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miércoles, 10 de julio de 2013

AVANCES PARA PONER FIN A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES



El año pasado, cuando los rebeldes se hicieron con las principales ciudades del norte de Malí, ONU Mujeres registró un repentino y drástico aumento de las violaciones en la primera semana de la toma de Gao y Kidal, en lugares en los que la mayoría de mujeres nunca denuncia este tipo de violencia a nadie, ni siquiera a los profesionales de la salud. Escuchamos historias de cómo se había secuestrado de sus casas a niñas de tan sólo 12 años de edad para llevarlas a campamentos militares donde se las violaba en grupo durante días para luego abandonarlas; de salas de cirugía y parto invadidas por hombres armados imponiendo códigos de vestimenta y ocupando las instalaciones sanitarias; de mujeres jóvenes castigadas, flageladas y torturadas por tener hijos fuera del matrimonio.




Esta semana, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se hizo eco de atrocidades similares procedentes de otras partes del mundo, y aprobó su cuarta resolución en sólo cinco años dedicada exclusivamente a la cuestión de la violencia sexual en el conflicto armado. Hasta hace poco este crimen era invisible, no se le prestaba atención o bien se omitía, considerado una consecuencia inevitable de la guerra. Sin embargo, actualmente se trata de una cuestión que el órgano mundial a cargo del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales aborda de manera sistemática. Y este no es el único logro en materia de políticas conseguido en los últimos meses para transformar la violencia contra las mujeres de una pandemia a una aberración.

En marzo, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el principal órgano para la formulación de políticas a nivel mundial dedicado a promover los derechos de las mujeres, alcanzó un acuerdo histórico sobre la violencia contra las mujeres. Esta declaración con miras al futuro exige el compromiso de los Estados Miembros de adoptar medidas que nunca antes se habían articulado tan explícitamente en documentos internacionales, incluidas las situaciones de conflicto y posteriores al conflicto. En abril, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un nuevo tratado sobre el comercio de armas por el que se pide a los Estados partes exportadores considerar los riesgos de las armas que se utilizan “para cometer o facilitar actos graves de violencia de género o de violencia contra las mujeres”. Ese mismo mes, la Representante Especial del Secretario General sobre la violencia sexual en los conflictos identificó y denunció a los agresores de este crimen en su informe anual presentado al Consejo de Seguridad. Además, las ocho naciones más ricas del mundo firmaron un acuerdo histórico para colaborar hacia el fin de la violencia sexual en los conflictos. Bajo la presidencia del Reino Unido, el G8 acordó seis pasos fundamentales para abordar la impunidad y se comprometió a aportar 35 millones de dólares estadounidenses por concepto de nuevo financiamiento.

Esta muestra de avances en las políticas viene acompañada de crecientes exigencias para fomentar el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género y decir no a la violencia contra las mujeres. Este año empezó con protestas masivas en todas las ciudades importantes de la India tras una brutal violación en grupo que tuvo lugar en Nueva Delhi, que luego desencadenaron revueltas públicas contra la agresión sexual en Brasil, Sudáfrica y otros países. Nunca antes se había presenciado estos niveles de movilización popular internacional como consecuencia de incidentes individuales de violencia contra las mujeres.

Lo que más sorprende es que esto sucede en un momento en que un fundamentalismo en auge, una austeridad generalizada y un militarismo continuado amenazan con revertir los derechos de las mujeres y marginar las peticiones relacionadas con la igualdad de género. Hoy en día, las y los activistas a favor de los derechos de las mujeres han arriesgado sus vidas para denunciar la violación en Malí; las refugiadas que huyen de Siria están sufriendo matrimonio forzado y precoz en comunidades de refugiados de países vecinos; y se ataca de manera despreciable a niñas que sencillamente quieren tener una educación en Afganistán o Pakistán. Los hechos sobre lo que la Organización Mundial de la Salud recientemente ha calificado como “un problema de salud global de proporciones epidémicas” básicamente no han cambiado. Más de un tercio de todas las mujeres y niñas, en países ricos o pobres, en periodos de paz o de guerra, experimentarán la violencia a lo largo de sus vidas, la gran mayoría de ellas a manos de su compañero sentimental.

La última resolución del Consejo de Seguridad y otros logros recientes en materia de políticas son indicios de progreso. Ahora sus palabras inspiradoras deben convertirse en medidas, invirtiendo en el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres como la estrategia de prevención más eficaz para poner fin a la violencia contra las mujeres. No es casualidad que la mayoría de avances en la jurisprudencia internacional reciente sobre crímenes de guerra contra las mujeres los hayan conseguido mujeres pioneras al frente de tribunales internacionales o que lideran procesos judiciales internacionales. En la misma línea, las medidas legislativas y de políticas no bastan para ayudar a una mujer víctima de maltrato a escapar de una situación de abusos y permitirle rehacer su vida: sólo una mayor igualdad entre los sexos cambiará el curso de la prevención y la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas.

Estos pasos positivos deben reforzarse con medidas decisivas adoptadas por los gobiernos nacionales. A ellos les corresponde asegurar que la violencia contra las mujeres y niñas en primer lugar no llegue a ocurrir, y que, cuando ocurra, las víctimas tengan una respuesta rápida y apropiada, incluido un acceso efectivo a la justicia. Para ello, debemos contar con una cooperación internacional firme, entre entidades regionales y multilaterales, incluida ONU Mujeres, para empoderar a las mujeres y las niñas y poner fin a las atrocidades. Asimismo, se necesita esfuerzos decididos por parte de las organizaciones de la sociedad civil y el movimiento mundial a favor de las mujeres para recordar tanto a los gobiernos nacionales como a las organizaciones internacionales que no basta con unas cuantas palabras, con unas cuantas medidas, sino que debemos aspirar a lo más alto y seguir avanzando.

Fuente: Archivo AmecoPress. - Por*Lakshmi Puri, Jefa interina de ONU Mujeres y Subsecretaria General 

jueves, 16 de mayo de 2013

GÉNERO


Si se menciona el género,en el imaginario social, automáticamente se asocia con alguna forma de violencia, como si la idea de violencia necesariamente debiera continuar a la conceptualización del genero (1) .Como si se tratase de un encadenamiento inevitable, definitivamente engranado en su manera de instalarse social y psíquicamente. Lo que sugiere una concepción homogénea de este tema que polariza al genero (hombres, mujeres y transgéneros) y lo ata a las violencias múltiples que enhebra víctimas y victimarios.





Parecería prudente pensar en una resignificación o reconstitución de categorías destinadas al análisis de los diversos procedimientos que las violencias implican, así como al análisis de sus efectos en sus protagonistas. Si continuamos manteniendo la antedicha asociación con distintas semantizaciones pero con el mismo significado, se arriesga vaciar de contenido aquello que pretendemos describir , explicar y modificar. Esta advertencia no invalida el uso actual de la oposición Género y Violencia, solamente reclamo revisión critica, desde un pensamiento actual, descolonizador. Cuestiono “el “marco teórico que utilizamos puesto que contamos con varios posibles,cambiantes, que no han sido determinados definitivamente. La dimensión política como unidad de análisis para rastrear novedades y tradiciones en el inagotable y fecundo campo de la violencia de género-contra las mujeres- es la perspectiva y el posicionamiento que el tema reclama.

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Historias

La rutina “Violencia de Género”se ha instalado no solo como carta de ciudadanía y performatividad , también como venturosa y prometedora modalidad : cuando en alguna institución se decide evaluar ,mediante comentarios o estadísticas, los temas asociado con el tema en el primer párrafo se postula la advertencia: es imprescindible una perspectiva interdisciplinaria así como respetar los principios de los Derechos Humanos.

Hasta la década del 80 no se hablaba de violencia de género (en realidad violencias de géneros) exceptuando en los nodos del feminismo. Haber incorporado la idea , globalizada e institucionalizada, constituye una apertura (sin que resulte evidente hacia dónde se abre, quiénes abren y que escenario miraremos en lo abierto) .La perspectiva proyecta un horizonte nuevo que se mueve y se desplaza. Desplazamiento no necesariamente advertido en el nivel de análisis que las teoría proponen, sobre todo porque las violencias entre los géneros acumulan necesidades impostergables, una de ellas el reconocimiento de las victimas (que la disciplina de la Victimologia anunció en décadas anteriores), así como su atención,reparación sumadas a alguna explicación asociada con los motivos que desencadenan los ataques y las victimizaciones. El arranque de tales explicaciones en el mundo de los y las psicoanalistas se ceñía a masoquismo femenino y diversas psicopatologias masculinas.

Junto con las Violencias de Géneros se fueron institucionalizando, progresivamente, los módulos llamados Asistencia a las Víctimas-con distintos esquemas según quien aplicara dicha Asistencia pero siempre en una misma dirección: la piedad,o la consideración o el derecho de las víctimas- garantizada por la inclusión estatal y la privada de la interdisciplina y los Derechos Humanos garantes de la Asistencia mencionada.(…)

En la década del 80 las incipientes ONG ,convocadas por mujeres que habían sido víctimas ensayaban sus primeros grupos de autoayuda. Hoy en día  el horizonte ilumina un espectro polivalente y multicolor.

Asistencia y supervisiones

La Asistencia a la Victima se convirtió en un título que puede cobijar profesionales atentos , pero no necesariamente entrenados en los matices de las Violencias de Géneros y entre los géneros, con frecuencia carentes una formación que les permita pensar en un punto de partida para intervenir ante una víctima de violencia familiar, (exceptuando los cuadros que han sido preparados mediante alguna carrera de especialización y aquellos que adhirieron a alguna pasantia en hospital) (2). Poco probable que dispongan de información referida a la exigencia que actualmente propone la ética de las víctimas.

Los nuevos modelos que se utilizan en las instituciones que se ocupan de Violencias de Géneros recalan en supervisiones que se caracterizan por su constitución inter y transdisciplinaria. Seria preciso ahondar en la crítica que este modelo a la luz de la actual ecología de los saberes(…)

Es improbable que el equipo trabaje preguntándole a los lideres villeros o barriales cuáles son sus puntos de vista frente al “caso” con el que hay que trabajar. Y es improbable porque en general-con excepción del Programa las Víctimas contra las Violencias (3) - la denominada Asistencia a la Victima es intervención de escritorio.(En una institución está previsto el patrocinio de la víctima en tribunales o sea,en terreno).
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Quedan pendientes las angosturas y cerramientos en los que tales inter y trans pueden desembocar. (4)

Los Derechos Humanos

Las intervenciones en Violencias de Género apelan a ellos reiteradamente .No sabemos si se recuerda que fueron necesarias décadas de lucha para obtener derechos humanos de las mujeres, y sin advertir que a la luz de los estudios postcoloniales han sido consagrados a partir de una idea eurocentrista de “lo humano” (5) en busca de un anhelado universalismo. Fueron consignados de acuerdo con un ethos europeo (6) que disoció al mundo en un “nosotros” de donde provenían los conocimientos y las verdades, y los”otros” entre quienes se encontraban los bárbaros y los nativos. (olvidándose ,al mismo tiempo, de sus propias raíces parmenideas y semíticas). No se trata de oponerse a los Derechos Humanos,sino saber de qué estamos hablando cuando los mencionamos como estandarte garantista de lo que se llama Asistencia a las Víctimas. El reconocimiento de identidades locales y el multiculturalismo quizás morigeren la impregnación del ethos europeo, sin ser suficientes y además, instituyentes -como el multiculturalismo -de teorias discutibles

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La cual conduce a acompañar a la víctima que lleva impresa la marca del victimario,no es LA victima sino un sujeto victimizado,que equivale a la existencia de un agresor.

Sumergirse exclusivamente en los artículos de los Derechos Humanos,(sin matizar las diversas perspectivas posibles de cada historial) arriesga desplazarse de una lectura que revisa la concepción matricial universalista desde el ethos europeo de la cual partieron,sin implicar por ello una lectura anti imperialista de su historia.

El universalismo que las declaraciones de estos Derechos convocan reclama el cuidado de las subjetivaciones –y su estatuto relacional-que encontramos en cada historial y que deben ser rescatadas en el informe al juez.Citando a Appadurai (7) cuando pensaba en “dos conceptos gemelos hijos del iluminismo,lo universal triunfante y lo particular irreductible”

La Violencia de Género, enunciada entre nosotros mediante la ley 26 485(2010) nos enfrenta con la colisión que se produce entre quienes acceden al acompañamiento de las víctimas (8) ya sea en terreno o detrás de un escritorio de acuerdo a la canónica habitual de otras instituciones. 

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En nuestras prácticas creamos un Programa cuyo título-para desesperación del personal administrativo de los ministerios-es Las Victimas contra las Violencias. En esa proposición, contra, cuya historia desde el Medioevo ocuparía un par de páginas, se concentra la necesaria demanda que esas mujeres deben plantear al Estado reclamando, activamente-pueden hacerlo si se las acompaña a partir de una ética de las víctimas- la sanción del agresor. Así como la estabilización de sus derechos incluidos en los humanos,con una perspectiva política que reoriente a los operadores en la dirección de saber escuchar los discursos que provienen de esas “otras” ,lo cual no equivale a “asistirlas” sino a reflexionar : ¿con qué cuento para pensar en esta violencia?.Conociendo la propia impregnación colonial y las limitaciones de los conocimientos universitarios.

En ese punto de inflexión,ejercicio mayor de modestia académica,se entrecruzan los estudios postcoloniales-dejando a la vista todo aquello que nos enseñaron parcialmente- y las políticas de emancipación intelectual que de ellos derivan.Precisamos una ecología de los saberes capaz de abrir los diques que contienen las culturas del sometimiento , el engaño y el abuso de poder de las que provienen esas “otras”, las víctimas. Paradojal espejo de quienes podríamos ¿?) estar sometidas, engañadas y victimizadas por el abuso de poder que los claustros universitarios ensayaron en nosotros/as. 

1 GIBERTI E. GENERO Y VIOLENCIA- Conferencia , Colegio de Psicólogos de La Plata.Publicado Pagina 12 marzo 2008

2 Esta afirmación está avalada por la convocatoria que durante seis años(marzo 2006 hasta la fecha)realizamos –desde el Ministerio del Interior primero y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos -después,para contratar psicólogos , trabajadores sociales y abogados destinados a formar parte del Programa las Victimas contra las Violencias que interviene en situaciones de emergencia y urgencia con víctimas de delitos contra la integridad sexual y también violencia familiar.

3 En alguna provincia, ciudad y localidad donde las Comisarias de la Mujer disponen de personal policial que concurre al domicilio de la víctima Podría existir alguna zona donde los psicólogos concurran al domicilio de la víctima para trasladarla, sin que nosotros tengamos conocimiento de ello.

4 Me refiero a los que conozco.

5 Resultaría extenso describir la idea de “lo humano”·desde esa posición colonialista. Es útil recordar los pueblos originarios,las personas transgéneros y las etnias no-blancas.

6 Revisado en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (Niza 2000),pero que aún no modifica los efectos del eurocentrismo en los países emergentes.

7 APPADURAI, A:(2001):LA MODENIDAD DEBORDADA. FCE.Ed. Trilce.Bs.As

8 Programa las Victimas contra las Violencias( Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

FUENTE: BLOG DE LA DRA EVA GIBERTI. 

( Editado en REVISTA Imago Agenda. Marzo 2012
Recortes del texto original “Violencia de género, una expresión colonizada y rumiante”

Por Eva Giberti

sábado, 11 de mayo de 2013

CUBA: JÓVENES ESTUDIAN EL GÉNERO PARA CAMBIAR REALIDADES



Los estudios de género en Cuba muestran aires de renovación con jóvenes profesionales de las ciencias sociales que van abriendo el abanico temático al indagar sobre las relaciones entre mujeres y hombres en la cultura patriarcal.




Pasadas más de dos décadas de la incorporación de esta perspectiva teórica en la academia cubana, especialistas coinciden en que hoy es posible percibir mayor diversidad en los enfoques investigativos, representatividad geográfica e incorporación de nuevas disciplinas de las ciencias sociales.





Asuntos como la violencia de género, la paternidad, la raza, las migraciones, la comunicación, las representaciones artísticas, el deporte, la sexualidad, las masculinidades, el liderazgo, el trabajo doméstico, el cuidado y las representaciones sociales son investigados por las nuevas generaciones bajo la premisa de que lo masculino y lo femenino no son componentes "naturales", sino construcciones sociales, culturales e históricas que pueden ser transformadas.

La creación desde inicios de la pasada década del noventa de más de una decena de Cátedras de Estudios de la Mujer, por la Federación de Mujeres Cubanas, en centros de educación superior de varias provincias del país, contribuyó al incentivo de este tipo de investigaciones en licenciaturas y postgrados.

Norma Vasallo, directora de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana (UH), ha seguido los resultados de las cuatro ediciones de la Maestría en Estudios de Género que desarrolla la institución. A su juicio, el énfasis de las investigaciones producidas por jóvenes marcha más hacia el ejercicio profesional que al aporte teórico.

"Se han preparado personas que intentan promover cambios en el espacio donde se desarrollan y están contribuyendo a la apertura de líneas temáticas que, a la larga, pudieran avanzar hacia aportaciones conceptuales que requieren de mayor sistematicidad y madurez", declaró a SEMlac.

Otras experiencias, como el Programa de Estudios de La Mujer de la Casa de las Américas, la Cátedra de Estudios de Género "Mirta Aguirre" del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM) o el Grupo Equidad, de la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, también promueven el trabajo sistemático con jóvenes.

Generando iniciativas

Si bien apenas existen contenidos teóricos de género en el diseño curricular de las especialidades de ciencias sociales en Cuba, estos se han ido promoviendo a través de asignaturas optativas o por interés de profesoras y profesores comprometidos con estos temas.

No obstante, jóvenes que se dedican a la investigación refieren falta de bibliografía, de legitimidad académica y de espacios para divulgar y debatir sus resultados investigativos en eventos y publicaciones científicas.

Para revertir esta tendencia, egresadas y egresados que habían trabajado sus tesis de licenciatura y maestría bajo la tutoría de la Doctora en Psicología Lourdes Fernández Rius decidieron fundar, en marzo de 2010, el grupo Psicogen (Psicología y Género) en la Facultad de Psicología de La Habana, integrado por casi 30 personas entre estudiantes y graduadas.

Según contó a SEMlac Dalia Virgilí Pino, una de las coordinadoras del colectivo, pretenden desarrollar líneas de investigación en temas de género, actividades de formación, círculos de estudio, acciones de sensibilización dentro de la universidad y divulgación de sus resultados en un boletín electrónico.

"Es complicado investigar el género porque hay mucha resistencia y esto se agrava si eres joven porque te falta experiencia", reconoció la licenciada Rachel Alfonso Olivera, investigadora del Centro de Estudios para el perfeccionamiento de la Educación Superior (CEPES) de la Universidad de La Habana e integrante de Psicogen.


Entre las líneas novedosas trabajadas por sus integrantes, las investigadoras señalan el liderazgo empresarial, los imaginarios de género y la creación de metodologías para la transformación de mentalidades.

"Si hasta ahora existen trabajos descriptivos sobre las desigualdades de género, las y los jóvenes nos estamos preguntando qué hacer y por eso trabajamos desde la investigación-acción participativa", aportó Virgilí.

Del decir al hacer

Vincular academia y activismo feminista es otro de los rasgos que distinguen a la nueva hornada que investiga género en Cuba, al decir de Danae C. Diéguez, profesora de la Universidad de las Artes.

Para la estudiosa de género y cine, "la toma de partido desde el feminismo marca en la actualidad un derrotero mucho más visible con respecto a los estudios anteriores, que tal vez necesitaron afianzar con solidez los referentes teóricos y debieron camuflarse, teniendo en cuenta los prejuicios alrededor del término".

La incorporación de hombres interesados por esta perspectiva también está más presente entre los investigadores menores de 40 años, especialmente aquellos vinculados al Foro Masculinidades en Cuba y a la RIAM, coordinada por el historiador Julio César González Pagés.


"La RIAM ha motivado a jóvenes no solo por sus inquietudes teóricas, sino al imbuirlos en prácticas y acciones concretas, como talleres sobre violencia, música, deporte y feminismo para revertir desigualdades de género", comentó a SEMlac Oliva Hernández, profesor de cultura cubana en la Universidad de las Artes.

"Se ha ido creando una conciencia desde el ejercicio de la práctica porque hemos relacionado el discurso con nuestras realidades como seres humanos", indicó. Para Diéguez siempre debe ser asumido desde "el compromiso vital", que también es político.

"Trabajar los estudios de género implica una convicción ética. No se puede seguir diciendo que se va a trabajar con perspectiva de género si se desconoce el feminismo o se mantienen las jerarquías del pensamiento machista".

"La teoría de género es compleja de aceptar porque resulta un conocimiento nuevo que no está incorporado a la formación de los profesionales, además de que cuestiona la esencia de la cultura patriarcal en que nos formamos", advirtió Vasallo.



FUENTE. SEMLac - CUBA - Por Helen Hernández Hormilla