viernes, 31 de agosto de 2018

RETEM: EQUIPO DE TRABAJO E INVESTIGACIÓN acerca de hombres que ejercen violencia de género en Argentina

Información extraída de la página de RETEM.

RETEM es la Red de Equipos de Trabajo y Estudio en Masculinidades reúne organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan con hombres que ejercen violencia de género en Argentina.

Compartimos con Uds. nuestro libro Violencia Masculina en Argentina 



Acceso gratuito en https://goo.gl/ekHFga

https://drive.google.com/file/d/1YVlG3zMsoYMDGH8N2dJW_cu_3DSP08SW/view

Fuente: RETEM 









DIVERSIDAD, FEMINISMO Y PATRIARCADO

Título original: ¿ De qué tenemos miedo?








Hace unos días se presentaba una vez más ante mi el debate entorno al género y la inclusión de las personas trans dentro de las luchas sociales, especialmente dentro del feminismo.

Si bien no me corresponde hablar a mí por el colectivo de personas trans, considero que sí es necesario que como activista feminista me posicione y de mi opinión sobre un tema que a día de hoy parece dividir a las mujeres.

Este no es un texto que busque generar un conflicto sino poner de manifiesto que muchas veces operamos desde cierto privilegio sin ser conscientes de la realidad sobre la que opinamos. Esto es una llamada a la responsabilidad, a la unión y a la igualdad.

Se me hace necesario volver la vista atrás, hacia la década de los setenta, cuando el feminismo de la segunda ola entendió junto al colectivo LGTBI que era natural unir fuerzas. La lucha se focalizaba en la liberación de la sexualidad y la identidad, el derecho a ser de las mujeres pero también el derecho a ser libre para vivir, identificarse, amar y desear.

La comunidad LGTBI venía organizándose políticamente desde hacía tiempo pero Stonewall es, innegablemente, el acontecimiento que pone el acento en la historia del movimiento. Es ahí cuando las mujeres trans enfrentan en primera fila la redada. Entre ellas estaba Sylvia Rivera.

Sylvia Rivera fundó el Gay Liberation Front y la Gay Activist Alliance y dijo sobre los disturbios de Stonewall “No me quiero perder ni un instante de esto. ¡Es la revolución!”. Bajo ese espíritu revolucionario se entendió, a medida que avanzaba la década, que la lucha LGTBI y feminista estaban hermanas.



Sin embargo, las mujeres trans han sido excluídas en algunas ocasiones por la misma comunidad pues las acusaban de reforzar estereotipos de género. Es curioso, teniendo en cuenta que la mayoría de las feministas lesbianas focalizaron su acción en desvincular los estereotipos de las identidades de género, pues entendían que reforzaban ideas patriarcales binarias. ¿Dónde estaba el problema?

Quizás el conflicto no haya desaparecido ya que en la actualidad seguimos viendo que ocurre, no solo dentro de la comunidad LGTBI en algunos casos, sino dentro del feminismo en general.



Un sector dentro del feminismo sigue considerando que las mujeres trans no son mujeres. Consideran que estas no son conscientes de la opresión que atraviesa el colectivo porque fueron asignadas hombres al nacer. Además, lejos de empatizar con la realidad de las mujeres trans, subraya la vieja idea de que perpetúan estereotipos de género,

Nos olvidamos de varias  cosas cuando caemos en este planteamiento estanco. En primer lugar, las mujeres trans son mujeres. Aunque se les haya asignado un género diferente al nacer, siempre lo han sido y han luchado por ser reconocidas como tal. Su activismo está implícito en su identidad, puesto que no es normativa.

 Esto nos lleva al segundo punto.  Lo femenino siempre ha sido sinónimo de débil dentro del simbólico patriarcal, de suciedad, de impureza. Las mujeres trans, así como las personas homosexuales, han sido consideradas por el patriarcado y su tradición como personas traidoras a su género. Nada más lejos de la realidad, pues en este caso, las mujeres trans buscan ser fieles a lo que sienten y a quienes son.

Desde el feminismo y la sororidad nuestro papel reside en apoyar a todas las mujeres, no solo a las que nacen asignadas mujeres por tener una vagina. Una vagina no nos hace más mujeres, ni más feministas. Marine Le Pen, Margaret Thatcher o Carmen Polo, por poner, no son un ejemplo de feminismo.

Y es que ya lo decía hace un tiempo la gran pensadora Simone de Beauvoir “no se nace mujer sino que se deviene mujer”. Todas cabemos dentro de esta máxima que las feministas hemos repetido, y repetimos aún, hasta la saciedad.




Llegamos a ser mujeres y a ser feministas a través del autodescubrimiento y del apoyo de la comunidad y el movimiento feminista. Hablamos de un cambio global e igualitario para todas las personas, porque a diferencia del patriarcado creemos en la libertad y el respeto.

Las mujeres trans son el colectivo con mayor riesgo de morir, especialmente a una edad prematura, a causa de su identidad. Se castiga que se atrevan a no tener miedo a vivir libres, a expresarse como mujeres. Ellas, al igual que las mujeres cis son asesinadas, violadas, maltratadas, acosadas, por el patriarcado. No obstante, su condición como personas transgénero las expone mucho más a la discriminación laboral, a la violencia, al asesinato, al suicidio… El hecho de no representar la norma se castiga con las técnicas machistas que ampliamente conocemos.

Me gustaría que cuando se acusa a las mujeres trans de perpetuar roles de género empatizáramos más con todo lo que conlleva una transición. Un proceso nada fácil, donde dentro del sistema sanitario, para poder avanzar, y en lo que respecta a pruebas psicológicas, existe una concepción extremadamente patriarcal del tema. Forzar el discurso y verse en la obligación de decir cosas como: “Me encantan las muñecas/ Me encanta el fútbol”, es a veces el único pasaporte para que ese médico te permita abrir una puerta hacia el camino de lo que siempre fuiste.

No son las personas trans las que refuerzan los estereotipos, es el patriarcado.

Precisamente, durante todas estás décadas de lucha, las personas trans y no binaries, se han esforzado por defender que los estereotipos son absurdos y no representan a las personas. La desactivación de estas fórmulas se produce cuando cualquier género puede emplear símbolos o herramientas que el patriarcado ha usado para controlar a un grupo concreto.

He de decir que estas reflexiones, estas ideas, no llegan solas a mi cabeza. Son fruto de compartir tiempo con la comunidad trans. Si bien yo pertenzco a la comunidad LGTBI y soy activista feminista, existe un gran desconocimiento en ambos lados hacia las personas trans.

La suerte me ha acompañado al encontrar compañeras trans que han tenido los brazos abiertos para enseñarme y los oídos dispuestos a escuchar mis dudas. La asertividad y el respeto han sido los pilares de cualquier conversación que he tenido con ellas. Lo agradezco profundamente cuando pienso en la sociedad por la que lucho, una en la que tienen cabida todas las personas, incluso las que no están de acuerdo conmigo.

El cambio es imparable y lo mejor es que no estamos solas, nos tenemos a todas. La diversidad es la receta para una sociedad igualitaria.

Fuente: Tribuna Feminista. Por Lara Alcázar [ representante FEMEN  en España]

lunes, 20 de agosto de 2018

LA REALIDAD CONCRETA QUE INTERPELA A LOS CONCEPTOS

Título original: Los conceptos que nos faltan


A diferencia de los pájaros, los seres humanos vuelan con raíces. Parte de las raíces están en los conceptos que hemos heredado para analizar o evaluar el mundo en el que vivimos. Sin ellos, el mundo parecería caótico, una incógnita peligrosa, una amenaza desconocida, un viaje insondable. Los conceptos nunca retratan exactamente nuestras vivencias, ya que estas son mucho más diversas y variables que las que sirven de base a los conceptos dominantes. Estos, al fin y al cabo, son los conceptos que sirven a los intereses de los grupos social, política, económica y culturalmente dominantes, aunque matizados por las modificaciones que van introduciendo los grupos sociales que resisten a la dominación. Estos últimos no siempre recurren exclusivamente a estos conceptos. Muchas veces disponen de otros que les resultan más próximos y verdaderos, pero que reservan para el consumo interno. 

Sin embargo, en el mundo de hoy, surcado por tantos contactos, interacciones y conflictos, no pueden dejar de tener en cuenta los conceptos dominantes, a riesgo de ver sus luchas aún más invisibilizadas o más cruelmente reprimidas. Por ejemplo, los pueblos indígenas y los campesinos no disponen del concepto de medio ambiente porque este refleja una cultura (y una economía) que no es la suya. Solo una cultura que separa en términos absolutos la sociedad de la naturaleza para poner esta a disposición incondicional de aquella, necesita tal concepto para dar cuenta de las consecuencias potencialmente nefastas (para la sociedad) que pueden resultar de dicha separación. En suma, solo una cultura (y una economía) que tiende a destruir el medio ambiente necesita el concepto de medio ambiente.

En verdad, ser dominado o subalterno significa ante todo no poder definir la realidad en términos propios, sobre la base de conceptos que reflejen sus verdaderos intereses y aspiraciones. Los conceptos, al igual que las reglas del juego, nunca son neutros y existen para consolidar los sistemas de poder, sean estos viejos o nuevos. Hay, sin embargo, períodos en los que los conceptos dominantes parecen particularmente insatisfactorios o imprecisos. Se les atribuyen con igual convicción o razonabilidad significados tan opuestos, que, de tan ricos de contenido, más bien parecen conceptos vacíos. Este no sería un problema mayor si las sociedades pudieran sustituir fácilmente estos conceptos por otros más esclarecedores o acordes con las nuevas realidades. 

Lo cierto es que los conceptos dominantes tienen plazos de validez insondables, ya sea porque los grupos dominantes tienen interés en mantenerlos para disfrazar o legitimar mejor su dominación, bien porque los grupos sociales dominados o subalternos no pueden correr el riesgo de tirar al niño con el agua de bañarlo. Sobre todo cuando están perdiendo, el miedo más paralizante es perderlo todo.
 Pienso que vivimos un periodo de estas características. Se cierne sobre él una contingencia que no es el resultado de ningún empate entre fuerzas antagónicas, lejos de eso. Más bien parece una pausa al borde del abismo con una mirada atrás.

Los grupos dominantes nunca sintieron tanto poder ni nunca tuvieron tan poco miedo de los grupos dominados. Su arrogancia y ostentación no tienen límites. Sin embargo, tienen un miedo abisal de lo que aún no controlan, una apetencia desmedida por lo que aún no poseen, un deseo incontenido de prevenir todos los riesgos y de tener pólizas de protección contra ellos. 

En el fondo, sospechan ser menos definitivamente vencedores de la historia como pretenden, ser señores de un mundo que se puede volver en su contra en cualquier momento y de forma caótica. Esta fragilidad perversa, que los corroe por dentro, los hace temer por su seguridad como nunca, imaginan obsesivamente nuevos enemigos, y sienten terror al pensar que, después de tanto enemigo vencido, son ellos, al final, el enemigo que falta vencer.

Por su parte, los grupos dominados nunca se sintieron tan derrotados como hoy, las exclusiones abisales de las que son víctimas parecen más permanentes que nunca, sus reivindicaciones y luchas más moderadas y defensivas son silenciadas, trivializadas por la política del espectáculo y por el espectáculo político, cuando no implican riesgos potencialmente fatales. Y, sin embargo, no pierden el sentido profundo de la dignidad que les permite saber que están siendo tratados indigna e inmerecidamente. Días mejores están por llegar. No se resignan, porque desistir puede resultar fatal. Sienten que las armas de lucha no están calibradas o no se renuevan hace mucho; se sienten aislados, injustamente tratados, carentes de aliados competentes y de solidaridad eficaz. Luchan con los conceptos y las armas que tienen pero, en el fondo, no confían ni en unos ni en otras. Sospechan que mientras no tengan confianza para crear otros conceptos e inventar otras luchas correrán siempre el riesgo de ser enemigos de sí mismos.




Al igual que todo lo demás, los conceptos también están al borde del abismo y miran atrás. Menciono, a título de ejemplo, uno de ellos: derechos humanos.




DDHH

En los últimos cincuenta años, los derechos humanos se transformaron en el lenguaje privilegiado de la lucha por una sociedad mejor, más justa y menos desigual y excluyente, más pacífica. Tratados y convenciones internacionales existentes sobre los derechos humanos se fueron fortaleciendo con nuevos compromisos en el ámbito de las relaciones internacionales y del derecho constitucional, al mismo tiempo que el catálogo de los derechos se fue ampliando a fin de abarcar injusticias o discriminaciones anteriormente menos visibles (derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, mujeres, LGTBI; derechos ambientales, culturales, etcétera). Movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales se multiplicaron al ritmo de las movilizaciones de base y de los incentivos de instituciones multilaterales. En poco tiempo, el lenguaje de los derechos humanos pasó a ser el lenguaje hegemónico de la dignidad, un lenguaje consensual, eventualmente criticable por no ser lo suficientemente amplio, pero nunca impugnable por algún defecto de origen. Cierto que se fue denunciando la distancia entre las declaraciones y las prácticas, así como la duplicidad de criterios en la identificación de las violaciones y en las reacciones contra ellas, pero nada de eso alteró la hegemonía de la nueva cultura oficial de la convivencia humana. Cincuenta años después, ¿cuál es el balance de esta victoria?



¿Vivimos hoy en una sociedad más justa y pacífica? Lejos de eso, la polarización social entre ricos y pobres nunca fue tan grande; guerras nuevas, novísimas, regulares, irregulares, civiles, internacionales continúan siendo entabladas, con presupuestos militares inmunes a la austeridad y la novedad de que mueren en ellas cada vez menos soldados y cada vez más poblaciones civiles inocentes: hombres, mujeres y, sobre todo, niños . 





Como consecuencia de esas guerras, del neoliberalismo global y de los desastres ambientales, nunca como hoy tanta gente fue forzada a desplazarse de las regiones o de los países donde nació, nunca como hoy fue tan grave la crisis humanitaria. Más trágico todavía es el hecho de que muchas de las atrocidades cometidas y de los atentados contra el bienestar de las comunidades y los pueblos se perpetran en nombre de los derechos humanos.

El dilema: repensar los DDHH, para qué, para quién.

Por supuesto que hubo conquistas en muchas luchas, y muchos activistas de los derechos humanos pagaron con la vida el precio de su entrega generosa. ¿Acaso yo mismo no me consideré y me considero un activista de los derechos humanos? ¿Acaso no escribí libros sobre las concepciones contrahegemónicas e interculturales de los derechos humanos? A pesar de eso, y ante una realidad cruel que únicamente no salta a la vista de los hipócritas, ¿no será tiempo de repensar todo de nuevo? Al final, ¿de qué y de quién fue la victoria de los derechos humanos? ¿Fue la derrota de qué y de quién? ¿Habrá sido coincidencia que la hegemonía de los derechos humanos se acentuó con la derrota histórica del socialismo simbolizada en la caída del Muro de Berlín? Si todos concuerdan con la bondad de los derechos humanos, ¿ganan igualmente con tal consenso tanto los grupos dominantes como los grupos dominados? ¿No habrán sido los derechos humanos un artificio para centrar las luchas en temas sectoriales, dejando intacta (o hasta agravada) la dominación capitalista, colonialista y patriarcal? ¿No se habrá intensificado la línea abisal que separa a los humanos de los subhumanos, sean estos negros, mujeres, indígenas, musulmanes, refugiados o inmigrantes indocumentados?

Si la causa de la dignidad humana, noble en sí misma, fue entrampada por los derechos humanos, ¿no será tiempo de desarmar el engaño y mirar hacia el futuro más allá de la repetición del presente? Estas son preguntas fuertes, preguntas que desestabilizan algunas de nuestras creencias más arraigadas y de las prácticas que señalan el modo más exigentemente ético de ser contemporáneos de nuestro tiempo.




La interpelación a los conceptos que ¿Dignifican a lxs humanxs? 

Son preguntas fuertes para las cuales solo tenemos respuestas débiles. Y lo más trágico es que, con algunas diferencias, lo que ocurre con los derechos humanos sucede también con otros conceptos igualmente consensuales. Por ejemplo, democracia, paz, soberanía, multilateralismo, primacía del derecho, progreso. Todos estos conceptos sufren el mismo proceso de erosión, la misma facilidad con la que se dejan confundir con prácticas que los contradicen, la misma fragilidad ante enemigos que los secuestran, capturan y transforman en instrumentos dóciles de las formas más arbitrarias y repugnantes de dominación social. ¡Tanta inhumanidad y chauvinismo en nombre de la defensa de los derechos humanos; tanto autoritarismo, desigualdad y discriminación transformados en normal ejercicio de la democracia; tanta violencia y apología bélica para garantizar la paz; tanto pillaje colonialista de los recursos naturales, humanos y financieros de los países dependientes, con el respeto meramente protocolario de la soberanía; tanta imposición unilateral y chantaje en nombre del nuevo multilateralismo; tanto fraude y abuso de poder bajo el ropaje del respeto a las instituciones y el cumplimiento de la ley; tanta destrucción arbitraria de la naturaleza y de la convivencia social como precio inevitable del progreso!


 Nada de esto tiene que ser inevitablemente así para siempre.

 La madre de toda esta confusión, inducida por quien se beneficia de ella, de toda esta contingencia disfrazada de fatalismo, de toda esta parada vertiginosa al borde del abismo, reside en la erosión, bien urdida en los últimos cincuenta años, de la distinción entre ser de izquierda y ser de derecha, una erosión llevada a cabo con la complicidad de quienes más son perjudicados por ella. Por vía de esa erosión desaparecieron de nuestro vocabulario político las luchas anticapitalistas, anticolonialistas, antifascistas, antiimperialistas. Se concibió como pasado superado lo que al final era el presente, más que nunca determinado a ser futuro. En esto consistió estar en el abismo y mirar atrás, convencido de que el pasado del futuro nada tiene que ver con el futuro del pasado. Es la mayor monstruosidad del tiempo presente.

Fuente: Página 12 - Por Bounaventura de Santos Sousa*

* Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal). Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN LA PAMPA: FISCAL PIDIÓ ENJUICIAR POR ABUSOS SEXUALES

Título original: Subzona14 III: Fiscal pidió enjuiciar a imputados por abusos sexuales






El responsable de la Fiscalía Federal de Santa Rosa, Leonel Gómez Barbella, requirió la elevación a juicio parcial a siete imputados en la investigación por diversas privaciones ilegítimas de libertad, seguidas de cautiverios y aplicación de tormentos y vejaciones, en perjuicio de 196 personas, cometidos en centros clandestinos de detención que operaron en el ámbito de la Subzona 1.4 del Ejército, entre 1975 y 1982, en la provincia de La Pampa. Cuatro de los imputados están acusados, también, de haber abusado sexualmente de detenidas y detenidos.

En su requerimiento, el representante del Ministerio Público Fiscal solicitó el enjuiciamiento de Néstor Greppi -excoronel del Ejército quien cumplió el rol de secretario general de la Gobernación entre marzo de 1976 y enero de 1977-, Luis Enrique Baraldini –exmayor del Ejército quien prestó funciones, entre marzo de 1976 y hasta noviembre de 1979, como jefe de la Policía de La Pampa-, Jorge Omar De Bartolo –excapitán del Ejército y responsable de la Sección Logística (S4) del Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 101, de Toay, durante 1976-, Roberto Oscar Fiorucci –comisario de la Policía de La Pampa y Jefe de Informaciones del “Grupo de Trabajo” de la Subzona 1.4-, Carlos Roberto Reinhart –excomisario retirado e integrante del “grupo de trabajo” de la Subzona 1.4.-, Gerardo José Jáuregui –exmayor, jefe de la Sección Operaciones (S3) del Destacamento 101- y Humberto Riffaldi –excomisario retirado y jefe del Departamento de Informaciones de la policía pampeana, entre marzo de 1976 y enero de 1981, cuando comenzó a desempeñarse como como Jefe del Departamento de Operaciones de dicha fuerza policial-.

Todos ellos habrían participado en sucesivas detenciones ilegales, seguidas por el cautiverio y aplicación de tormentos y vejaciones –mediante el accionar conjunto y coordinado militar y policial- de ciudadanos acusados de participar en actividades “subversivas”, quienes eran trasladados a distintos centros clandestinos de detención que funcionaron en la comisaría Seccional Primera, la Brigada de Investigaciones, la Jefatura de Policial, la comisaría Seccional Segunda –de la ciudad de Santa Rosa-, la Comisaría Primera de General Pico, la Comisaría y en el Puesto Caminero de Jacinto Araúz, y la Comisaría de Catriló, la Delegación Local de la Policía Federal Argentina -con sede en Santa Rosa- el Destacamento de Exploración y Caballería Blindada N° 101 Libertador Simón Bolívar del Ejército Argentino y las unidades carcelarias N°4 y N°13 del Servicio Penitenciario Federal

Así, en base a los diversos testimonios y pruebas recabadas en la investigación, el fiscal Gómez Barbella consideró que Jáuregui y De Bartolo debían ser enjuiciados como coautores del delito de asociación ilícita, y coautores mediatos de los delitos de privación ilegal de la libertad en su carácter de funcionario público en concurso real con imposición de tormentos. 




Asimismo, en relación a Greppi, Baraldini, Fiorucci y Reinhart solicitó que fueran sometidos a juicio como coautores mediatos de privación ilegal de la libertad cometida por funcionario público agravada por haberse cometido con violencias o amenazas, en concurso real con imposición de tormentos y abuso sexual deshonesto con acceso carnal.

Finalmente, pidió el enjuiciamiento de Riffaldi como, coautor de privación ilegal de la libertad cometida por funcionario público agravada por haberse cometido con violencias o amenazas y con una duración de más de un mes.

La investigación continúa ante el Juzgado Federal de Santa Rosa. El pedido de elevación a juicio del Ministerio Público Fiscal fue parcial, ya que todavía queda por analizar la responsabilidad de otros veintiséis implicados en la privación ilegal de libertad, secuestros y torturas de 33 personas que se manifestaban, el 22 de enero de 1975, dentro de la Unidad Tecnológica Nacional de General Pico.

Fuente: Diario Textual.com

martes, 14 de agosto de 2018

Alberto Kornblihtt en Diputados Genetista y panelista [IVE]

ARGENTINA: OTRA MUERTE POR ABORTO CLANDESTINO

Título original: Una muerte anunciada

El Colectivo Ni Una Menos y decenas de organizaciones se convocaron frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires para hacer duelo colectivo por el fallecimiento de la joven.




La historia de Elizabeth --la familia pidió llamarla así y no Liz-- no está clara, aunque el médico del Hospital Belgrano, en San Martín, Alberto Santorio, dijo que tenía 24 años y que llegó a ese centro de salud con una infección que no se pudo frenar a pesar de la histerectomía -amputación del útero- de urgencia que mereció un traslado a otro hospital, en Pacheco, donde falleció. Es que la terapia intensiva de San Martín está desmantelada y no podían atenderla.

En estas pocas líneas la crónica de una muerte anunciada por los antiderechos que tienen nombre y apellido en los 38 senadores y senadoras que miraron para otro lado frente a la demanda de aborto legal, que se excusaron en sus convicciones como si la representación que les da el voto fuera para pensar por si mismos. Y tiene el nombre y apellido de las autoridades que diciendo que salvan a las dos vidas provocaron con su hipocresía una muerte más: María Eugenia Vidal, es una de ellas, la gobernadora del territorio donde murió Elizabeth, donde el mismo día ocho niños quedaron internados después de otra explosión en una escuela, esta vez en Vicente López. Vidal, la que sintió alivio después del revés en el Senado para el derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir sobre sus cuerpos y sus planes vitales. Gabriela Michetti es otra, la que festejó a micrófono abierto el rechazo de la ley de Aborto Legal con un “vamos todavía” que laceró los oídos de quienes habían resistido todo el día en la calle y bajo la lluvia para que se escuche que aborto legal es vida. Vidas que tienen nombre e historia, como la de Elizabeth.

El rechazo a la ley de Aborto Legal, la decisión de conservar una legislación que ya envejeció un siglo, los argumentos que dieron los que votaron por el no, fueron violentos por su escasa capacidad de poner en juego algo más que dogmas inútiles porque mal que le pese al Senado, en Argentina el aborto ya es legal por causales. Entonces no se trata de si hay vida o no en un embarazo de 12 ó 14 semanas, se trata de impedir que las decisiones libres. Se trata de evitar que podamos poner en juego nuestro deseo a la hora de ser madres o padres. Se trata de mantener enajenadas de su autonomía a las mujeres y las personas con capacidad de gestar.

La indignación no se contiene, el dolor tampoco; el movimiento feminista pasó meses en la calle y en cada lugar disponible ofreciendo datos, argumentos, historias de vida. Se generó una sensibilidad que hace de este duelo un duelo colectivo y de la indignación necesidad de ponerla en acto. Temprano en la mañana, una corriente de furia agitó las redes en que las feministas interactúan, esas cocinas virtuales donde no se cumple el mandato del confinamiento doméstico si no que se detiene, se para ese mandato para volcarnos a la calle, para hacer de los cuerpos cuerpo y voz colectiva. Así surgió la idea de ir a cada Casa de la Provincia de Buenos Aires, en la Capital de la Nación y en cada provincia, a decir qué significa el alivio personal de una gobernadora y la presión que ejerció la Iglesia para conservar su poder colonial sobre nuestro país y toda la región latinoamericana que también se levantó para demandar por el derecho a decir: significa vidas que se pierden por abortos clandestinos. Muertes evitables frente a las que el Estado se muestra indiferente y se convierten en feminicidos de Estado.

El Colectivo Ni Una Menos y decenas de organizaciones se convocan hoy a las 18 en Callao 237, frente a la sede local de la Casa de la provincia de Buenos Aires. Ahí prenderán velas y desde ahí se acompañará a la familia que Elizabeth dejó huérfana. La calle sigue hablando, exigiendo, movilizada, haciendo casa feminista del asfalto, tendiendo redes de cuidado para que ninguna más se encuentre en la encrucijada de tener que abortar de cualquier manera. Porque abortar, abortamos desde el principio de la humanidad y lo vamos a seguir haciendo, se trata de nuestra libertad y a la libertad se la persigue, incluso a costa de la vida. Para la calle ya es ley, se dijo cuando se rechazó la media sanción de la Cámara Baja en el Senado, pero eso no alcanza: se necesita llegar a todas, a todes. Y esa es la responsabilidad del Estado.

Fuente: Página 12 - Por Marta Dillón

domingo, 12 de agosto de 2018

TEORÍA Y PRÁCTICA DEL CONSENTIMIENTO


Para lograr un cambio cultural, se invirtió la lógica: no basta con que nadie diga que no, todos tienen que decir que sí. Las críticas y el objetivo de eliminar el abuso ante estados vulnerables de las víctimas.






“El sexo debe ser voluntario. Si no, es ilegal”, apuntó el ministro de Justicia de Suecia, Morgan Johansson, sobre la nueva ley de consentimiento sexual a la que describió como “basada en lo obvio”. La norma redefine jurídicamente el concepto de violación: desde ahora en adelante no será un requisito que el agresor haya utilizado violencia, amenazas o que se haya aprovechado un estado particularmente vulnerable de la víctima. “La pasividad ya no podrá ser leída como un sí”, así lo afirma la nueva legislación, que tiene el visto bueno de Amnistía Internacional y que contempla como requerimiento principal que los involucrados en el acto sexual hayan dado su consentimiento explícito. 
Mientras algunas voces argumentan que se trata de una ley casi imposible de implementar, otras dicen que, lejos de las interpretaciones literales, lo que busca es una transformación cultural. Diferentes activistas y juristas coinciden en que no habrá grandes cambios en la práctica procesal: “es posible que no altere demasiado la dificultad que hoy conlleva probar en un juicio que hubo una violación. El valor de esta ley está en el plano simbólico”, le dijo a este diario Nathan Hamelberg, referente de la organización MÄN. Hamelberg, cuyas investigaciones giran en torno a los jóvenes suecos y las nuevas masculinidades, aporta un ejemplo: “En este país se prohibieron los castigos físicos contra los niños en 1979. Y en ese momento surgieron controversias similares. ¿Por qué el Estado se metía en algo tan íntimo? Y sin embargo quedó demostrado que la ley era un correlato de un cambio cultural en curso”. Lo más importante, señala Hamelberg, 


“es lo que nos está diciendo sobre qué entiende una sociedad por consentimiento sexual. Ahora vas a tener que prestar atención a las señales del otro. Si es una persona que no conocés mucho, vas a tener que ser más cuidadoso. Y si no queda claro, ¿por qué no preguntarle directamente?


Existe un tabú, que supongo se lo debemos en parte a Disney, de que no se puede hablar directamente del consentimiento y que todo se tiene que basar en presunciones, guiños y miradas románticas”.

Ante las críticas que alertan sobre la dificultad de llevar a la práctica la nueva letra de la ley, Elin Sundin –al frente de la organización Fatta, una de las más activas impulsoras de este nuevo paradigma– asegura que nada indica que se vaya a trasladar la carga de la prueba al acusado: “Nadie habla de establecer un contrato previo. Ni de que una persona va a ser culpable por el solo hecho de ser acusada. Las pruebas van a seguir siendo las mismas. Y en la mayoría de los casos, como en este tipo de delitos es muy difícil conseguir pruebas y testigos, va a ser la palabra de uno contra la de otro. Lo que esperamos es que haya una mirada diferente por parte de la Justicia” (ver recuadro). 

También están quienes sugieren que tal vez sólo sea un cambio cosmético y políticamente correcto, y le critican a la nueva normativa la centralidad que le da al testimonio de la víctima. “Se supone que un proceso legal es un diálogo en el que se presentan pruebas, pero cuando empezás a enfocarte en un concepto normativo (y probablemente subjetivo) que sería hasta qué punto la víctima decidió libremente, se pierde el enfoque en las acciones del perpetrador y sus intenciones”, analiza Mayra Ahbeck Ohrman, activista feminista sueca. 

“Otro miedo que circula es que podría pasar que sean las víctimas las que tengan que demostrar que dieron su consentimiento. Hay elementos que no están claros y sólo podremos ver realmente cómo funciona a partir de que surjan los primeros juicios”, advierte Ahbeck Ohrman. 

En Suecia, el número de personas que denunciaron haber sido víctimas de delitos sexuales casi se triplicó desde 2012: pasó del 0,8 por ciento de la población adulta, al 2,4 por ciento en 2016. Sin embargo, solo el 10 por ciento dijo haber hecho la denuncia policial. El Protocolo de Estambul, una guía de estándares internacionales para investigar casos de tortura presentada ante la ONU en 2009, brinda el marco legal más completo para abordar la violencia sexual contra las mujeres y recomienda “prohibir todos los actos sexuales no consensuales”. Sin embargo, la mayoría de los países europeos que firmaron no adhieren a esa definición de violación. Sólo nueve países europeos, incluidos Alemania y Reino Unido, clasifican la violación como sexo sin consentimiento, independientemente de que se pueda probar que hubo violencia. 

¿Y por casa?

La ley argentina tipifica los casos de abuso sexual con amplio espectro. Considera que ha habido abuso sexual tanto cuando hay violencia física, psicológica, coacción y amenazas como ante la ausencia de consentimiento en la víctima. También se incluye dentro de este delito cualquier actividad sexual con una persona menor de 13 años, independientemente del consentimiento. “En los últimos años ha cambiado lo que las mujeres identifican como abuso sexual. Cambió la mirada, entonces aparecen muchas más denuncias, por ejemplo, de violaciones dentro del matrimonio”, subraya Mariela Labbozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) del Ministerio Público Fiscal de la Nación. El gran problema, sigue Labbozzetta, es cómo hacer para conseguir pruebas de este tipo de delitos, que ocurren muchas veces entre cuatro paredes: “Desde la UFEM proponemos tomar en cuenta el testimonio único de la víctima. En los casos de crímenes cometidos en cautiverio aparecía esta misma encrucijada: ¿cómo probar sin testigos? Entonces, adquiere mucha fuerza la prueba testimonial. Proponemos trasladar esa idea a los casos de abuso sexual. En el Código Penal está muy claro: si no hay consentimiento, hay violación, pero igualmente se dan todo tipo de interpretaciones. O bien el Estado decide mirar para otro lado, o se empieza a tomar una actitud distinta ante estos casos a partir de esta nueva regla de interpretación probatoria”. Continúa Labbozzetta: “este marco nunca implica invertir la carga de la prueba. Siempre el Estado tiene que probar que el acusado es culpable. El problema es que el sistema judicial suele descreer de las víctimas de violaciones. Lo curioso es que a nadie se le ocurre poner en duda el testimonio de alguien que denuncia por ejemplo un robo automotor.”

FUENTE: Página 12 - Por Dolores Curia

martes, 7 de agosto de 2018

CINCO MUJERES LUCHADORAS BAHIENSAS



foto: Twitter de María Gisela Estremador


¿ Existe la libertad de expresión en la Argentina Actual? NO.Claro que no. 
¿ Las mujeres somos perseguidas en la Argentina Actual?. SI, claro que si.
¿ Sabes que pasa? nos están matando** y este gobierno no está haciendo nada, ni siquiera reacciona. ACCIONA.

Mañana no es un día cualquiera en nuestro país: está en manos de lxs senadorxs que se promulgue la ley de LEGALIZACIÓN DEL ABORTO.



 No queremos más mujeres muertas por abortos clandestinos. Son las desposeídas, las vulnerables,  las sin dientes, sin pan, ni techo, ni comida, ni leche para dar a sus críos.Las que no pudieron acceder al circuito educativo, las que varios gobiernos " ningunearon", las olvidadas. Si. De esas de hablo. De Ellas, a ellas, por ellas hablo, escribo, grito y lucho.

Porque el Estado las abandonó, las olvidó, las invisibilizó, ellas siguen muriendo por abortos clandestinos realizados como pueden, con lo que pueden, con un denominador común : MIEDO, DOLOR, SUFRIMIENTO. Olor a muerte dicen algunxs.

Nadie les enseñó " a cuidarse", habitan lugares inhóspitos, entre los algarrobales, los esteros, la tierra abierta por las sequías, rodeadas de espinillas y mata negras. Y junto a ellas, sus críos. Si, de ellas. Porque en su gran mayoría están solas. Ellas y el mundo, ellaS y la subsistencia diaria para sus crías. Ellas y el miedo; ellas y su ignorancia; ellas y el deseo y el placer que las envuelve y que no les he permitido vivirlo, gozarlo. Ellas entre la nieve o el sol como fuego. Así como ese Estado, que las "congela"  - como la nieve - o las "derrite" como ese sol terriblemente abrasador.

Por ellas luchamos, porque en cada una de ella estamos quienes no bajamos los brazos a pesar de las acciones represivas de éste Estado.



           REHENES DEL ESTADO

Ayer en la ciudad de Bahía Blanca, cinco mujeres y un varón estaban pintando un graffiti que decía " Aborto legal , justicia social " , la policía llegó y sólo se llevó a las mujeres presas e incomunicadas.




 "Nos pidieron documentos y nosotras no nos resistimos en ningún momento, pero igual nos llevaron".  Al Varón lo dejó libre.
Estuvieron toda la noche en un patio, ya que esa comisaría no tenía calabozo para " mujeres".
Una de ellas, luego de liberadas hoy al mediodía comentó: "Adentro de la comisaria nos quisieron bajar la bombacha, nos pusieron esposas y estuvimos toda la noche en un patio. Realmente no la pasamos muy bien."
Luego de más de 12 horas, merced a la actuación del Dr.Larrea y concejalxs de Unidad ciudadana [ Quiroga y Dra. Ghigliani] junto a un grupo de militantes por la legalización del aborto fueron " liberadas", iniciando una causa penal por " Daño".
 En principio se encuadró el caso como una contravención y la comisaría Primera le dio intervención al juez en lo Correccional Gabriel Luis Rojas aunque, con el correr de las horas, se configuró el delito de daño y el caso pasó a la fiscal en turno de flagrancia (interviene cuando el delito es descubierto en su consumación o inmediatamente después).

Vaya nuestro enérgico repudio.

ONG Desafíos y Compromisos
   Mónica P. Bersanelli
   Presidenta y Coordinadora Gral






**Desde el 1° de enero de este 2018 [ 18/01/01] al 31 de julio [ 18/07/31] , CADA 20 Horas ocurrió un FEMICIDIO

8A: #SeráLey VIGILIA

título original: Vigilia

Ya estamos de vigilia. Esperando el miércoles para que sea ley. Con la certeza de que somos millones en esa espera y que seremos millones en la calle. Verdes nuestros cuerpos. Verdes como el pasto primaveral, como el mar bañado de luz clara, como el jade. La calle será un mar de pañuelos. Su oleaje presionando las puertas del Congreso, los discursos parlamentarios, la opacidad mediática, el gobierno empresarial. 



Seremos millones esperando que senadoras y senadores voten lo que reclamamos. Que sea ley el derecho a decidir. El fin del aborto clandestino y el negocio que se cobra nuestras vidas. Millones festejando que estamos juntas y el fin de la clandestinidad. Millones recordando a las mujeres muertas en abortos inseguros, a las militantes presas, a las que sufrieron violencias, a las que perseveraron en las luchas. Con el nombre de Liliana que murió a los 22 años en Santiago del Estero por una infección pos aborto y con el de Susana que murió mientras trabajaba en la escuela para que los pibes desayunen. El Estado es responsable. Como los senadores y senadoras que voten con las corporaciones serán responsables de cada aborto clandestino e inseguro. Millones en la calle, para denunciarlos. Millones cada día posterior, para que no lo olviden.

Hay pronósticos del clima que indican lluvia y pronósticos políticos que instalan derrota. Como escribió Sonia Tessa: no se trata solo de una evaluación de los números (si dan o no), sino de que " lleguemos al miércoles debilitadas, desmovilizadas, derrotadas." Y sin embargo, imaginamos fiesta callejera en la espera y triunfo en la votación. ¿Optimismo ciego? ¿Voluntarismo vitalista? Más bien el saber de que lo que festejamos es ese sujeto que surge y se afirma, que aumenta su capacidad de hacer y su inventiva, su decisión de no abandonar las calles y no ceder la pelea, sus esfuerzos organizativos, su multiplicidad, sus mil rostros. Son ellos, los representantes de un orden que crujen los que deben temer. Los que se hundirán en el desprestigio y la ignominia, los que cortarán los lazos de la representación, los que mostrarán al poder político en su faz de servidumbre de los poderes arcaicos. Sabemos de esas obediencias. No desconocemos las presiones. Pero también que tienen una responsabilidad. No con sus creencias, no con sus sumisiones. Una responsabilidad frente a este sujeto que reclama y exige.

El miércoles sus obediencias pueden quedar al desnudo o pueden intentar un pacto con la política que se amasa en las calles. Estamos de vigilia.

Fuente: Página 12 - Por María Pía López