lunes, 18 de junio de 2012

LOS ANTECEDENTES QUE LA JUSTICIA NO VIO








Javier Otero está siendo juzgado por abuso sexual y homicidio de María Soledad Carlino. Allí se supo que tres meses antes del crimen había sido denunciado por su ex novia. Y once días antes del asesinato había violado, apuñalado y quemado a otra mujer.
“Si se hubiera investigado a tiempo la primera denuncia y si el juez de la causa hubiera tomado medidas concretas contra el imputado, hoy mi hija y la abogada Stella Maris Contreras estarían vivas.” Daniel Carlino es el papá de María Soledad Carlino (23), asesinada el 23 de febrero de 2011 por Javier Horacio Otero, para quien la fiscal de San Isidro Beatriz Molinelli pidió la pena de reclusión perpetua por los delitos de “privación ilegal de la libertad, abuso sexual agravado, homicidio agravado criminis causa (asesinato cometido para ocultar otros delitos) y robo”. Los Carlino, Daniel y su esposa Esther, cuestionan al juez Eliseo Otero, que en diciembre de 2010 recibió la denuncia de una ex novia del imputado por “lesiones y violación”. La denunciante declaró en el juicio por el crimen de María Soledad y relató que el acusado, con quien tuvo una relación de dos meses, la golpeó en su casa, el 11 de diciembre de 2011, hasta desvanecerla y luego la violó. La violencia estalló cuando ella le dijo que quería terminar el vínculo que los unía.

“El juez, en lugar de creerle a la víctima, desestimó la denuncia por violación y sólo habló de lesiones. Le puso una custodia durante las 24 horas a la denunciante, pero nunca tomó una medida concreta contra el acusado. Yo estoy casado hace 28 años con Esther, pero si yo la golpeo y la obligo a tener relaciones sexuales, la estoy violando por más que sea el marido y Otero tenía apenas una relación de dos meses con su víctima”, reflexiona Daniel Carlino, en su casa de Vicente López, durante la entrevista con Página/12. Javier Otero siguió libre y en una sucesión digna de un asesino serial, cometió dos femicidios. En un allanamiento, encontraron en su casa el video de la película Psicópata americano, que describe la historia de un asesino serial.

El 23 de febrero de 2011 violó y asesinó a María Soledad Carlino, pero después se supo que once días antes había hecho lo mismo con la abogada Contreras, a quien degolló y le aplicó más de treinta puñaladas. Como corolario, le prendió fuego al cuerpo. En el juicio oral por el caso Carlino, la defensa de Otero admitió el homicidio, pero sostuvo, sin que le crean la Fiscalía y los querellantes, que no hubo violación sino que fue una “relación consentida”.

La entrevista con los Carlino, en el comedor de la vivienda, tiene como fondo los ladridos de Laika, una perra negra, hermosa, que fue recogida de la calle por María Soledad. Esther recuerda que en los noventa siguieron por la televisión el caso de María Soledad Morales, la chica violada y asesinada en Catamarca. “Lo seguimos conmovidos, pero nunca pensamos que nos podía pasar a nosotros”. A los 23, María Soledad Carlino había obtenido la tecnicatura en Recursos Humanos y desde hacía cuatro años trabajaba en el shopping Norcenter.

Como era habitual cuando estaba fuera de su casa, el 23 de febrero de 2011 se comunicó con su madre desde su lugar de trabajo para contarle que estaba “recontenta” porque al día siguiente iba a tener una entrevista de trabajo para incorporarse al plantel de una empresa de TV satelital de primera línea. La oferta le había llegado a través de un joven al que había conocido en el patio de comidas de Norcenter. Ese día le avisó a su madre que iba a llegar un poco más tarde de lo habitual, porque tenía que reunirse con esa persona, en Unicenter. El le iba a dar información acerca de cómo debía encarar esa entrevista laboral.

Con el correr de las horas y como María Soledad no respondía a los llamados a su celular, algo absolutamente extraño en ella, sus padres fueron a buscarla a Norcenter y dieron intervención a la comisaría primera de Vicente López. La preocupación creció porque Marcelo, el novio de la chica, tampoco podía ubicarla. Ya de noche, con la certeza de que “algo le había pasado”, empezaron la búsqueda de Javier Otero, cuyo nombre y fotografía habían obtenido revisando el Facebook.

A las tres de la tarde del día siguiente a la desaparición, la policía llegó al domicilio de Otero, en la localidad de Sáenz Peña. El dijo que no sabía nada de María Soledad, pero uno de los policías vio que en uno de sus brazos tenía huellas: un rasguño y la marca oval de una mordida. Sin moverse de la puerta de la casa, los policías convocaron a la fiscal Beatriz Molinelli, quien ordenó un allanamiento.

Debajo de la cama de Otero encontraron el cadáver de María Soledad. El cuerpo desnudo estaba envuelto en sábanas, con varias bolsas de residuos cubriéndole la cabeza, sujetas con cinta de embalar. El imputado había hecho desaparecer toda la ropa, los documentos y la cartera de su víctima. Al parecer, se disponía a prenderle fuego al cuerpo. En su auto tenía un bidón de cinco litros lleno de nafta. A la policía le dijo que tenía “problemas de carburación”. Los policías le respondieron: “Tu Gol es a inyección. ¿Cómo hacés para echarle nafta al carburador?”.

Con el tiempo, los padres de Carlino supieron que Otero tenía una causa abierta el 18 de diciembre de 2010, acusado de violación y lesiones. La causa se había radicado en el juzgado 15 de la Capital Federal, a cargo de Otero. Poco después se enteraron también que el 11 de febrero de 2011, doce días antes de la muerte de María Soledad, en el cuarto piso B de la calle Pasco al 400, de Capital Federal, había aparecido el cuerpo calcinado de la abogada Contreras.

Los vecinos denunciaron un incendio y los bomberos, luego de apagarlo, encontraron sobre la cama el cuerpo de la mujer. Sólo se había prendido fuego el dormitorio. La víctima, Stella Maris Contreras, había sido degollada. El cuerpo presentaba dos cortes profundos en su cuello. También le habían aplicado 36 puñaladas.

Los investigadores, a través de datos hallados en el CPU de una computadora que pertenecía a Otero, llegaron a su lugar de trabajo. El dato central fue un mail fechado el 11 de febrero, en el cual la víctima le reclamaba a Otero que le devolviera un dinero que le había pedido prestado y por esa razón acordaron una cita en la casa de la calle Pasco. En la primera causa contra Otero, por lesiones y violación, también estaba en juego un dinero prestado que nunca había sido reintegrado por él. Una prueba posterior, en el caso Contreras, fue el chip del celular de Otero que había sido secuestrado en relación con el asesinato de María Soledad y en el que figuraba el teléfono de la abogada. Esta causa tramita en el juzgado 39 de la Capital Federal.

Daniel Carlino cree que Otero golpeó a su hija hasta desvanecerla y de esa forma la llevó a su casa. “La fuerza de un hombre de 92 kilos sobre una chica que pesaba menos de 60. Ella se debe haber defendido mucho, tenía carácter”.

“Lo único que pedimos es que le den reclusión perpetua. Que no salga nunca más. Tenemos bronca porque si el primer juez, con la primera denuncia, hubiera actuado como debía, hoy estarían vivas mi hija y la abogada.” El fallo se conocerá esta próxima.

FUENTE. PÁGINA 12 -  Por Carlos Rodríguez

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