la dificultad que significa denunciar las situaciones de violencia familiar?

— Después de 10 años de instalada la temática en Rosario, generalmente las personas vienen trabajadas desde instituciones: por ejemplo, por una psicóloga o un médico de un centro de salud. Es decir, vienen siendo atendidas por otros profesionales, que son los que acompañan para que se hagan estas consultas. De todas formas, las operadoras telefónicas permanentemente instan a ampliar la consulta con profesionales cara a cara. Allí se hacen dos o tres entrevistas más hasta que la persona decide hacer la denuncia o recuperar sus pertenencias o sus hijos, si dejó el hogar.

— Entonces el llamado no está planteado como una primera instancia...

— A veces la que llama es la interesada o alguien que conoce el caso. Siempre hablamos con quien sufre el maltrato porque es quien necesita ser contenido. La violencia familiar es un proceso que lleva tiempo; no es de un día para el otro. Nosotros tenemos que desandar todo ese proceso y eso también lleva tiempo. A lo mejor, un poco después de hacer la consulta deciden hacer la denuncia. Por eso las esperamos, aunque siempre se evalúa la situación de riesgo. En caso de que exista riesgo, se interviene rápidamente con la Guardia Urbana o la Policía. Se protege a la persona, se arma el dispositivo legal y se la acompaña.

Trabajo articulado

— ¿Han tenido casos de maltrato infantil?

— A veces las situaciones se mezclan y ante una denuncia de violencia infantil, notamos que el maltratador del niño o del adolescente también maltrata a la madre. También hemos trabajado abuso sexual en adolescentes.

— ¿Cuáles son las vías por las que les llegan los casos?

— Después de 15 años, trabajamos con redes formales e informales: con todas las instituciones municipales y provinciales, con la Defensoría del Pueblo, Tribunales, la Policía, la Comisaría de la Mujer, la Guardia Urbana. Es un dispositivo aceitado y ya contamos con un protocolo de atención para la violencia contra las mujeres.

— Se han consolidado como un referente...

— Porque tenemos un Estado que ofrece recursos -que es muy importante- porque está decidido a tomar la política de las mujeres como una apuesta fuerte y porque hay un compromiso profesional que hace que las instituciones se vean reforzadas. Hemos advertido que la violencia contra las mujeres le significa un costo económico al Estado: porque faltan a sus puestos de trabajo, tienen problemas con los niños, problemas de salud; en fin, implica a toda la sociedad.

Ayuda cercana

— En estos 15 años de trabajo, ¿han notado un incremento de los casos de violencia?

— No aumentaron los casos, sino que se denuncia más. La diferencia es que se visibiliza la temática. Esto es estratégico porque el varón maltratador lo primero que hace es aislar a la víctima, hacerle pensar que eso le pasa a ella sola. Pero cuando les decimos que les pasa por ser mujer y se dan cuenta de que les pasa a muchas otras mujeres, se animan a denunciar. Además, con el presupuesto participativo hemos creado redes de mujeres, que son líderes en los barrios, que fueron capacitadas para atender en la primera instancia. Es decir, si detectan que le pasa algo a una vecina saben dónde llevarla; porque una mujer maltratada necesita la ayuda más cercana posible.

Teléfono verde
Atiende de lunes a viernes de 8 a 19. Línea Gratuita: 0800-4440420. Tel.: (0341) 4802446.

Noviazgo sin violencia

“Después de trabajar 10 años con el Programa de Violencia Familiar, advertimos que no podíamos trabajar con las mujeres en un estado de maltrato tan crónico. Entonces decidimos -en un modelo de gestión municipal ya consolidado- capacitar y llegar a las adolescentes para evitar la violencia desde antes del ámbito del matrimonio. Por eso creamos Noviazgo sin violencia”, relató Lucrecia Donoso, al frente de este programa en el que trabajan antropólogos, psicólogos, médicos, profesores de educación física y trabajadores sociales.

Los principales objetivos son brindar atención a las adolescentes víctimas de noviazgos violentos y prevenir este tipo de noviazgos. Para ello se trabaja sobre equidad educativa, derecho a la sexualidad, lenguaje no sexista, embarazo deseado y planificado, desarrollo personal de la madre y del niño, y parto respetado, entre otras cuestiones.

Los destinatarios son adolescentes de entre 15 y 19 años, afectados por esta problemática y que deseen participar en la propuesta.

“Nuestro programa -que contempla más de 400 adolescentes- tiene el 10% de las embarazadas, víctimas de abuso y un 23% maltratadas por el novio. En los talleres se capacitan a las adolescentes para que puedan reconocer indicadores, que les permitan pedir ayuda antes de que ocurra el maltrato físico; porque la violencia empieza siendo psicológica”, explicó Donoso. Algunos de esos indicadores serían: control, insultos, persecuciones, acoso, amenazas, celos excesivos e impedimento a que la mujer estudie, trabaje o reciba visitas.

Fuente: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/07/05/metropolitanas/AREA-02.html

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