domingo, 30 de agosto de 2015

Si conocés a una mujer que sufre maltrato...

JUICIO POR JURADOS: DEFENSA PROPIA EN CONTEXTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Título original: "Juicio por jurados: absolvieron a una chica acusada de matar al padre".


Fue en el primer debate oral que se realizó, bajo esta modalidad, en el Departamento Judicial de Azul. Jennifer Ayelén Kysilka, de 21 años, era juzgada por apuñalar a su padre mientras intentaba defenderse de sus golpes. Para el defensor, el contexto de violencia de género y marginalidad fueron clave para el veredicto.




Jennifer Ayelén Kysilka se cubre el rostro con las manos. Llora. Acaba de escuchar la voz de la presidenta del jurado que anunció que la dejarán libre. “No culpable” es la palabra que usó la mujer, peluquera de profesión, que leyó el veredicto en nombre de los doce que tomaron la decisión. Jennifer había llegado a juicio oral detenida, acusada de asesinar a su padre. Nadie discutió la autoría del crimen; sí en qué contexto se desencadenaron los hechos. Para el jurado no hubo dudas: la chica era víctima, vivía inmersa en un mundo de violencia ejercida por su padre. “Defensa propia en contexto de violencia de género”, leyó la presidenta del jurado y ella, Jennifer, no pudo contener las lágrimas.
Con este fallo, en el día de ayer culminó el primer juicio por jurados en el Departamento Judicial de Azul. El Ministerio Público Fiscal estuvo representado por Martín Pizzolo, quien había pedido que se declarara culpable a la imputada por el delito de “homicidio agravado por el vínculo”. El defensor oficial Martín Marcelli, que asistió a Jennifer, pidió la absolución. Gustavo Borghi fue el juez que condujo el debate y confirmó el veredicto, otorgándole de inmediato la libertad a la chica.
En diálogo con Infojus Noticias, Marcelli explicó que fue central haber elegido la opción del juicio por jurados para el caso de Jennifer. “Era importante que se escuchara su historia, el contexto de violencia de género y marginalidad en el que estuvo inmersa en su vida”, contó. Además, el defensor dejó en claro que el veredicto no puede ser apelado por la Fiscalía y confirmó que ayer mismo Jennifer dejó la Unidad Penal 52 de mujeres.

El hecho

El 1 de febrero de 2014 arrancó como casi todos los días. Jennifer, por entonces de 19 años, y su padre, Juan Carlos Kysilka, de 39, discutieron. Pero él, como siempre, le pegó. En la cara y en el cuerpo. Entonces ella, agotada de años de recibir sus golpes y de ver cómo hacía lo mismo con sus hermanas y su madre, se defendió. Un cuchillo tramontina, que estaba sobre la mesa de la cocina de la casa ubicada en Guisasola y General Paz, Barrio Alberdi de Olavarría, fue su arma. La herida en el tórax causó la muerte del hombre, poco después.
A Jennifer la detuvieron, la Justicia le dictó prisión preventiva y, poco después, le concedió la excarcelación. Sin embargo, a un mes del beneficio, tuvo que volver al penal. Un amigo, que tenía problemas, la visitó y eso fue suficiente para que los jueces entendieran que debían revocarle la domiciliaria. Desde ese momento, hasta el día de ayer, permaneció en la UP 52.
Durante el juicio, su madre –que presenció el ataque del hombre, que terminó con su muerte– contó cómo fueron los hechos. También compartió el contexto de vida en el que se crio Jennifer. “Violencia psicológica, física, sexual”, describió el abogado defensor. También declararon los vecinos y dieron cuenta de los golpes que, en plena calle, el hombre les propinaba a sus hijas y a su mujer.
Con ese contexto en vista, los doce jurados analizaron el caso y, una hora después de juntarse a deliberar, volvieron a la sala. La presidenta llevaba en las manos el sobre de papel madera que contenía la decisión final. Los integrantes del jurado tomaron sus lugares y ella entregó al secretario del Tribunal el fallo, para que se lo acercara al juez.



—¿Han alcanzado un veredicto? –preguntó el magistrado.
La mujer respondió que sí. Minutos después, leyó:
Nosotros, el jurado, encontramos a la acusada Jennifer Ayelén Kysilka no culpable por haber actuado en un estado de legítima defensa en contexto de violencia de género.  
 Entonces, Jennifer lloró y se abrazó con su abogado, con su madre y con sus hermanas, con la certeza de que el jurado le había devuelto la libertad.

Fuente: Infojus

GÉNERO, VIOLENCIA Y SABER




La marcha de Ni Una Menos dio visibilidad a un problema antiquísimo que, sin embargo, no es desde hace demasiado tiempo considerado como tal: la violencia de género, que con sus múltiples manifestaciones circunda los ámbitos más diversos de la sociedad. En un contexto de progresiva sensibilización frente a las violencias de este tipo, las universidades nacionales decidieron aunar los esfuerzos que venían llevando a cabo individualmente para darles forma a dos redes de cooperación. Por un lado, el Ministerio de Educación, a través de la Secretaría de Políticas Universitarias, lanzará hoy, en el marco de la primera Jornada Nacional Universidad y Políticas de Género e Igualdad, la Red Nacional Interuniversitaria de Políticas de Género y Diversidad, con el objetivo poner en vinculación a universidades, organizaciones de la sociedad civil y áreas de gobierno. Por otro lado, la semana que viene se presentará en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias, con la mirada dirigida hacia lo que ocurre dentro de las instituciones universitarias.

La primera Jornada Nacional Universidad y Políticas de Género e Igualdad –que se realizará hoy desde las 11 en el salón Vera Peñaloza del ministerio, en Pizzurno 935– contará con tres actividades centrales. En primer lugar, un panel de rectoras de universidades nacionales inaugurará la jornada de debate, que se desplegará en cinco comisiones de discusión y tendrá cierre con las palabras de la subsecretaria de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias, Laura Alonso, y de Victoria Montenegro, del Consejo Nacional de las Mujeres. Por otro lado, se entregarán los premios del segundo concurso de afiches convocado bajo la consigna de “Violencia de género y protección de los derechos humanos”.



También se lanzará la Red Nacional de Universidades y Políticas de Género y Diversidad, con la participación de instituciones de todo el país. La red apuntará a promover la transversalidad de las temáticas de género, con la intención de que alcancen progresivamente no sólo las currículas, sino también las agendas de docencia, investigación, extensión y bienestar universitario. Asimismo, la iniciativa impulsa a cada universidad a crear su propia área dedicada a cuestiones de género, para desde allí poder articular con políticas públicas y entablar diálogo con organizaciones políticas, sociales y culturales que trabajen en el tema.

“Lo que nosotros intentamos en todas las políticas que llevamos adelante desde la SPU es que la universidad acompañe el proceso de inclusión que se viene dando en estos últimos años de expansión de derechos y profundización del modelo democrático y no que corra atrás de eso”, dijo Alonso a Página/12. La subsecretaria alertó sobre “el rol central de la universidad tanto en la producción de conocimiento como en la producción y reproducción de muchas situaciones que suceden cotidianamente en nuestra sociedad”, por lo que consideró necesario “asumir que la universidad también educa y que en la transmisión de ese conocimiento la perspectiva de género tiene que estar presente”.

Por otro lado, la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias, que se lanzará el próximo jueves 3 en la Unsam, es una iniciativa de 25 universidades preocupadas por “pensar, evaluar y transformar a las universidades hacia adentro”. “Queríamos trabajar lo que no estaba visibilizado pero venía pasando, que son las formas de discriminación, hostigamiento, maltrato, acoso sexual que suceden dentro de las instituciones universitarias, que hasta ahora no han asumido el rol de sancionar y erradicar este tipo de actitudes”, señaló en diálogo con este diario Vanesa Vázquez Laba, directora del Programa contra la Violencia de Género de la Unsam, de donde surgió la iniciativa.

El programa contra la violencia en la Unsam fue lanzado en 2014 como respuesta institucional al doble femicidio de Valeria Gioffre, alumna de esa casa de estudios, y de su madre, Silvina Eiriz, cometido en 2013. Sin embargo, según Vázquez Laba “el desafío fue abordar los casos internos: trabajar con denuncias que hacen las estudiantes, docentes y no docentes por situaciones que viven adentro con colegas, y que interpelan fuertemente a la institución”. “La interpelan para pensar en códigos de convivencia –continuó–, en cómo actuar en casos de acoso de, por ejemplo, un docente a una alumna o de violencia entre alumnos. Todos estos vínculos laborales, educativos, no se pensaban como vínculos donde se podían generar distintas situaciones de violencia”, añadió.


Diserante: Victoria Montenegro
Vázquez Laba explicó que la particularidad que tienen los casos dentro de la universidad es que implican trabajar sobre la “violencia simbólica”, categoría bajo la que ingresan, por ejemplo, los chistes o los ejemplos misóginos, homofóbicos, lesbofóbicos o transfóbicos. En este sentido, señaló que es fundamental hacer un trabajo de “sensibilización”, que suele encontrar “muchísimas resistencias”.

La directora del programa aseguró que la universidad tiene un rol fundamental en el combate contra la violencia de género porque, según datos de la ONG La Casa del Encuentro, los femicidios aumentaron en la mujeres de entre 18 y 30 años, que son las que más circulan por las universidades. Del mismo modo, Vázquez Laba sostuvo que la “detección temprana” es una herramienta central para quienes creen que “la violencia es una conducta que se aprende y que se puede desaprender”, y confió en que este tipo de iniciativas tendrá impacto a corto plazo en la sociedad.

Fuente. Página 12 - Informe: Delfina Torres Cabreros.

EL ABUSO, IMPRESCRIPTIBLE

La senadora entrerriana Kunath, del FpV, logró que el Senado apruebe la permanencia de la acusación de los casos contra chicos. También habrá inhabilitación perpetua para el que tenga un cargo público.





“La respuesta a la víctima de abuso sexual no puede ser negativa”, afirmó la senadora nacional por Entre Ríos Sigrid Kunath, del Frente para la Victoria, al participar en la ciudad de Resistencia de un debate en el que se analizó un proyecto de su autoría que establece “la imprescriptibilidad de los delitos contra la integridad sexual” de menores de edad. Kunath valoró la apertura del debate para “visibilizar un tema complejo que por mucho tiempo fue tabú, pero en el que entendemos que el único camino es su incorporación en la agenda pública para lograr un involucramiento ciudadano y así construir mejores dispositivos de contención”.

El proyecto, aprobado en el Senado nacional, ya está en la Cámara de Diputados y propone la modificación de tres artículos del Código Penal de la Nación para pedir la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos de “quienes valiéndose de un cargo perpetraran este tipos de abusos”, además del eje de la iniciativa que incorpora al artículo 62 bis la imprescriptibilidad de los delitos contra la integridad sexual de los menores de edad.

Las definiciones de la legisladora se dieron en el marco de una charla organizada en la capital chaqueña por el Espacio de Género de la Agrupación Colectivo Nacional junto con la asociación Justicia Legítima Nordeste, en la Casa de las Culturas. Kunath detalló los avances de la iniciativa, que ha sido respaldada por autoridades judiciales y referentes en temas de los derechos de la niñez.

La legisladora, además de explicar los fundamentos de su proyecto, recordó que el tema la preocupa muy especialmente desde su paso por la Secretaría General de la Gobernación de Entre Ríos, cuando tomó conocimiento de casos que tenían como víctimas a niñas y niños, lo que condujo a la necesidad de aunar esfuerzos entre el Estado y las organizaciones civiles para enfrentar el problema.

Ese trabajo lo hizo, desde la función pública, junto con la organización Con Los Gurises No, algunos de cuyos integrantes también participaron de la charla. Entre todos, desde aquel momento, avanzaron en la creación de un protocolo de intervención y en la creación de un consejo de acompañamiento para víctimas de estos delitos.

“Es un tema muy complejo, que tiene consecuencias brutales y nos parece que cuando la víctima puede asumir el proceso de acudir al servicio de justicia la respuesta del Estado no puede ser negativa con el solo argumento de la prescriptibilidad”, consideró la diputada nacional. Agregó que el proyecto de ley que ella propicia “implica continuar el camino iniciado con lo que se conoce como la ‘Ley Piazza’ (que amplía los plazos de prescripción cuando las víctimas son menores)”.

Por su parte, la defensora oficial e integrante de Justicia Legítima Nordeste, Lorena Padován, reflexionó sobre la forma de encarar la atención de quienes sufrieron esta vulneración de derechos y los avances normativos que se dieron en esta rama de la justicia penal. “La víctima debe ser acompañada en todo el proceso por un equipo interdisciplinario, porque si bien el acceso a la justicia es el asesoramiento técnico, esto no es suficiente porque el intento de reparación del daño causado por un abuso debe ser parte de un trabajo integral”, sostuvo Padován.

En un plano más amplio, consideró que el acceso a la justicia “es un derecho humano” que debe ser más ágil cuando se trata de menores porque “debemos generar esquemas que permitan vencer el obstáculo del temor a la burocracia judicial”.

También intervino en el debate la psicóloga Silvana Pérez, de vasta experiencia en la atención de casos de abuso sexual, quien señaló que para una víctima la condena del victimario implica la “posibilidad de generar un proceso de restitución de un orden de legalidad que fue alterado con el abuso”. Puntualizó que “un abuso significa un acto de disimetría que ataca la condición subjetiva de un niño, que alteró su orden de la legalidad y generó una situación traumática que puede prolongarse por el resto de la vida, por lo que nos parece importante contar con estas herramientas y garantías sociales y jurídicas que buscan la reparación del daño”.

Otros participantes en el debate fueron la psicóloga Carolina Fule y los miembros de la organización Con los Gurises No, quienes opinaron que el proyecto legislativo puede servir para ponerles límites a los delitos de pedofilia y pornografía infantil.

Fuente. Página 12

martes, 25 de agosto de 2015

DE VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS

Los detalles de la relación entre Claudia Schaefer y Fernando Farré desbaratan la pretensión de que la reacción del hombre fue un desborde provocado por el comportamiento de la mujer.




De pronto, a la víctima la quieren convertir en culpable de la reacción del femicida. Otra vez sopa. Los abogados de Fernando Farré –y voceros mediáticos aliados– pretenden instalar la idea de la “emoción violenta”, de una supuesta discusión que terminó en desborde, hablan incluso de que él no habría tomado una medicación, situación que pudo haberlo descontrolado psíquicamente. Como si cualquiera de esas circunstancias justificaran o atenuaran el daño provocado. También llegaron a afirmar que ella era una “trepadora” o que lo había hostigado porque él había quedado sin trabajo y le decía que no servía para nada. La víctima convertida en victimaria. Un clásico.

Total, ella, Claudia Schaefer, ya no puede hablar ni dar su versión de los hechos. Lo mismo pretendió hacer en su momento el femicida Eduardo Vásquez, ex baterista de la banda Callejeros, cuando le prendió fuego a Wanda Taddei y dijo que su esposa se había quemado en un accidente doméstico. También ese caso tuvo amplia repercusión en los medios. Hubo un juez, el primero que tuvo la causa, que le creyó a Vásquez y lo dejó en libertad. Después, los testimonios de allegados a la joven, de su familia, y sobre todo de uno de sus hijos, desbarataron la mentira y dieron cuenta del historial de violencia doméstica del que venía siendo víctima a manos de su esposo, hoy condenado a prisión perpetua.

¿Se podría haber evitado el femicidio del country? ¿Hubo señales que mostraban el posible desenlace fatal? ¿Por qué se quedaron a solas en la mansión de Martindale si ella lo había denunciado por violencia doméstica unos pocos días antes y dio cuenta de un historial de violencia? ¿Y si existía esa denuncia ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema por qué se acordó dejar sin efecto la restricción de acercamiento que se había dictado? ¿Se minimizó el riesgo por tratarse de un hombre de clase media acomodada? ¿O por que tal vez ella no representaba el estereotipo de la víctima sumisa e ignorante? Son preguntas que incomodan. En casos de violencia machista está contraindicada la mediación porque las partes, víctima y victimario, no están en igualdad de condiciones para acordar nada. Lo dice la jurisprudencia internacional y local. Lo saben quienes trabajan seriamente en la temática.

Farré, quien supo ser un ejecutivo de alto rango en empresas de cosmética, formaba parte de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y le gustaba fotografiarse con ricos y famosos, destruyó a cuchilladas la vida de su esposa (y con ese acto criminal, que duda queda, la de los tres hijos de ambos, de 14, 11 y 8 años). “No serás mía, no serás de nadie”, podría repetir como un karma Farré, como otros tantos femicidas. Después de 15 años de matrimonio, Claudia Schaefer le había pedido el divorcio. Y en el marco de la negociación por la división de bienes, a través de su abogado José Cárdenas, la mujer había conseguido unos días antes, según pudo saber Página/12, una cautelar para impedir que él sacara de una caja fuerte de un banco el dinero que allí atesoraban, porque temía que Farré lo hiciera desaparecer para no repartirlo con ella, como correspondía legalmente.

El 4 de agosto Schaefer lo denunció en la OVD. Relató un hecho puntual de violencia física que había ocurrido delante de los hijos, en el departamento de la avenida Del Libertador, donde seguía viviendo la pareja –aunque ella desde febrero dormía en el dormitorio de la hija mayor–. “Ahora su mamá se quiere separar y romper la familia”, relató Schaefer que dijo él a los chicos. También la acusó de querer quedarse con ese departamento que –según afirmó– era de él. Ella le dijo que no siguiera hablando del tema económico frente a los hijos y que si continuaba, lo grabaría. Tomó el teléfono y él se le tiró encima. “Me puso una rodilla en la cara para que me quedara quieta. No me podía mover. Gritaba pidiendo ayuda, los chicos estaban ahí. La empleada también estaba presente (...) No podía salir porque hacía mucha fuerza. Tiré el teléfono, lo agarró mi hija (...) y se lo dio porque él se lo pidió con un grito. Ahí me soltó. Cuando me levanto veo a los chicos llorando, a X tironeando de él para que me suelte. A X llorando y a X gritando”. En la OVD la mujer, de 44 años, también contó que desde hacía alrededor de diez años vivía situaciones de violencia verbal. La OVD evaluó que el riesgo era “leve” y derivó el caso al fuero civil, donde la jueza Marcela Sommer, subrogante del juzgado 106, dictó las medidas cautelares de exclusión del hogar y una orden de no acercamiento a un perímetro de 300 metros, hasta la audiencia prevista para el 12 de agosto, donde se acordaría el régimen de visitas y la división de bienes. En ese contexto de violencia de género ¿podía haber margen para la negociación entre ambas partes?

Según pudo saber Página/12, Schaefer no quiso instar a la acción penal. Salvo en casos de lesiones graves –que es un delito de acción pública–, si la mujer no lo pide, la OVD no envía el expediente para que se investigue la agresión descripta. ¿Debería abrirse de todas formas la investigación penal? Es una discusión que se está dando en el ámbito judicial desde hace un tiempo. Por la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las mujeres, conocida como Convención de Belén do Pará, el Estado argentino tiene la obligación de investigar los casos de violencia machista. ¿Estaría incumpliendo ese mandato si no insta siempre a la acción penal aunque la víctima no lo pida? El agresor no es un desconocido. Es un tema a debatir y definir. El abogado penalista Julio Torrada, del Instituto de Formación en Género Wanda Taddei, contó que en octubre Schaefer se encontró con él para pedirle asesoramiento y le relató que hacía años que vivía violencia física y psicológica de parte de su pareja, que tenía miedo de denunciarlo porque la amenazaba con quitarle a los hijos –un temor recurrente en mujeres atraviesan situaciones similares–. “Le dije que tenía que terminar con esa relación violenta, pero no volvió a consultarme”, dijo Torrada a este diario.

Es posible que Schaefer no haya contado “todo” en la OVD. A las mujeres de sectores medios acomodados les resulta muy vergonzante reconocer que son víctimas de violencia machista en su matrimonio. Pero quienes trabajan en la temática saben que en el momento de la separación se incrementa el riesgo para la mujer que vive una relación de pareja violenta. En ese contexto, parece altamente imprudente de parte de los abogados haberlos reunido para definir un régimen de visitas y la división de bienes y, más aún, haber llevado a ella a una casa en un country para que retirara sus pertenencias, pocos días después de que denunciara a Farré por un hecho puntual de violencia física. ¿Se priorizó el aspecto material frente a la seguridad de la mujer?

El caso desbarata uno de los mitos, todavía fuertemente arraigados en la sociedad: que la violencia machista es cosa de pobres. Tal vez por esa razón es que genera más conmoción “el femicidio del country”. Como si las expresiones de violencia machista no se dieran en sectores medios-altos. En todo caso, en los barrios mas populares, las paredes pueden ser más delgadas y permitir que los vecinos escuchen las amenazas, los gritos, los golpes. La violencia de género atraviesa, sin distinción, todos los sectores sociales. Y no siempre la víctima se presenta como una mujer vulnerable y desprotegida. Hay juezas, ejecutivas de empresas, mujeres de diversas profesiones y actividades que pueden enfrentar sufrir una pareja violenta.

En tiempos en que la sociedad argentina se ha unido con el clamor de #Niunamenos, es prioritario que se implemente el adeudado Plan Nacional para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, en todos los ámbitos de sus relaciones interpersonales. Como establece la ley 26.485, sancionada en 2009. Es responsabilidad del Consejo Nacional de las Mujeres. Es urgente y necesario para que se articulen políticas desde la Nación, con las provincias y los municipios, en todo el país. Para avanzar con respuestas integrales y oportunas, para que cada mujer que denuncia y pide ayuda, reciba la protección apropiada. Entre otras medidas, se debe garantizar patrocinio jurídico gratuito para quienes lo necesiten, y un lugar en un refugio –frente a una emergencia–; es fundamental avanzar con la implementación de un fuero único para los casos de violencia de género –hoy las causas se pierden muchas veces en los intrincados vericuetos de los fueros civil y penal, que no actúan articuladamente, dejando desprotegidas a las víctimas–, y establecer sentencias de fondo, que fijen medidas de protección permanentes para evitar que se tengan que renovar cada 30 días y haya algún tipo de resarcimiento hacia la víctima. Y que cuando se incumplan las restricciones perimetrales, se aplique algún castigo. En los tribunales los operadores de la Justicia deben estar capacitados: la fiscal Carolina Carballido Calatayud, a cargo de la unidad especializada en Violencia de Género de Pilar –que tiene en sus manos la investigación del caso del country– paradójicamente se ganó fama –por sus decisiones– de atacar a las víctimas y defender a los victimarios. Además, se debe trabajar fuertemente en las escuelas para desarmar los estereotipos de género y en la prevención de los noviazgos violentos. La agenda es amplia. Imprescindible.

La discriminación histórica de las mujeres en la sociedad es la otra cara de la violencia machista: en la medida en que no caminemos hacia una sociedad con igualdad de oportunidades para mujeres y varones seguiremos alimentando ese caldo de cultivo que habilita a que haya algunos hombres, que consideren, como Farré, a su esposa o ex esposa, como parte de sus posesiones. Y un día, cuando ella gana autonomía y decide manejar las riendas de su vida, pretendan apropiarse de esa vida. La de ella. Hasta matarla.

Fuente: Página 12 - Por Mariana Carbajal

  

lunes, 24 de agosto de 2015

LA "PEDAGOGÍA DEL MIEDO" EN LAS REDES SOCIALES

título original: " como chorlitas"


En Estados Unidos un youtuber se alió a tres padres y una madre para asustar a sus hijas adolescentes en reprimenda por chatear con desconocidos. En el momento de concretar la cita los adultos les gritaron, las asustaron, se disfrazaron con calaveras y las apretaron y zarandearon. Algunos medios consideraron que el video es pedagógico. Mientras, no reclaman que se cumpla con la ley de educación sexual integral y se difundan programas educativos para un cuidado responsable y respetuoso de adolescentes en la web. El estigma norteamericano demoniza a las chicas, condena su deseo y abre la lápida para las que transgreden las reglas.








Are you crazy? –la increpa su papá a Mikayla. El la cuadruplica a lo ancho y largo y, por si hiciera falta, alza la voz hasta la sordera. Le grita si está loca y, después, la abraza para decirle que la quiere al son de “esto lo hago por vos”. La lección no deja matices. “Podría haber sido un violador, podría haber sido un pedófilo. ¿Por qué estás haciendo esto?”, la interroga sin esperar respuesta. Mikayla se había juntado en un parque con un (supuesto) chico que había conocido en Facebook de 15 años. Cuando llegó no vio a un chico de 15 sino a uno de 20 –con bastante pinta de 15– híper arreglado, lookeado y peinado, pero que busca hacer comprender que las adolescentes hacen cualquier cosa por el ardor de las redes sociales.

El chico trampa es Coby Persin, youtuber profesional al paso de los programas de periodistas de investigación, pero con onda One Direction, remerita blanca ajustada, jopo bien jopeado y fuerte maquillaje color tierra para desterrar –seguramente– el acné juvenil que no se le pasa aunque se ponga a bajar cátedra de terror a adolescentes. Coby tiene 1,2 millón de seguidores desde el 2010, cuando tenía 16 años. Su mayor hit es para demonizar a las adolescentes que aceptan amigos, aunque no los conozcan, una práctica que se fomenta por el fervor de ver quién suma likes en las redes. Coby es el rey de “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”. Pero logró con el video trampa a chicas 24,6 millones de reproducciones en tres días. El efecto reality Halloween dio sus frutos. Casi alcanza las 33 millones de veces que se vio el video de Coby junto a una chica desnuda, apenas con un pantalón pintado sobre su piel, por las calles de Nueva York. Mirar a las mujeres es un buen deporte en la compu, pero que las chicas quieran ver a un chico que les gusta es obra del demonio. O el demonio son ellas mismas.

–¿Qué te pasa? ¿Por qué hiciste esto? –zarandea el padre a Julianna, otra demonia, y ella llora desesperada. Julianna baja la cabeza.

–Podrías haber sido violada y asesinada. ¿Qué le digo a tu madre? ¿Qué hago si te pasa algo? –desasna el padre sobre sus preocupaciones.

Jenna la pasa peor. Quedó en que el chico la pasa a buscar en auto. Cuando Coby la tiene en el asiento de acompañante la agarra de su bracito con todas sus fuerzas y la aprieta con sus dos manos. Ella se quiere bajar del auto y comienza a gritar desesperada, pero él no la deja. Por suerte atrás de la camioneta están su papá y su mamá. Ah, no, por suerte no. Están encapuchados con disfraces de esqueletos como si fueran a una fiesta el 30 de octubre, pero sin calabaza. También la asustan y la sujetan por la espalda.

–Podrías haberte encontrado con tres desconocidos en este auto. ¿Qué habrías hecho? ¿Qué habríamos hecho nosotros sin nuestra hija? –reflexiona el padre. La madre le pide el celular. Pero ella no se lo da. La pedagogía no sirve ni para que entregue el telefonito. La mamá se lo arrebata. Y arenga: “Ya hemos hablado del tema y leído en el periódico casos reales que pasan”. Al final el video advierte: “Hay 750.000 pederastas en Estados Unidos”. En realidad siete de cada diez abusadores son conocidos de la víctima y sólo tres de cada diez extraños. Aun así los recaudos en las redes sociales no son ni una película de terror ni –deberían– ser una película muda. Pero, en la Argentina, existen recursos respetuosos de las y los adolescentes y más efectivos, en los contenidos de Educación Sexual Integral (ESI) del Ministerio de Educación de la Nación y del programa “Con vos en la Web”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Sin embargo, las radios y portales se hicieron eco de la nota de Clarín, del 14 de agosto, sobre el polémico video como un recurso tildado de “pedagógico” para concientizar a las niñas.

Lucía Fainboim, encargada de Comunicación y Contenidos del Programa Nacional Con Vos en la Web, opina: “Nosotros en lugar de apuntar al miedo apuntamos a la educación. Creemos firmemente que la web tiene aspectos muy positivos y otros a tener en cuenta para evitar problemas que deben prevenirse con diálogo, educación y compañía adulta. Por eso damos talleres para niños y padres, capacitaciones docentes y brindamos materiales educativos como guías, manuales, consejos y videos. Creemos que los problemas que pueden surgir en la web son culturales y sociales, y no propios de Internet. Si bien en muchos casos la tecnología puede potenciar esos riesgos, evitamos culpar a la tecnología y trabajar en la prevención siempre desde la información”.


Si las chicas se equivocaron, nunca aceptaron participar de un Big Father mundial y, además, no son chicas las únicas que buscan citas o se equivocan. “El video no sólo apunta al miedo, sino que expone a la niña, haciéndole pasar realmente un muy mal momento. Nosotros trabajamos el riesgo de hablar con desconocidos pero también el cuidado de la privacidad. En ese sentido, creemos que exponer así a la niña es una forma errada de llevar el mensaje. Por otro lado, es importante señalar que no son sólo las mujeres las víctimas del abuso sexual online o grooming. Varones y mujeres sufren engaños y abusos en la web y la forma de acompañarlos debe ser la misma: deben evitar dar información personal, acordar encuentros o mostrarse por la cámara web.”

La periodista de tecnología de CN23 Irina Sternik plantea: “El video expuso a tres chicas a humillaciones. No muestra los peligros de las redes sociales, sino un sesgado experimento donde los padres exponen a sus hijas asegurando que son las niñas las que no se dan cuenta de los peligros, algo que nadie puede comprobar. Lo único bueno del video es que genera un debate de cómo cuidar a los chicas. Pero no de las redes, sino de los malos tratos de los padres”. Mientras que el psicólogo Alejandro Schujman, autor del libro Generación NiNi, cuestiona: “Los personajes como el cuco o el hombre de la bolsa deberían ser de otros tiempos, y el miedo no debería seguir siendo el mayor recurso para intentar educar a los hijos. Los padres depositan en el siniestro youtuber la responsabilidad de transmitir lo que ellos evidentemente no han podido en los años de crianza. Los chicos necesitan señales claras, diálogo y confianza, no sorpresa y terror, para que aprendan”.

Fuente: Página 12 -   Por Luciana Peker

FEMICIDIOS E IMPUNIDAD

Libro imprescindible para comprender de qué hablamos cuando decimos femicidio, y cuáles son las características de esta forma de violencia de género.



El femicidio es, todos los días y en todas partes del mundo, un conjunto de relaciones naturalizadas en la cultura patriarcal, donde la violencia, el silencio y la impunidad rigen como ley primera.
Se analiza la impunidad de los crímenes hacia las mujeres en un estudio estadístico sobre los homicidios en la provincia de Buenos Aires; en publicaciones de derecho, periodismo, antropología y ciencias sociales; y en el análisis de cómo los medios de comunicación construyen la noticia cuando la problemática es el asesinato de una mujer.
El femicidio se ha convertido en los últimos años en un tema al cual los medios de comunicación comenzaron a tener en cuenta como así también un tópico en la agenda de las políticas públicas nacionales e internacionales, que desde hace más de tres décadas están prestando más atención a la lucha de los movimientos de mujeres contra la violencia basada en la inequidad de género.

femicidios_e_impunidad.pdf
Descargar archivo
http://porelpanyporlasrosas.weebly.com/uploads/1/1/8/1/11810035/femicidios_e_impunidad.pdf


Fuente: Blogs Por el pan y Las Rosas

NO OLVIDAR QUE LA VÍCTIMA ES CLAUDIA

Título original: Crimen del country: empezó la guerra de peritos

No hay dudas que Fernando Farré fue el asesino de Claudia Schaefer. No hay dudas que casi la decapita. No hay dudas que la siguió apuñalando cuando ya le había cortado el cuello.


Así se muestran los victimarios ante la sociedad



A este accionar criminal, la ley argentina actual lo califica como femididio y homicidio agravado por el vínculo. Es decir que para la fiscal Carolina Carballido Calatayud, Farré mató a su ex mujer por su condición de mujer y en el contexto de violencia de género. Es más, para la fiscal se suma en este sentido, una denuncia que Schaefer había hecho contra Farré en Capital y que había motivado su exclusión del hogar y una restricción de acercamiento.




Esta es la verdadera cara de los femicidas


"Esto fue la crónica de una muerte anunciada. Él la vivía hostigando y hasta le había hackeado el mail", reveló el abogado Julio Torrada, quien se había entrevistado con Schaefer.

Ahora, lo que intentará la defensa es primero, ensuciar a la víctima.

Ya empezó el operativo desprestigio: "Ella lo denigraba a él. No cuidaba a sus hijos". Faltaría que la defensa dijera: "Claudia merecía morir". Lo hecho por el defensor Gustavo Alvarez está al límite.

Vamos a suponer que ella lo denigraba. Nada de eso justifica el crimen.

No olvidar nunca, la víctima es Claudia. 

Ahora, en el plano técnico, la defensa intentará demostrar que se trató de un caso de emoción violenta, es decir que aquel viernes a las 11 de la mañana algo pasó por la cabeza de Farré que lo convirtió en un alienado, incapaz de pensar. 

El ejemplo típico que se exhibe en Tribunales es: una mujer llega a su casa y encuentra a su esposo con otra mujer en la cama. Ante lo que ve, toma el primer objeto que tiene a mano y ataca y mata sin parar.

Para distinguir este cuadro lo que no tiene que pasar es que el accionar del homicida tenga cortes, parates.

En este caso, la fiscalía dirá que la emoción violenta se cae porque, en base a lo reconstruído, Farré tomó los cuchillos, los ocultó de la vista de Schaefer, la encerró con llave en un vestidor, y allí, lejos de la chance de que alguien parara el accionar criminal, la mató.

Otra de las chances que jugará la defensa es plantear en el futuro, si fracasa su estrategia de la emoción violenta, que se dieron circunstancias extraordinarias de atenuación. 

Con este planteo, si prospera, podrían bajar una pena segura de perpetua a 18 años de cárcel, como pasó por ejemplo en el caso de Susana Freydoz, asesina del ex gobernador de Río Negro, Carlos Soria.

En el crimen de Martindale se viene la guerra de peritos. 

De ellos dependerá el futuro de Farré, ni más, ni menos.

Fuente: Minuto uno. - Por MAURO SZETA


domingo, 23 de agosto de 2015

PORNOGRAFÍA INFANTIL: ¿ARREPENTIDOS? SÓLO CUESTIONARON EL TIEMPO DE LA PENA

Título original: La docente y su marido, liberados

La pareja oriunda de Ensenada que había sido detenida acusada de integrar una banda dedicada al tráfico de pornografía infantil fue liberada por la Cámara Penal de La Plata. La mujer, profesora de historia de 53 años, y su marido, un jubilado de 71, fueron detenidos en julio pasado en su casa de Punta Lara, en el partido bonaerense de Ensenada.

Si bien el juez de Garantías Juan Pablo Masi había entendido en primera instancia que había riesgos procesales que justificaban mantener detenida a la pareja, finalmente la Sala II de la Cámara de Apelaciones de La Plata decidió hacer lugar al planteo de la defensa de los acusados, que adujo que el delito que se les imputa tiene una pena máxima de 4 años, por lo que resulta excarcelable.

La Cámara prohibió a los imputados abandonar el país y argumentó que la evidencia que hay en la causa “está a salvo porque fue secuestrada” durante el allanamiento en el que fueron detenidos. Por su parte, la Dirección General de Cultura y Educación provincial suspendió preventivamente a la docente, que dictaba clases a adolescentes de entre 12 y 18 años en la Escuela Media Nº 2 de Ensenada.

La investigación se inició en 2014, cuando la fundación estadounidense The National Center for Missing & Exploited Children detectó un intercambio de fotos pornográficas de niños y adolescentes entre computadoras de domicilios de San Isidro y Ensenada.

El fiscal penal platense Fernando Cartasegna, en colaboración con el área CiberCrimen de la policía bonaerense, corroboró la ubicación de las IP que aparecían involucradas en este delito, lo que les permitió determinar la ubicación exacta de las computadoras. Según la investigación, la docente chateaba e intercambiaba material pornográfico sobre menores de edad de entre 2 y 15 años con dos hombres en San Isidro, que fueron detenidos por presunta complicidad y liberados al día siguiente.

De la casa de la docente y su marido se secuestraron tres notebooks, un Ipad, 150 CD y DVD, tres discos externos, dos computadoras de escritorio, dos vibradores, gel íntimo, una bolsa con juguetes sexuales y material gráfico con contenido erótico.

Fuente: Página 12

ATRAVIESA TODAS LAS CLASES SOCIALES EL FEMICIDIO

Título original: El cuchillo como un argumento final

Mientras discutían por la separación de bienes, un hombre mató a su ex frente a los abogados de ambos y la madre de él. Es un empresario que frecuentaba a los famosos. Quedó detenido.



Mientras discutían por la división de bienes post divorcio en la casa del country Martindale que alquilaban para descanso familiar, el ejecutivo desempleado Fernando Farré extrajo una cuchilla de entre sus ropas y atacó a su ex mujer. Uno de los cuchillazos, el asestado en el cuello, resultó fatal; poco después, Claudia Schaefer moría desangrada. El ataque y la agonía fueron presenciados por los abogados que víctima y victimario habían designado para tramitar el divorcio; desde otra habitación, en la que él la encerró antes de atacar a Schaefer, la madre del agresor vio, a través de un ventanal, lo que sucedía. Farré, quien hasta fines del año pasado fue gerente general de la multinacional de cosméticos Coty, fue detenido poco después en la misma casa del lote 5. El 14 de agosto se había vencido la orden de restricción mediante la cual la Justicia le había impedido acercarse a Schaefer; ambos habían acordado no renovar esa medida. El femicida, que es padre de los tres hijos de la víctima, quedó detenido; la causa recayó en la fiscal especializada en violencia de género de Pilar, Carolina Carballido Calatayud. Anoche, el cuerpo de Schaefer estaba en la Morgue Judicial de San Isidro, a la espera de que se le practicara la autopsia.

La abogada de Farré, Mariana Gallego, aseguró que “es sorprendente lo que pasó”, porque la semana pasada el hombre y su ex mujer tuvieron una audiencia en la que “se acordó el régimen de visitas (de sus tres hijos) y otras cuestiones”. “Como parecía un riesgo leve, el juzgado acordó un régimen de visitas provisorio y el retiro de las cosas. Eso fue hace apenas cuatro días. De hecho, el martes estuvieron juntos retirando cosas de uno de los domicilios”, recordó Gallego. Ayer, Schaefer había acudido a la casa de Martindale acompañada de su abogado y con valijas, precisamente, para retirar pertenencias suyas, como habían acordado previamente con Farré.

Schaefer y su abogado habían llegado a la casa del country, en Derqui, alrededor de las 11 de la mañana. En el lugar esperaban Farré, su abogado y su madre. En determinado momento, cuando los abogados mantenían una conversación entre ellos, Schaefer y Farré se dirigieron a otra habitación, durante lo cual comenzaron a discutir. “La discusión habría comenzado en la cocina”, aseguró el comisario mayor Oscar Lute, jefe de la Departamental Pilar. Allí, Farré habría tomado un cuchillo sin que ella lo notara. Luego, el hombre trabó la puerta de una habitación en la que se encontraba su madre, Nenina Castro de Farré. Al llegar al vestidor, Farré extrajo el cuchillo que llevaba consigo y atacó a la mujer.

Castro de Farré escuchó los gritos y vio lo que sucedía a través de un ventanal, el mismo que rompió para intentar frenar el asesinato, aunque no logró hacerlo a tiempo.

El comisario mayor Lute aseguró que, pese a versiones en contrario, Farré no intentó escapar luego de acuchillar a su ex mujer. El 911 registró dos llamados, “uno, de la guardia del barrio y otro, del abogado de ella”, informó el policía. Cuando los agentes del Comando de Prevención Comunitario (CPC) de Pilar llegaron a la casa, Farré “se entregó en total tranquilidad”, aseguró Lute.

El matrimonio alternaba la vida cotidiana entre un departamento de Av. del Libertador al 1700, en Ciudad de Buenos Aires, y la casa del country, que alquilaban y donde pasaban los fines de semana. Con la separación en vistas al divorcio, Schaefer permaneció en el departamento porteño y Farré, en la casa de Derqui. En diálogo con un canal de televisión, una mucama que trabaja en el departamento de Libertador y Tagle aseguró que la mujer era víctima de violencia. “El era un cargoso, celoso, la maltrataba todo el tiempo, había gritos constantes. Hace mucho que ellos no dormían juntos”, contó la empleada. Por la tensión, agregó, los tres hijos de la pareja “se están volviendo locos” y “no comen”.

La orden de prohibición de acercamiento a Schaefer que pesó contra Farré, de hecho, había sido dictada por la Justicia porteña, en el marco de la disolución de la pareja. “La mujer quería que él se fuera de la casa, y él no quería porque tenía chicos, y finalmente, cuando volvió, un día se encontró con una (orden de) exclusión” del hogar, aseguró la abogada Gallego. Esa disposición judicial de protección venció el 14 de agosto, y Schaefer y Farré habrían llegado a un acuerdo por el cual ella desistió de pedir la renovación de la orden.

Luego del femicidio, la fiscal Carballido Calatayud concurrió a la casa junto con peritos de la policía científica, para relevar pruebas y dar cuenta de la escena del crimen, de donde se retiraron alrededor de las cinco de la tarde. El cuchillo que fue usado para asesinar a Schaefer quedó secuestrado junto con otros elementos del lugar.

Fuentes judiciales indicaron que en Pilar no existía ninguna denuncia previa contra Farré.

Fuente: Página 12

martes, 18 de agosto de 2015

PROYECTO DE LEY PARA LA CREACIÓN DE UN CUERPO DE ABOGADXS ESPECIALIZADXS



 El senador nacional por la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel Abal Medina, presentó un proyecto de ley para la creación de un cuerpo de abogadas y abogados para las víctimas de violencia de género; un organismo descentralizado en el ámbito de la secretaría de Justicia, del ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con autarquía económica financiera, personería jurídica propia y capacidad de actuar en el ámbito del derecho privado.

La misión de este cuerpo será garantizar el acceso a la justicia de las personas víctimas de violencia de género en consonancia con las prescripciones de la Ley N° 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales y hacer efectivo el ejercicio y goce de los derechos consagrados en ésta y otras normas relacionadas con la problemática.

“El Estado debe dar respuestas efectivas  a las mujeres que estén atravesando situaciones de violencia y dar igualdad de oportunidades en materia de defensa para las mujeres de todas las clases y condiciones sociales”, afirmó Abal Medina.

“La problemática de género interpela a la sociedad en su conjunto y forma parte de la agenda de este gobierno. Este ley es un paso más que brindará herramientas concretas para la protección y defensa de las mujeres en riesgo. Las miles de personas que se manifestaron el pasado 3 de junio a lo largo y ancho del país bajo la consigna de “Ni una menos” son la expresión de un reclamo que hace visible una problemática que debemos abordar de manera integral y urgente”, reflexionó el senador.

El proyecto presentado por Abal Medina ya cuenta con la firma de los senadores, Rubén Giustiniani, Pedro Guastavino, Gabriela Michetti y  Marina Riofrio.



Descarga Proyecto Cuerpo de Abogados: http://juanmanuelabalmedina.com/wp-content/uploads/2015/08/Proyecto-Cuerpo-de-Abogados.pdf

Fuente: Página del Senador Juan Manua Abal Medina.

lunes, 17 de agosto de 2015

EL MÉXICO FEMINICIDA

y la cultura del “no pasa nada”

“Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres tienen miedo de que los hombres las asesinen.”

Margaret Atwood.





Parece un argumento para serie de ficción, de esas en las que narran sádicos homicidios, siempre exagerando. En la nuestra, todas las víctimas son mujeres. Hay sangre, mentiras, encubiertos y pruebas sembradas. A las víctimas las aniquilan de maneras impactantes. En esta historia los patrones para elegir a las víctimas son: mujeres, que vivan en colonias pobres y marginales, trabajadoras y estudiantes, de tez morena, en edad reproductiva, pero también niñas. El móvil: simplemente ser mujeres.

Imaginemos que el guión de nuestra serie es protagonizada por un ente varón, adulto. Él estudió hasta la secundaria y en su núcleo familiar creció con golpes, además de la violencia que vivía todos los días a su alrededor; quizá ultrajado desde la infancia, con una educación egocéntrica donde su deber es encontrar a una esposa que permanezca a su lado toda la vida. ¿Les parece conocida la trama?. Iré dejando pistas para relacionar los hechos.

¿De qué hablamos cuando decimos feminicidio? El término surgió en la academia norteamericana para denunciar la expresión más extrema de la violencia machista. “Es el asesinato de mujeres realizado por hombres. Actos atroces que están representados por la misoginia y la sexualidad sádica. La construcción social de la masculinidad como una manera de trascendencia sobre los otros u otras”. Diana Russell y Jane Caputi dieron a conocer el término en 1990.

Hablamos de un fenómeno que se ha normalizado desde inicios de la globalización de la sociedad. Es el asesinato de las mujeres por el hecho de ser mujeres; los asesinatos están motivados por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad.

Un día, nuestro personaje comienza a repetir el patrón de casa. La violencia constante ya no alcanza, comienza a notar que ahora es parte de su personalidad; sus compañeras sentimentales no obedecen y se desespera, tal cual pasaba con su madre, los gritos se transforman en golpes. No se da cuenta pero los enfrentamientos han subido de tono. Cualquier pretexto se transforma en una golpiza. Está furioso.

¿Por qué ella lo abruma con sus peticiones en lugar de servirle la comida caliente?, y ni hablar de lo insoportable que resulta escuchar las voces de los niños al jugar. Él quiere dormir o ver televisión.

El sólo hecho de mirar a su esposa le molesta. Ella tiene moretones en la cara, pues lo amenazó con irse. Aquello lo envolvió de rabia. Le enseñó que lo tiene que respetar. ¿Quién es ella para dejarlo?

A veces, recordaba ese incidente en la secundaria, cuando esa niña se burló de él y no quiso ser su novia. ¿Quiénes son ellas para dejarlo?


Él trabaja conduciendo un camión. Diariamente abordan mujeres. Le gustan las que van solas y parecen indefensas. Juega con la idea de tenerlas a todas. Se siente fuerte cuando lo imagina. “Podría estar con todas”, se repite a sí mismo. Él que lo tiene todo: juventud y una vida por delante. En ocasiones sus compañeros de ruta lo veían asomarse desde su micro para gritarles cosas obscenas a las jóvenes que pasaban. Él no lo ve mal, al contrario se ríe cuando voltean.

Todo comenzó con algunos ‘levantones’ de placer, sólo les metía mano y las bajaba en medio de la nada. Era un juego, pero por si las dudas las amenazaba con buscarlas y matarlas si lo acusaban. Parecían eventos aislados, hasta el día que subió ella.

Era muy temprano y él venía sin pasaje. Le pagó con un billete, “lléveme hasta el DF”. La miro de nuevo, esta vez con mayor detenimiento. Enseguida la adrenalina se apoderó de su cuerpo, “está ya chingo a su madre”. La violó y golpeó en múltiples ocasiones para después asfixiarla con una llave china y deshacerse de ella en un tiradero de tierra, creyéndola muerta.

Esta es la adaptación de un fragmento de las tantas historias que hay en nuestro país. Un México donde todos los días hay mínimo seis de diez familias buscando a sus mujeres. Salieron y no las volvieron a ver. Algunas tienen hijos, otras planes universitarios, trabajos y deseos de cumplir metas. La cultura de violencia de la que todos somos víctimas, ha sido la responsable de la angustia de estas jóvenes y sus familias. Es la indiferencia la que reina ante miles de denuncias en territorio nacional.

Mujeres buscando a sus mujeres. “Vienen diario, pero no podemos atenderlas a ellas nada más, hay mucho trabajo. Dicen que sus hijas están desaparecidas pero siempre se van con el novio y al rato regresan. Muchos padres no conocen realmente a sus hijos, parece increíble pero los jóvenes son mañosos e irresponsables.” Ese es el pensamiento de muchos policías y servidores públicos. “Las muchachas no se cuidan, andan solas en la noche, así como no quieren que les pase algo.”

El feminicidio como tal, entró en la ley de nuestro país en 2011. Dieciocho años después de las apariciones de cientos de cuerpos en la famosa Ciudad Juárez. Son otras mujeres son las que han impulsado estos cambios pues las cifras de congéneres muertas de forma violenta se han disparado, al grado de superar los primeros números que ya eran de por sí alarmantes.


El feminicidio toma en consideración: la relación inequitativa entre los géneros, la estructura de poder y el control que tienen los hombres sobre las niñas y mujeres para que ellos dispongan el momento de su muerte; los motivos a los que se recurre para justificar el asesinato; los actos violentos que se ejercen en el cuerpo de la víctima; la relación de parentesco entre la víctima y el victimario; los cambios estructurales que se dan en la sociedad; la falta de investigación y procuración de justicia por parte de los aparatos de impartición de justicia, y la responsabilidad y/o complicidad del Estado.



“En Ciudad Juárez, hay un asesinato sistemático de más de un centenar de niñas mujeres y mujeres, el cual comprende los códigos que identifican a las víctimas: hay un predominio de mujeres jóvenes, son morenas, son estudiantes, son obreras, son niñas, pero todas ellas son económicamente marginales. Los asesinatos tienen una firma: secuestro, tortura, mutilación, violación y exterminio. También la firma aparece en algunos cadáveres y se expresa de las siguientes formas: cuando se encuentran vestidos- generalmente se encuentran desnudos o semidesnudos- su ropa no coincide con la que portaban el día de su secuestro; tampoco coincide el tiempo en que se afirma que fueron asesinadas y el día en que fueron desaparecidas; hay un acomodo de los cadáveres y una disposición de los mismos donde se refleja la tortura y la disposición del cuerpo como complemento de una sexualización y erotización del crimen”. (Monárrez).

Hay tipificaciones para el feminicidio. Un equipo de especialistas dirigido por la doctora Julia Monárrez han logrado un aporte al definir los distintos tipos que se encuentran en México, los nombran como: familiar, íntimo, no íntimo, infantil, por ocupaciones estigmatizadas, y sexual sistémico, en su modo organizado y no organizado. Definir los tipos de feminicidios ha sido un aporte irrefutable para el ejercicio de justicia mexicano.

El viernes 25 de julio se conoció el dictamen del que pudo ser el primer juicio oral de un feminicidio sistemático. Sin embargo, los seis acusados fueron procesados por los delitos de secuestro, prostitución y asesinato de once jovencitas: María Guadalupe, Lizbeth, Perla Ivonne, Idalí, Beatriz Alejandra, Leticia, Deysi, Andrea, Mónica Liliana, Jessica y Jazmín. Ellas fueron víctimas de una red de trata de personas que las obligaba a prostituirse, vender drogas, para después de un tiempo asesinarlas. Los hoy encarcelados dejaban los cuerpos en el desierto.

Se trataba una red de mafia organizada, coludida con la policía y el ejército, quienes tenían conocimiento de cómo se operaba. Las autoridades formaban parte importante de la lista de clientes de está mafia.

Parece una pesadilla y está en todo el territorio nacional. Chiapas, Chihuahua, DF, Guerrero, Jalisco, Edomex, Nuevo León, Oaxaca, Puebla y Sinaloa son los lugares más violentos para las mujeres. Hablamos de un fenómeno que se ha normalizado desde inicios de la globalización de la sociedad.

El sistema judicial de nuestro país ha demostrado lo corrupto de su constitución, siendo este quien cubre los feminicidios con historias de suicidios, asesinatos pasionales, pruebas sembradas e infinidad de artimañas para darles carpetazo más rápido a los casos.


Coludidas las partes, en México se sabe que con dinero todo es posible, incluso comprar la ley. En la actualidad los sentimientos que se producen al saber de la muerte de alguien suelen experimentarse de forma insensible. Estamos más acostumbrados a las noticias violentas y a los inhumanos tratos y por supuesto a los asesinatos; parece que la realidad superó la ficción y también a las autoridades cuyas infinitas limitaciones, comenzando por su corto criterio, han convertido a México en un lugar seguro para cometer atrocidades y seguir gozando de privilegios.

La sociedad se va acomodando en un sitio de aparente tranquilidad, “yo no tengo relaciones violentas, eso no me pasará a mí”, vemos el fenómeno lejano y ajeno a lo que consideramos nuestra realidad, por tanto, nos hemos vuelto poco exigentes, aceptando lo que dice la supuesta autoridad sin cuestionar, al grado de permitir que nuestras garantías individuales universales sean minimizadas, ignoradas, incluso violadas.

“Es que así es”, “pues que se le va a hacer”, “ni modo, así nos toco”, son algunas de las muchas frases recurrentes que demuestra este proceso violento de aculturamiento. Aceptando las cosas sin cuestionar, nos alejamos de lo verdaderamente humano; acostumbrándonos a lo establecido, limitando la capacidad de crítica, sin observar que es posible intervenir desde nuestro cotidiano, con nuestras propias relaciones con mujeres.

La indiferencia y la ignorancia, nos hace quedarnos con la primera versión de la historia, dándole crédito sin comprender más allá. Esto también es parte de una cultura de violencia.

Se torna urgente que las mujeres replanteemos nuestra propia educación, mirando que somos nosotras mismas las que enseñamos estos patrones de violencia, a veces sin pensar. Debemos incluir un pensamiento autocrítico para detectar estas prácticas desiguales y dejar de fomentarlas. No es tarea fácil pero debemos poner manos a la obra en conjunto, reeducándonos, revalorizando la importancia de nuestra posición en la sociedad.

Ante todos los conflictos bélicos en México debemos, no sólo protestar, sino transformar nuestras actitudes cotidianas con otras mujeres y hombres. Primero los más cercanos, familiares y amigos, compañeros de trabajo; replicarlo con todos los seres humanos con los que tengamos trato. También en el transporte público, con la gente en la calle, etc.

Absolutamente todos tenemos un valor incalculable, a todos nos aman y nos esperan en casa. Sólo necesitamos salirnos de nosotros mismos para conectar con los demás.

La información es una gran herramienta que utilizada con principios y conciencia puede lograr otra perspectiva y así, hacerle frente a la adversa realidad mexicana. Tenemos que incluir y hacer partícipes a otras mujeres y hombres para reconstruir una nueva cultura fuera del cáncer de la violencia.

Empezar de nuevo con idea frescas, volver a experimentar el asombro, otorgar unos minutos diarios a reflexionar nuestros actos sin juzgar a los demás, compartir nuestras experiencias. Todo esto es fundamental en la construcción de una nueva sociedad pero lo que me parece indispensable es no entregarnos y normalizar la violencia, mucho menos a la indiferencia, que es uno de los crímenes más atroces que ejercemos contra los demás y nosotros mismos.

Fuente: Mic género / Wordpress - Por Zaydé Castañeda.

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