lunes, 11 de octubre de 2010

VIOLENCIA: SEÑALES DESDE LAS AULAS...la otra mirada


Gritos, expresiones peyorativas, amenazas, miradas acusadoras y algunas sanciones se incluyen entre las manifestaciones violentas que se pueden encontrar en las escuelas cubanas, aunque este es todavía un tema poco investigado y reconocido en la isla caribeña.
Escasos estudios aislados de los últimos 10 años revelan que, si bien son poco frecuentes y hasta raros los castigos y maltratos físicos en las aulas, sí son comunes otros más legitimados por la cultura y la tradición, que suelen pasar como naturalmente incorporados y poco reconocidos,incluso, por quienes los practican.
"Por lo general, el maestro no es quien pega; pero es duro de palabra o impone castigos de limitaciones de derecho al estudiantado a la hora de disfrutar del receso o ir al baño. Ambos hechos implican violencia psicológica", comenta a SEMlac la profesora Yoanka Rodney Rodríguez, Doctora en Ciencias Pedagógicas.
A finales de la década de los noventa e inicios de la actual, aparecieron estudios, en diferentes provincias del país, reflejando la existencia de la violencia en la escuela y sus disímiles manifestaciones.
Esas indagaciones constatan también la falta de preparación del profesorado para enfrentarla. En la secundaria básica, entre otras razones por no reconocerla, no vincularla a un desequilibrio de poder y sólo ver su expresión en las Manifestaciones físicas y en los abusos sexuales, o considerarla un problema de la propia institución escolar.
Definida como el uso inadecuado de poder que ejerce cualquier miembro de la comunidad
educativa, la violencia escolar afecta la dinámica escolar, transgrede los derechos de la víctima o las víctimas, provoca daños a personas y bienes materiales, y atenta, sobre todo, contra el desarrollo de la personalidad del estudiantado.
"En esa comunidad se incluyen la familia, el profesorado, el personal no docente y el propio estudiantado, porque la escuela es un sistema de relaciones sociales donde hay una red circular para cada grupo y todas ellas se interrelacionan entre sí", aclara la profesora.
Para Rodney, autora de una propuesta de Estrategia Pedagógica dirigida a la preparación del profesorado para la prevención de la violencia escolar, "la escuela siempre ha sido violenta, lo que ha variado es la forma en que esta violencia se manifiesta".
En su opinión, se ha debilitado la disciplina escolar, la violencia ha dejado de ser sutil, ha habido un cambio en la posición social del maestro y se ha reducido la distancia entre profesores, maestras y estudiantes.
A ello se añaden comportamientos y actuaciones que van forzando un aprendizaje social negativo, muy evidente cuando los adultos aconsejan a los niños y niñas defenderse con sus propias manos, ante cualquier agresión: "Si te dan, tú también das y te defiendes, no te quedes con las manos cruzadas", les dicen.
"Así se aprende, desde temprano, que hay que ser violento para defenderse a toda costa, sin respetar ningún nivel", acota Rodney en diálogo con SEMlac.
Aunque los actos violentos pueden ocurrir en cualquier sentido, lo mismo en las relaciones jerárquicas que entre iguales, la investigadora señala que, en ocasiones, provienen del personal docente, investido de los mayores poderes en ese ámbito.
"La profesoras y maestros tienen el poder legítimo, institucional, que le proporciona su autoridad frente al aula; el de ser una referencia para el grupo; el ser sancionador, ya sea con castigos o premios; el de poseer la experiencia y el conocimiento", enumera, entre otros.
"Sólo decir 'maestro' es disponer de todos esos poderes, y el uso inadecuado de esos poderes lleva muchas veces a emplear la violencia", explica.
Investigaciones realizadas por Rodney en varios niveles de enseñanza le permitieron comprobar la existencia de problemas en la convivencia escolar y de violencia verbal, gestual, psicológica y, en menor medida, física.

FUENTE: semcubaceniai. - Por Sara Más

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