miércoles, 17 de octubre de 2012

EVA GIBERTI: EL DEVENIR DE VÍCTIMA A MUJERES CON DERECHOS


LÍNEA 137 : LA VANGUARDIA EN LA OPERATIVIDAD EN LA EMERGENCIA 
Entrevistamos en exclusiva a Eva Giberti, Coordinadora del Programa “Las Víctimas contra las Violencias” dependiente del Ministerio de Justicia dela Nación. Psicóloga, Psicoanalista, Asistente Social y Docente universitaria, es Doctora Honoris Causa en Psicología por la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Especialista en estudios de género, ha publicado, entre otros, los siguientes libros: “La adopción Siglo XXI”, “La mujer y la violencia invisible”, “Madres excluidas” y “Tiempos de mujer”. En esta entrevista, detalla los principales ejes del Programa Nacional que dirige y explica los dispositivos a su alcance. También reflexiona sobre el debate en torno a la prostitución y analiza los avances legislativos y los desafíos político-sociales en materia de género.
¿Cuáles son los ejes principales del Programa “Las víctimas contra las Violencias” que usted coordina?
El Programa Nacional “Las Víctimas contra las Violencias” tiene en su nombre el eje principal. Nos ha costado mucho imponerlo. Si bien el programa tiene seis años, nos llevó cinco conseguir que así aparezca en el Boletín Oficial. Esto es importante: su nombre “las victimas contra las violencias” busca diferenciarse del de “asistencia a las victimas” que, entendemos, es la mejor manera de “pasivizar” a la víctima y de dejarla en situación de inferioridad respecto de quien la asiste generosamente desde una postura superior. Así, al momento de asignarle un nombre a este Programa se lo hizo desde la perspectiva filosófica de incluir la preposición “contra” que, según estudios realizados, implica hostilidad y oposición. Entonces, nuestra intervención se hace en el terreno y, en este sentido, el trabajo con las víctimas -en las muchas horas que estamos en contacto con ellas- es contribuir a que vayan adquiriendo conciencia de que el Estado tiene una obligación que cumplir con ellas y que tienen que ir de una manera decidida contra la violencia. Esto es muy importante ya que el Estado tiene la obligación de protegerlas y preservarlas así como de sancionar a los violentos. Desde el Programa actuamos en la emergencia y nuestro trabajo es empoderar a la víctima, darle la posibilidad de entender que ellas pueden exigirle al Estado y que éste tiene que garantizarle un defensor que las patrocine y logre, por ejemplo, detener al violador o excluir del hogar al sujeto violento. En definitiva, la filosofía básica del Programa es no “pasivizar” a las víctimas y ponerlas en situación de ciudadanas.
¿Con qué dispositivos cuenta el Programa para llevar adelante sus funciones?
Contamos con diversos dispositivos. Uno de los equipos es el de “Violencia de Género”, que se ocupa de los delitos contra la integridad sexual -víctimas de violación, exhibicionismo y todas las alteraciones de la integridad sexual. El equipo trabaja en coordinación con la Policía Federal. A modo de ilustración, esta fuerza de seguridad se comunica con nuestro equipo cuando tienen una víctima de violación e intervenimos. Cabe aclarar que esto es así por orden del Ministerio de Seguridad -antes Ministerio del Interior- y ningún policía tiene que hablar con la víctima. La víctima tiene que ser rescatada y resguardada en un lugar de la seccional y luego actúa uno de nuestros equipos -compuesto por dos profesionales- que interviene velozmente para acompañar a la víctima en los primeros momentos del diálogo, cuando peor se siente, y llevarla inmediatamente al hospital. En los casos de violación se controla que le aporten a la víctima el combo que se usa contra la infección de VIH, la píldora del día después y luego se la acompaña a la identificación del violador en la Policía Federal. Además, si hace falta, también se la lleva a un forense y acompañamos en el momento de la declaración.
Otro de los equipos que componen el Programa es el de “Violencia Familiar”, que responde al número telefónico 137. Esta área trabaja las 24 horas del día, los 365 días del año y requiere de una atención especializada. No se trata de un call center común y es por esto que contamos con profesionales muy capacitadas que cumplen con una estrategia de intervención específica. Así, cuando se recibe un llamado de este tipo, si la mujer acepta nuestra intervención, se envía un equipo compuesto por un policía, una Trabajadora Social y una Psicóloga. Contamos con equipos que actúan en los diferentes barrios, que acuden a partir de la coordinación de las profesionales que reciben los llamados del 137. Así, cuando se presenta el equipo, primero entra el policía por razones de seguridad y, luego, labra un acta por la cual la mujer autoriza que se ingrese al domicilio. Se trata de una situación de gran desesperación para la víctima y nuestro equipo de profesionales la ayuda con sus cosas si tiene que irse de la casa y la acompaña a hacer la denuncia, si es que así lo desea. Si ella quiere la llevamos a la Oficina de Violencia de la Honorable Corte Suprema de Justicia. Cuando la mujer no quiere hacer la denuncia, igual nos encargamos de acompañarla y llevarla donde ella quiera -casa de un familiar o un refugio, si es necesario. Además, damos inmediatamente aviso a la ciudad en los casos en que haya niñas, niños y adolescentes comprometidos para que actúen las Defensorías. Por su parte,  si la mujer no quiere un equipo, la asesoramos y le hacemos saber que estamos a su disposición. En definitiva, esto es lo que hace el 137, actúa en el campo, en situaciones de emergencia.
Por su parte, también contamos con un equipo de seguimiento para aquellos casos en los que la mujer no ha hecho la denuncia y queda totalmente desprotegida, o si no hay intervención de un juzgado. Este equipo, durante un lapso que generalmente se da entre 20 y 30 días, se comunica con la víctima, se presenta en su domicilio para ver en qué situación está -si vuelve o no con el marido-, actúa si tiene que darse aviso a la policía o a un juzgado y verifica si hay chicos en peligro.
También contamos con un equipo llamado “Brigada Niñas”, que inicialmente recorría la ciudad de Buenos Aires localizando a niñas en situación de prostitución para detener al sujeto. En este momento, este equipo, que cuenta con mucha experiencia de trabajo con niñas y niños, sigue recibiendo denuncias de explotación sexual comercial, actúa inmediatamente y da aviso al fiscal respectivo. Está brigada está dedicada específicamente al turismo sexual -a la infiltración de explotación sexual en el turismo.
Por otro lado, contamos con un cuerpo interdisciplinario que recibe los expedientes que mandan los jueces. Cuando estos tienen causa por violencia familiar, que no necesariamente llevemos nosotros, se estudia el expediente, se distribuye y se analiza. Fruto de este trabajo, el juez cuenta con un diagnóstico que ayuda al momento de sentenciar y permite, por ejemplo, determinar si un sujeto puede volver o no a su casa. Nuestros equipos de intervención -los de violencia sexual, familiar y la Brigada Niñas- cuentan con abogadas en guardia permanente, con el teléfono abierto todo el día, que asisten frente a todas las consultas que surjan.
Otro equipo es el de docencia de la Policía Federal. En el 2009 empezamos a dar clases en las 3 escuelas de Policía Federal -la de cadetes, sub-oficiales y oficiales. Lo hacemos mediante una materia que denominada “Introducción a los Temas de la Violencia” que dura 4 meses. Para ascender, los integrantes de la fuerza tienen que aprobarla por examen escrito y oral y hasta ahora han pasado miles de policías.
Por último, tenemos un equipo de recursos que conoce y articula en todos los lugares de las provincias y ciudades; un área de investigación; un área de estadística y una de informática. Toda esta estructura nos permite llevar adelante nuestro trabajo, acompañando a las victimas. Este Programa da cuenta de un gran equipo que realiza un trabajo de concientización a la gente para exigirle al Estado; esa es la gran novedad.
¿Cómo se da la vinculación con las jurisdicciones provinciales?
Fuera de nuestra jurisdicción, tenemos una importante vinculación y articulación con las provincias, que continuamente se ponen en contacto con el Programa. A modo de ilustración, en Chaco inauguramos una línea 137 por pedido directo del Gobernador Jorge Capitanich. Se facilitaron todos los recursos necesarios y hoy funciona con nuestro continuo acompañamiento y supervisión, teniendo en cuenta las características de la provincia. Otra acción que hemos llevado adelante fue la creación de una cátedra denominada “Introducción a la Violencia de Género” en la Universidad de Misiones. Se trata de una cátedra abierta, la primera en el país, donde asisten personas de todos los ámbitos -universitarios, no universitarios, jueces, policías, médicos, etc.- que se están entrenando en aprender a escuchar a otra gente. Es una experiencia valiosa, una novedad; actualmente nos encontramos en el segundo año y esperamos replicarla en otros lugares del país. Por otro lado, negociamos con las autoridades de Misiones sobre cómo armar la línea 137 en esta provincia; tenemos convenios con el COMAHUE -la región centro-sur de la Argentina- y la Universidad de Entre Ríos; y estamos trabajando con Santiago del Estero y Tierra del Fuego. Cabe aclarar que nosotros no vamos a estos lugares a dar un curso sino que planteamos un tipo de articulación mucho más amplio.
¿Qué opina de la Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales?
La Ley 26.485 es excelente pero considero que hay que reglamentarla. Es una ley extensa, que permite hacer muchas cosas que antes hubieran sido imposibles y garantiza todos los derechos internacionales reconocidos (por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes). De todas formas, considero que los mayores inconvenientes y obstáculos provienen del Poder Judicial. Salvando a algunos jueces, pareciera que no se enteraron que existe esta ley. Entonces, contamos con una ley excelente pero que tiene que ser aplicada. Se tuvieron en cuenta diversas cuestiones que otras leyes no habían considerado -aunque también habría que hacerle algunos ajustes- pero resulta de difícil aplicación porque muchos jueces no terminan de entender qué es la violencia de género.
¿Qué opina de la iniciativa -con media sanción en la Cámara de Diputados- que busca incorporar la figura de femicidio al Código Penal?
Este es un tema sumamente discutido y si bien muchos juristas tienen argumentos fuertes para no incorporarla, considero que se trata de una ley importante de incorporar por una cuestión política. Es decir, la función de una ley sobre femicidio es eminentemente política, en defensa de la mujer. Los juristas siempre encuentran argumentos jurídicos para decir que en realidad conviene hacerlo de otro modo y las mujeres estamos acostumbradas a esas volteretas. Hay figuras representativas en nuestro país, muy inteligentes e importantes, pero que tienen esa visión juridicista. Por su parte, las mujeres hablamos de femicidio desde una visión política, y de allí que pensemos que es importante incorporarla.
Recientemente en las provincias de Córdoba y Tucumán se aprobó legislación sobre prostitución. ¿Cómo analiza el debate entre abolicionistas y no-abolicionistas?
Si bien no conozco las leyes sobre prostitución aprobadas en Córdoba y Tucumán, sí se que muchos grupos abolicionistas están preocupados ante esa tendencia a reglamentar la prostitución. Si bien no conozco cual será la línea del Ministerio, estimo que la prostitución no es un trabajo que como tal deba ejercer la mujer. Si bien se que las compañeras de AMMAR tienen su lógica y piden su sindicato, son argumentos con los que no coincido. Personalmente no acuerdo con que exista la prostitución y me preocupa mucho que Buenos Aires esté tan impregnada de publicidad de prostitución. En este marco, considero importante, primero, hacer cumplir las leyes. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, las leyes están y se requiere la decisión de terminar con los prostíbulos. De todas formas, no alcanza con esto; la cuestión pasa por terminar con los varones que van a los prostíbulos, con los usuarios. Se trata de concientizar y explicarles que no se puede comerciar de este modo con el cuerpo de una mujer. La mujer en situación de prostitución es puesta en una relación de inferioridad frente al cliente y, además, está siendo explotada por otro varón.
¿Cómo analiza los avances normativos en materia de género y diversidad sexual y cuáles cree que son las asignaturas pendientes?
Los avances legislativos han sido muy importantes. La Ley 26.485, por ejemplo, marcó un paso muy importante En este sentido, considero que las normativas de base han sido las de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género. Por su parte, me parece importante modificar la Ley de Trata de Personas. Salida de este mismo escritorio, la ley fue modificada cuando pasó por el Senado, especialmente en relación al tema del “consentimiento de la víctima”. Esto está pendiente y tiene que llevarse adelante. También considero importante que se actúe a nivel nacional frente a la prostitución y, además, está pendiente el tema de la interrupción voluntaria del embarazo y el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Esto último sigue pendiente pero cabe señalar que el gran avance es que existe la discusión. Si bien va a ser difícil una conclusión operativa sobre la despenalización y legalización de la interrupción voluntaria del embarazo -porque la Iglesia se va a oponer y no se cuenta con el beneplácito de la Presidenta-, en algún momento se tiene que dar. Se trata de una cuestión de decisión de la mujer sobre su propio cuerpo.
La Legislatura porteña aprobó por ley la guía de aborto no punible pero es probable que Macri la vete. También pueden encontrarse obstáculos a la guía de abortos no punibles en todas las provincias.
En el caso de los abortos no punibles hay muchas provincias que son reaccionarias pero se está avanzando y es muy bueno y novedoso que hoy se esté discutiendo. Es importante que la Legislatura porteña recientemente haya sancionado la ley en este sentido e incluso la intervención dela Honorable Corte Suprema de Justicia ha sido estupenda al precisar el alcance del aborto no punible, afirmando que esos casos no deben ser judicializados y exhortando a que se implementen protocolos hospitalarios. Pero, en definitiva, si analizamos lo que ocurría hace unos años, se logró avanzar mucho. Esto tiene que ver con que quienes ocupamos cargos públicos hemos tenido un paraguas político que nos ha permitido hacer cosas que nunca se habían realizado. El hecho de que nuestro Programa vaya a buscar a las víctimas de violencia a sus casas, tiene que ver con liderazgos como los de Néstor Kirchner, primero, y Cristina Fernández, en la actualidad.
Son todos logros que hacen a una batalla cultural que se lleva adelante en los últimos años. ¿Cómo analiza este proceso y qué desafíos implica?
Claro, se trata de una batalla cultural que empieza por el esclarecimiento por parte de las mujeres. Empieza en la familia -en lo doméstico-, sigue en la escuela y luego en el mundo social. Por eso las mujeres tenemos que prepararnos, no podemos mantenernos indiferentes o preocupadas exclusivamente por banalidades. Hoy en día hay muchas mujeres que no están militando en prácticas feministas pero que tienen comportamientos, por ejemplo, del cuidado del otro desde la perspectiva de la ética feminista -no por el hecho de ser mujer mi trabajo es, por ejemplo, el de cuidadora. En la actualidad muchas mujeres asumen cargos de importancia aunque todavía queda mucho por hacer. Pero el problema en la gestión del poder está en la política. Muchas veces estos cargos se ocupan por razones políticas pero, en temas de género, con ser mujer no alcanza para saber lo que hay que hacer. Se puede ser una excelente política pero no saber absolutamente nada de cómo se manejan los temas de género. Y los temas de género son temas de poder, de ocupar lugar con cabeza de género -que ahora abarca la diversidad- y no reproducir los dispositivos simbólicos dominantes. Se trata del liderazgo de una ética del feminismo que es el reconocimiento del otro como un igual y, al mismo tiempo, también implica la necesidad de distinguir la lucha por la igualdad, empezando por la lucha hacia la equidad. Si no hay primero equidad, es imposible hablar de igualdad -error que se comete habitualmente. Equidad implica reconocer las diferencias. A partir de esto, de los valores de la diferencia, podemos ir hacia la igualdad. En ese sentido venimos avanzando en Argentina. Esto se hace evidente en temas como el de violencia de género, que hoy está en todas partes, e incluso las mujeres hemos estado acompañadas por muchos varones inteligentes. En mi caso, tengo la oportunidad de ocupar este rol por dos varones que creyeron en mí y me dieron todo lo necesario para trabajar: Néstor Kirchner y Anibal Fernández. En los últimos años se han llevado adelante políticas muy importantes y hay que continuar en ese camino. Ese es el desafío.

FUENTE: INICIATIVA - Reportaje de Ana Engelman y Telémaco Subijana

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