viernes, 18 de abril de 2014

EL MALESTAR EN LA JUSTICIA



No es la primera vez, ni será la última que me refiera a la situación de la Justicia en nuestro país. He denunciado no sólo la falta de perspectiva de género en general, sino principalmente la utilización del pretendido “Síndrome de Alienación Parental” tanto en causas civiles como penales. Desde el arco feminista reclamamos una reestructuración del Poder Judicial, integrando magistrados/as con formación en Género y Derecho. Esto necesariamente supone que tales funcionarios abdiquen de sus conocimientos misóginos y renuncien a los postulados del patriarcado. Mientras esto no suceda, seguiremos teniendo a mujeres y niños/niñas víctimas de un feudo machista, en el cual se los denigra, humilla, y maltrata cotidianamente.

Nadie, absolutamente nadie puede acreditar los conocimientos que requiere el nuevo Derecho, desde una visión crítica, incorporando los estándares internacionales, por el solo hecho de tener un título de abogado/a, y mucho menos por haber concurrido obligadamente a alguna reunión de capacitación con esta orientación. Se necesita mucho más que eso.

Asumir una postura crítica del Derecho con una mirada feminista, requiere una decisión profundamente ideológica, es también renunciar a los privilegios de la corporación de la que forman parte, es abandonar el barco de los elegidos/as para cubrirse las espaldas entre ellos y ellas, cuando son denunciados por mal desempeño en el ejercicio de sus funciones.

Pero quienes esto hagan, habrán elegido servir al pueblo, administrar justicia lealmente, prestando un servicio al sistema democrático, y en definitiva, trabajar para los más débiles y vulnerables de la sociedad.

Como activista conozco perfectamente casos judiciales donde esto que afirmo es el derrotero cotidiano, donde no hay código procesal que valga, donde los plazos no se cumplen, donde el capricho u otro oscuro designio, veda a las madres el ejercicio legítimo de sus derechos y el de sus hijos e hijas a manos de “tutores ad litem” que nada tienen para hacer en pos de las víctimas, sino que están ahí para blindar al tribunal y a los maltratadores y abusadores, del accionar persistente de las madres que no se resignan ante tanta injusticia. Off the record les susurran al oído a las madres protectoras que cesen con sus denuncias, porque es peor para sus hijos/as.

Amenazan con apretar más el torniquete: revincularlos con el abusador, darles un régimen de visitas, las aterrorizan para que bajen los brazos, y cesen con sus reclamos. Resulta sorprendente que tales tutores se hallarían vinculados con los abogados que representan a los maltratadores y abusadores.

Otra modalidad consiste en demandar a las madres protectoras con cuotas alimentarias a favor de los maltratadores u ofensores sexuales, en aquellos casos que lograron que la justicia –amañadamente - les haya dado la tenencia de los hijos por ellos maltratados o abusados. Así operan a partir de lograr la reversión de la tenencia a su favor. Esto que hasta un lego no podría entender, ni aceptar, sucede y en casos en que el demandante posee una más que suficiente cobertura económica. El objetivo es acorralar a estas mujeres víctimas ellas como sus hijos e hijas.

Otro ariete perverso, que se suma a este anillo de la injusticia, son los y las asistentes sociales, también predicadoras de este avasallamiento permanente del derecho de las víctimas. Cómo actúan? Designados que son no asumen el cargo; o bien lo asumen y luego renuncian. Esto en la práctica anula la posibilidad de las madres de reunirse con sus hijos e hijas cuando finalmente logran un régimen de visitas, después que merced a la terapia de la amenaza postulada por Gardner les quitaron la tenencia de sus hijos de la noche a la mañana. Algunos y algunas son conspicuos/as seguidores de este médico norteamericano cuya obra no tiene corroboración científica, a lo que debe sumarse su ideología pedófila.

También los y las seguidores de estas terapias de revinculación con los progenitores que maltratan y/o abusan de sus hijos e hijas, trabajan en centros de atención comunitarios –donde son derivados de los juzgados para someterlos a la terapia de la desprogramación- , dependientes del Estado mismo, y cuyas intervenciones están orientadas a que las víctimas acepten ver a sus victimarios, procurando confundir a niñas y niños, y denostando la figura de la madre protectora.

En materia económica desde el propio sistema judicial presionan a las mujeres para ceder sus derechos de carácter patrimonial, relegando casi la totalidad de su porción en la división de la sociedad conyugal a la vista del magistrado/a. Las someten en tortuosas audiencias para que acepten cuotas alimentarias irrisorias. De suyo en muchos casos lo logran, y me refiero a casos en que el alimentante no es ni taxista ni peluquero, son hombres poderosos económicamente y eso el Tribunal lo sabe, y tiene constancia de ello.

Qué pasa en la Justicia argentina? Cuál es el plus que reciben estos funcionarios judiciales, donde también debemos incluir a fiscales y defensores públicos, para ejercer de este modo su ministerio?

Dónde está el Consejo de la Magistratura que debe investigar estos casos? Tengo certificado un caso en jurisdicción de la Nación donde demoraron once meses, sí once meses para hacer un dictamen ante una denuncia que conllevaba el pedido de juicio político a una jueza en lo civil denunciada por sinnúmero de causas que de suyo implicaban prima facie mal desempeño en sus funciones. Once meses para que la Comisión de Disciplina procesara el caso, tiempo más que suficiente para que finalmente la jueza se jubilara con honores, y el Consejo declarara abstracta la denuncia.

Este es el núcleo duro del contramovimiento contra madres, defensoras, psicólogas, abogados/as, activictas que venimos denunciando esta pseudo teoría de Gardner, para quien las relaciones sexuales entre padres e hijos eran motivadoras y mejoraban la erotización de los niños y niñas.

Esta dura realidad la venimos denunciando en conjunto con otras entidades y activistas defensoras de los derechos de las mujeres y de las niñas y niñas. Ellas como víctimas no están solas en esta lucha, y nosotras desde la sociedad civil nos estamos multiplicando en esta acción denunciando lo que sucede en la Justicia.

Fuente: Noticias Judiciales - Por la Dra. Norma Chiapparrone - 

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