martes, 9 de noviembre de 2010

VIOLENCIA Y DISCRIMINACIÓN: EJES PARA REINVINDICAR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES


La historia y la cotidianeidad han demarcado a lo largo de los tiempos, casi como una lógica sectaria, aquellos lugares y espacios sociales conferidos, bajo el velo de la normalidad, a una supuesta plena realización de las cualidades de géneros que ostenta la humanidad. En este contexto, uno de los principales actores comunitarios dista de una expresión absoluta en sus derechos silenciados por el impune rótulo del simple carácter de inferioridad. Allí, la mujer, sujeto de perpetuidad de la especie, pese a reivindicar bastas banderas de justos reclamos, aún transita con la carga de visibilizar una voz de lucha, cuyo anonimato es también parte de la historia añeja.
Esto último se ve reflejado en la masividad de convocatoria que puede apreciarse en los Encuentros Nacionales de Mujeres que se realizan año tras año en diversas localidades del país con el objeto de debatir, discutir, compartir experiencias y reflexiones para generar iniciativas atinentes a exaltar y defender sus derechos. Al reciente Encuentro realizado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, asistieron más de 30 mil féminas de todo el país, entre las que se encontraban 300 mujeres de Tucumán de distintos sectores sociales, con problemáticas particulares, divergentes posicionamientos ideológicos o políticos que se avocaron a participar de talleres donde se abordaron tópicos referentes a la trata de personas, violencia de género y sexual, aborto, convivencia familiar, salud, educación, trabajo, sindicalismo, desocupación. Aspectos que se enlazan en tendencias discriminatorias paralizándolas y aislándolas, por ello la necesidad de organizarse para transformar estas condiciones injustas en voces y brazos solidarios.

Roles y labores prefijados

"Objetivamente existe la opresión que se encuentra ligada con los orígenes mismos de la sociedad humana. Nosotras no inventamos a la discriminación, esta existe históricamente, no se debió a una cuestión natural sino a una determinación social que ha costado sangre, guerras, luchas de clases eternas", describió a EL SIGLO, Vicky Disatnik, referente de la Casa de las Mujeres Norma Nassif (organización asentada en nuestra provincia) como forma de patentar la génesis en el proceso de sometimiento al que se encuentra adosado este género.
En este sentido, esgrimió que a partir de la división de clases sociales "se dio un lugar especifico a la mujer y al hombre, los roles y tareas que fueron asignadas a la mujer pertenecen a un ámbito privado, dedicado centralmente a la crianza de los hijos y al trabajo doméstico, lo que en realidad esconde una superexplotación que se la considera como algo normal", explicó, pues sostuvo que a estas labores 'familiares' se le agregan, en la actualidad, el desempeño que ejecutan en otras áreas o actividades. Situación que le permite asegurar a Disatnik que "hemos avanzado enormemente en el ámbito de lo público. Sin embargo, el mundo de lo privado sigue estando principalmente en manos de mujeres. Todo lo relacionado con la responsabilidad en la atención de la familia es un capital exclusivo de las mujeres. No nos resulta fácil acceder al ambiente de lo público manteniendo la esencia del entorno privado".
Asimismo, recalcó que las posturas discriminatorias se sustentan en factores tales como la pobreza, la franja etaria (siendo las jóvenes el núcleo más propenso a sufrir distintos tipos de agresiones), el origen natal (la fracción correspondiente a los pueblos originarios es altamente perjudicada por acciones marginales). "La violencia familiar está centrada en las mujeres ya que se establece una sumisión ligada al poder, a la jerarquización dentro de la familia que es transmisora de un orden social prefijado generacionalmente, pero al mismo tiempo depositaria de este proceso", caracterizó Vicky.

Aborto: Una decisión consciente

En torno a la preponderancia de situaciones de coacción frente a las mujeres, quien además posee una orientación profesional atinente a la psicología, precisó que "el cuadro clínico de las mujeres golpeadas tiene que ver con una desinstrumentación. Las mujeres pierden hasta las más mínimas posibilidades de defensa y apelan a un discurso sesgado. En cambio, el hombre tiene un discurso absolutamente democrático. De esta forma, las mujeres se terminan identificando con aquel que las maltrata. Ante el discurso del marido, la mujer es la culpable, pierden sus capacidades e ingresan en cuadros depresivos muy serios. No se convierten en victimarias, sino en locas".
Según su postura, esta pérdida en las capacidades de reacción se debe a "siglos de educación, cultura y vida cotidiana ligadas a un lugar subordinado. Sobre las bases de las costumbres, las generaciones se van construyendo modalidades en el ejercicio del rol de la mujer" que debe cumplir, sostener y representar a los sectores sociales a los cuales pertenecen y los que determinaron su formación como sujeto. Otro de los puntos que generan amplios debates no carentes de iguales polémicas es aquel referido al planteo del aborto y las expresiones que manifiestan la necesidad de legalizar esta práctica con el objeto de menguar las tasas de fallecimiento de mujeres que lo practican de manera clandestina. "Esto es un drama en Argentina porque las muertes pertenecen a los sectores más pobres. Uno de los principales condicionamientos para avanzar en zanjar tal panorama se debe a que se siguen manteniendo estructuras muy rígidas y arcaicas que niegan la necesidad de las mujeres a cuidarse, a tener educación sexual, y a poder acceder a anticonceptivos gratuitos".
A partir de esta afirmación, Disatnik apuntó contra los estamentos eclesiásticos (católicos y evangélicos) que "ocultan, tapan e imponen los principios religiosos para mancillar y no reconocer que las mujeres tenemos capacidad moral para decidir. La Iglesia lo que desea imponer es la maternidad como destino, la maternidad forzada, la maternidad como mandato social y cultural. Cuando en realidad la maternidad debería ser siempre una decisión consciente y por lo tanto voluntaria".
Por esa razón, en los Encuentros se propuso como meta avanzar hacia una legalización del aborto para todas las mujeres, penalizar a los responsables, brindar un servicio sanitario público acorde a las garantías necesarias de salubridad para evitar los decesos, así "se desarmarían las clínicas siniestras que hay en el país que cobran fortunas sobre el dolor de las mujeres. La consigna nuestra es 'Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir'", apuntó Vicky, al tiempo de argumentar y dejar en claro que "ninguna mujer se hace un aborto con alegría, no es el único camino, es el último. No es un método anticonceptivo, tenemos que evitar que la mujer llegue a un aborto, por eso la importancia de la educación sexual. Sin embargo, las iglesias trabajan para que las mujeres no puedan decidir", indicó.
FUENTE: EL SIGLO DE TUCUMÁN

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