miércoles, 8 de junio de 2016

LA SELECTIVIDAD DE LA JUSTICIA = INJUSTICIA

TÍTULO ORIGINAL: LA BALANZA DE LA JUSTICIA Y SU MIRADA SELECTIVA



El juicio oral fue iniciado el lunes en Villa Constitución, Santa Fe. Nilda Alvarez está acusada de haber dado muerte a su marido, que borracho y con un cuchillo reprendía a su hijo menor. La fiscal pidió perpetua.



Si un varón de clase media acomodada, por ejemplo, un conductor de radio y televisión famoso, mata a un ladrón para defender a su hija, la Justicia no pone en dudas que actuó en legítima defensa. Pero si es una mujer pobre, que vivió años de golpizas de parte de su esposo, la que sale en defensa de su hijo menor, cuando el padre lo está agrediendo brutalmente, termina en el banquillo de los acusados, imputada de homicidio calificado, en un juicio en el que podrían aplicarle la pena de reclusión perpetua. Esa es la situación de Nilda Beatriz Alvarez, de 48 años. El juicio en su contra comenzó el lunes en Villa Constitución, provincia de Santa Fe. La fiscalía, que pidió la elevación a juicio, no tuvo en cuenta el contexto de violencia de género que marcó la historia familiar, según denunció su defensor oficial, Facundo Principiano. Nilda hizo múltiples denuncias desde 2008, en la comisaría y en el Tribunal de Familia local. Pero nunca recibió una intervención adecuada del Estado para protegerla. Organizaciones de derechos humanos y de mujeres le expresaron su apoyo.

Nilda está acusada como coautora del homicidio de su esposo junto a su hijo mayor, de 25 años. El hecho que se les imputa ocurrió en la mañana del 9 de agosto de 2014, en la casa familiar. “No, papi, no papi, por favor, que soy tu hijo”, declaró ella, que escuchó y esa súplica la hizo correr hacia la habitación en donde estaba su marido, Armando Jesús Ferreyra, con su hijo menor. En su alegato de apertura, en la primera jornada del juicio, el defensor Principiano, afirmó que
Nilda encontró a su esposo sosteniendo con una mano en el cuello al adolescente, al mismo tiempo que golpeaba un cuchillo contra la mesa, mientras decía, “qué me importa que seas mi hijo, a mí me tenés que respetar”. El preludio que desembocó en esa situación, dijo, fue la queja de Ferreyra contra sus hijos porque al parecer la música que estaban escuchando no era de su agrado. El hijo menor había puesto cumbia, y él quería chamamé. Habían llegado de una noche de copas. El hombre, quien se encontraba alcoholizado, se abalanzó contra su hijo de quince años. “Al encontrarse con la tremenda escena, Nilda decidió ir en ayuda de su hijo, sabiendo de antemano que las represalias por esta intervención tendrían consecuencias violentas sobre su propia persona, tal como ocurrió. Tal es así que en su intento desesperado por detener la agresión, la mujer sufrió una serie de empujones, cortaduras y golpes que su marido le terminó propinando durante el forcejeo. Es así que en medio de esta situación violenta, se produjo la muerte del marido de Nilda y padre de sus dos hijos, producto de dos heridas de arma blanca”, describió. El hijo mayor declaró que se había ido un rato antes, con un amigo, que también estaba con ellos, aquella mañana.

La defensa del hijo mayor está a cargo de un abogado particular, la de la mujer, de Principiano conjuntamente con la representante de la Unidad de Apoyo a Juicios Orales del Ministerio Público de la Defensa de la provincia de Santa Fe, Melisa Andreatta. El Tribunal Oral de Juicio está integrado por los jueces penales de 1era Instancia, Mariel Minetti, Alberto Jesús Rizzardi y Griselda Strologo mientras que por el Ministerio Público de la Acusación interviene la fiscal, Valeria Pedrana.

Nilda quedó detenida igual que su hijo mayor. El menor, también fue acusado por la muerte del padre, pero al tener 15 años, y ser inimputable, la causa quedó archivada. La mujer llegó al juicio oral y público con prisión domiciliaria, con permiso para trabajar en el pequeño almacén que tiene en su casa. “Ella dice que no le cambió mucho su situación porque cuando su esposo estaba vivo, ella también vivía encerrada, sin salir a ningún lado, por miedo”, contó Principiano a Página/12. Como le sucede a víctimas de violencia de género en su relación de pareja, Nilda estaba aislada. “Tenía una vida muy sumisa”, agregó el defensor oficial. Los muebles de la casa están todos destrozados, contó. Los rompió el marido en sus ataques de ira, que se potenciaban cuando estaba alcoholizado, situación que se repetía a menudo. Nilda declaró en la justicia que cuando su esposo tomaba alcohol, siempre la golpeaba, cuando estaba sobrio, era otra persona. Incluso, llegó a contar que cuando él se iba de juerga, ella tomaba pastillas para dormir, por el miedo a las golpizas que pudiera recibir a su regreso. Hacía 23 años que estaban casados. En la práctica, en los últimos años estaban separados. Vivían bajo el mismo techo, pero no compartían dormitorio.

En su alegato de apertura, Principiano cuestionó la figura utilizada por la fiscal para acusar a Nilda. También la pena a prisión perpetua que pretende que el Tribunal le imponga. Y pidió que sea absuelta por actuar en legítima defensa propia y de terceros, en este caso, ni más ni menos que su hijo menor. La Fiscalía sostiene que la mujer actuó con intencionalidad, en el marco de un plan para asesinar en forma premeditada y voluntaria a su esposo.

En la primera jornada del juicio oral y público, declararon personal de emergencia médicas y policías que llegaron a la casa aquel día, en que ocurrió la muerte de Ferreyra. Ayer prestaron testimonio otros uniformados y dos hermanos de la víctima. Hoy está previsto que sigan declarando policías y también amigas y vecinas de Nilda, que darán cuenta de los malos tratos que sufría ella en su pareja, y que la han visto a la mujer golpeada. El jueves 16 serán los alegatos.


Desde 2008, Nilda hizo múltiples denuncias contra su esposo en la comisaría local y en el Tribunal de Familia. Lo acusó de innumerables situaciones de violencia física, verbal y psicológica. Lo denunció en 2009 y también en 2011. Principiano contó que recién ese año la Justicia dictó la exclusión del hogar del agresor y una prohibición de acercamiento. Pero el hombre, que era operario de una contratista de Acindar, nunca la cumplió. Y desde la Justicia no se hizo nada más para proteger a la mujer, que como le pasa a otras víctimas de violencia machista, se van de la casa y vuelven, por sus hijos y creyendo en la palabra del violento de que va a cambiar. El Ministerio Público de la Defensa, dio a conocer un nota firmada el 26 de abril último por la presidenta del Consejo Municipal de la Mujer de Villa Constitución, María Del Pilar Sánchez, y dirigida al juez de Instrucción Penal Preparatoria, Ignacio Vacca, en la que le reprocha la nula intervención de la justicia penal de la provincia de Santa Fe en el abordaje integral del caso.

Varias organizaciones que luchan contra la violencia de género manifestaron su apoyo a Nilda. Entre ellas: Cladem, la Maestría en Poder y Sociedad desde la Problemática del Género de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario; la Asociación de Mujeres Autoconvocadas Contra la Violencia de Género; la Coordinadora de Mujeres de Negro, de Rosario; Seamos Libres Movimiento Popular. El viernes Villa Constitución también marchó con la consigna Ni una menos, como en casi un centenar de ciudades y pueblos de todas las provincias. Cerca de cuatrocientas personas se concentraron en la plaza central y se dirigieron con carteles y pancartas por avenida San Martín hasta la plaza de “Las Manos”, donde se leyó un documento final en repudio a los femicidios, la actual forma de impartir Justicia en estos casos y contra la violencia de género. En la manifestación, faltó el grito de Nilda.

Fuente: Página 12 - Por Mariana Carabajal

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