miércoles, 31 de octubre de 2018

EL FEMINICIDIO NO DEBE SER TRADICIÓN

El feminicidio no tiene matices, es o no es. Es intencional, de ahí su contundencia.

Es “pluriofensivo” dicen abogadas que han litigado casos de feminicidio. Atenta contra varios bienes jurídicos de las mujeres: la vida, la dignidad, la libertad, entre otros.




Por la gravedad del delito no se puede jugar ni con su nombre, ni con su comisión, ni con las víctimas, ni mucho menos con las familias que quedan destrozadas, resquebrajadas, como si hubiera pasado un terremoto por sus vidas.

Recién una agencia de mercadotecnia propuso una campaña para recordar a las víctimas de feminicidio intentando instituir el 3 de noviembre como “Día de muertas”.

El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio no requiere una fecha para visibilizar el delito más  grave contra las mujeres, el feminicidio, pues lo hace todos los días del año.

Sin embargo, redobla sus esfuerzos sin falta el 25 de noviembre, “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las mujeres”; y el 6 de noviembre, éste último instituido como “Día nacional para erradicar el feminicidio”.

Siempre que hay un nuevo reporte, informe o resultados de acciones del Estado mexicano que afectan las condiciones de justicia para las mujeres; y por supuesto, cuando se requiere intervenir para desmentir con cifras objetivas los dichos que simulan una adecuada atención al genocidio de mujeres, el OCNF alza la voz dentro y fuera del país.

Durante todo el año, esta red de más de 40 organizaciones y personas, trabaja día a día en diversas formas, incluido el litigio estratégico de casos, gracias a lo cual se han creado criterios jurídicos para brindar justicia a las víctimas y sus familias.

La lucha contra la simulación institucional es de frente, abierta y con argumentos construidos desde un esfuerzo de las organizaciones de la sociedad civil.

Por eso me identifico mucho con la decisión del Observatorio de no unirse a una campaña que pretende instaurar un “Día de muertas”.




En primer término porque dedicar un día a las “muertas” en los términos que se está haciendo, es institucionalizar el feminicidio como algo “muy nuestro”,  que está en “nuestra cultura”, en “nuestra idiosincrasia”, como todo lo que reconocemos como irremediable, como imposible de cambiar, y a lo que más vale verle el lado positivo o amable.

En segundo lugar, no obstante que la idea de visibilizar el feminicidio no es mala -sino mal planteada- lleva el problema de esa aparente institucionalización de un día para conmemorar “la tradición”, en este caso de las mujeres asesinadas.

El objetivo, que pude ser muy noble en realidad es una trampa. Esto es porque no es lo mismo sublimar la vida y muerte de quienes fallecieron, promover su recuerdo -o el no olvido-, sobre todo si es un familiar, que dedicar un día de lucha para erradicar el feminicidio.

Por ello quienes durante más de 10 años hemos dedicado parte de nuestro tiempo a documentar el feminicidio, a incidir en políticas públicas, en legislación y en acompañamiento a familiares de víctimas de feminicidio, cada 25 de noviembre, cada 6 de noviembre, lo hacemos en forma redoblada, y de manera cotidiana todos los días.

No es igual decir el “Día de…” (festivo) a  “Día de lucha por la erradicación de…” (finalidad de terminar con lo que nos está afectando).

Al llamarles muertas y no asesinadas, la campaña propuesta por la agencia de mercadotecnia, evidencia desconocimiento del tema, pues sin proponérselo propicia el riesgo de que a la larga se convierta en una “bella tradición”, incluso transformarse en una fecha comercial, como se ha intentado con el 8 de marzo. No sería entonces lejano escuchar un “Feliz día de muertas”.

La Agencia Grey México no consultó lo suficiente y se apresuró a lanzarlo para que quedara aprobado por algunas organizaciones antes del 3 de noviembre y poder lanzarla a tiempo.



El desconocimiento y la falta de consulta sobre los contenidos antes de diseñarlos, con organizaciones especialistas, refrendó el principio de que la investigación de las agencias busca el impacto en el público meta, y en segundo lugar  de importancia, colocan el impacto en quienes sufren una pérdida de esa naturaleza.

No se trata de si está “muy bonito”, sino de respetar lo que ya existe, reforzarlo, y en todo caso si hay una adhesión, ésta debe poner la dignidad de las víctimas por delante.

El hecho de que escojan el 3 de noviembre como similar al 2 de noviembre como si se tratara de una equivalencia entre muertos y muertas en general, devela el desconocimiento de que el 6 de noviembre ha sido instituido como Día nacional por la erradicación del feminicidio, justo para recordar un terrible hecho feminicida en México, como lo es el caso Campo Algodonero.

Entonces ¿Por qué crear otra fecha, que parecería solo rivalizar en tradición con el Día de muertos? ¿Acaso se trata de prolongar al 3 de noviembre la compra venta de insumos?

El feminicidio no se puede retratar en papel picado con recortes en serie. De eso José Guadalupe Posadas, autor de la imagen de la catrina nos podría ilustrar mejor. El muerto recordado, puede ser simbolizado con una calavera, pero las mujeres y niñas asesinadas no.

Si así fuera, tendríamos además de calaveras de colores con cráneos fracturados, otras con tráqueas dislocadas por ahorcamiento, con huesos de pelvis destrozados por las violaciones previas al asesinato, serían cráneos perforados con orificios de bala, o costillas rotas por arma blanca, por citar algunos.

Pero no, el Día de muertos es de festejo, de regocijo, de baile, de colores, de flores, de una festividad tradicional del país, y no, no queremos que el feminicidio se convierta en una “alegre tradición”.

Ojalá que reconsideren, y no lancen una campaña que muy probablemente corra con igual suerte que aquella fallida campaña de la marca de cosméticos Mac, que sin ningún tipo de respeto, caracterizó a las modelos como muertas.

Como explicación mercadotécnica daban la excusa de que querían rendir homenaje a las mujeres asesinadas de  Ciudad Juárez.

Pocos días duró circulando, pues la propia empresa decidió retirarla ante las múltiples quejas y sobre todo, por el boicot que las mujeres promovieron para que no se compraran productos Mac. Y dio resultado, porque con la dignidad de las víctimas no se juega. Por ello, no permitamos que el feminicidio se convierta en tradición, ni en México, ni en el mundo.

Fuente: CIMACnoticias- Por Silvia Núñez Esquer

LA "CRUZADA" DE LA INEXISTENTE IDEOLOGÍA DEL GÉNERO

TÍTULO ORIGINAL: Del género como ideología



El pánico moral desatado ante la “ideología del género” se expande como una celeridad que va del púlpito a un hashtag.

En Perú, un movimiento reaccionario se alzó con el objetivo de frenar la implementación de la educación sexual. En Chile y México, el autobús naranja “Por la libertad” circuló por las principales centros urbanos, invirtiendo el famoso resabio de Simone de Beauvoir, “Si eres mujer, seguirás siéndolo”. En Colombia, el intento de Acuerdo de Paz con la FARC fue impugnado por facilitar el “homosexualismo”. En Brasil, una efigie prostibularia de Judith Butler fue quemada, acusada de brujería. En Guatemala, la iniciativa 52/72 se propone la penalización del aborto y un régimen de conyugalidad heterosexual. Rodeado de un séquito militar, su presidente enfatizó que el matrimonio es “entre un hombre y una mujer”, al momento de expulsar un organismo de la ONU, encargado de visar casos de corrupción en su gobierno. En España, el Foro de la Familia movilizó un millón de personas en contra del matrimonio igualitario en 2005. Pero cuando quisieron replicar lo propio en Argentina, cinco años después, no obtuvieron la misma capacidad de convocatoria. Recientemente, por vez primera, la Ley de Educación Sexual Integral está pronta a introducir el género y la diversidad sexual en su texto normativo, iniciativa que fue acusada de estar viciada de “ideología”. Un peligro inminente.

Pedagogía del opresor

En los últimos años, ha cobrado fuerza la aparición de un movimiento organizado transnacionalmente, tal como ha demostrado David Paternotte, interesado en realizar una cruzada moral contra la “ideología del género”. Esta política reaccionaria se organiza en defensa de un orden presentado como natural, que se vería comprometido por buena parte de la protesta sexual activada por feminismos y movimientos LGBT, a saber, derechos sexuales y (no) reproductivos (legalización del aborto), educación sexual, matrimonio igualitario, reconocimiento a la identidad de género y adopción de infantes, por mencionar lo mínimo.

Retóricamente, la “ideología de género” alimenta la vuelta a un origen reparador para garantizar un futuro admisible y lo hace operando no solo mediante un fundamentalismo religioso, sino también, dicho con Juan Marco Vaggione, a través de un “secularismo estratégico”, una operación argumentativa que no escatima en beber de saberes presentados como científicos y jurídicos para organizar su contienda.

Dos momentos históricos signan el montaje reaccionario ante la apropiación feminista-trans de la categoría género. La IV Conferencia de la Mujer en Beijing (1995), que en su plataforma introdujo un llamado hacia políticas públicas con enfoque de género. La declaración de los Principios de Yogyakarta (2007), que estableció estándares legales para el reconocimiento de la identidad de género autopercibida. Mientras en el primer caso primó una versión estructural-funcionalista de subyugación de las mujeres cis, el segundo abrió una concepción fluida de modos de vivir y experimentar el género que no necesariamente se ajustan a la bicategorización moderna-colonial implantada por Occidente.


En 1997, Dale O´Leary, una reportera cercana al Opus Dei que asistió a Beijing, introdujo la categoría “ideología del género” en The gender agenda. Redefining equality. En 1998, Alzamora Revoredo, de la Conferencia Episcopal Peruana, publicó La Ideología de Género. Sus Peligros y Alcances.


 Los preceptos generales quedaron establecidos y, desde entonces, existen innumerables publicaciones que se caracterizan por su reiteración. En 2016, Agustín Laje y Nicolás Márquez publicaron El libro negro de la nueva izquierda: ideología de género o subversión cultural, un libro de dudosa fiabilidad intelectual en la que tergiversan múltiples líneas de pensamiento feminista, trans y queer, elaborando una suerte de “patchwork” que les permite descontextualizar un conjunto de experiencias socio-históricas diversas y discontinuas. En todos los casos, la sororidad feminista, las prácticas sexuales no-reproductivas y la afirmación de género fueron asociadas a la caída de la nación, la enfermedad, los tiempos finales.

Sin embargo, desde los años setenta, fue la propia teoría feminista la que identificó al género como una ideología con el objetivo de trazar una plataforma de acción política. Las lecturas feministas de Louis Althusser -filósofo marxista y femicida- fueron cruciales al comprender que el género, en tanto organización imaginaria de relaciones sociales entre los sexos, opera como una ideología. También al poner el acento en la necesidad de un funcionamiento subjetivo de la ideología, esto es, una interpelación primaria que convoca a los sujetos a devenir “varones” o “mujeres” bajo una mutua exclusión entre identificación y deseo (a un sexo-un género-un deseo). El análisis del género como ideología otorgó rigor teórico a una comprensión de lo personal como efecto de una organización político-sexual. Mejor aún, dicho por Teresa de Lauretis, si lo personal es político, entonces, no hay distinción entre tales esferas. Los agenciamientos sexodisidentes -incluidos los feministas- encontraron aquí su terreno de contestación.

¿Alguien quiere pensar en los niños?

Si bien es cierto que estos grupos provienen y simpatizan con iglesias católicas, evangélicas, pentecostales; ni el extendido mote de fundamentalismo ni de “anti-derechos” permite comprender los alcances de este movimiento, que suele recurrir a canales institucionales de agonización del conflicto político-sexual así como ofrecer veridicción científica absoluta. Calificarlos de grupos “anti-género”, como es frecuente en Europa, es privilegiar su artefacto discursivo que, al negar el género, actualiza su operación ideológica. Este movimiento no es anti-género, es un movimiento restaurador de un ordenamiento del género. Tales restauradores del orden no esconden su nostalgia por un paraíso perdido, un estado de naturaleza que, paradójicamente, revela toda su artificialidad en el propio conflicto social, tanto por las resistencias sexuales personales y colectivas como en las cruzadas que intentan volver a religar el orden de las cosas autoevidentes.


Pocos hashtag como el generado en Perú, #ConMisHijosNoTeMetas, guardan la cualidad de tensionar las transformaciones en el gobierno de la sexualidad y la producción socio-histórica de la infancia, incluidas sus formas jurídicas y clínicas (desde el “derecho del niño a la identidad”, pasando por la categoría de “incongruencia de género” del actual CIE-11).


 En primer lugar, porque el sintagma se arroga un patronato y patria potestad del menor, en Argentina ya derogados, que desconoce los términos de la Convención de los Derechos del Niño, cuya reglamentación normativa, en países como el nuestro, subió sus estándares de protección al prevalecer el derecho de éste cuando medie un conflicto con un tercero. Sean estos los embajadores de la heterosexualidad compulsiva, la profilaxis o la gestación forzada.
En segundo lugar, porque la defensa de una inocencia original de “mis hijos”, vínculo definido por jerarquización, es el efecto de un acabado ideológico por excelencia. Como figura a disciplinar y normalizar el niño convoca a una comunidad educativa, tanto la familia como a la escuela. Conviene recordar que, durante largo tiempo, la cultura escolar se sostuvo bajo el ideal naturalizado de familia nuclear heterosexual, auspiciando la utopía civilizatoria del progreso a través de la escolarización. La materialización espacial del clóset, del secreto que organiza lo decible, necesitó históricamente de la escuela. La sexualidad atrapada de la señorita maestra depende de una versión aséptica, garantizada en la cancelación del cuerpo sexuado a través del uniforme escolar y su mutua correspondencia al infante, objeto de cuidado, de extensión protésica de las dotes maternales. La nuestra es una disputa por la desterritorialización de un histórico currículum oculto, el de la incitación jerarquizada de la diferencia sexual y la heterosexualidad obligatoria.


Presente extendido: educación sexual para decidir

Luego de que, en agosto de 2018, una mayoría circunstancial del Senado optó por sostener una ley centenaria de penalización del aborto, el Congreso argentino avanzó hacia un dictamen de reforma de la ley 26.150 de Educación Sexual Integral. El impulso dado por los Frentes de Educación Sexual Integral y Frentes de docentes por el derecho a decidir fue contundente. De aprobarse, la normativa a tratar está pronta a reconocer el respeto a la identidad de género y la orientación sexual, un arreglo curricular conforme a saberes científico y laicos de importancia pública que, al mismo tiempo, reconoce los saberes de las culturas de pueblos originarios. Esto supone una expansión de la frontera de saberes pedagógicos hacia una comprensión pluriversal de la autodeterminación corporal.


Sin embargo, los restauradores del orden, de momento, impidieron la incorporación del fallo FAL y el Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo al proyecto de reforma. En cada uno de estos embates, no se trata tanto de lograr una versión armónica de la “sexualidad enseñable” como de asumir la conflictiva movilidad y parcialidad de lo que contará como contenido curricular. ¿No fue esto lo que aprendimos de la fisura curricular que provocaron cientxs de jóvenes portando pañuelos verdes en sus mochilas escolares?

Fuente: La Tinta - Por Emmanuel Theumer. Fotgrafías: M.A.F.I.A

XENOFEMINISMO: TECNOLOGÍAS DE GÉNERO Y POLÍTICAS DE REPRODUCCIÓN

TÍTULO  original: una reseña al xenofeminismo: tecnologías de género y políticas de reproducción.

Helen Hester ofrece en este libro una versión elaborada e igualmente potente del xenofeminismo, desplegando imaginarios políticos basados en prácticas históricas



En nombre del feminismo, la "naturaleza" ya no será un refugio de injusticia, ni una base para ninguna justificación política en absoluto! Si la naturaleza es injusta, ¡cambia la naturaleza! Laboria Cuboniks .
Manifiesto comunista (1848) de Marx y Engels; Manifiesto para Cyborgs (1985) de Haraway; Manifiesto Cyber Feminista para el siglo XXI (1991) del grupo australiano VNS Matrix; Manifiesto contrasexual (2000) de Preciado; Manifiesto por una política aceleracionista (2013) firmado por Nick Srnicek y Alex Williamsy; Manifiesto xenofeminsita (2015) del colectivo , son todos ellos lugares de emplazamiento en donde es posible pensar la conjunción de elementos muy diversos –incluso contrapuestos e indeseables– dirigidos a redefinir la matriz social que sustenta el orden capitalista y el heteropatriarcal así como los cuerpos que producen.

El xenofeminismo (XF) se basa en una multiplicidad de influencias y tiene implicaciones para muchas áreas de la filosofía, la industria farmacéutica, la música, la biología, las matemáticas, el activismo, las tecnologías digitales, el lenguaje, los cuerpos, la vida misma y probablemente para el más allá también. Digo esto porque no sólo muestra una gran afinidad con la ciencia ficción, el prefijo xeno (del griego, ajeno, extraño) no sólo es una apertura a la diferencia uniendo tradiciones feministas muy diversas, sino también significa raritud, extrañeza respecto de sí mismo. Una gran apertura epistemológica propia de las mejores cocineras, de las maestras rurales, de las djs del techno más profundo y ruidoso.

En 2015, el colectivo anónimo Laboria Cuboniks, del que forma parte la propia autora, publicó por primera vez su manifiesto "Xenofeminismo: una política para la alienación" como un archivo PDF descargable y una página web  a través de los cuales expresaba sus ideas de cómo el feminismo, como movimiento emancipador, podría responder más efectivamente a los retos de vida y muerte que expresan los sistemas sociales en el momento actual. Una coyuntura definida por el aceleracionismo después de 30 años de neoliberalismo planetario.

El manifiesto recupera la genealogía de la tecnología, la ciencia y la abstracción desde Firestone a Haraway, desde la segunda ola al transfeminismo, al movimiento queer y la disidencia sexual racializada actuales, para decretar que la transformación sólo puede verse afectada con un encuentro con lo desconocido, con lo extraño, con lo fracasado que “Nada debe ser aceptado como fijo, permanente o "dado", ni condiciones materiales ni formas sociales ... Cualquiera que haya sido considerado "antinatural" ante las normas biológicas reinantes, todo aquel que haya experimentado injusticias cometidas en nombre del orden natural, se dará cuenta que la glorificación de la 'naturaleza' no tiene nada que ofrecernos”.

Helen Hester ofrece en este libro una versión elaborada e igualmente potente del xenofeminismo, desplegando imaginarios políticos basados en prácticas históricas; entre ellos el Del-Em  que era un dispositivo de extracción menstrual que permitía a las mujeres realizar abortos tempranos fuera del control médico en la década de los setenta, un momento marcado por leyes prohibicionistas. También en futuribles, ya presentes, como la evocada planta transgénica desarrollada por Open Source Gendercodes que permite cultivar hormonas sexuales dentro de las hojas de tabaco. Estas y otras intervenciones descritas en el libro se caracterizan por su versatilidad, la posibilidad de funcionar en múltiples escalas simultáneamente. Son lo que la autora llama “protocolos”: arreglos flexibles, relacionales y organizativos que transforman los mundos sociales en los que se mueven y operan, y con la capacidad  de cultivar nuevos futuros  desde dentro del propio corazón alienado.

En lugar de rechazar la tecnología, XF exige una reutilización crítica de ella, alejada de los intereses del capital y dirigida hacia objetivos progresistas de emancipación de género. De esta manera, la autora nos señala que la aparición de múltiples géneros sería solo un primer paso para negarse a aceptar cualquier género como una forma de explicar los roles sociales, justificar la discriminación, etc. Otro de los temas centrales en el libro es el derecho de las personas a no procrear. Pero por otra parte, también trata de que quien quiera pueda hacerlo en condiciones de seguridad y apoyo. Hester argumentará que ambas opciones no se han distribuido socialmente de manera uniforme y tendrían que formar parte de un amplio movimiento social por la justicia reproductiva. Un movimiento  que avanzaría en propuestas concretas dirigidas a la creación de espacios culturales que permitan descentrar la familia biológica y la dinámica hegemónica  que insiste en establecer formas correctas e incorrectas de formar unidades sociales reproductivas. Se trataría de promover instituciones alternativas para la reproducción social,  que incluyan diferentes maneras de disfrute de la intimidad y la solidaridad, pero también ampliar el papel del estado y la acción pública para reconocer y cuidar a personas que no quieren ni forman parte de unidades familiares tradicionales. 

“No más repeticiones sin futuro en la cinta de correr del capital, no más sumisión al trabajo pesado, productivo y reproductivo por igual, no más reificación de lo dado enmascarado como crítica. Nuestro futuro requiere depetrificación. XF no es una apuesta por la revolución, sino una apuesta por el largo juego de la historia, que exige imaginación, destreza y persistencia.”… “XF aprovecha la alienación como un impulso para generar nuevos mundos”. A diferencia de algunas visiones apocalípticas que señalan un colapso sistémico y global a corto-medio plazo, la escritora se aparta de esta senda y nos indica que hay posibilidades, que si bien tenemos muchas cosas rotas y dañadas también hay expectativas, opciones entre estas cosas rotas y dañadas. Hester dirige su mirada optimista hacia una suerte de aceleracionismo reparativo que abanderaría un xenofeminismo que no necesariamente tendría que quemarlo todo para que podamos empezar de nuevo.

Fuente:CTXT - Por Fefa Vila Núñez

HOY ESTOY EN PELIGRO, habla la hermana de Marielle Franco




“Sé que como mujer negra, que tuvo una hermana homosexual, hoy estoy en peligro” en Brasil, dijo a la AFP Anielle Franco (foto), de 34 años, durante la Cumbre Mundial de Defensores de Derechos Humanos que se celebra en París. Su hermana Marielle Franco, una concejala negra del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que denunciaba el racismo, la violencia policial y luchaba a favor de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTB, fue acribillada con 38 años el 14 de marzo dentro de su auto en el centro de Río de Janeiro.

–¿Cuál es su reacción después de la elección de Jair Bolsonaro como presidente de su país? 

Tengo mucho miedo de lo que va a hacer, pero también tengo mucho miedo de la actitud de las personas que votaron por él. Desde el domingo, ha habido muchos incidentes de violencia en Río, personas insultando, peleándose. Bolsonaro había dicho que iba a “limpiar” –es la palabra que usó– el país de los homosexuales, los pobres y los negros. Así que sí, le tengo miedo, y también de lo que los militares creen que tendrán derecho a hacer. Pero también tengo miedo de la gente “normal”, si piensan que se les permitirá portar armas, si piensan que la familia tradicional es superior a cualquier otro tipo de familia y que las familias homosexuales no tienen derecho de existir. Creo que la gente se escondía detrás de sus opiniones, y Bolsonaro les dio derecho a gritar sus tonterías. Entonces sí, estamos muy asustados y nos sentimos en peligro. Creo que una parte de la población estaba harta del PT (Partido de los Trabajadores- Izquierda, que gobernó Brasil desde 2003 hasta 2016), de Lula y todos los demás. Puedes cansarte de la corrupción, pero no puedes perder la democracia... Sus partidarios dicen que votaron a Bolsonaro para acabar con la corrupción, pero no se dan cuenta de que votaron por alguien que difunde el odio entre las personas, y eso restringirá sus derechos y libertades. Me gustaría hacer un llamado a las oenegés y organizaciones de defensa de derechos humanos para que vigilen la situación en Brasil y continúen ayudándonos a pesar de la llegada de Bolsonaro al poder.

–¿Su familia está amenazada?

Recibimos diferentes tipos de amenazas: frente a frente y en las redes sociales. Hace aproximadamente tres semanas, me pasó dos veces, estaba con mi hija en un gran centro comercial en Río, y gente que llevaba camisetas de Bolsonaro nos comenzaron a gritar, aterrorizando a mi hija de dos años. Gritaban: “Bolsonaro vendrá y ya no tendrás tu lugar aquí”, “deberías callarte y dejar de hablar de tu hermana”, “podrías ser la próxima muerta”... Y en las redes sociales, nuestra familia a menudo es amenazada. Por ejemplo, recibí un mensaje en el que me dijeron: “cállate, y regresa a la esclavitud”. No sabemos cómo reaccionar, enviamos copias de estos mensajes a abogados. No tenemos medidas de seguridad especiales desde que mataron a Marielle. Lo que es extraño es que tenemos amigos que nos dicen “Te queremos, estamos contigo, lo sentimos por Marielle”, pero que votaron por Bolsonaro...Sé que como mujer, negra, teniendo una hermana homosexual, estoy en peligro. Pero estoy segura de que las organizaciones de defensa de los derechos LGBT en Brasil no van a esconderse, van a seguir luchando.

–¿Ha avanzado la investigación sobre la muerte de su hermana?

–No tenemos ninguna pista hasta ahora. Y estoy muy triste por tener que decir esto, pero hoy, con Bolsonaro y su séquito al frente de Brasil, no sé si algún día llegaremos a saber quién la mató. No creo que a Bolsonaro le importe quién mató a Marielle. Desafortunadamente, parece un “crimen perfecto”. Sin cámaras de vigilancia, sin testigos, la policía no nos dice nada desde hace casi ocho meses.

Fuente: Página 12 - Por Lucie Peytermann

martes, 30 de octubre de 2018

TE DOY MI CUERPO POR UN EURO : PROSTITUCIÓN Y EXPLOTACIÓN DE MENORES

Título orignial: Prostitución de menores: te doy mi cuerpo por un euro


Escapar de la rueda de la pederastia y el turismo sexual es difícil cuando eres pobre. Sucede cada vez más en las zonas costeras de Kenia. Un proyecto allí usa el arte y la danza para sanar las heridas de sus víctimas.



Al caer el sol y subir la marea, cientos de mzungus [como se conoce a los blancos en lengua suajili] presumen sus bronceados con despreocupación a ritmo de jazz y reggae en pizzerías y terrazas de hoteles a orillas del Índico. Es la cara más amable de Kilifi, Watamu o Diani, tres de los puntos más visitados de la costa keniana. Sin embargo, como ocurre con el agua del mar, la fotografía cambia de color dependiendo de la luz. Y mientras para unos, la realidad es pintoresca, un oscuro fantasma campa a sus anchas sin levantar demasiado revuelo. Se trata de una epidemia que desde hace años azota muchos pueblos de la región. El turismo sexual y la pedofilia se han convertido en un recurso habitual entre los más pobres del país. Para combatirlos y devolver la dignidad a sus víctimas, una organización sin ánimo de lucro guiada por mujeres combina hoy educación y arte, ofreciendo un hogar seguro y un futuro digno a adolescentes que han sufrido abusos.


Cuando en 2012 la actriz y terapeuta norteamericana Brittanie Richardson pisó Kenia por primera vez, se alarmó al ver que la prostitución infantil era un fenómeno común en toda la costa. Son muchos los menores kenianos, en especial niñas, los que recurren, con su consentimiento o no, a vender sus cuerpos tanto a extranjeros, proxenetas como a clientes locales por tan solo un euro como única vía de subsistencia. “La forma de violencia que la mayoría de nuestras niñas ha experimentado es la explotación sexual, y la causa siempre es la misma: la pobreza. Las que tenemos en nuestro centro fueron forzadas a vender sus cuerpos por necesidades básicas. Vivían en lugares inseguros donde la violencia sexual es frecuente y fueron violadas, o algunas veces retenidas contra su voluntad y obligadas a mantener relaciones sexuales con los perpetradores, o incluso forzadas a prostituirse”, cuenta esta joven nacida en Atlanta ahora directora de la entidad.

Siendo ella misma superviviente de violencia sexual, Brittanie decidió dejar Sudáfrica, donde había trabajado los últimos años, y ser ejemplo de superación para las víctimas kenianas. “Una amiga mía se estaba mudando a Mtwapa [un pueblo colindante con Mombasa], para comenzar un hogar para niñas que habían sobrevivido a la esclavitud sexual infantil en la costa. Terminé viviendo allí y trabajé como administradora de la casa hasta que cerró”, cuenta. A partir de entonces, la actriz se estableció en Nairobi y fundó Art and Abolition, un movimiento de solidaridad que restablece la justicia para menores kenianas que han sido forzadas a la esclavitud sexual.

"Las menores que tenemos en nuestro centro fueron forzadas a vender sus cuerpos por necesidades básicas"

BRITTANIE RICHARDSON, FUNDADORA DE ART & ABOLITION



El 45% de los niños y niñas kenianas menores de 18 años (9,5 millones de personas) vive en condiciones de pobreza, según datos publicados por Unicef. Debido a ella y a la elevada tasa de desempleo, muchas menores están expuestas a prácticas nocivas como el matrimonio infantil o la prostitución como las formas más rápidas de conseguir recursos.

Hace más de una década, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ya revelaba que hasta un 30% de las adolescentes estaban involucradas en prácticas sexuales por dinero en algunas zonas costeras de Kenia y advertía de que la industria sexual podía involucrar a entre 10.000 y 15.000 niñas desde los 12 o 13 años de edad en los distritos de Malindi, Mombasa, Kilifi y Diani. Pero el problema no se limita a la explotación sexual de menores por parte de turistas blancos. “Cuando hablamos de abusos sexuales, hay que hablar de clase. Art and Abolition trabaja específicamente con niñas que han sufrido violencia sexual como resultado de la pobreza. Nuestras niñas viven en barrios marginales y en aldeas que no tienen acceso a lugares frecuentados por turistas. Por lo tanto, la clientela o los abusadores de nuestras niñas son kenianos. Son conocidos, extraños borrachos en bares…”, confiesa la joven norteamericana.


Los últimos datos disponibles revelan que el 32% de las kenianas y el 18% de los kenianos experimenta violencia sexual durante la infancia. “Las estadísticas son sorprendentes en todo el mundo. Es desalentador. No es un problema de Kenia solo. Es global. Estoy trabajando en Kenia, pero he presenciado y experimentado la misma falta de moralidad en todo el mundo. Existe una falta general de consideración por los cuerpos y vidas de mujeres y niñas de todo el mundo, y es algo que debemos superar globalmente”, sentencia la directora. La Organización Mundial de la Salud estima que cerca del 20% de las niñas y del 8% de los niños en el mundo han sufrido abuso sexual.



S. RUIZ 

Bajo el lema "Hasta que no seamos todas libres, ninguna de nosotras es libre", Art & Abolition gestiona un refugio de acogida para rescatar a menores de la esclavitud sexual o la prostitución infantil, dignificar sus vidas y ofrecerles educación, a la vez que les permite reinsertarse a la vida laboral en mejores condiciones. “Trabajamos con chicas de entre 8 y 15 años y las tenemos hasta que se gradúan en la escuela secundaria”, explica. En este hogar, situado cerca del estadio de Kasarani, las niñas que lo necesitan hallan un cobijo seguro y se les cubre la educación a través de becas de patrocinio, además de una terapia basada en el arte.

¿QUÉ HACE EL GOBIERNO DE KENIA PARA ERRADICAR LA PROSTITUCIÓN INFANTIL?

Kenia ha realizado algunas acciones encomiables para eliminar el trabajo infantil, principalmente a través de la Política Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y, más recientemente, con el Proyecto de Ley de Informática y Delito Cibernético, que contiene varias alusiones a la explotación sexual infantil. El país también cuenta con la Ley de los Niños que está en sintonía con la mayoría de las convenciones internacionales y continentales para mejorar sus derechos y protección. La ley sobre delitos sexuales de Kenia de 2006 define el sexo con una persona menor de 11 años como violación y aplica una sentencia mínima de cadena perpetua. Los delincuentes que abusan sexualmente de niños de 12 a 15 años y de 16 a 18 tienen sentencias mínimas de entre 20 y 15 años respectivamente.

Además, Kenia ha refrendado la mayoría de las convenciones internacionales clave relativas al trabajo infantil, incluidas las respectivas a la edad mínima para trabajar, el Protocolo Facultativo sobre la implicación de menores a Conflictos Armados o el Protocolo de Palermo sobre la trata de personas. Asimismo, ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el Protocolo Facultativo sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía infantil



Por otra parte, dado que la pobreza es uno de los mayores factores por los que los menores, y en especial las niñas, reciben menos años de educación, el gobierno keniano también ha adoptado políticas para fomentar la educación secundaria obligatoria. A pesar de todo, actualmente, solo la primaria es obligatoria en el país, dejando una brecha de casi cinco años entre la finalización de la primaria y la edad mínima para trabajar, fijada en 18 años.

“No brindamos refugio a todas nuestras niñas, solo a las que lo necesitan. Hacemos todo lo posible para mantener a las menores con sus familias cuando es seguro hacerlo. Nuestra organización en realidad ofrece cuatro servicios: cuidado de crianza, arteterapia, educación y empoderamiento económico. Cuando una niña ingresa en nuestro programa, ofrecemos servicios terapéuticos para ayudarla a superar el trauma y luego, cuando esté lista, la inscribimos en la escuela. Al mismo tiempo, proporcionamos empleos a las cuidadoras de las niñas para que puedan mantener a sus hijas en lugar de obligarlas a tener relaciones sexuales o a vivir en ambientes donde pueden ser violadas. Al final de sus estancias con nosotros, nuestras chicas se van con una educación, con la fuerza para perseguir sus ambiciones profesionales, dominando sus traumas y con una comunidad de amor y apoyo a su lado”, cuenta Brittanie.

No es fácil rescatar a las víctimas de la violencia sexual. Tal como cuenta la joven terapeuta, el hecho de que una menor pueda representar la salida de la pobreza para su familia a través de “favores sexuales” o de vender su cuerpo, hace que sea muy difícil convencerlas de que existen otras formas de ganarse la vida. “Trabajamos junto a las personas que ejercen el trabajo sexual y otros trabajadores comunitarios que nos ayudan a identificar a las niñas que sufren violencia sexual. Lo hacen yendo a los centros nocturnos y otros puntos calientes en los barrios marginales. También obtenemos referencias de nuestras organizaciones asociadas y autoridades de los pueblos... Nuestro criterio es específicamente para niñas entre las edades de ocho y 15 años que están experimentando violencia sexual como resultado de la pobreza”, narra



Para lograr sacarlas de la espiral, señala, hay que asegurarles un paso previo: los estudios. “Todas nuestras chicas reciben educación secundaria. Después, se les proporcionan recursos para ir a la universidad, iniciar sus propios negocios o buscar otras formas de empleo.





A través de nuestro programa, las preparamos para que sean capaces de encontrar empleos dignos”, explica la directora. Art & Abolition acoge también a las madres de las víctimas para alentarlas a hallar formas alternativas de generar ingresos para la familia. La importancia de que las madres de las menores sean parte de la terapia es crucial, además, para reforzar los vínculos con la familia y volver a generar confianza entre sus miembros.

Bailar para recuperar el control de la propia vida

Uno de los efectos a largo plazo del abuso sexual infantil es el trastorno de estrés postraumático. Brittanie, que ya pasó por diferentes terapias para sanar sus propias heridas, cree que la práctica del arte es indispensable para expresar y superar traumas que, muy difícilmente podrían sanar con una simple terapia verbal. “Por eso practicamos todo tipo de formas de arte en nuestra residencia: pintura, baile, música, teatro y más. Y es cierto que no todas nuestras chicas se llamarían a sí mismas artistas, pero definitivamente todas llevan consigo la experiencia del arte”, cuenta.

La danza ayuda a desbloquear el trauma que se produce en el cuerpo y favorece que las niñas puedan expresar su dolor

Focalizando su trabajo en la danza, el movimiento y el teatro – experiencias físicas que contribuyen a forjar seguridad, libertad y límites– esta organización keniana utiliza el arte como medio de transformación y devuelve el control de sus cuerpos y sus vidas a las víctimas. Los efectos positivos del programa devuelven la intimidad a las víctimas, desarrollando mayor conciencia de los límites personales, una mejor comprensión de las relaciones y dándoles esperanzas. Además, al estar en grupo, el potencial terapéutico promueve la reinserción y mejora de las relaciones sociales, y disminuye la ansiedad o la vergüenza internalizada de las jóvenes, que desarrollan una mayor resiliencia creativa.

Con los pequeños éxitos personales de cada una de las chicas que finaliza un programa, Brittanie Richardson está decidida a contribuir a que las desgarradoras historias de explotación y pobreza se conviertan en ejemplos de resiliencia y superación personal. En Kenia, sí, pero también en el resto del mundo.

EL TURISMO Y LOS DERECHOS DE LA INFANCIA

La prostitución de mujeres y hombres se ha convertido en una práctica frecuente en las zonas más turísticas de la costa keniana. Tal como retrata la película del director austríaco Ulrich Seidl Paradies: Liebe (Paraíso: Amor, en castellano), europeos de mediana edad viajan a la costa como turistas sexuales fomentando una peligrosa industria paralela a la del turismo formal.

Hoteleros y policías kenianos admiten que además, la pedofilia, especialmente entre jubilados del Reino Unido, Bélgica, Italia y Francia pero también entre turistas locales adinerados, explota sexualmente a menores con impunidad. La reciente condena a 18 años de cárcel al pensionista británico de 72 años, Keith Morris, por abusar sexualmente de dos niñas kenianas en Kilifi, o el caso del francés Allain Robert Perniaux, que fue encarcelado por abusar de una menor de 12 años en 2012 después de haber pagado a la madre de la niña por ello, han llevado a culpar a la Unidad de Policía Turística (TPU) de Kenia de “inacción”, corrupción y de fomentar la trata de menores en Kenia

A pesar de los esfuerzos realizados por el Estado y por organizaciones de defensa de los menores, la prostitución infantil ha pasado a ser un negocio rentable y rápido tanto para familiares de las víctimas como para ciertos actores turísticos, dejando al descubierto la vulneración de los derechos de la infancia y una clara sombra en el turismo en Kenia, que representa más del 10% del PIB del país.









Fuente: El País. es - Por Gema Solés I Coll

EL MAYOR ESCÁNDOLO SEXUAL DE LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS AFRICANAS




A sus 22 años y tras una adolescencia marcada por los abusos sexuales que denuncia, Cheryl Zondi podía haber optado por el anonimato. Habría declarado como testigo sin la presencia de cámaras, y el juez habría prohibido la difusión de un nombre que ha abierto muchos días este mes los informativos de todas las televisiones sudafricanas.

Otra de las opciones de Cheryl Zondi era declarar con cámaras, como finalmente hizo, pero presentándose ante la opinión pública como una chica recatada y modesta. Le bastaba con vestir ropas holgadas y renunciar al maquillaje. Usar un pelo artificial más corto o cubrirse la cabeza con un pañuelo. Así se habría ahorrado algunas de las sospechas más habituales que acompañan a las mujeres que denuncian abusos. Y habría encajado más fácilmente en el papel de inocente desvalida que muchos exigen a las víctimas.

Cuando se sentó la semana pasada en el banco de los testigos, Cheryl Zondi dejó claro que había renunciado a todo eso. Quien hablaba en el tribunal era una joven segura, firme y decidida, que no se ocultaba y no tenía miedo de mirar a su presunto abusador a los ojos.

“No soy el objeto inútil que él quería que fuera”, dijo la sudafricana en uno de los pasajes de un testimonio conmovedor que le ha valido la admiración de millones de personas, pero también amenazas de muerte. El hombre al que se refería se sentaba en el banquillo de los acusados a pocos metros de ella. Se llama Tim Omotoso y es uno de los cientos de pastores evangélicos nigerianos y de países del resto de África que fundaron sus propias iglesias para hacer fortuna.

Según la declaración de la primera de sus supuestas víctimas, este hombre nacido en Nigeria hace 60 años comenzó a abusar de ella cuando Zondi tenía 14 años. “Nos llamaba a horas diferentes. Mandaba a una de sus captadoras para que nos llevara a su habitación, donde estábamos a su merced”. Los presuntos abusos se producían en la lujosa casa del pastor en la ciudad de Durban, en la costa este sudafricana.

A través de las dos mujeres de su iglesia que comparten el banquillo de los acusados con el pastor por trabajar en la captación de sus esposas, como se refería a las mujeres que le visitaban, Omotoso llevaba a la propiedad a cualquier joven seguidora que considerara atractiva. Según relató Zondi, que recuerda haber compartido la vivienda con una treintena de chicas, Omotoso la llevaba a su casa todos los fines de semana, y también durante los períodos de vacaciones escolares. “El único momento en que tenía descanso era cuando tenía la menstruación, sobre la que tenía que informarle por SMS”.

Además de un canal de televisión propio que emite las veinticuatro horas para todo el mundo, la iglesia de Omotoso tiene sedes en varias ciudades de Sudáfrica, y en países como el Reino Unido y Francia. Cheryl Zondi se unió a la iglesia tras asistir a un servicio religioso en la ciudad sudafricana de Secunda, donde vivía con su madre. Cuenta que le impresionó la música de la misa, y poco tiempo después participó en en una convención nacional de su iglesia celebrada en Durban. Fue entonces cuando conoció a Omotoso, que se encaprichó con ella y comenzó a pedirle que fuera a verle: le gustaba su voz y quería convertirla en una de las estrellas de la música gospel que promueve la iglesia.

Más de 500 kilómetros separan Secunda de Durban, pero el pastor pagaba los gastos de viaje de Zondi, que acudía devotamente a la llamada del pastor pese a la oposición de su madre. Como el resto de las jóvenes feligresas, veía a su líder como “el mejor amigo de Dios, o quizá un medio Dios”. Según su declaración, Zondi se apartó de la iglesia en 2013, después de entregarse sexualmente al pastor durante dos años y medio. Tras serle diagnosticada una depresión e intentar suicidarse, la joven, que entonces tenía 19 años, volvió a los brazos de Omotoso, que la secuestró en su casa hasta que consiguió huir después de cuatro meses.

Al tiempo que era una de las favoritas de este extravagante pastor nigeriano, Cheryl Zondi triunfaba en la música como una de las tres integrantes del grupo de góspel Grace Galaxy. Ex músico profesional y virtuoso de varios instrumentos, Omotoso es también productor musical, y desde el seno de su iglesia ha lanzado a la fama a grupos de góspel como Hosanna Voices, Mercy Voices o Simply Chrysolite, además de Grace Galaxy. Estas bandas están integradas por jóvenes y adolescentes negras a las que el pastor forma como cantantes, y han ganado varios premios nacionales e internacionales de la industria de la música.

Como muchos otros pastores carismáticos en el continente, Omotoso conquista a la mayoría de sus fieles entre las comunidades negras pobres y poco educadas. Los milagros que dice obrar dan esperanza a los desesperados. Sus vibrantes servicios religiosos animan sus domingos y días de fiesta. La iglesia les da un sentido desconocido de pertenencia y comunidad, y les da la oportunidad de disfrutar de formas de ocio que no podrían permitirse de otra forma, como viajar y asistir a conciertos. Para las jóvenes con ambiciones artísticas Omotoso ofrece un atractivo más, al abrirles las puertas a una carrera musical de éxito.

Para Grace Galaxy cantaron también Anele y Neliswa Mxakaza, dos gemelas de Durban que se hicieron famosas por su participación en Idols SA (la versión sudafricana del concurso). La madre de ambas pertenecía a la iglesia de Omotoso, y fue así como el pastor se aproximó a las dos estrellas precoces, que pasaron a cantar en uno de sus grupos. Las dos hermanas tienen ahora 22 años, y estuvieron cuatro años en la iglesia del líder evangélico nigeriano, uno de ellos viviendo con él en su casa de Durban.

Las jóvenes han contado a los medios cómo Omotoso hacía valer su influencia espiritual para mantener relaciones sexuales con ellas. “Se nos decía que Dios nos castigaría si alguna vez decíamos algo contra él”, recordaron en un comunicado emitido a principios de este año. En el texto, las dos gemelas pedían disculpas por haber defendido a Omotoso incluso después de su espectacular detención durante la Pascua de 2017. “Queremos pedir perdón a todas las víctimas [de Omotoso]. Las conocemos a todas y las consideramos nuestras hermanas de sangre, pero cuando ellas hablaron nosotras les dimos la espalda y le apoyamos [al supuesto abusador]”. Anele y Neliswa Mxakaza explicaron también la ascendencia que tenía Omotoso en sus vidas en el momento en que ocurrieron los hechos. “Nos hicieron creer que era la persona más cercana a Dios, y que solo a través de él podríamos tener una relación con Dios”.

El pastor Omotoso fue arrestado el 20 de abril de 2017 en el aeropuerto de la ciudad sudafricana de Port Elizabeth. Un vídeo de la detención difundido en las redes sociales muestra a agentes armados de la unidad de delitos prioritarios de la policía sudafricana llevarse esposado al líder evangélico nigeriano, que viste una de sus coloridas americanas de diseñador y lleva puestas sus características gafas de sol. Antes, un programa de la televisión pública sudafricana había emitido entrevistas con varias supuestas víctimas del pastor. Sin revelar su identidad, las jóvenes acusaban al pastor de atraerlas con la promesa de una carrera en el mundo de la música o los negocios, para después ordenarles que se acostaran con él o le hicieran sexo oral para conectar plenamente con Dios. Según una de las chicas, Omotoso solo elegía a jóvenes “guapas” para sus proyectos musicales. Las chicas que vivían con el pastor tenían también en común la ausencia del padre en sus vidas.

Omotoso y las dos mujeres acusadas de captar a adolescentes para entregárselas como esposas se enfrentan a 63 cargos de violación, abuso sexual y tráfico de personas. Además de a Cheryl Zondi, la defensa llamará a otros 48 testigos, entre los que se espera que estén muchas de las supuestas víctimas del pastor nigeriano. El caso representa el mayor escándalo sexual conocido en el seno de las iglesias evangélicas africanas. Los pastores que las dirigen suelen vivir como estrellas de cine. Viajan con automóviles de alta gama o aviones propios, tienen seguridad privada. Viven en mansiones y visten ropa carísima. Sus seguidores se extienden por países de todo el continente y también fuera de África. Su ascendencia sobre la grey les da sobre sus seguidores un poder casi ilimitado, que Omotoso habría utilizado para abusar de decenas de mujeres y casi todos los pastores usan para conseguir generosas donaciones. O, como ocurrió en algunos casos en Sudáfrica, para hacer comer serpientes o hierba a sus seguidores y convencerles para que bebieran gasolina. Siempre apelando a la voluntad de Dios.

Fuente: CTXT.es - Por Marcel Gascón Barberá

lunes, 29 de octubre de 2018

VIOLENCIA OBSTÉTRICA: LAS PRÁCTICAS AGRESIVAS QUE RECIBEN LAS MUJERES EN EL PARTO

Episiotomías, cesáreas programadas, partos inducidos, maniobras bruscas, técnicas invasivas… Activistas y asociaciones denuncian que la sociedad patriarcal también maltrata a las mujeres cuando dan a luz. Esta es la primera entrega de cuatro artículos sobre el tema que no pretende cuestionar la labor vital de los profesionales de la sanidad pública, representados a través de SEGO, sino dar voz a las quejas y reivindicaciones de algunas defensoras de los derechos sexuales y reproductivos.




La mujer como sujeto pasivo. La parturienta sin capacidad de decisión sobre su propio cuerpo, ni sobre el de quien le sobreviene. La infantilización (¿qué pasa, barriguitas?) de la embarazada (¡ey, mami!). La ausencia de información o la falta de respeto. La sumisión o el sometimiento ante la figura masculina del médico o, si se prefiere, ante una visión machista de la medicina: en los paritorios puede haber ginecólogas, aunque en la planta superior con las jerarquías hemos topado, como denuncian las defensoras de los derechos sexuales y reproductivos.

Todo ello podría ser violencia obstétrica, pero también el trato inhumano y las prácticas invasivas, como la episiotomía —incisión quirúrgica en la vulva para facilitar la salida del feto y evitar desgarros en el perineo, según el diccionario de la RAE—, la maniobra de Hamilton —tacto vaginal con movimiento circular del dedo, que produce dolor y puede acarrear sangrados— o la maniobra de Kristeller —antes, se presionaba con los puños o el antebrazo sobre el fondo uterino para que la cabeza del bebé descendiese; ahora, según las recomendaciones de los propios profesionales, sólo debe practicarse en la segunda fase del parto, cuando la cabeza ya está encajada, para facilitar la salida de la criatura—




En general, la violencia obstétrica también sería el parto inducido, es decir, cuando tiene lugar antes de que comiencen de forma natural las contracciones uterinas, mediante la administración de oxitocina —que provoca la dilatación cervical y las posteriores contracciones— o la amniorexis —la OMS no recomienda provocar la rotura del saco amniótico o bolsa de aguas como un procedimiento rutinario, si bien puede suceder de manera espontánea—. Aunque en algunas ocasiones son inevitables, las cesáreas programadas pueden engrosar el concepto y, pese a que pueden contar con el consentimiento de la propia parturienta, no están exentas de polémica, como sucede con las sedaciones.

"Las episiotomías y las cesáreas innecesarias son síntomas de una sociedad que sufre de machismo, misoginia y patriarcado”, asegura la activista Jesusa Ricoy, fundadora del movimiento contra violencia obstétrica The Roses Revolution Movement. “Las mujeres hemos sido adoctrinadas para entender que el parto es así. Es decir, se nos educa para aguantar: nuestro cuerpo es secundario, no se puede hablar de él porque se considera algo sucio y, si sufrimos secuelas de un corte en la vulva, se presupone que no tenemos por qué disfrutar del sexo como el hombre”.

Ricoy, madre de dos hijos y una hija, trabaja como profesora de educación perinatal en Londres. Aunque considera que las cesáreas son “un gran problema que muestra la falta de capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos”, en el Reino Unido se ha encontrado con una paradójica situación: hay hospitales, asegura, que se niegan a practicarlas si lo desea sólo la madre. “Es fascinante que el mismo sistema que nos ha machacado con las cesáreas, nos diga ahora que no son buenas, negando la libertad de elección de la mujer, que es lo realmente importante”.

Elena Gil, portavoz de la asociación El Parto es Nuestro, cree que cuando una mujer se queda embarazada es vulnerable. “Resulta muy fácil someterte, hacerte sumisa o incluso mentirte. Ante un riesgo para el bebé, haces lo que sea para salvarlo, por eso es sencillo meter miedo a una embarazada, pese a que no haya tanto riesgo”, explica la representante de una entidad que busca mejorar la atención a madres e hijos durante el embarazo, el alumbramiento y el posparto. “No te dan la opción de valorar las posibilidades y elegir”.


Dolores Ruiz Berdún, quien ejerció de matrona durante veinte años en la sanidad madrileña, redunda en la misma idea. “En el momento en que la mujer entra en el hospital, parece que tienes que dejarte hacer y no puedes decidir. Antes la mujer elegía la persona que la atendía y ahora, no”, asegura la hoy profesora de Historia de la Ciencia en la Universidad de Alcalá de Henares, quien no advierte más episodios de violencia obstétrica en países católicos como Italia, Grecia o España, un factor que Ricoy achaca al peso del machismo y la religión.

“Las episiotomías y las cesáreas son síntomas de una sociedad que tiene problemas de machismo, misoginia y patriarcado”
“No creo que influya tanto la cuestión cultural o religiosa, como el hecho de que las sociedades sean igualitarias, pues consideran que las mujeres son ciudadanas de pleno derecho”, añade Ruiz Berdún quien pone el ejemplo de Francia: “Sin esa tradición, la atención al parto está casi peor que aquí”.

Cesáreas y partos inducidos

Patricia fue sometida a una cesárea después de que le indujesen el parto, provocado según ella porque le rompieron la bolsa amniótica tras practicarle la maniobra de Hamilton. La operación quirúrgica para extraer al bebé, pues, no estaba prevista, pero tuvo que llevarse a cabo porque no dilataba lo suficiente.




Más allá de su caso concreto, considera que se practican demasiadas. “Todas lo sabemos: de mis trece compañeras de clases de preparación al parto —al margen de la sanidad pública—, ocho fueron sometidas a cesáreas. Y no me refiero a que fueran programadas, sino de urgencias, por el motivo que fueran”. Un informe publicado en The Lancet refleja que en nuestro país se llevan a cabo en uno de cada cuatro partos. En concreto, en el 26,6%, por encima del 10-15% recomendado, un porcentaje superado en Europa sólo por Italia, Portugal y Alemania. Los datos, de 2015, incluyen las cesáreas llevadas a cabo en la sanidad pública y en la privada.

Patricia terminó con una abertura en su abdomen para que pudiesen extraer al niño, pues la oxitocina no produjo el efecto deseado. En ese momento, no quedaba otra. Así, un nombre propio más pasaba a engrosar la anónima estadística. En 2015, el 29,8% de los partos en Extremadura fueron por cesárea, seguida de la Comunitat Valenciana (29,7%), Catalunya (28,6%) y Ceuta y Melilla (28,5%), según datos del Movimiento Natural de la Población difundidos por el Instituto Nacional de Estadística. La lista, por comunidades autónomas, la cierra Euskadi (15,7%), Navarra (17,3%) y, a una apreciable distancia, Asturias (20,2%).

Según la SEGO, las cesáreas programadas en la sanidad pública se llevan a cabo en el 25% de los partos, mientras que en la privada suben al 45%
Ese mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba que en el mundo se estaban practicando demasiadas cesáreas, ya que los nuevos estudios habían revelado que “el número de muertes maternas y neonatales disminuye cuando dicha tasa se acerca al 10%, pero no hay pruebas de que las tasas de mortalidad mejoren cuando se supera esa cifra”.

La recomendación, pues, rebajaba en cinco puntos el tope máximo que había fijado desde 1985 la comunidad sanitaria internacional, señalaba la OMS en un comunicado, donde advertía de sus inconvenientes. “Puede ser necesaria cuando el parto vaginal suponga un riesgo para la madre o el niño —por ejemplo: parto prolongado, sufrimiento fetal o presentación anómala—. No obstante, también puede ser causa de complicaciones importantes, discapacidad y muerte, sobre todo en entornos que carecen de instalaciones” adecuadas.

España, por tanto, supera con creces la recomendación de la OMS, aunque el porcentaje se dispara en la sanidad privada (35%), a gran distancia de la pública (22%), como ha denunciado El Parto es Nuestro, que considera que en nuestro país se practican cesáreas a la carta o que no responden al bienestar de la parturienta y su prole. Hace dos años, publicaban el informe Nacer en horario laboral, que básicamente señalaba eso mismo: los nacimientos tienen lugar, sobre todo, de lunes a viernes.


Tomando como referencia la Comunidad de Madrid, cuyos datos podrían ser extrapolables a otras regiones, la asociación criticaba la planificación de los partos por razones de agenda. Según datos del INE recogidos entre 1975 y 2010, era infrecuente nacer en un día festivo y, especialmente, en fechas señaladas como el 1 y el 6 de enero, el 15 de agosto, el 12 de octubre, y el 24 y 25 de diciembre.

“Estas cifras indican que los partos son inducidos y que las cesáreas se programan por razones organizativas”, asegura Elena Gil, quien explica por qué se practican más cesáreas en unos hospitales que en otros. “En la sanidad pública, te atiende una matrona y en la privada, tu ginecólogo, quien suele programar el parto tanto por sus necesidades como por la confianza que ha generado con la embarazada”.

Partos inducidos y cesáreas programadas




La tasa de cesáreas en España, según la portavoz de El Parto es Nuestro, se mantiene estable y tiende a reducirse. “El caballo de batalla son las inducciones, porque no se deja que el embarazo siga su curso. De ese modo, se normaliza la inducción en la semana cuarenta —cuando puede durar dos más—, lo que implica el uso de fórceps y ventosas, al tiempo que resulta más complicado llevarlo a cabo sin anestesia epidural, con lo que eso conlleva”.

La situación, a su juicio, ha mejorado: “Hace quince años se escuchaban atenciones al parto que aterrorizaban”, recuerda Gil. Por no hablar de cuando parió su madre, quien no guarda un especial recuerdo de su paso por una abarrotada sala de dilatación. “Entonces, el llamado parto sin dolor consistía en que te dormían y, cuando te despertaban, tenían al bebé en brazos. De ese modo, se producía una disociación y una ruptura en el proceso de vínculo. Por supuesto que hemos avanzado, basta pensar en los casos de bebés robados, que se llevaban a cabo en esas circunstancias”.

“La episiotomía provoca en general secuelas a las mujeres, quienes tienen problemas sobre todo en el posparto: pueden sufrir dolores durante el coito, incontinencia urinaria e incluso fecal”, según Elena Gil (El Parto es Nuestro)
Juan Luis Delgado, presidente de la sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), deja claro que actualmente la maniobra de Kristeller no está indicada, pues fuerza el suelo pélvico y carece de sentido practicarla. “Cuando la mujer está agotada, hay que ayudarla presionando el fondo del útero para corregir la posición del bebé y enderezarlo. Ahora bien, rechazamos de plano que un profesional se suba encima de ella para empujar con fuerza, pues aumenta la posibilidad de desgarro uterino y la rotura de vísceras”.

En cuanto a las cesáreas programadas, explica que conviene distinguir entre la asistencia pública y la privada, pues estima que mientras que en los primeros hospitales se llevan a cabo en el 20-25% de los partos, en los segundos pueden llegar a alcanzar el 45%. “En este contexto, la paciente es el centro de la asistencia y prima su autonomía, pero la propia mujer piensa que la cesárea le va a garantizar la seguridad y que con la operación todo irá bien”, explica el coordinador de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Virgen de la Arrixaca (Murcia).

“Entonces se produce un choque entre la decisión y la evidencia científica, pues la cesárea no garantiza el bienestar del feto y tiene unas secuelas a corto plazo para la madre”, advierte Delgado, quien saca a colación una de las razones del aumento de las cesáreas: el incremento de demandas a los profesionales: “Las pacientes no asumen ninguna adversidad que pueda producirse en el paritorio —porque puede haber problemas no achacables a la asistencia al parto— y buscan a un culpable, lo que genera una tensión en el gremio y, consecuentemente, un aumento de la tasa de cesáreas”. Es decir, el especialista en Medicina Perinatal achaca muchas operaciones quirúrgicas “a la presión de la paciente y a la aplicación de una medicina defensiva”.

Cortar por lo sano: las episiotomías



Elena Gil se muestra optimista respecto a la episiotomía: “Cuando escucho a nuestras madres, alucino, porque antes era una práctica generalizada, si bien se han reducido drásticamente. Del 90% hemos pasado a un 40%, una tasa que sigue siendo alta, aunque supone un avance importante”. Juan Luis Delgado, quien antes distinguía entre los centros médicos públicos y privados, también discrimina los centros médicos por su tamaño. “En los hospitales más grandes, hay menos episiotomías y cesáreas, mas no se puede generalizar. En todo caso, los resultados son mejores porque hay más servicios y mayores equipos”.


La portavoz de El Parto es Nuestro insiste en la idea de que “los ginecólogos intervienen como si el parto fuese un problema, mientras que las matronas tienen una visión más fisiológica del parto, si bien es verdad que la situación está cambiando”. Ricoy, la activista matriarcal, considera que la intervención es excesiva y se produce, incluso, con el visto bueno de las parturientas: “Los médicos cuentan con el beneplácito de muchas de nosotras por una cuestión educativa y cultural: Me han salvado, piensan. La complicidad existente es terrible”.

Patricia, víctima de un parto inducido y una cesárea: “Cuando hay un nacimiento, para los médicos lo único importante es que el bebé y la mamá estén vivos, quitándole hierro a las secuelas"
Las secuelas de una episiotomía pueden ser físicas, mas también psicológicas. “Las mujeres, en general, tienen problemas, pero el abanico de la gravedad es amplio y su tiempo varía. Sobre todo en el posparto, pueden sufrir dolores durante el coito [dispareunia o coitalgia] e incontinencia urinaria e, incluso, fecal”, detalla Elena Gil, quien señala que esos casos requieren la intervención de fisioterapeutas y la aplicación de otros tratamientos.



“En cambio, si no es muy importante, como no incapacita a ojos de la sociedad, no pasa nada. La mujer debe asumirlo, porque es el precio o el peaje a pagar por tener un bebé”. Ricoy —quien no acostumbra a hablar de parto natural, sino de parto fisiológico— también carga contra las parejas que miran hacia otro lado: “He visto a maridos que intentaban acallar las quejas de su pareja, como la imposibilidad de practicar sexo, argumentando razones del tipo: Pero el bebé está muy bien, ¿verdad?”.

Juan Luis Delgado asegura que se practican las episiotomías estrictamente indispensables. “Cuando nos ayudamos con ventosas o fórceps, la episiotomía sistemática no es necesaria. No hay que acelerar los tiempos, ni forzar el parto, ni hacer maniobras intempestivas. Ésa es la tendencia actual, porque a veces el corte es un factor predisponente para el desgarro”. El presidente de la sección de Medicina Perinatal de SEGO lo tiene claro: “Hay que explorarla continuamente y dejar que evolucione. Sólo debe practicarse cuando sea necesario, por ejemplo cuando haya una barrera que impida que el niño salga con normalidad. El problema es que a veces no queda otra solución, si bien no hay tanta incidencia: son excepcionales”.


Jesusa Ricoy: “El discurso que rechaza la violencia obstétrica me recuerda al de la violación, porque hay mujeres que se sienten violadas en el parto”
“Nos duele e incluso nos repugna esa terminología. Denominarla violencia obstétrica es absolutamente confrontacionista y creemos que no se pueden llevar las cosas a ese extremo”, afirma el miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. “Si una mujer tiene secuelas por una episiotomía, habrá que analizar si ésa ha sido verdaderamente la causa”.



El coordinador de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Virgen de la Arrixaca (Murcia) insiste en que los profesionales persiguen el bienestar de la madre, por lo que considera “agresivos” algunos comentarios al respecto de las defensoras de los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, la matriactivista Jesusa Ricoy minimiza el enfado de los profesionales: “No me importa lo que les parezca a los ginecólogos, sino lo que sienten las madres”. Y no duda en ir más allá: “Ese discurso respecto a la violencia obstétrica me recuerda al de la violación, porque hay mujeres que se sienten violadas en una sala de partos. Si tanto respetas tu profesión, empieza a preguntarte por qué es así”.

Fuente: ElPúblico.es