martes, 23 de febrero de 2010

Maltrato en el seno familiar

Diario Cuyo



La violencia doméstica debe ser combatida por el grave impacto que tiene en la estructura interna de la sociedad.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha difundido los resultados del mayor estudio efectuado hasta ahora sobre violencia familiar, particularmente ejercida contra la mujer, que revelan la necesidad de encarar políticas de Estado para ponerle fin a ese flagelo social.

El tema de la violencia doméstica sobresalió en los últimos días, por el caso del grave incidente entre el baterista del grupo Callejeros, Eduardo Vázquez y su pareja. Se trata de uno de los delitos que más ha crecido en estos años. Cada vez son más las oficinas públicas que se crean, en diferentes ámbitos para recibir denuncias por ese tipo de acciones.

En 2009 las muertes de mujeres por violencia doméstica aumentaron 11 % respecto de 2008, según un informe de la Asociación Civil Casa del Encuentro. Sólo en Capital Federal, la repartición oficial que se dedica al tema atendió el año pasado 7.225 casos de mujeres víctimas de violencia familiar. De no adoptar medidas urgentes, parecería que son escasas las posibilidades de que esta escalada se revierta, ya que durante enero, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) que depende de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, recibió 526 denuncias contra 375 del mismo período de 2009. El 82 % fueron realizadas por mujeres.

El año pasado, 231 mujeres encontraron la muerte de manera violenta; en su mayoría apuñaladas. Las siguieron las muertes por armas de fuego y por golpes.

En la provincia de Buenos Aires las llamadas recibidas en el teléfono gratuito del Programa de Atención a Mujeres Víctimas de la Violencia se multiplican diariamente. El año pasado superaron las 15.000, por lo que se considera que ese distrito lidera el ranking de asesinatos de mujeres, con 66 casos.

El aumento de la violencia de género tiene que ver con que aún persiste en la sociedad, cierta legitimación de la violencia hacia la mujer. Estos hechos no son aislados, sino producto de una construcción social y cultural que apoya la violencia a las personas de sexo femenino, muchas veces tratadas simplemente como un objeto de consumo.

La lucha contra la violencia doméstica es uno de los grandes retos de la sociedad. El maltrato entre miembros de la familia supone la destrucción total de la dignidad del ser humano y son necesarias políticas activas de prevención, ayuda para las víctimas y campañas de conciencia social para lograr que la violencia doméstica no se considere algo inevitable que queda en la intimidad, sino un hecho denunciable que no debe repetirse.

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