lunes, 11 de octubre de 2010

SEPARADOS, PERO IGUAL DE VIOLENTOS


El 65% de las denuncias que se presentan en la Oficina de Admisión del Juzgado de Familia de Neuquén corresponde a situaciones protagonizadas por matrimonios separados formalmente.


Las estadísticas también indican que un 96 por ciento de las situaciones violentas se produce en la instancia de divorcio y separación.
Las situaciones de violencia familiar siguen aumentando en todo el país y Neuquén no escapa a esta problemática social. Pero lo que más preocupa a las autoridades son las situaciones de violencia que se registran entre personas que en la actualidad están separadas formalmente.
El 65 por ciento de las denuncias de violencia familiar que se presentan en la Oficina de Admisión del Juzgado de Familia de la Primera Circunscripción de Neuquén corresponde a situaciones protagonizadas por matrimonios separados formalmente. Así lo reflejan las estadísticas enmarcadas según la tipología del hecho de las denuncias recibidas y tramitadas en esa sede judicial.
“Más allá que suba o baje el índice de denuncias por violencia familiar lo que nos preocupa es el crecimiento de la violencia que se ejerce post unión. No entendemos cómo puede ser que después de varios años de separación siguen manifestándose episodios de violencia como cuando estaban juntos”, explicó Juan Pablo Durán, jefe de la mencionada oficina que recibe denuncias de la ciudad de Neuquén, Centenario, Plottier, San Patricio del Chañar y Añelo.
El funcionario judicial reconoció que esta problemática es responsabilidad del Estado. “Durante diez años estuvimos diciéndole a las personas que tenían derechos, trabajamos sobre la cuestión de la perspectiva de género, sobre el abuso sexual infantil, se aprendió a romper el silencio, a romper las complicidades entre la madre y el padre, y las complicidades familiares y llenamos las calles con afiches sobre esta problemática. Y aún así las personas en cuestión no han encontrado por parte del Estado el marco legal para esa separación”, describió.
Durán también destacó que hay mujeres que consideran “normales” las situaciones de maltrato físico o verbal, o que se consideran “merecedoras” de este tipo de agresiones, y no presentan la denuncia.

Los une la violencia
A la hora de explicar las causas de esta conflictiva realidad, los especialistas aseguran que si existe una separación formal pero la "pelea" continúa, "es probable que no estén tan separados como parece, es decir, que esta modalidad vincular los continúe uniendo, con el desgaste consabido”, afirmó la terapeuta familiar Adriana Quattrone. Y pone como ejemplo los casos que llegan a los Juzgados de Familia que prueban que continúa el litigio “sin consideración de sus efectos sobre ellos mismos, sobre los hijos, sobre los abuelos y demás parientes”.
En su experiencia cotidiana Quattrone indicó que hay personas que continúan “hiriendo” a la ex pareja mediante “manejos de apropiación de los hijos como si la otra parte fuera a contaminarlos o perjudicarlos”, aclarando que la familia que queda excluida presenta buenas condiciones de salud mental.
Desde su punto de vista, cuando la violencia persiste es aconsejable la intervención de un tercero “familiar, religioso, terapeuta, juez, abogado, que los acompañe en la reflexión acerca del daño producido a ellos mismos y a los otros del vínculo”.
El psiquiatra Adrián Besuschio explicó que “la extorsión y las amenazas pueden ser la expresión distorsionada de la necesidad de amor que tiene el sujeto, que sólo confía en el rigor y la violencia para mantenerse unido a su ‘partenaire’. Así estaremos en presencia del síndrome de la mujer y/o del hombre golpeado. Violencia que puede ser física o psicológica, esta última más aceptada y menos denunciada”.
Remarcó que en cada pareja “cada cónyuge es víctima y victimario a la vez, por su incapacidad de poder salir de la situación y porque uno desde su sumisión o despotismo, impedirá al otro que se ‘escape’ de esta célula. Cada uno siente que no puede vivir sin el otro y, para asegurarse de no perderlo, lo violenta, lo amenaza y extorsiona”.
Reflexionó que esa pareja separada por la Justicia, por medidas cautelares y preventivas “permanecerá unida por un expediente judicial, un régimen de visitas o múltiples denuncias que representan ese conflicto de no poder estar juntos ni separados”. Por eso, Besuschio esgrimió que la única solución es la intervención de la Justicia, en la mayoría de los casos, a partir de la denuncia efectuada por vecinos, familiares o allegados a las víctimas o victimarios, “ya que por sus propios medios cada uno puede estar ‘paralizado’ sin poder salir de la situación que se cronificará, agravará y a veces pondrá en riesgo la salud mental e integridad física de cada miembro de la pareja o familia implicada en la situación de violencia”.
fuente: Diario la mañana, Neuquén

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