miércoles, 27 de agosto de 2014

TEXTO " TRATA DE PERSONAS UNA FORMA DE ESCLAVITUD MODERNA

"La historia de la trata en Argentina, editada por Unicef donde cuento cómo empezó la historia y mi intervención para que existiera una ley de trata asi como la creación de la Oficina de Rescate y Acompañamiento que hicimos en el Programa las Victimas contra las violencias. Porque se silencia cuidadosamente esta etapa que se llevó a cabo gracias a Nestor Kirchner y a Anibal Fernández.Lo redacté yo con colaboradoras que puso UNICEF Se encuentra on line."
                                                                                 Dra. Eva Giberti








Libro para descargar:

http://www.unicef.org/argentina/spanish/Trata2012(1).pdf

BORRANDO EL CÓDIGO CIVIL





La influencia del derecho humanitario internacional en relación con los derechos de las mujeres tardaría en llegar a nuestro país, tal y como lo conocemos en la actualidad.
Por ello el voto femenino que la Ley N° 13010  de 1947 reconoció a las mujeres argentinas para elegir y ser elegidas,  constituyó una verdadera revolución y recogió la historia y los reclamos de las sufragistas que por décadas habían bregado por este derecho.
Sólo esto vendría a  quebrar la incapacidad de hecho  que el Código Civil  le había impuesto a la mujer casada, dependiendo de sus maridos. La mano visible del patriarcado había escrito que antes de la mayoría de edad dependíamos de nuestros padres, y después aun atravesada esa franja etaria pasábamos directamente a depender del conyugue.
Así es cómo, y bajo un gobierno dictatorial, con la reforma del Código Civil de 1968 se produce el cambio de estatus en nuestra condición jurídica, pasando a tener la capacidad de hecho y de derecho que como humanas nos correspondía.
Sin embargo, no fue sino hasta el restablecimiento de la democracia que llegaría en 1983, que se inicia el período más garantista respecto de nuestros derechos, y en particular el que involucraba a los hijos e hijas.
Porque el sistema dominante jurídico y político hasta ese entonces, claramente urdido bajo la división del sexo biológico, mantenía a las mujeres no sólo bajo el dominio del varón sino que a la vez que las recluía al ámbito del hogar –atribuyéndole las tareas del cuidado familiar-, y negándoles hacia el afuera los derechos sobre su propia descendencia. Por tal razón la patria potestad era un atributo del varón, entendida como el conjunto de derechos y deberes del padre sobre los hijos e hijas.
Aquellos años felices de lucha y conquista de derechos para las mujeres que se inician en 1983 nos tuvo de protagonistas reclamando por las leyes de divorcio vincular, la patria potestad compartida, la ley del nombre, la ley de matrimonio civil, entre otras, hasta llegar al reconocimiento del cupo femenino en las listas electorales. Ese interregno democrático que tuvo a las mujeres argentinas como protagonistas, y sin representación mayoritaria en la legislatura nacional, permitió arrancarle al patriarcado algunos derechos que ya el derecho humanitario universal  había reconocido.
Hasta acá y en apretada síntesis llega la que podría denominarse la primavera de los derechos de las mujeres en Argentina, con un movimiento de activistas en pleno trabajo para custodiar los logros alcanzados.
Y ahora sí, aparecen en escena los cultores del neomachismo, para quienes las mujeres ya han alcanzado un sinnúmero de derechos, y sin embargo siguen cuestionando los roles, los estereotipos, la discriminación, la violencia, etc.. Por tal razón en las situaciones de conflicto familiar, en los juicios de divorcio, en la judicialización de la tenencia de los hijos e hijas comienzan a hacerse visible los lobos con piel de cordero, atribuyendo a las mujeres las falsas denuncias de maltrato y abuso del padre  para con los hijos e hijas. Corren los noventa y se hace fuerte este contramovimiento que debiendo aceptar los derechos que la ley hubo conferido a las mujeres, ataca donde más  duele: los hijos e hijas. Sin estadísticas, porque no las había entonces y tampoco existen en la actualidad, se les atribuye a las mujeres “el abuso de las denuncias de abuso”, palabrerío que no tiene sustento cuantitativo –ni sustantivo, bueno es aclararlo-,  pero que prendió sobre todo en el ámbito judicial, tanto como que provino de un ex magistrado, y cuyos colegas enarbolaron como una bandera que hasta el día de hoy se sigue blandiendo. Lógicamente para el armado de este contracorriente hacia los derechos de las mujeres fueron y son necesarios otros actores de distintas disciplinas que sean hombres o mujeres, claramente se enrolan en la franja misógina de la ciencia que cultivan. El producto estuvo listo para salir a la venta, con buena propaganda, con serviles ejecutores y por sobre todas las cosas claro el objetivo: apropiarse de los hijos e hijas aún contra su voluntad manifiesta, negándoles el carácter de sujetos de derechos, impidiéndoles expresarse, haciendo tabla rasa con su derecho a ser oídos, y de ser posible eliminando a la madre bajo cualquier figura jurídica que lo tornare posible.
El pretendido “Síndrome de Alienación Parental” había desembarcado en Argentina, y  llegó para quedarse, pese a la oposición de importantes especialistas de distintas disciplinas que intentaron y persisten en ello, desmontar esta mentira, esta farsa, esta temeraria y maliciosa práctica legal y procesal, que se ha enraizado en el Poder Judicial.
Pero, siempre hay un pero, estos fabuladores del derecho, la psicología y la medicina, no contaron con la fuerza y el poder de las madres protectoras, que acompañadas de profesionales comprometidos/as con los derechos humanos “en serio”, no están dispuestas a entregar complacientemente a sus hijos e hijas a los violentos y abusadores, cuando no incestuosos progenitores.
Por ello hoy recogiendo la experiencia de nuestra juventud, empezamos a escudriñar el Derecho, deconstruirlo, leerlo y analizarlo bajo otra perspectiva, la del género, y nos hemos ido armando de un bagaje cultural y científico que nos permite en la madurez de nuestro activismo reconocer cuando el machismo mata, cuando el machismo avala el secuestro judicial de los niños, cuando el machismo viene a por nosotras, humillándonos, denigrándonos, tildándonos de locas, desequilibradas y ambiciosas, ladronas de patrimonios y cuotas alimentarias, sólo por citar algunos de los agravios que cotidianamente cargan de tinta los escritos judiciales, y los pseudo estudios que emulando al desgraciado de Richard Gardner, defienden los  juegos lúdicos y el froteurismo de los padres, invocan el supuesto obstruccionismo de las madres, esconden la violencia, y por sobre todas las cosas, niegan el incesto  porque de eso no se habla.
En nuestro país es impensado, imposible, ilegal e ilegítimo avalar el pretendido “Síndrome de Alienación Parental”, porque el bloque de convencionalidad no permitiría jamás que legislador/a alguno/a lo propongan como ley en nuestro país. Sus impulsores lo saben, y aunque ese sea su caballito de batalla, el verdadero caballo de Troya es “la custodia compartida”.
En la primera jornada estatal sobre el pretendido “SAP” –organizada por la Sigen en octubre ppdo.- Carlos Rozansky fue categórico al insistir en la importancia de “desenmascarar las estrategias que utilizan los abusadores, como por ejemplo, la custodia compartida forzosa, que está dentro del inexistente sap”.
En Estados Unidos y en España –por citar sólo algunos ejemplos- , se acude asimismo al tramposo argumento del “Progenitor Amistoso” (Friendly Parent), concepto también acuñado por Gardner. Y desde luego, acá en Argentina también se lo utiliza como un arma de coerción contra la mujer en los casos de separación o divorcio. No es sólo una trampa sino que se convierte en un obstáculo difícil de sortear, ya que si una mujer –ella misma- ha sido objeto de violencia de género, difícilmente acepte en forma voluntaria un régimen de visitas amplio de los hijos e hijas con el padre. Obviamente ante la existencia de violencia, abuso o incesto contra ellos, las madres protectoras obraran en idéntico sentido. Ante la negativa, es muy probable que pierda la custodia de los niños, completamente. Este y no otro es el obscuro deseo que conlleva la custodia compartida, y que casualmente llevan adelante las organizaciones de padres separados.
La custodia compartida hoy es el argumento preferido del contramovimiento neomachista; mienten cuando hablan de igualdad entre ambos padres, y por el contrario es un arma utilizada en contra de las mujeres, sus derechos y los de sus hijos. El anteproyecto de ley de reforma del Código Civil se ha hecho cargo de este argumento;  ante la inexistencia de un plan de parentalidad homologado, el juez tendrá la potestad de priorizar la modalidad compartida indistinta, teniendo en cuenta al “Progenitor Amistoso”.
Sólo me resta agregar “por sus frutos los conoceréis”, buen título para un próximo estreno, si el Estado argentino haciendo honor a sus compromiso internacionales confiere fondos para un buen documental o una buena película que respete los derechos humanos de las mujeres y de los niños y niñas.

Fuente: Diario femenino. - Por la Dra. Norma Graciela Chiapparrone

martes, 26 de agosto de 2014

MALTRATO INFANTIL

Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es necesario un enfoque multisectorial.


Datos y cifras

Aproximadamente un 20% de las mujeres y un 5 a 10% de los hombres manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia, mientras que un 23% de las personas de ambos sexos refieren maltratos físicos cuando eran niños.
Entre las consecuencias del maltrato infantil se encuentran problemas de salud física y mental para toda la vida, y efectos sociales y laborales negativos que pueden retrasar el desarrollo económico y social de los países.
Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es necesario un enfoque multisectorial.
Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos.
La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.
El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de PAREJA también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

Magnitud del problema

El maltrato infantil es un problema mundial con graves consecuencias que pueden durar toda la vida. A pesar de las ENCUESTAS nacionales recientes en varios países de ingresos bajos y medianos, faltan todavía datos acerca de la situación actual en muchos países.

El maltrato infantil es complejo y su estudio resulta difícil. Las estimaciones actuales son muy variables, dependiendo del país y del método de investigación utilizado. Dichas estimaciones dependen de:

las definiciones de maltrato infantil utilizadas;
el tipo de maltrato infantil estudiado;
la cobertura y la calidad de las estadísticas oficiales;
la cobertura y la calidad de las ENCUESTAS basadas en los informes de las propias víctimas, los padres o los cuidadores.
De cualquier modo, los estudios internacionales revelan que aproximadamente un 20% de las mujeres y un 5 a 10% de los hombres manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia, mientras que un 23% de las personas de ambos sexos refieren maltratos físicos cuando eran niños. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico (también llamado maltrato emocional) y víctimas de desatención.

Se calcula que cada año mueren por homicidio 34 000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.

En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad, trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.

Consecuencias del maltrato

El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:

actos de violencia (como víctimas o perpetradores);
depresión;
consumo de tabaco;
obesidad;
comportamientos sexuales de alto riesgo;
embarazos no deseados;
consumo indebido de alcohol y drogas.
A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las infecciones de transmisión sexual.


Factores de riesgo

Se han identificado varios factores de riesgo de maltrato infantil. Aunque no están presentes en todos los contextos sociales y culturales, dan una visión general que permite comprender las causas del maltrato infantil.

Factores del niño

No hay que olvidar que los niños son las víctimas y que nunca se les podrá culpar del maltrato. No obstante, hay una serie de características del niño que pueden aumentar la probabilidad de que sea maltratado:

la edad inferior a 4 años y la adolescencia;
el hecho de no ser deseados o de no cumplir las expectativas de los padres;
el hecho de tener necesidades especiales, llorar mucho o tener rasgos físicos anormales.

Factores de los padres o cuidadores

Hay varias características de los padres o cuidadores que pueden incrementar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:

las dificultades para establecer vínculos afectivos con el recién nacido;
el hecho de no cuidar al niño;
los antecedentes personales de maltrato infantil;
la falta de conocimientos o las expectativas no realistas sobre el desarrollo infantil;
el consumo indebido de alcohol o drogas, en especial durante la gestación;
la participación en actividades delictivas;
las dificultades económicas.

Factores relacionales

Hay diversas características de las relaciones familiares o de las relaciones con la PAREJA, los amigos y los colegas que pueden aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:

los problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la familia;
la ruptura de la familia o la violencia entre otros miembros de la familia;
el aislamiento en la comunidad o la falta de una red de apoyos;
la pérdida del apoyo de la familia extensa para criar al niño.

Factores sociales y comunitarios

Hay diversas características de las comunidades y las sociedades que pueden aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:

las desigualdades sociales y de género;
la falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a las familias y las instituciones;
los niveles elevados de desempleo o pobreza;
la disponibilidad fácil del alcohol y las drogas;
las políticas y programas insuficientes de prevención del maltrato, la pornografía, la prostitución y el trabajo infantiles;
las normas sociales y culturales que debilitan el estatus del niño en las relaciones con sus padres o fomentan la violencia hacia los demás, los castigos físicos o la rigidez de los papeles asignados a cada sexo;
las políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas que generan malas condiciones de vida o inestabilidad o desigualdades socioeconómicas.

Prevención

La prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se encuentran:

las visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e información;
la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos, y
las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención al niño.

Otros programas preventivos prometedores son:

los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato. Generalmente se trata de programas hospitalarios mediante los cuales se informa a los nuevos padres de los peligros de zarandear a los niños pequeños y de cómo afrontar el problema de los niños con llanto inconsolable.
los destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia. Generalmente se realizan en las escuelas y les enseñan a los niños:
la propiedad de su cuerpo;
las diferencias entre los contactos normales y los tocamientos impúdicos;
cómo reconocer las situaciones de abuso;
cómo decir "no";
cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Estos programas son eficaces para reforzar los factores de protección frente al abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el conocimiento del abuso sexual y los comportamientos protectores), pero no hay pruebas de que reduzcan otros tipos de abusos.

Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad (por ejemplo, reducción de la delincuencia).

Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias.

Para maximizar los efectos de la prevención y la atención, la OMS recomienda que las intervenciones se realicen en un marco de salud pública y en cuatro fases:

definición del problemas;
identificación de las causas y los factores de riesgo;
creación y puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los factores de riesgo, y
difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de la aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.



Fuente. OMS


Notas relacionadas:
 http://www.tiemposur.com.ar/nota/74303-abigail-falleci%C3%B3-por-un-paro-cardiorrespiratorio%22
http://www.tiemposur.com.ar/nota/74130-mientras-su-madre-denunciaba-violencia-domestica-por-primera-vez,-abigail-ingresaba-de-gravedad-al-hospital

lunes, 25 de agosto de 2014

VIOLENCIAS INVISIBLES

Después de todos estos meses, y gracias al apoyo con una red de contención familiar y psicológica, Natalia empieza a reconocer el proceso que vivió tras la separación –principalmente, la negativa a pagar la cuota alimentaria– como una forma de violencia. “Es algo que ya venía sucediendo, donde cobra otras dimensiones. En nombre del amor administraba todos mis sueldos. Tenía todas mis claves. Eso es violencia.”




En la misma línea, Graciela González, directora del Departamento de Prevención de la Violencia y el Abuso Sexual de la Asociación de Psicología de Buenos Aires (APBA), dice que se debe encuadrar estos casos en violencia de género y maltrato infantil. A pesar de las distintas leyes sancionadas en las últimas décadas, dice, “hemos llegado a 2014 y aún no podemos garantizar que las cuotas alimentarias sean abonadas, ya que existe un incumplimiento de aproximadamente un 70 por ciento, por lo cual los niños/as se ven sometidos a un estado económico inferior al previo”.

“Esta forma de violencia hacia los niños/as es ejercida generalmente por un padre que se desentiende de sus hijos/as cuando se separa de la madre. Si han considerado a su ex pareja como un objeto de su ‘propiedad, aparentan no visualizar a los hijos/as como comunes, sino que los adscriben solamente a la madre, con quien ya no tienen relación. Por ende, los chicos/as ya no existen para ellos. Esta conducta parece estar en relación con los típicos ‘celos’ de los violentos que no toleran la relación madre/bebé, pues los excluye”, explica.

Para González, “este tipo de violencia económica y patrimonial no afecta solamente a las mujeres sino también a los niños/as y termina convirtiéndose en violencia institucional porque desde la Justicia no se toman las medidas que aseguren la salud, seguridad y/o bienestar emocional del niño/a”.

¿Siempre hablamos de violencia? Muchas veces los hombres se escudan en que las mujeres no van a saber administrar o en que ponen sus gastos en los de los chicos. “O también casos razonables que tienen que ver con la realidad de que separarse es caro, tenés que mantener dos casas, porque lo cierto es que el papá tiene que alquilar, tener un lugar donde puedan pasar los chicos el tiempo acordado y eso también es plata. Es una realidad que cuesta caro”, dice la abogada Leticia Kabusacki.

El mito que subyace es que ella se va a enriquecer con la separación, y en la mayoría de los casos los dos se hacen más pobres, pero más ellas que ellos.

Guillermo Vilaseca, licenciado en Psicología que trabaja con grupos de varones, comenta que ve a hombres que al separarse pierden de vista que “la separación es en relación con la pareja pero que el vínculo con el que se han comprometido al tener un hijo es para toda la vida, así como veo a mujeres que deciden unilateralmente tener un hijo involucrando a un varón en un proyecto para toda la vida sin su consentimiento pleno”. Para Vilaseca, “sin duda las maneras en que cada varón dialoga con el mandato de ser el proveedor será determinante en sus decisiones y acciones en este dominio. También se jugarán las maneras de concebir el tema que su pareja tenga al respecto”. “Una pareja que decide separarse no ha encontrado la manera de tramitar los conflictos con los que la vida los ha enfrentado, por lo que no sería extraño que en las zonas de tensión, como es el tema del sustento de los hijos así como lo que cada uno considera que es adecuado al respecto, no se entiendan fácil ni lleguen a un acuerdo”, sintetiza. Lo que muchas veces “ubica a los niños en el lugar de elementos para la pelea sin ver el daño que se les genera”.

Fuente. Página 12 - por Sonia Santoro.-

MODELO DE PROTOCOLO LATINOAMERICANO DE INVESTIGACIÓN PARA FEMICIDIOS/FEMINICIDIOS

La Oacnudh América Central conjuntamente con ONU Mujeres, presentan la primera edición del Modelo de Protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidios/feminicidios), una herramienta que se enmarca en la campaña Unete Latinoamérica y el Caribe para poner fin a la violencia contra las mujeres.




El Modelo de Protocolo es un instrumento destinado a apoyar la práctica de las personas responsables de la investigación y persecución penal de la muerte violenta de mujeres por razones de género. No solo se basa en elementos teóricos −esenciales para entender la dimensión de género de las muertes violentas de mujeres− sino que recoge la experiencia y los aprendizajes de los expertos y las expertas de toda América Latina que participaron en su redacción.

Puedes descargargo aquí: ( versión español) PDF

http://www.unwomen.org/~/media/Headquarters/Attachments/Sections/Library/Publications/2014/Modelo%20de%20protocolo.pdf

Fuente: Oacnudh

sábado, 23 de agosto de 2014

¡ BIENVENIDA ANA A TU LIBERTAD !

Se trata de la nieta de la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, que falleció en 2008. La joven, que nació en la Comisaría Quinta de La Plata, vive en Europa y se realizó el estudio de ADN voluntariamente.



Claudia Carlotto, de la Conadi; Pablo Parenti, de la Procuración, y Estela de Carlotto y Rosa Roisinblit, en la sede de las Abuelas de Plaza de Mayo.Imagen: Pablo Piovano.



“Sus padres le pusieron Ana Libertad. Hoy ella logró adquirir ese bien tan preciado que sus padres le desearon con su nombre: bienvenida Ana a tu libertad”, leyó Estela de Carlotto ayer, al anunciar que una nueva hija de desaparecidos, en este caso nacida en cautiverio, recuperó su identidad. Se trata de la hija de Elena de la Cuadra y Héctor Baratti, nieta de la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia Zubasnabar de De la Cuadra. “Licha” no podrá encontrarse con su nieta, falleció en 2008. El caso número 115 resuelto por Abuelas de Plaza de Mayo involucró a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), la Unidad Especializada en casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado de la Procuración, los abogados de las Abuelas y la Cancillería, ya que la joven vive actualmente en Europa y su muestra de ADN llegó a través de una valija diplomática.

La noticia de este nuevo hallazgo se produjo a menos de tres semanas del anuncio del encuentro de Ignacio Guido Montoya Carlo-tto, el nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Ese hecho hizo que las consultas de personas que creen que pueden ser hijos de desaparecidos y las denuncias sobre posibles apropiaciones se multiplicaran. Pero este nuevo caso no es producto del “efecto Guido”, sino de un trabajo conjunto de distintos organismos que empezó algunos años antes.

El dato que permitió iniciar la investigación llegó en 2010 a través de un mail anónimo con no mucha información, tan solo el nombre de la joven y sus presuntos apropiadores (que no fueron difundidos para preservar la intimidad de la nieta) y algunas circunstancias que hacían presumir que se trataba de una hija de desaparecidos. Con ese material, la Conadi inició una pesquisa: algo que llamó la atención fue el nombre de la partera, que ya estaba identificada como una profesional vinculada con la trata de personas. Luego, el expediente fue a la unidad especial de la Procuración que encabeza Pablo Parenti, que profundizó y formalizó la denuncia. Luego de enterarse de que había un expediente abierto, la hija de Héctor Baratti y Elena de la Cuadra aceptó hacerse el estudio de ADN voluntariamente. Se presentó el 25 de abril de este año en el consulado del país en el que vive para sacarse sangre, su muestra viajó en valija diplomática y llegó el 8 de mayo a la Dirección de Derechos Humanos de Cancillería. El Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó su filiación.

“No es el primer examen que se hace en el extranjero. Hace años logramos evitar el traslado al país de quienes dudan. Trabajamos con Cancillería para hacer una cadena de custodia legal y científicamente adecuada. Se han hecho muchos, también de familiares reclamantes. Este es el primer caso que da un resultado positivo, pero no es casualidad o suerte, es fruto de años de trabajo”, señaló Claudia Carlo-tto, titular de la Conadi, durante la conferencia de prensa realizada en la sede de las Abuelas.

Elena y Héctor militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) y fueron secuestrados el 23 de febrero de 1977 en La Plata, cuando ella estaba embarazada de cinco meses. Ambos pasaron por el centro clandestino de detención que funcionó en la Comisaría Quinta de La Plata, donde nació su hija. Elena podría haber estado también en el Pozo de Quilmes. Sigue desaparecida. Héctor fue visto en la Comisaría Octava. Sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Desde el secuestro de Elena hasta poco después del nacimiento de la niña, la familia De la Cuadra recibió mensajes por abajo de la puerta de la casa o al teléfono. Uno de ellos, supieron años después, se los dejó Adriana Calvo, ex detenida-desaparecida. En julio de 1977 recibieron un papelito que Alicia, mamá de Elena y luego Estela, su hermana, guardaron y mostraron en lo juicios en los que se ventiló el caso. “16/6 la señora tuvo una nena, que no saben dónde está la nenita, los padres están bien, de la Cuadra”, decía.

Estela de Carlotto contó ayer que Ana Libertad habría crecido con una familia sin vínculo directo con las Fuerzas Armadas (pero “anotar como hijo propio alguien que no lo es es un delito del que se ocupará la Justicia”) y que “estaba ansiosa por saber”. También recordó a Licha, compañera de los primeros tiempos. “Su casa fue a la primera que fui para no estar sola. Nos reuníamos allí aún en dictadura y era la casa de donde se habían llevado a su hijo, Era una especie de desafío”, aseguró.

La Iglesia

–Ustedes no tienen que odiar cuando los torturan –insistía a los secuestrados el cura Christian Von Wernich, asiduo concurrente a la Comisaría Quinta.

–¿Qué culpa tiene mi hija? –le replicó una vez Héctor Baratti, que acababa de enterarse de que su mujer, Elena de la Cuadra, había dado a luz en cautiverio.

–Los hijos deben pagar la culpa de los padres –fue la respuesta.

La escena fue relatada ante la Justicia por el sobreviviente Luis Velasco, que la presenció. Von Wernich cumple condena por su responsabilidad en delitos de lesa humanidad, pero la Iglesia nunca lo sancionó.

No fue la única intervención de funcionarios eclesiásticos en este caso. En su búsqueda, los De la Cuadra lograron contactar al obispo Mario Serra, que los mandó a ver al secretario del vicariato castrense, Emilio Graselli. A él le piden por Elena y por Roberto José, otro de sus hijos, que había sido secuestrado antes.

En una segunda reunión Graselli les dijo: “No me dijeron que Elena estaba embarazada”. También les reveló que sobre Roberto José no había nada que hacer, pero que Elena estaba bien y en los alrededores de La Plata. No quiso dar precisiones. “Va a ser peor para ella, ustedes van a empezar a dar vueltas, y eso es peor”, argumentó. También les dijo que volvieran, que si Elena pasaba a disposición del Poder Ejecutivo entonces, quizá, podía ayudarlos. Pero eso no ocurrió.

Otro contacto al que acudió la familia fue Pedro Arrupe, general de la Compañía de Jesús, que había estado en Argentina y se había ido a Japón becado por los De la Cuadra. En ese contexto, el padre de Elena les pidió a sus hijos que se habían ido a Italia que lo buscaran para pedirle por la niña. Los hermanos tuvieron una audiencia en Roma y Arrupe les dijo que iba a conectarse con el provincial de los jesuitas, Jorge Bergoglio.

“Mis hermanos le comentan el resultado del encuentro a mi padre, pasa el tiempo y mi padre intenta ver a Bergoglio, hasta que finalmente es recibido”, contó Estela de la Cuadra al declarar en el juicio por el plan sistemático de apropiación de niños durante la última dictadura. “Acá –dijo Estela– tengo la notita. Bergoglio le dio una carta a mi padre en la que le dice, claramente, al obispo auxiliar de La Plata que interceda y se ocupe del caso.”

Con esa carta, Mario Picchi –el arzobispo de La Plata– recibió al padre de Elena. “Voy a ir a ver al vicegobernador”, le dijo y en ese encuentro supo que la niña había nacido y había sido regalada. “Espere un poco”, le dijo al padre de Estela. “En diciembre, con el cambio de jefatura, va a subir alguien que fue alumno mío y no me va a negar una gauchada.” Lo hizo, pero el resultado fue el mismo: que la tenía “un matrimonio bien” y que no había “vuelta atrás”.

Por este caso Bergoglio declaró por escrito como testigo. Mencionó la entrevista con el padre de Elena y Estela, pero dijo que no se acordaba si le habían dicho que la hija que buscaban estaba embarazada. Elogió la tarea de las Abuelas pero aseguró no haber sabido de la apropiación de niños hasta el Juicio a las Juntas.

Durante la conferencia de prensa realizada ayer, Página/12 preguntó si esperaban que la Iglesia colaborara en resolver otros casos de hijos de desaparecidos. Carlo-tto señaló que después de la entrevista que tuvo con Bergoglio luego de que se convirtiera en Papa se habían abierto algunos canales de diálogo. “Hay disposición”, afirmó. Otros colaboradores de la institución contaron que recientemente recibieron actas de bautismo que pidieron en casos que se están investigando.

Tal vez sea por esas pesquisas, tal vez por alguno de los tantos que a partir del “efecto Guido” quisieron sacarse la duda. Lo cierto es que Estela de Carlotto cerró la conferencia entusiasmada: “Hasta el próximo nieto”, saludó.

Fuente. Página 12 - Por Victoria Ginzberg
  

jueves, 21 de agosto de 2014

EL DELITO SILENCIADO

La reconocida psicoanalista acaba de publicar Incesto paterno/filial. Una visión desde el género (Noveduc), donde analiza el fenómeno de los padres que abusan sexualmente de sus hijas, las consecuencias para las víctimas y los argumentos que suele usar la Justicia para evitar la sanción a los victimarios. Desarma los mitos en torno del tema, advierte que se debe evaluar el incesto paterno-filial desde una mirada de género y propone crear una nueva figura jurídica.

Imagen: Guadalupe Lombardo

Padres que abusan sexualmente de sus hijas, que las violan cuando son niñas y las obligan al silencio. De ese tema, tan brutal y a la vez tan difícil de digerir, se ocupa Eva Giberti en su nuevo libro, Incesto paterno/filial. Una visión desde el género (Noveduc), donde analiza los diversos argumentos que suelen usarse desde la Justicia y el derecho para evitar la sanción de los padres incestuosos, y al mismo tiempo se sumerge en la mirada del psicoanálisis y en los daños que quedan en las víctimas, entre otros enfoques. La gravedad de este delito, cuyas consecuencias se producen no sólo durante la niñez y la adolescencia, también en la adultez, “constituye un ataque preciso al género mujer y corresponde que sea estudiado desde la perspectiva de género”, advierte Giberti y reclama una calificación jurídica propia superadora de la tipificación actual del Código Penal, donde el delito queda subsumido en figuras que no lo nombran como tal. “Tiene que tener una clasificación especial, como sucedió con el femicidio, que sobrepasa el homicidio”, señaló Giberti en una entrevista a Página/12.

En la charla, la autora, reconocida por su amplísimo trabajo contra las violencias hacia las mujeres, desarma mitos que todavía persisten sobre el incesto, como que afecta fundamentalmente a familias marginales, cuestiona el aval que ciertos jueces y comunicadores le dan al falso Síndrome de Alienación Parental conocido como SAP, y recomienda a la prensa no tildar de “monstruos” a los padres que abusan de sus hijas. “Clasificarlos como monstruos es una trampa cultural que se utiliza buscando disimular la frecuencia del incesto. Un monstruo es un ser que tiene alguna anormalidad impropia del orden natural y es de apariencia temible. La ciudadanía no está repleta de monstruos, pero sí de padres incestuosos. Los padres incestuosos son sujetos convencidos de sus derechos como varones, potenciados por su paternidad. Suponen y deciden que pueden disponer del cuerpo de sus hijas porque son parte de su propiedad natural: si la engendró, tiene derecho sobre ella. Más aún, algunos afirman que es una manera de iniciarla sexualmente”, señaló Giberti.

Diversas investigaciones han mostrado que el incesto ocurre con mucha más frecuencia de la que se denuncia en la Justicia. Todavía es un delito silenciado. Giberti ha contribuido enormemente a visibilizarlo. En realidad, el original del libro se escribió en 1999. En aquel momento participaron otros expertos, entre ellos el abogado Silvio Lamberti, que tuvo a su cargo el enfoque jurídico del tema. Giberti se ocupó de la dirección del volumen además de escribir un extenso capítulo. “El libro se agotó, y durante años recibí solicitudes para volver a editarlo de alumnos y docentes de diversas facultades así como de profesionales interesados en el tema. No fue posible por distintos motivos editoriales y entonces decidí separar el capítulo que yo había escrito para formar un nuevo volumen al que le añadí algunas breves perspectivas”, detalló la autora, doctora en psicología, docente en el Posgrado de Psicología Forense de la UCES, titular de la cátedra abierta Violencia de Género de la Universidad Nacional de Misiones y coordinadora del Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, desde 2006.

–¿Qué implica analizar el tema incesto paterno/filial desde una mirada de género?

–Discernir entre el género mujer y el género varón, evidenciando el ejercicio despótico del poder de los varones contra sus hijas niñas o adolescentes. Es el paradigma de la violencia entre los géneros, no sólo grave en cuanto el delito en sí, sino también porque genera un sometimiento de la niña posicionándola como una mujer sometida al varón desde los comienzos de su desarrollo sexual, interfiriendo en su evolución. Además de privarla de la palabra mediante la obligación del silencio y comprometiéndola moralmente con la promesa del secreto.

–Desde aquella primera publicación a la actualidad pasaron quince años. ¿Qué observa que cambió en relación con el abordaje del tema? ¿Se denuncia más el incesto? ¿Se condena más?

–No tenemos estadísticas suficientes. Pero sí sabemos que en las ciudades capitales o ciudades grandes se denuncia en alguna oportunidad. En áreas campesinas ignoramos cómo se procede, con alguna excepción. Puedo conjeturar que cambió poco si lo comparo con lo que se esperaría que sucediese.

–Me sorprendió un fallo judicial que usted menciona, de 1961, que valora que el padre había violado a la hija de doce años sin violencia y habla de que el hombre la había iniciado “en los secretos de alcoba”. ¿Cambió esa mirada de la Justicia sobre este delito tan aberrante?

–Ignoro si cambiaron las ideologías de todos los jueces que eran capaces de pensar de ese modo. Pero la información y sensibilización que permanentemente se tramita en el ámbito del derecho no garantiza que exista un cambio de mentalidad, exceptuando a aquellos jueces que han comenzado a pensar en términos de género.

–¿Hay mujeres que nunca llegan a denunciar el incesto que sufrieron en su infancia?

–La experiencia tanto institucional como la que proviene de mi consultorio me enfrentan con situaciones en las que personas adultas rememoran prácticas incestuosas padecidas durante su niñez acerca de las cuales no habían logrado hablar con persona alguna. Surgen los recuerdos, a veces con claridad, en otras oportunidades enturbiados por los años, pero siempre con el común denominador de la opresión padecida por el secreto. Mujeres adultas que recuerdan con repugnancia y con vergüenza –aun siendo ya adultas– los hechos de los que habían sido víctimas y paulatinamente logran narrar porciones de aquellos recuerdos. No dudan en darse cuenta de qué modo esas historias habían influenciado en el desarrollo de su vida sexual, sus dificultades, sus resistencias, sus ascos y sus temores en relación con los hombres. El oprobio que les había significado mantener en silencio los hechos, y al mismo tiempo, la indignación al pensar que había sido su padre el responsable de tales sufrimientos.

–Todavía persiste la falsa creencia de que se trata de un delito más común entre los sectores pobres y que responde a problemas de hacinamiento o promiscuidad. ¿Por qué piensa que cuesta creer que sea también una práctica delictiva presente entre sectores medios y altos?

–El incesto paterno-filial se encuentra en todas las clases sociales. Se supone que las denominadas clases altas son garantía de las conductas correctas, lo cual es falso. Algunos textos escritos por víctimas provienen de las clases altas.

–Claro, como el de la escritora inglesa Carolyn Slaughter, que usted menciona, que contó ya de adulta que fue abusada sexualmente por su padre, un funcionario del Imperio Británico, con el silencio de su madre y su hermana mayor, que sabían del incesto. ¿Por qué se da esa complicidad silenciosa del entorno familiar?

Porque existe la idea de una sagrada familia que no debe dañarse con la verdad de los hechos. Una familia con un padre incestuoso también conforma una familia que abarca la perversión de sus miembros o bien el deseo extremo de lograr mantener la estabilidad económica que se alteraría con una denuncia desencadenante de una acción penal.

–En los últimos años se conocieron algunos casos de incesto que se justificaban como práctica cultural en algunas etnias del país... ¿qué opina al respecto?

–La discusión con algunos antropólogos que defienden esta práctica por razones “culturales” conduce a preguntarse por el estado de la niña, por su aceptación sometida a una experiencia que sobrepasa su cuerpo y su deseo y que debe soportar porque así lo indica el mandato ritual. En nuestro país las etnias indígenas responden a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y a un Código Penal, es decir, la prioridad es el bienestar de las niñas y sus derechos y no las imposiciones culturales.

Hay numerosos casos de denuncias de incesto de parte de niñas que han sido desestimadas por la Justicia porque los jueces no les creen...

–En este libro me ocupo especialmente de la verosimilitud de las declaraciones de las niñas. Lo verosímil es algo de cuya veracidad no hay razón para dudar lo que no significa que sea cierto, es lo plausible, creíble. La ausencia de información acerca de la teoría de las ficciones y la verosimilitud constituye una carencia importante por parte de los jueces cuando deben sentenciar y creerle a la niña. Cito aquellos historiales en los que fue necesario que el juez contara con la prueba del ADN de la criatura engendrada por el padre para convencerse de la verdad de los dichos de la víctima. Es frecuente encontrar resistencia en el tribunal cuando la niña cuenta lo sucedido, aun en Cámara Gesell y con evidencias contundentes existe una notoria resistencia por parte de los magistrados para creerle a la niña.

–¿Por qué les cuesta a los jueces creerles a las niñas que expresan que han sido abusadas por sus padres?

–Cuesta tanto creerles a las niñas porque las comunidades no están dispuestas a dejar caer la admiración que se tiene hacia los varones como jefes de familia, el pater, el sujeto nutricio, la figura que mucha gente precisa para adorarla como garante de la seguridad y sostén de las mujeres. Y llega una niña y desbarata todo dejando a la vista que estos sujetos además de delincuentes son capaces de dañar a su prole para satisfacer su afán de poder. Ese perfil de estos varones es muy difícil instalarlo. Llevamos siglos en otro sentido, admirándolos por ser varones. Esa admiración precisa mantenerse. Reconocerlos incestuosos no les dejan margen para la decencia.

–¿Qué estrategias utilizan los padres incestuosos para silenciar a sus víctimas?

–Utilizan diversas estrategias para lograr que la niña sobrelleve la violación. Desde decirle “todos los papás hacen esto con sus hijitas” hasta afirmarle que “es un secreto entre los dos” porque se quieren mucho y que no debe comentarlo con ninguna persona; sobre todo no debe contárselo a su mamá. En un primer momento, la niña no se sobresalta ante las caricias del padre y no desconfía, hasta la situación en que reconoce la irregularidad del procedimiento y registra su dolor físico. Las niñas recuerdan con terror “el momento de la noche cuando yo sabía que muy tarde él iba a aparecer... No me podía dormir hasta que él llegaba y cuando me tocaba yo sentía mucho miedo porque sabía lo que me iba a hacer...”.

Cada vez que trasciende en los medios el caso de algún hombre que abusó sexualmente durante años de una o más hijas, con las cuales tuvo varios hijos, ciertos noticieros de televisión y alguna prensa suelen tildarlos de “chacales” o “monstruos”. ¿Son monstruos u hombres comunes que se creen con derecho a someter a sus hijas?

–Clasificarlos como monstruos es una trampa cultural que se utiliza buscando disimular la frecuencia del incesto. Un monstruo es un ser que tiene alguna anormalidad impropia del orden natural y es de apariencia temible. La ciudadanía no está repleta de monstruos pero sí de padres incestuosos. Los chacales padecen un prejuicio dado que cumplen con su función ecológica cuando se ocupan de una presa. Los padres incestuosos son sujetos convencidos de sus derechos como varones, potenciados por su paternidad. Suponen y deciden que pueden disponer del cuerpo de sus hijas porque son parte de su propiedad natural: si la engendró, tiene derecho sobre ella. Más aún, algunos afirman que es una manera de iniciarla sexualmente.

–Un aspecto nuevo en torno del tema de los últimos años es la aparición del falso Síndrome de Alienación Parental conocido como SAP, que sostiene que las madres les lavan el cerebro a sus hijas para denunciar que su papá las abusaba sexualmente, sobre todo en el marco de divorcios contradictorios. ¿Qué opina al respecto?

–El SAP ha aparecido como estrategia para frenar el impulso que socialmente habían tomado los temas vinculados con el incesto y abuso sexual contra niños y niñas. Surge cuando se inician campañas contra tales delitos, sumadas a la aparición de grupos de madres que denunciaban. El feminismo lideró algunas de esas campañas. Determinadas ideologías que comparten algunos jueces, psicólogos, abogados y un segmento de la población tienen como finalidad la idealización del varón y la sacralización de sus derechos. Pueden ser mujeres o varones que disfrutan con el ejercicio de un poder que avasalla las narraciones de las niñas y adolescentes; suponen que es sencillo “lavarles el cerebro”, lo cual supone una afrenta a las víctimas.

Fuente: Página 12 - por Mariana Carbajal.-

lunes, 11 de agosto de 2014

CADA 30 HORAS SE REGISTRÓ UN FEMICIDIO EN ARGENTINA

El año pasado murieron 295 mujeres en manos de sus agresores. En Santiago del Estero se llevó a cabo, en 2013 el primer juicio.

Según revelaron en el Centro de Información de las Naciones Unidas para Argentina y Uruguay, en el año 2013 se registró un femicidio cada 30 horas con un total de 295 mujeres asesinadas.

 Esta negra estadística es el reflejo de una grave problemática que fue analizada, el año pasado, por la coordinadora general de la Asociación Civil Casa del Encuentro, Fabiana Túnez, quien se basó en la información que es publicada a diario por agencias y diarios nacionales.

 “Quisiera estar acá para decirles que el número de femicidios de 2013 fue cero, pero lamentablemente no es así. Fue la cifra más alta de los últimos 6 años”, detalló Ada Rico, otra de las fundadoras de la Asociación Civil.

 El terrible informe detalla que unas 83 mujeres murieron baleadas, 64 fueron apuñaladas, 37 golpeadas y 28 fallecieron tras ser estranguladas. En ese sentido, se agrega además que en el 38 por ciento de los casos, los asesinos fueron esposos, novios, PAREJAS o amantes de las víctimas.
Asimismo, el informe de Casa del Encuentro afirma que la mayoría de las fallecidas tenía entre 19 y 30 años y gran parte de los crímenes se cometieron en las casas de las víctimas.

 Como si esto fuera poco, 11 de las víctimas se encontraban embarazadas y en 27 de los casos hubo indicios de abuso sexual. Otro dato a tener en cuenta es que en 46 casos había denuncias previas o medidas cautelares por hechos de violencia. 

 Los datos son por demás escalofriantes.

Los mismos se reflejan en las dependencias policiales de nuestra provincia, en donde diariamente las mujeres radican denuncias tras ser víctimas de golpes, precisó una fuente consultada por este medio.

Pedido a fiscales

 El Ministerio Público Fiscal (MPF) instruyó a sus fiscales para que cuenten con la colaboración de los profesionales de las brigadas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que asisten a las víctimas de violencia de género y/o intrafamiliar. Desde su creación en 2006, el programa “Las Víctimas contra las Violencias” del que dependen estos equipos lleva un registro de sus intervenciones en casos de violencia sexual, de género e intrafamiliar.

 En el presente año, este pedido se reforzó y por ende los fiscales trabajan en profundidad, de manera especial en los casos de violencia contra la mujer. 

 La prioridad de los profesionales es escuchar a las víctimas. Según datos oficiales, alrededor del 90% de los agresores son hombres que mayormente tienen entre 19 y 40 años.

Fuente: Nuevo Diario Web

EL MUNDO DEL TURISMO SEXUAL INFANTIL

Es posiblemente la forma más cruel de explotación infantil. Pero no existen datos completamente fiables sobre turismo sexual con menores. Unicef calcula que son 1,8 millones de niños y niñas quienes la sufren, aunque tanto esta organización como la principal red de lucha contra la lacra, Ecpat International, reconocen que trabajan en función a aproximaciones y extrapolaciones.





Indican que la mayoría de los turistas que recurren a la prostitución infantil son ocasionales; no van expresamente en su búsqueda, no son pedófilos. “Simplemente se encuentran con disponibilidad de estos niños y se aprovechan de ello”, asegura Selma Fernández, responsable del Programa de Prevención de la Explotación sexual Comercial Infantil de la red Ecpat International.

En algunos países es fácil, barato. Incluso ropa y comida son intercambiados a cambio de sexo. Aunque Ecpat recuerda que este fenómeno puede producirse en cualquier lugar y contexto, la pobreza y la desigualdad son importantes desencadenantes (ver el mapa interactivo). 

La dificultad para abordar el fenómeno se debe en parte a que muchos Estados lo ocultan, no hay estadísticas homogéneas. “Al tratarse de una actividad ilegal no reconocida como un problema en algunas culturas o países, sumado a su invisibilidad, hace que se desconozca el verdadero alcance y naturaleza del fenómeno”, subraya Fernández.

Por eso es complicado saber con exactitud si va en aumento o en descenso. Lorena Cobas, responsable de emergencias del comité español de la agencia de la ONU para la infancia, explica que la sensación es que se van poniendo medios y que la concienciación es cada vez mayor: “Un 86% de los estados miembros han firmado el protocolo facultativo contra la explotación sexual infantil, con lo que deben legislar en consecuencia”.

Ecpat, sin embargo, indica que diversos estudios parecen indicar que, lejos de atajarse, la tendencia es creciente. Mientras que algunas medidas y campañas están cuajando, como sucede en Tailandia, uno de los destinos prototípicos de turismo sexual infantil, los países cercanos aprovechan para tomar el relevo, como hacen Camboya o Vietnam.

Igual que no hay cifras exactas de los afectados, tampoco es sencillo conocer quiénes son los abusadores. Más allá del uso que los nacionales hacen de la prostitución infantil, los flujos suelen describir un patrón, el mismo que el del propio turismo: de países ricos a países pobres. Así, las organizaciones denuncian que cada vez son más los ciudadanos de Estados Unidos y Canadá que aprovechan la vulnerabilidad de niños en Centroamérica y Latinoamérica. También a estos destinos acuden europeos. Como al sudeste asiático, aunque aquí hay diferencias. Una encuesta de la organización AIDéTouS realizada en 2002 mostró que de las 4.214 visitas con propósitos sexuales de las que hubo registro en Camboya, un 36% de los clientes fueron locales, un 42% asiáticos orientales (chinos, vietnamitas y japoneses). Los occidentales fueron minoría: un 22%. Aunque conviene tomar la cifra con cautela, ya que no es reciente y se refiere a un solo país, sirve para dar una idea de los flujos en la región.

Una de las líneas de trabajo para erradicar esta práctica es el Código de Conducta que más de 1.000 actores turísticos del mundo (aerolíneas, agentes de viaje, hoteles…) han suscrito. Algunas de las españolas son NH Hoteles, Meliá, Iberia y Grupo Barceló. El documento les compromete a luchar de forma activa contra la prostitución infantil en estos sentidos: “Establecer una política ética corporativa contra la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes; formar a su personal tanto en el país de origen como en los países de destino; introducir una cláusula en los contratos con proveedores estableciendo el rechazo común de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes; proporcionar información a los usuarios (turistas) por medio de catálogos, folletos, vídeos durante los vuelos, etiquetas en los billetes, páginas web; proporcionar información a los agentes locales clave en cada destino. Informar anualmente sobre la implementación de estos puntos”.

23 empresas fueron reconocidas el pasado mes de julio como ejemplo en buenas prácticas del Código de Conducta, auspiciado entre otras organizaciones por la Organización Mundial del Turismo. "Son verdaderos líderes en la protección de los niños en el turismo. Han ejecutado acciones concretas para mantenerlos seguros y para concienciar sobre el crimen que supone el turismo sexual con menores dentro de la industria y del público en general", dijo Andreas Astrup, manager general de la plataforma The Code. Las españolas Meliá y Riusa II estuvieron entre las galardonadas por implementar los seis puntos del código.

Unos de los agentes clave que describe el documento son, por ejemplo, los policías turísticos de la República Dominicana. Cristina Alonso, responsable de Alianzas Corporativas de Unicef España, explica que con su cooperación y la de los agentes hoteleros en el país se ha conseguido que sea casi imposible ver a un adulto entrando con un menor sin parentesco en un HOTEL sin que salten las alarmas. “No es que se haya erradicado del todo, pero al menos cada vez está peor visto y ya no se practica delante de todos con impunidad”, asegura.

Según un informe de Ecpat de 2008 que la organización asegura todavía en vigor, explica sin embargo que son muy pocos los turistas sexuales ocasionales arrestados, juzgados y sentenciados. “Esto tal vez sea porque generalmente no producen imágenes del abuso perpetrado ni recurren a medios extremos para practicar el turismo sexual con niños y adolescentes, como comunicarse con redes de pedófilos o intercambiar pornografía”, argumenta. En el caso de los pederastas, la persecución es algo más efectiva, ya que son reincidentes, muchas veces están organizados y en ocasiones comparten materiales de los niños.

La persecución y la concienciación, aunque herramientas imprescindibles, solo sirven para paliar los síntomas de la enfermedad. Cobas asegura que, en tanto el problema parte de la pobreza y la desesperación, “para luchar efectivamente contra él hay que llegar a su raíz”.

Fuente: El País .-

viernes, 8 de agosto de 2014

EQUIPO MÓVIL PARA ANP ( Aborto No punible)

El objetivo es garantizar el derecho a estas prácticas legales y reducir las muertes maternas por aborto. “Observamos que, si bien teníamos un protocolo de atención al aborto no punible adaptado a la última resolución de la Corte Suprema, se presentaban controversias, dilaciones y dudas entre los profesionales sobre cuándo y cómo hacer las prácticas”, dijo ministro de Salud, Alejandro Collia.




Con estas nuevas medidas, si todos los médicos de un hospital provincial presentaran objeción de conciencia, es decir, si se negaran a efectuar un aborto no punible, se acudirá al equipo móvil. “De esta manera, se evita revictimizar a la mujer y resolverle el problema en el hospital al que acudió, sin necesidad de ‘pasearla’ de un lugar a otro en una circunstancia de tanta angustia”, explicó Marisa Matía, coordinadora del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable.

Desde el Ministerio, informaron que se busca evitar que a las mujeres se les niegue la práctica abortiva en “condiciones sanitarias seguras toda vez que haya sido víctima de una violación (tal como lo establece el Código Penal), más allá del tiempo de gestación y de que algún médico pueda presentar objeciones para efectuarla ya sea por consideraciones morales o religiosas.

Asimismo, el Ministerio explicó que con el programa de salud sexual y del protocolo de aborto no punible, se evidencia una notable reducción de las muertes maternas. “Entre 2012 y 2013 sin ir más lejos, bajaron un 60 por ciento las muertes maternas relacionadas con el aborto”, dijo Matía, quien lo adjudicó a que “el acceso a los servicios de salud y a condiciones sanitarias de calidad redundan en este tipo de resultados positivos y evita verdaderas tragedias familiares”.

En los últimos meses, el Área de Género, el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable y el Programa de Prevención y Atención de la Violencia Familiar y de Género del ministerio de Salud provincial convocó a colectivos de mujeres organizadas dentro de  la Campaña por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito y a otras organizaciones gremiales y políticas, según explicaron.

Además, creó una mesa de diálogo que las reúne una vez al mes para escuchar, debatir y proponer acciones que mejoren el abordaje de la mujer en situación de aborto.

Fuente: letra P.