martes, 1 de abril de 2014

58° sesión CSW: COSTÓ PERO SALIÓ!

La pasada semana concluyó en Nueva York la 58° Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se debatió sobre los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y cómo será la inclusión de la igualdad de género en la futura agenda de desarrollo que se elaborará luego del 2015. A pesar de los embates de las delegaciones conservadoras de algunos países, logró consensuarse un documento final que reclama que la igualdad de género sea un objetivo específico de los futuros Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).




 Después de bastantes angustias, el documento final de la 58° Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejó satisfechas a las organizaciones de mujeres, en especial por la inclusión en el mismo del requerimiento de un objetivo específico de igualdad de género para los futuros Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) que se diseñarán luego del 2015.

El objetivo de esta sesión de la CSW, que cada año se reúne en Nueva York, era justamente evaluar hasta dónde se habían cumplido los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para las mujeres y las niñas, y analizar qué aspectos pendientes de los mismos deberían ser incluidos en la futura agenda del desarrollo que regirá al mundo a partir del 2015 y que estará basada en Objetivos de Desarrollo Sustentables.

Los ODM fueron establecidos en el año 2000 con metas que debían ser revisadas en el 2015. Desde el pasado año se está discutiendo a nivel global cómo será la futura agenda de desarrollo que se adoptará luego de esa fecha y se estima que girará en torno a ODS que aún deben ser definidos.

La sesión de la CSW buscaba apuntarla esta discusión inminente. Y el movimiento de mujeres y de género bregaba por la inclusión, dentro del documento final de la misma, de un objetivo específico sobre género para la nueva agenda de los ODS. En un documento elaborado, previo a la 58 sesión de la CSW,  por más de 140 organizaciones de la sociedad civil de nuestra región, llamado La mirada de América Latina y el Caribe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el post 2015, se expresa esta necesidad así como otros reclamos vinculados a temas centrales para el desarrollo que fueron excluidos de los ODM: la violencia contra mujeres y niñas y la trata de personas para explotación sexual, así como metas relacionadas a descender la mortalidad materna, mejorar la educación de niñas y adolescentes mujeres, entre otras.

Satisfacción

“Contar con un Objetivo específico de igualdad de género como se acordó implica que los gobiernos deben orientar sus inversiones a garantizar dicha Igualdad y los Derechos de las mujeres” señala Mabel Bianco, presidenta de Fundación Estudio e Investigación de las Mujeres (FEIM) de Argentina, y co-presidenta del Comité de Organizaciones de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe ante la CSW.

Las negociaciones, sin embargo, no fueron fáciles. Al igual que durante la 57º sesión de la CSW, donde finalmente también se aprobó un buen documento final, en ese caso sobre violencia, poco antes del cierre de la 58º sesión los países conservadores presionaron con propuestas retrógradas que hacían peligrar el documento final. De hecho, el 20 de marzo, 50 organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo que estaban participando de las sesiones en Nueva York, emitieron un comunicado alertando que  “los Estados miembros están perdiendo la oportunidad de transformar las condiciones que generan la desigualdad, discriminación y marginalización de billones de mujeres en el mundo” ya que los derechos humanos de las mujeres estaban siendo cuestionados en la Comisión por algunos gobiernos con posturas conservadoras que impedían la negociación del documento y pretendían retroceder respecto a los derechos sexuales y los derechos reproductivos y al reconocimiento de las diversas formas de violencia contra las mujeres, entre otros temas. El comunicado informaba también que durante las sesiones, personas delegadas de algunos países habían hecho propuestas “vergonzosas” como la propuesta de  sustituir el término “mujeres” por el de “esposas”; se resistieron a la inclusión de las diversas formas de familia y rechazaron la visibilización de poblaciones específicas.

“Hubo que hacer mucha fuerza –señala Dafne Sabanes Plou, integrante de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, que estuvo presente en Nueva York-. Parecía increíble que a casi 20 años de vigencia de la Plataforma de Acción de Beijing se siguieran discutiendo las mismas cosas, como si estos 20 años de avances no fueran suficientes para tener los  contenidos de Beijing asegurados. Creo que a veces no nos damos cuenta de la fuerza que tiene el patriarcado, que aparece con sus argumentos remanidos en el momento menos esperado, en plena discusión ya entrado el siglo XXI. Tampoco nos imaginamos que haya países donde no quieran hablar de los derechos de las niñas, ni de la educación sexual integral de las adolescentes, por ejemplo. O que los representantes de algunos países reaccionen enojados cuando se discute que hay que terminar con el casamiento forzado de niñas, a edades tempranas.”

Las expresiones más conservadoras provinieron del Vaticano, estado que participa como observador permanente de la ONU (lo cual es objetado por las organizaciones de mujeres), Rusia, Irán, y algunos países africanos y del Caribe.

Frente al debate entre sectores progresistas y conservadores, Sabanes Plou señala la colaboración que hubo de las delegaciones oficiales latinoamericanas a quienes se veía “trabajando juntas y prácticamente sin disensos por el avance de los derechos de las mujeres y haciendo frente a las propuestas conservadoras. Y también es importante destacar la presencia y la fuerza de las organizaciones de mujeres que monitorearon toda la discusión, haciendo llegar recomendaciones y argumentos y también apoyando. Hay que estar alertas porque las delegaciones progresistas suelen recibir muchas presiones de las más conservadoras y si sólo reciben críticas y ningún apoyo, es probable que deban bajar su nivel de progresismo en las discusiones”.

“Creo que el documento plasma la tensión existente entre las posiciones más conservadoras y las más progresistas, no sólo en los temas históricamente controvertidos como salud y derechos sexuales y reproductivos o violencia, entre otros, sino también en los más propios de esta sesión contextuada en el debate de la agenda post2015 –señala Corina Rodriguez Enriquez, economista integrante del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP), que también participó de la 58ª sesión-. El documento reconoce la dimensión económica de la desigualdad de género y la subordinación de las mujeres, pero resulta débil a la hora de explicitar las causas estructurales y la necesidad de avanzar en un cambio de paradigma económico. Lo mismo que se percibe la tensión de la discusión crecimiento versus desarrollo, muy presente también en el proceso de definición de los nuevos ODS. Hay párrafos, por ejemplo, que tienen una orientación muy pro crecimiento y eficiencia, y descuidan la cuestión del desarrollo. Es cierto también que el documento es claro en el apoyo para tener un objetivo específico sobre equidad de género dentro de los nuevos ODS, y en la necesidad de que todos los targets e indicadores de estos ODS incluyan dimensiones de equidad de género. Creo que esta inclusión explícita es importante para sostener el proceso de negociación de los ODS.”

Fuente: comunicar Igualdad - Por Sandra Chaher.-




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