viernes, 22 de junio de 2018

LA MAREA VERDE QUE ARRASA EL CONTINENTE

La aprobación del aborto legal, seguro y gratuito el 14 de junio en Argentina (aun cuando todavía falta el paso por el Senado) fue un despertador para toda América latina que comenzó a llamar a marchas, tuitazos y convocatorias para aprobar la interrupción voluntaria del embarazo en Brasil, México, Costa Rica, Perú, República Dominicana y Venezuela, entre otros países. También en Chile critican los obstáculos para cumplir con el aborto por causales aprobado el año pasado. Y solo en Cuba y Uruguay el derecho es pleno.



La aprobación del aborto legal, seguro y gratuito en la Cámara de Diputados, la mañana del 14 de junio, después de una vigilia popular de un millón de mujeres durante toda la trasnoche con un estallido de abrazos, festejos, cantos, lágrimas y emociones inyectó de feminismo a toda América Latina. En distintos países se motorizaron o iniciaron campañas para reclamar por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo de mujeres y personas gestantes. Y las redes sociales se  plasmaron de dibujos que muestran que la ola verde (no importa qué color tenga el pañuelo o la insignia) no juega de local, sino que inunda los derechos de las mujeres afro, originarias, latinas y caribeñas. 

“Hoy Argentina, mañana Perú”, dice el dibujo que muestra a dos chicas, con camisetas nacionales de fútbol y sus brazos juntos y levantados, de la agrupación “Paremos el acoso callejero”. También en Perú convocan a un tuitazo por el aborto legal los viernes desde las 12 hasta las 15 horas “por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas”. “Aborto legal, seguro y gratuito en todo el país”, consigna el lema de la Campaña México Pro - Aborto, Educación Sexual para Decidir, en un país en donde en la Ciudad de México es legal, pero en el resto de las provincias no y además se criminaliza fuertemente. “Se Argentina Pode Brasil Também”, es el lema de Articulacao de Mulheres Brasileras, con un dibujo de una mujer sonriente y con un pañuelo verde (similar al de la Campaña argentina por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito). En Venezuela llamaron a una convocatoria para el 20 de junio en la Asamblea Nacional Constituyente por el aborto legal, desde el Frente Cultural de Izquierda y Rias y se repite la idea que el poder de Argentina tiene efecto dominó, desde la agrupación ¿Calladita más bonita?; entre otras convocatorias en todo el continente y el Caribe. 

El aborto legal, seguro y gratuito todavía tiene que ser aprobado por el Senado. Pero el efecto del trabajo de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la movilización popular, la militancia feminista pionera y tradicional, revolución de las hijas y la suma de actrices y figuras públicas, entre otros factores y el festejo en las calles con el verde como emblema, el brillo en las caras de las chicas y la emoción de una victoria política en tiempos continentales de derrota y desazón movieron el tablero latinoamericano. La abogada Natalia Gherardi, Coordinadora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), desde un encuentro sobre violencia de género, en Bolivia, muestra el efecto patria grande de la victoria por el aborto legal, seguro y gratuito en el Congreso: “Compartiendo un seminario internacional en la ciudad de Cochabamba con colegas de varios países de la región fue evidente el interés por el proceso argentino, no solo por el logro que significa la media sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, sino, también, por el ejercicio democrático y participativo que llevamos adelante como sociedad”. 

El aborto es legal, seguro y gratuito solo en Uruguay (aprobado en el 2012) y en Cuba, el país pionero en garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva de las mujeres en 1965, en todo el continente. También en la Ciudad de México se logró implementar (en 2007) de modo seguro la práctica, pero con una brecha clara en el resto del país, en donde es fuertemente criminalizado. En Chile, Michelle Bachelet motorizó la discusión parlamentaria que logró conseguir, en septiembre del 2017, una aprobación que fue una clara victoria de género de Bachelet. Ella  dejó la presidencia con la meta cumplida de quitar la prohibición total que había impuesto el dictador Augusto Pinochet antes de terminar con la dictadura militar. La iniciativa, además, fue refrendada por el Tribunal Superior. Sin embargo, solo se logró implementar por causales (por violación, peligro de la vida de la mujer e inviabilidad del embarazo, pero no cuando corre riesgo la salud) y aun así hay problemas para la implementación efectiva de la norma y, mucho más, desde la llegada al gobierno del actual Presidente Sebastián Piñera con un claro tinte conservador.

La conquista argentina se sintió del otro lado de la cordillera “Indudablemente ha tenido un impacto en Chile donde recientemente se han presentado problemas en torno a la implementación de la ley de interrupción del embarazo en tres causales. Las organizaciones feministas hemos exigido siempre el aborto legal con sistema de plazos porque conocíamos los problemas de implementación de leyes por causales en otros países de la región. Los avances en Argentina han motivado en Chile la demanda por el aborto legal y se están articulando espacios entre las organizaciones convocando a manifestaciones de apoyo y la presentación de un proyecto de ley para presionar por la implementación de la actual norma y avanzar en la despenalización social del aborto para logar, a mediano plazo, una ley que respete el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo”, subraya Lorena Fries, abogada de Corporación Humanas. 

En el bando del machismo 100 por ciento están El Salvador  (donde está prohibido de forma total desde 1988, con casos emblemáticos de mujeres con duras condenas de cárcel por abortar y sin que puedan prosperar para aprobar el aborto por causales) y Nicaragua (en donde el aborto está prohibido en todos los casos por el gobierno de origen sandinista de Daniel Ortega que entregó los derechos de las mujeres a cambio de un pacto con la Iglesia, en un contexto de denuncias por abuso sexual y de violencia institucional) y, en la mayoría, se permite pero, solo, en algunos casos (como violación, riesgo de muerte o anencefalia) como en Brasil donde la Corte Suprema avaló la despenalización y se introdujo, durante la gestión del Partido de los Trabajadores, un sistema de hospitales amigables. En República Dominicana llevan adelante una gran campaña para despenalizarlo y uno de sus lemas es “Aborto por la vida”. En Ecuador y Venezuela las penas a las mujeres por interrumpir un embarazo son de hasta dos años y en Guatemala, Panamá y Puerto Rico de tres años, según un monitoreo del diario español Público. En Honduras también hay castigo para lxs médicos y en Perú hay que hacer tareas comunitarias como castigo por decidir sobre el cuerpo.

En septiembre de 2017, el Congreso de Bolivia aprobó la ampliación de causales, por ejemplo, cuando la mujer es estudiante, tenga hijos, mayores o personas con discapacidad a su cargo, y hasta la octava semana de embarazo, además de violación o incesto. Mientras que, desde Bolivia, Mónica Novillo, Directora de la Coordinadora de la Mujer e integrante del Pacto por la Despenalización en Bolivia remarca: “Los ojos y esperanzas de los movimientos de mujeres y feministas de la región y el mundo están puestos sobre los avances en el debate parlamentario en Argentina. Aunque existe una tendencia mundial a avanzar en el reconocimiento del derecho a decidir de las mujeres surgen, con fuerza, voces conservadoras que buscan negarlas. Las mujeres argentinas nos han dado grandes lecciones de las que aprender, entre ellas, que los derechos no son concesiones, son conquistas y que nuestras voces deben ser oídas en las calles”. 



En algunos países, como Paraguay o Costa Rica, siguen las penas a las mujeres que no quieren continuar con su embarazo, pero la palabra honor ejerce un raro sentido de la piedad, como si el honor fuera un atenuante para el ejercicio de la libertad. En Ecuador el  anterior gobierno de Rafael Correa, de tinte popular pero fuertemente conservador y anti derechos, amenazó a las mujeres con renunciar a su cargo si avanzaban con la idea de legalizar el aborto. La médica activista por la despenalización del aborto y directora de la Fundación Desafío, en Quito, Virginia Gómez de la Torre enfatiza: “En Ecuador violan y embarazan a dos mil niñas al año y el estado es cómplice con su indolencia e indiferencia porque las obliga a continuar con estos embarazos. El estado ecuatoriano obliga a las mujeres a autoincriminarse por abortos provocados y además las judicializa. Hasta el 2018, 250 mujeres han sido denunciadas cuando llegaron a los hospitales para que las atiendan. En varias ocasiones las llevaron primero a la fiscalía y luego al hospital atentando a su derecho a la vida y a la salud integral tal como dice la constitución ecuatoriana vigente desde el 2008”. ¿Cuál es el efecto del 14- J?: “Argentina nos ilumina, nos da valor y argumentos para seguir con nuestros procesos de despenalización social y legal del aborto”, valoriza. 

En Costa Rica el aborto está penado en el artículo 121 salvo “si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y éste no ha podido ser evitado por otros medios”. Las organizaciones feministas la Colectiva por el Derecho a decidir y Acceder lucharon para que la Caja Costarricense del Seguro Social implemente el Protocolo de Atención para el Aborto Terapéutico en el sistema de salud pública y que el término salud, sea visto tal y como lo señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), de manera integral y dónde se considera tanto la salud física, emocional y psicológica de las mujeres. Pero hay dos casos emblemáticos, el de Ana y el de Aurora, que fueron obligadas a llevar embarazos a término a pesar que eran incompatibles con la vida extrauterina porque no consideraban que estaba en riesgo ni su vida, ni su salud. 

“La vicepresidenta Epsy Campbell no se ha manifestado ni a favor ni en contra del aborto. Durante la campaña política del actual presidente Carlos Alvarado Quesada él se manifestó en contra del aborto, y no mostró ningún interés en la despenalización. Asimismo diputados como José María Villalta (Frente Amplio) y Enrique Sanchez (PAC) y la diputada Paola Vega (PAC) han manifestado a favor de la despenalización del aborto. Costa Rica es un país muy conservador y continúa siendo un estado confesional. Además, en esta nueva administración, se cuenta con un bloque de catorce diputados y diputadas de un partido de corte religioso neopentecostal que están contra el aborto en todas sus formas”, radiografía Nadiezda Serrano Álvarez, activista feminista autónoma de Costa Rica. Ella también grafica el impacto de la movilización desde el sur. “El movimiento en Argentina por el aborto legal nos ha inspirado como feministas costarricenses para generar acciones y convocatorias abiertas a colectivas feministas, para organizarnos en torno a la lucha por el aborto legal, siempre basada esta lucha en el contexto costarricense”. 

Desde Brasil -y definida como “preta pra sempre”- Dríade Aguiar, editora y columnista de MidiaNINJA y ForadoEixo marca como los vientos feministas cruzan fronteras y contagian una alegría verde y unida: “Aquí estamos tremendamente inspiradas por la victoria de Argentina. Varias mujeres, dentro y fuera de las organizaciones institucionales feministas, se están movilizando en esta lucha que ya tiene casi cincuenta años. Debido a la conmoción generada en la última semana, aquí también se adoptó el mismo color de lucha y, con ese empujón de las hermanas, la onda verde debe tomar nuestro país. Esto junto a las movilizaciones que acontecieron en Irlanda, país que tiene una sociedad muy religiosa, como la brasileña, nos dejan un escenario bomba. El punto alto serán los actos realizados el 22 de junio cuando aproximadamente diez grandes ciudades saldrán a las calles, entre ellas San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte. En el mes de agosto, el Supremo Tribunal Federal realizará una audiencia pública sobre aborto, para hablar sobre el proceso que debe llevar la votación para la aprobación o no de la ley. Hasta ese día, seguiremos luchando incansablemente por el derecho de nuestros cuerpos”. 

“El proceso argentino está siendo observado con mucha atención desde Perú, ya que se muestra no solo como un debate de argumentos entre expertos y autoridades, sino como un proceso de afirmación de ciudadanía en el que la sociedad reconoce auténticamente la calidad de sujeto de derecho de las mujeres y lo reivindica públicamente en los espacios que encuentra”, destaca Jeannette Llaja, de la Asociación Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (DEMUS), de Perú. La situación peruana no es amable y solo permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando corre riesgo la vida de la mujer: “Tenemos un Congreso dominado por una mayoría fujimorista explícitamente  en contra de cualquier posibilidad de ampliar la despenalización del aborto, incluso el de un embarazo producto de una violación sexual. En ese marco, las movilizaciones generadas y los discursos presentados por el Poder Legislativo argentino han sido comentados y viralizados por líderes de opinión y autoridades (incluyendo congresistas) afines al derecho a decidir de las mujeres, además de organizaciones y activistas feministas. Paralelamente, ya están convocando a acciones de articulación para retomar el debate de la despenalización del aborto en Perú, en donde se calcula que se producen 371.000 abortos clandestinos y sobre el que recaen dos resoluciones supranacionales en contra por haber violado los derechos humanos de adolescentes al negarles el acceso al aborto”. 

Llaja también puntualiza: “En Perú, producto de una iniciativa ciudadana llamada #DéjalaDecidir, entre el 2014 y el 2016, se debatió la propuesta de despenalizar el aborto por violación sexual en el Congreso, pero fue finalmente archivada, pese a tener apoyo de la mayoría de la población. Y, actualmente, existe una iniciativa similar, pendiente de debate”. Por su parte, la abogada feminista Adriana Benjumea, Directora de la Corporación Humanas, de Colombia, profundiza: “Avanzar en el derecho al aborto en la región es un asunto de justicia que no puede esperar y, en ese sentido, la movilización de las mujeres argentinas y el debate serio y profundo en la Cámara de Diputados sobre la ley de aborto en Argentina manda un mensaje contundente en la región de como legislar sobre nuestros derechos, con nuestras demandas y nuestras voces”. 

El 97 por ciento de las mujeres que viven en la región no tienen acceso a aborto legal, seguro y gratuito, según un informe del Instituto Guttmacher. Por eso, el reclamo, igual que lo que ya pasó con el grito de Ni Una Menos, se extiende por el continente, se multiplica en las redes, se convoca a hacer cuerpa en la calle y se ejerce como una forma de presión frente a la política indiferente o conservadora. Que sea ley. Y que sea en toda Latinoamérica.

Fuente: La 12 - Por Luciana Peker.-

FALLO HISTÓRICO DE DIANA SACAYÁN, FUE CRIMEN POR ODIO

Título original: La Sacayán lo hizo de nuevo 


Líder travesti, periodista de este suplemento, imbatible luchadora por los Derechos Humanos, Diana Sacayán, aun después de muerta, acaba de conseguir un fallo histórico en la Justicia argentina. En el tramo final del juicio que Soy viene siguiendo paso a paso, su asesinato fue calificado como crimen de odio. Se espera para principios de julio que la palabra travesticidio aparezca en los papeles. Su asesino, Gabriel David Marino, quien muy probablemente estuviera esperando la misma impunidad con la que históricamente los asesinos de travestis se vieron favorecidos, fue condenado a prisión perpetua. Aquí, la crónica de este momento histórico en el que la familia Sacayán y la familia lgbtti celebraron un acto de justicia que sienta un precedente de dignidad y que, además, no termina acá.

Completo silencio en la sala. Son las 12 y 3 minutos. El presidente del Tribunal Oral Criminal Nº 4 tamborilea los dedos de la mano izquierda, nervioso, sobre el estrado. En pocos segundos leerá el veredicto que marcará un antes y un después para las travestis y las trans en los tribunales argentinos. Sobre tres jueces pesa la responsabilidad de dictar sentencia por el crimen de la militante travesti y defensora de los derechos humanos Diana Sacayán. Un asesinato que reviste el carácter de “crimen político” para el colectivo lgbti. Diana Sacayán fue la activista argentina que caracterizó al travesticidio como último eslabón de las violencias que sufren las travestis. 

Ingresan en la sala Say Sacayán -hermano de Diana-, Nora Cortiñas y Marlene Wayar. Sobre la valla de madera de alto artesanado que separa al público del Tribunal, dos estampitas del Gauchito Gil y de Diana Sacayán amparan del frío de los Tribunales. Solo pueden verlas quienes están sentadxs en primera fila.

-¿Estamos todos?- pregunta el juez Calvete, acomoda el micrófono. Y comienza a leer.



“En la Ciudad de Buenos Aires, a los 18 días del mes de junio de 2018, siendo las 12 horas, se constituyen en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Nº4 de la Capital Federal los doctores Ivana Bloch, Julio César Báez y Adolfo Calvete, este último como Presidente, a fin de dar lectura a la parte dispositiva de la sentencia dictada en la causa 62.182 del 2015 seguida a Gabriel David Marino, argentino, soltero, estudios secundarios completos y actualmente alojado en el Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza”.

El público en la sala aprieta los puños, traga saliva, cuesta respirar. Es muy veloz el desenlace. El acusado Marino permanece impávido. Tuvo oportunidad de hablar al comienzo de la audiencia, pero la rechazó. Su defensor, Lucas Tassara, no está presente. Lo reemplaza el defensor Ramiro Rúa.

“El Tribunal por mayoría resuelve condenar a Gabriel David Marino por ser coautor del delito de homicidio calificado por odio a la identidad de género”. Aplausos, abrazos y llantos en la sala. Marino traga saliva pero no se mueve, ni siquiera pestañea. “Y por haber mediado violencia de género, a la pena de prisión perpetua, accesorias legales y al pago de las costas del proceso”.

El juez Calvete levanta la mirada dos veces hacia el público. “Firme que sea, insértese en el registro de sentencias del Tribunal. Es todo”.

Cinco agentes penitenciarios retiran al condenado por homicidio por odio a la identidad de género travesti. Sale por detrás del estrado de lxs jueces. No hay la menor señal de jurar venganza hacia el acusado. A todxs les gana la tristeza por la ausencia de Diana y saber que lxs jueces esta vez escucharon las voces del colectivo travesti-trans. Que la vida de Diana y de todas las travestis y trans valen. Que ya no van a ser impunes quienes pretendan arrancarlas.

AL CALABOZO NO VOLVEMOS
La lectura del veredicto duró siete minutos. Que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. La consideración de la vida travesti como digna de ser protegida, o no. Después de estos siete minutos comienza otra historia para travestis y trans en la Argentina.


Conoceremos la sentencia completa recién el viernes 6 de julio. Habrá que esperar hasta entonces para saber si el Tribunal empleó la categoría de “travesticidio” en los fundamentos. “Es preciso que el concepto de travesticidio se incluya como concepto jurídico. Diana venía reclamando el uso de este concepto social y político y Say Sacayán continuó con esta lucha”, dice Luciana Sánchez, abogada de la querella familiar.

Afuera de la sala, sobre el pasillo que da a las claraboyas con vitrales que permiten pasar la luz del sol, hay un mar de abrazos, lágrimas, gritos de justicia que por primera vez se plenifican con una realidad potente y esperanzadora. No es afán por punitivista sino la buena noticia de que por primera vez la Justicia da una señal de que se terminó la impunidad para los travesticidios. Y quizá también de que deben terminar los ataques cotidianos y la violencia institucional contra las travestis.

Decenas de cuerpos que saltan enlazados en abrazos activistas, por primera vez, en los pasillos helados y que siguieron la transmisión del Centro de Información Judicial, porque la sala era chica y no entraban todas, todos y todes. Esos rostros y esos cuerpos que se conocen durante años en las calles y en los espacios de militancia compartida entre el movimiento lgbti, el feminismo, los movimientos sociales, partidos políticos y sindicatos. Hasta el acceso a los ascensores jaula del sexto piso de Tribunales quedaron completamente ocupados por activistas. Cientos de voces cantan “Diana corazón/ acá tenés las travas para la liberación” y “Lo dijo Lohana y Sacayán/ al calabozo no volvemos nunca más”. Say Sacayán recordó a Lohana Berkins como “nuestra travestiarca, así la llamaba Diana. Lohana nos guió pero no pudo resistir el dolor que le provocó la muerte de Diana”. En la declaración que hizo Lohana tres días después del asesinato de Diana, dijo: “Me importa que el hecho quede encuadrado como travesticidio”.

La Comisión de Justicia por Diana Sacayán trabajó dos años hasta arribar a esta sentencia que condena este asesinato como crimen de odio y como violencia de género. “La condena como crimen de odio señala que las travestis tienen derecho a la identidad y que la identidad travesti es una forma de vida que vale. Por otro lado, la calificación como violencia de género señala que todas las identidades femeninas, sin distinción, tenemos derecho a vivir sin violencias. Así como se habla hoy de las muertes por aborto evitables, los asesinatos de nuestras compañeras travestis y trans son completamente evitables. Tenemos que evitar que se sigan produciendo estas muertes”, sostuvo Luciana Sánchez. 

Un hito fundamental para que el trabajo actual fuera posible es la Ley de Identidad de Género, promulgada en 2012 en Argentina, y por la que luchó Diana Sacayán. “La despatologicación de las identidades trans en nuestro país se produjo en 2012 -dice Luciana Sánchez en relación a la reciente declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS)-. Con la Ley de Identidad de Género se abrió la posibilidad de sentirnos sujetas y sujetos dentro del sistema de Justicia. Pero no alcanza con un reconocimiento abstracto sino que el reconocimiento debe ser material. Ya no afuera, quejándonos y excluidxs. O adentro y quejándonos por no ser escuchadxs. Ahora seguiremos adentro y afuera, como hacen los movimientos sociales”, sostiene. 

UNA NUEVA JURISPRUDENCIA
Una fila interminable de activistas y militantes bajan las escaleras de Tribunales agitadxs pero sin gritar. Lo más difícil ya pasó: la descarga de adrenalina, el temor y la desconfianza, que predominaron en las primeras audiencias. Patricia Sacayán, hermana de Diana, le cuenta a Soy que no pudo respirar hasta que anunciaron que se daba comienzo a la lectura del veredicto. “Hoy cuando entré temprano, me ataqué mal. Tomé aire y me hicieron masajes. Solo así pude volver a entrar. Cuando escuché la sentencia pude empezar a respirar bien”. La sensación que cuenta Patricia fue de muchxs. Más tarde, ya pronunciada a sentencia, el desfile de cientos de jóvenes bajando por las escaleras de Tribunales para ganar Plaza Lavalle, removió toneladas de prejuicios impregnados en tomos apolillados de jurisprudencia. Lxs jóvenes con su estela de sol de invierno es la sensación que recordaremos quienes vivimos este día histórico. En estos meses el movimiento travesti-trans logró derrumbar las más macizas murallas patriarcales. Y todavía le esperan otras, tanto o más compactas.

En Plaza Lavalle, Nora Cortiñas señala que estamos ante un fallo histórico. “Que los jueces nos vean a todas. Gracias a eso se despiertan. Hay que exigir que este fallo esté en los anales de la historia jurídica. Diana está presente”. Se preparan los tambores. Distintas activistas travestis y trans ponen el acento en que este 18 de junio y este juicio marcan un precedente mundial. No lo sabían, pero mientras un tribunal de Buenos Aires dictaba esta sentencia, la Organización Mundial de la Salud retiraba la transexualidad de la lista de enfermedades mentales. Johana Sacayán, otra de las hermanas de Diana -que padeció cárcel junto con ella, por su identidad travesti-, dice que Diana sigue estando presente de muchas maneras. Nada quiere quedarse quieto.

MULTIPLICAR ES LA TAREA
Dos eran las preguntas que se escuchaban en los pasillos de Tribunales, antes de comenzar cada audiencia: 1) ¿llegó el imputado? y 2) ¿llegó la combi con lxs Sacayán? El juicio no podía comenzar sin lxs hermanxs y sobrinxs de Diana.

Son quince lxs hermanxs Sacayán, por orden de edad: Salomón, Viviana, Mirta, Gladis, Nieves, Rosa, Julio, Fabián, Patricia, Arturo, Daniel, Silvia, Johana y Say. Falta Diana. Los rostros tan parecidos a Diana, y multiplicados durante toda la audiencia en cada punto de la sala, interprelaron en silencio al Tribunal. Con una historia de lucha detrás. Arturo dice que cumplió el papel de papá de Diana. Comenzó a trabajar a los 9 años en una verdulería lavando en fuentones galvanizados papa negra para convertirla en papa blanca. Con el tiempo, Diana comenzó a tomar iniciativas que ayudaron al grupo familiar a salir adelante y se puso al frente de los reclamos barriales. Luego vino la lucha por mejorar las condiciones de vida de todas las travestis y trans, la lucha por la Ley de Identidad de Género y el cupo laboral travesti-trans. La mayoría de lxs Sacayán continúan viviendo en Gregorio de Laferrere, donde se criaron con Diana. También llenaron la sala de audiencia lxs sobrinxs Sacayán.

El menor de lxs hermanxs, Say, se hizo cargo de coordinar el M.A.L. (Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación) que fundó Diana y cargó sobre sus hombros la querella judicial y los momentos de máxima tensión durante la investigación judicial. Darío Arias, coordinador de Conurbanxs por la Diversidad y amigo de Diana, lo acompañó a lo largo de este difícil proceso. “Esto no hubiera sido posible sin el acompañamiento del movimiento travesti-trans, de los movimientos políticos y de lxs activistas individuales. Hicimos justicia por las compañeras asesinadas y sobre las que la Justicia no se pronunció. Lo que ocurrió hoy en Tribunales habla de la inmensidad de la lucha de Diana. Aun cuando ya no esté acá, Diana nos sigue marcando el camino. Hemos logrado darle todas las herramientas a la Justicia, las personas travestis y trans pudimos hablar (Say estuvo entre lxs testigxs, así como otrxs integrantes del colectivo). Y sobre todo pudimos hablar en el expediente de la violencia estructural y del travesticidio social”, dice Say Sacayán. La querella familiar también recurrió a las organizaciones internacionales trans y así fue como la activista muxe Amaranta Gómez Regalado viajó desde México para declarar en el juicio como testigo experta. A esto se sumó un trabajo arduo con el Ministerio Público Fiscal, especialmente a través de la UFEM (Unidad Fiscal Especializada en violencia hacia las mujeres y las personas LGTTBI)  y la DOVIC (Dirección de Orientación, Acompañamiento y Protección a Víctimas). 

La tarde cierra con un homenaje con velas en Plaza Lavalle a las travestis y trans que ya no están. Hay conciencia en el movimiento travesti-trans de que aumentaron los ataques del colectivo, incluso hacia quienes tienen un perfil militante. Pero el homenaje no pretende una plegaria sino conjuro potente para emerger del dolor con fuerza transformadora. Quedan muchas barreras que derribar. Y se precisa toda esa fuerza.

Fuente: Página 12 - Por Adriana Carrasco.


viernes, 8 de junio de 2018

MÁQUINAS DE VIOLENCIA







¿Por qué los hombres matan a las mujeres? En la inmensa mayoría de los casos, porque no hacen lo que ellos quieren o porque no pueden poseerlas completamente. Por decir un número: en la provincia de Buenos Aires, donde reside el 39 por ciento de la población de nuestro país, los femicidas fueron ex parejas en el 75 por ciento de los casos. ¿Por qué será? ¿Por qué será que se desata la violencia homicida cuando ellos se convierten en ex? ¿Será porque sienten que ellas salieron de su control? ¿Y cómo se genera esta idea loca de que se puede poseer a una mujer? Son siglos de trabajo abnegado de un sistema de opresión llamado patriarcado –literalmente, “gobierno de los padres”– que se reproduce a sí mismo por la seducción o por la fuerza. Las brujas quemadas al fin de la edad media, las amas de casa sostenidas adentro de sus hogares inmaculados a fuerza de antidepresivos, las que todavía son lapidadas hasta la muerte en Medio Oriente por el atrevimiento de gozar del sexo por fuera del matrimonio; el hecho de que a todas nos vean “solas” cuando no hay un hombre al lado –y no importa si la que está al lado es tu pareja o tu compañera sexual–, la idea instalada del instinto materno –animalitas del señor, ellas quieren reproducirse a toda costa–, la figura de la media naranja, el amor de tu vida, las reinas del hogar, o peor, el corazón del hogar. Los cuentos maravillosos que todavía se estudian en las escuelas primarias y que siempre terminan en matrimonio –frente a la envidia de la fea de la madrastra–, las telenovelas, los boleros, el trap, las revistas llamadas femeninas, las publicidades que insisten en la felicidad de dejar la casa libre de gérmenes, la idea cristalizada que las “peleas” se solucionan en la cama, que los varones tienen “necesidades” sexuales y en cambio las mujeres están enfermas cuando les gusta disfrutar del sexo. La lista es infinita y si tuviera que describirla en tres palabras diría: es una máquina de violencia. La reproducción de un modelo de familia, de los roles de género que es necesario cumplir para poder salir en la foto, la frustración de no poder cumplir con el objetivo, el encierro que produce el contrato de fidelidad superpuesto al juramento de amarse para toda la vida; todo eso es violencia y esa violencia, en la mayor parte de los casos –casi el 70 por ciento del registro de episodios de violencia “doméstica” en la Ciudad de Buenos Aires tiene como víctima a una mujer– las que lo sufren se reconocen en femenino. Sobre el porcentaje remanente, la mayoría son niños y niñas. La pareja, más especialmente la pareja heterosexual, tal como la conocemos, es una máquina de violencia. Las mujeres y las niñas corren más peligro dentro de sus casas que fuera de ellas, saberlo lastima, enfrenta al más siniestro de los terrores que es que vuelve ajeno lo que se supone cotidiano, filoso lo que nos presentan como blando, helado lo que debería ser abrigo. Pueden enfurecerse, sacar ejemplos particulares de felicidad conyugal, creer que el amor todo lo cura pero lo cierto es que una estructura que está pensada y alimentada desde prácticamente todos los discursos sociales y culturales para sostener el gobierno de los padres y para articular un régimen de control sobre las generaciones que desde ese encierro se aventuran al mundo. Cuando las ex hijas de genocidas desprecian la filiación de sangre y contra todo contrato de confidencialidad –que también se da en las familias, aquello de los trapos sucios que se lavan en casa– hablan de lo que lo que no toleran más y se desasocian de una complicidad que les habían impuesto señalan de qué se trata la familia y la pareja como lugar de fundación de la familia: un lugar de encierro donde la fantasía de los buenos vecinos que riegan el jardín delantero se desarma. La crueldad se alimenta del encierro, por eso los campos de concentración donde la crueldad podía ejercerse porque después saldrían con la camisa limpia y la raya del pantalón bien planchada. Esas hijas son subversivas, mal que les pese a los que fueron sus padres. Subversivas de un orden que antecede a la dictadura y que la sucede, aun cuando en ese periodo de terror extremo que se hayan sujetado más fuerte las sogas de los lazos familiares para dejar afuera a las que no sabían ejercer el control que debían: “¿Usted sabe dónde está su hijo ahora?” Igual de subversivas son las madres que denuncian a los progenitores de sus hijos o hijas por abuso sexual, o las niñas y niños mismos cuando pueden hablar, apuntan al corazón del gobierno de los padres exhiben cómo la opacidad de las paredes de un hogar y los atributos de un mandato pueden traducirse en crueldad. Entonces, ¡silencio! Apunten contra las que hablan y salven a quienes perpetran. Así actúa la Justicia patriarcal, así se defienden a diario los que se sienten amenazados por la revolución feminista que lo cuestiona todo, que lo quiere cambiar todo y que no va contra el deseo heterosexual si no contra un modelo de pareja, de amor, de familia; obligatorio y violento que, mal que les pese a muchos y a muchas, es un riesgo para la vida, sobre todo de las mujeres.

Fuente: Página 12 - Por Marta Dillón.-