domingo, 31 de mayo de 2015

LA PEDAGOGÍA DE LA CRUELDAD

La antropóloga argentina Rita Segato es una de las voces más lúcidas e inquietas a la hora de pensar y ubicar políticamente la violencia contra las mujeres que ahora mismo conmueve y moviliza a la sociedad, cruzando por fin la barrera de aislamiento en el que suelen tratarse estos temas. Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras económicas capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las mujeres es el soporte privilegiado para escribir y emitir este mensaje violento y aleccionador que cuenta con la intensificación de la violencia mediática contra ellas como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”. En esta entrevista la antropóloga desafía su propio pensamiento, a la vez que lamenta estar lejos de su país de origen y no poder participar de ese hecho histórico que significa una manifestación masiva como la que se augura el próximo 3 de junio en casi todo el país para decirles “basta” a los femicidios que día a día pueblan las noticias.





Rita Segato, antropóloga argentina y residente hace décadas en Brasil, tiene una forma de hablar que se arremolina de ideas. Enhebra, vuelve una y otra vez. Pregunta si lo que dice “hace sentido”. No deja que la interrumpan si está en el envión de una idea. Luego escucha a fondo y hace de la pregunta un insumo de su razonamiento. Entrevistarla es un placer de la conversación. Con un zigzag propio, con enmiendas, porque lo que dice asume un riesgo: el del ritmo del pensamiento.

Esta vez se trata de hablar del tema que nos tiene a todas tomadas. La proliferación de los crímenes contra mujeres que no dejan de sucederse, replicarse, mediatizarse en nuestro país. Segato fue pionera en ponerle a esta realidad una hipótesis política. En el libro Las Estructuras Elementales de la Violencia (Prometeo 2003 y 2013) ya hablaba de la “violencia expresiva” en los crímenes de género. Formulación que la condujo a interpretar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en La escritura en el cuerpo de las mujeres (Tinta Limón) como violencia que ve en el cuerpo femenino un tapiz sobre el cual escribir un mensaje. En la edición mexicana del ensayo que le da continuidad, Las Nuevas Formas de la Guerra y el Cuerpo de las Mujeres (Pez en el Arbol), escribimos en el prólogo junto a Raquel Gutiérrez Aguilar: “Hay una novedad, incluso en su repetición. La guerra toma nuevas formas, asume ropajes desconocidos. Y no es casual la metáfora textil: su principal bastidor en estos tiempos es el cuerpo femenino. Texto y territorio de una violencia que se escribe privilegiadamente ahí. Una guerra de nuevo tipo. La dificultad de comprensión, creemos, debe analizarse como un elemento estratégico de la novedad: como una verdadera dimensión contrainsurgente”. En Argentina, la realidad del femicidio exige volver sobre la idea-fuerza de Segato: ¿qué mensaje se transmite en estos crímenes que, ahora, parecen no tener límite doméstico, sino que acontecen en medio de un bar, un jardín de infantes o la calle misma? Se trata de una “pedagogía de la crueldad”, esgrime la entrevistada, indisociable de una intensificación de la “violencia mediática” contra las mujeres.

¿Cómo entender esta multiplicación de crímenes contra mujeres, cada vez más públicos?

Creo que un primer telón de fondo que hay que aclarar es la fase actual de la explotación, que involucra un tipo de retorno al trabajo servil, semiesclavo e incluso esclavo, producido por la caída de la centralidad del salario. Esta modalidad de sujeción de personas como mercancía demanda una insensibilidad particular. Hay una idea que estoy trabajando, donde elaboro algo que empezó como una broma y ahora es serio: estaríamos hoy en tiempos de conquistualidad del poder, más que de colonialidad del poder, como propuso Aníbal Quijano en su célebre formulación. Me refiero a una nueva fase de conquista de los territorios, de rapiña de todo, sin límites legales. Una característica esencial de la conquista fue la suspensión del derecho, de los códigos de justicia de la época, por la cual la corona pasó a tener una existencia en gran medida ficcional como poder central. Hoy estamos en un momento semejante debido a la ferocidad de las apropiaciones territoriales, al desalojo de los pueblos de sus espacios de vida, realizados con una truculencia extrema. Muchas veces esa crueldad se exhibe aun más en el cuerpo de las mujeres. Es lo que pasa, por ejemplo, en los desplazamientos de poblaciones en el Pacífico colombiano.

Es tu idea de la violencia expresiva...

El paradigma de explotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección de la vida humana, y esta modalidad de explotación depende de la disminución de la empatía entre personas que es el principio de la crueldad. De ahí hay sólo un paso a decir que el capital hoy depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumbrarnos al espectáculo de la crueldad.

Efectivamente, tengo la propuesta de entender siempre la violencia como expresiva. En este caso, la violencia nos está hablando de presiones que se originan en el espacio público, en el mundo del trabajo, en la presión productivista, en la exigencia competitiva, en esa intemperie y desprotección de la vida hoy, en ese riesgo de la sobrevivencia que nos afecta a absolutamente todos los que vivimos de nuestro trabajo, y acaba interfiriendo y lesionando el espacio de la intimidad porque atraviesa y alcanza las relaciones afectivas, y finalmente hay una captura del espacio de la intimidad y de los sentimientos por el modo de explotación al que estamos sujetos. La violencia íntima en el espacio público, como está curiosamente ocurriendo hoy en la Argentina, no es otra cosa que un enunciado del carácter también público del problema íntimo, y del modo en que el estado de intemperie e indefensión frente a la agresión generalizada a la vida y a los territorios deviene y se expresa en agresión a las mujeres frente al ojo público. Es la exhibición incontestable de la unidad y naturaleza indisociable del problema, de la correlación y articulación innegable entre lo que pasa en la atmósfera de violencia y desamparo en el mundo de la reproducción material de la existencia, y lo que pasa en el mundo de los sentimientos entre las personas. Es al mismo tiempo una ejecución ejemplar –pues las ejecuciones en el ojo público tienen esa dimensión de ejemplaridad, de advertencia– y una queja, un reclamo gritado a los cuatro vientos.

¿Qué papel juega la subjetividad masculina?

Evidentemente la masculinidad está más disponible para la crueldad porque el entrenamiento para volverse masculino obliga a desarrollar una afinidad significativa, a lo largo de la historia de la especie, entre masculinidad y guerra, entre masculinidad y crueldad, y entre masculinidad y capitalismo en esta fase rapiñadora y anómica. En este sentido, es muy importante no guetificar la cuestión de género. Esto quiere decir no considerarlo fuera de su contexto histórico, no verlo sólo como una relación entre hombres y mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el contexto de sus circunstancias históricas. No guetificar la violencia de género también quiere decir que su carácter enigmático se esfuma y la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos. Claro que la vemos de forma fragmentada, como casos dispersos de letalidad de las mujeres –aunque cada vez más frecuentes–, pero son epifenómenos que parten de circunstancias plenamente históricas de las relaciones sociales y con la naturaleza. En este sentido, diría que hay una extraña afinidad, o mejor dicho: una concurrencia, en el presente, entre: 1. La explotación económica característica de nuestra época con su uso abusivo del cosmos natural del que retiramos la posibilidad misma de la vida; 2. El accionar de una élite que predica y practica un proyecto económico que tiende a la concentración extrema y que tiene como horizonte el mercado global, viendo como antagonistas a los mercados locales, y 3. El moralismo de los valores de esta élite, a diferencia de los capitalistas del pasado, modernizadores y desarrollistas, que predicaban la modernización del estilo de vida y la gestión de los cuerpos.

¿Qué tipo de concurrencia?

Que esta élite es intensamente moralista a la vez que estamos en una circunstancia de abuso y rapiña al nicho natural de toda vida, es decir, la tierra. Entonces, son tres dimensiones a la vez: las elites que conducen la economía, la fase del capital rapiñadora con relación a todo aquello de lo que puede extraerse riqueza bajo la ideología de la acumulación por desposesión o despojo y un moralismo feroz con relación a la sexualidad, al aborto, a los intereses de las mujeres en general.

¿Qué significa ese moralismo?

Hay una relación a pensar entre la presión por el despojo y el moralismo en la gestión de los cuerpos. En otras épocas, las élites modernizadoras no eran moralistas, sino que más bien eran liberalizadoras respecto a las conductas. Hoy no. Junto a la no preservación del suelo nutricio de la vida, de la tierra, hay una insensibilidad para esa agresión del nicho. A esto se suma una progresiva crueldad hacia el cuerpo de las mujeres, y a los cuerpos feminizados en general. Es una totalidad que, si no la entendemos bien, no podemos atacar las bases de lo que nos hace sufrir como mujeres. Pero vinculado a esto hay que entender las presiones que sufren en el momento presente todos los sujetos que viven de su trabajo. No sólo manual, sino también intelectual. Todxs estamos sujetos a una tremenda presión, una especie de intemperie y riesgo permanente que revela que nuestras circunstancias son las de un sálvese quien pueda, ya que en cualquier momento podemos ser impugnados, desechados, vueltos prescindibles, defenestrados de nuestra posición, perseguidos, despojados. Es una indefensión generalizada. Lo social deviene un marco de peligro. Ahí funciona el discurso de las vidas precarias que no son sólo de los que consideramos vulnerables (migrantes, pobres, etc.), sino de todos y cada unx, debido a que la lógica de la productividad se vuelve más y más asfixiante en todos los campos de la vida. Pensemos en las 85 personas que concentran la mitad de la riqueza mundial: no se trata ya sólo del pecado de la desigualdad por acumulación y concentración, sino que tienen poder de vida y de muerte sobre la humanidad porque su capital compra muerte, cambia leyes, suspende derechos. La situación, en este sentido, es apocalíptica. Lo que les sucede a las mujeres no puede desvincularse de este momento apocalíptico del proyecto histórico del capital.

¿Tiene una especificidad en América latina?

–Esta intemperie de la vida con derechos suspendidos se relaciona con algo que digo que encuentro en una situación de violencia como la que acontece en Bolivia, donde sucedió un franco proceso democratizador en términos étnicos y de género. En Bolivia, a la vez que muchas de las mujeres del Parlamento son de pollera, que no abdicaron de su indigenidad, vemos que es un país de enorme letalidad para las mujeres. A pesar de que hay pocos homicidios (medidos por cien mil habitantes, como se hace en las estadísticas de los organismos internacionales), hay un gran enigma porque mientras la relación entre la totalidad de homicidios y los cometidos contra de mujeres en el mundo, en media, es de un 17 por ciento, en Bolivia esa relación supera el 50 por ciento. Algunas feministas dicen que el género masculino reacciona al avance de las mujeres en el campo del trabajo y la autoridad política. Pero en el caso de Bolivia esta tesis no se sustenta porque las mujeres siempre tuvieron una posición dominante en el mercado y respecto al dinero, y tuvieron autoridad política desde su parcialidad, el espacio doméstico, que en las sociedades comunitarias, a diferencia de las sociedades modernas, es pleno de politicidad. Por eso, el problema es el espacio que ocupan hoy en el campo del Estado y del avance del Estado sobre la comunidad, destruyendo los vínculos comunitarios y colectivistas, aun, muchas veces, en nombre de los buenos propósitos del discurso modernizador. Ahí se generan tensiones en la medida en que el frente estatal no es solamente estatal, sino estatal-empresarial y mediático, es decir, indisociable de los intereses empresariales-corporativos. Este pacto estatal-empresarial va rasgando el tejido comunitario. En esta situación de avance del frente estatal, siempre colonial, empresarial y mediático, el hombre de esa comunidad, el hombre indígena, se transforma en el colonizador dentro de casa, y el hombre de la masa urbana se convierte en el patrón dentro de casa. En otras palabras, el hombre del hogar indígena-campesino se convierte en el representante de la presión colonizadora y despojadora puertas adentro, y el hombre de las masas trabajadoras y de los empleos precarios se convierte en el agente de la presión productivista, competitiva y operadora del descarte puertas adentro.

¿Qué relación le ves con sociedades que no tienen esa trama comunitaria?

Lo que quiero decir es que el hombre campesino-indígena a lo largo de la historia colonial de nuestro continente, así como el de las masas urbanas de trabajadores bajo la regla del capital, se ven emasculados como efecto de su subordinación a la regla del blanco, el primero, y del patrón, el segundo, y en general, como sabemos, al patrón blanco o blanqueado de nuestras costas. Y es al retornar a su nicho familiar que se redime de esta emasculación, restaurándose en la plataforma de masculinidad mediante la violencia. Ese es su mandato masculino. En el mundo de las grandes urbes, sometido a la explotación anómica del trabajo propia de estas nueva fase del capital, el hombre se transforma en el patrón del hogar, pues llega a su casa contaminado por la regla del patrón, ya que, como sabemos, el hombre es más vulnerable a la regla del poder, porque se percibe escindido entre dos lealtades: su lealtad a su familia, a su comunidad, a su gente, a sus afectos, por un lado, y su lealtad al otro hombre, el que lo domina y oprime, al que va a emular, por efecto de su mandato de masculinidad, que nos acompaña a lo largo del tiempo de la especie, y que debemos insurgir, entre todos, hombres y mujeres, con sus diversidades sexuales, porque a todos nos hace sufrir.... yo diría que en la misma medida, a pesar de diferentes formas. En el caso de la fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una violencia nueva: la frontera porosa del espacio familiar hace que el hombre lleve hasta allí la crueldad que impera en los espacios circundantes. Inclusive, cuando la atmósfera es francamente bélica, como es en los escenarios en expansión de las nuevas formas de la guerra en América latina, con la proliferación del control mafioso de la economía, la política y amplios sectores de la sociedad, lo que atraviesa e interviene el ámbito de los vínculos de género es la regla violenta de la atmósfera propia del crimen organizado y las pandillas, maras, corporaciones armadas de la guerra informal, sicariatos. Es por todo esto que de forma alguna podemos abordar el problema de la violencia de género y la letalidad en aumento de las mujeres hoy como si fuera un tema separado de la intemperie de la vida con todas sus presiones. Presiones y niveles de anomia característicos de los cambios de época, pues de hecho estamos asistiendo a un tránsito entre épocas que hace que el momento actual presente características de liminaridad y suspensión de las normativas que dan previsibilidad y amparo a las gentes, dentro de una gramática compartida. Es probable que los tiempos de la conquista, como dije anteriormente, por la suspensión de prácticamente toda norma excepto la del saqueo, y la revolución industrial, por la novedad que impuso a las relaciones de trabajo, hayan expuesto a los pueblos a circunstancias semejantes.

¿Esto lo vinculás a que varios de los homicidas después se autolesionen?

El dolor es un dolor social. No creo que las mujeres deban aislarse en su sufrimiento. Yo, como ya lo he dicho alguna vez, justamente en una entrevista que me hiciste hace ya algún tiempo, soy feminista de segunda generación. No soy una nueva conversa. El nuevo converso es siempre más dogmático, más intransigente, incapaz de ver los tonos de gris, las ambigüedades propias de la vida como ella es. Creo que el problema es de hombres y de mujeres, ambos padecen, pero resuelven de formas diferentes su padecimiento. Infelizmente, como expliqué, los hombres son más vulnerables por el mandato de emulación de la posición de poder que los somete pero cuyo patrón de conducta se convierte en su modelo de comportamiento. El hombre, entonces, es violento porque es frágil, porque es constitutivamente inseguro en su masculinidad, y porque, en nuestras costas, es decir, en el paisaje marcado por la colonialidad que habitamos y que nos constituye, es permanentemente emasculado por su condición subordinada y capturado por el modelo de masculinidad de su opresor. Es por esto que digo que el sirve de bisagra, entre los mundos del dominador y de los dominados. Su situación es de una indigencia existencial absoluta. Si a esto le sumamos el tema de la mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas (y no olvidemos la raíz común de las palabras rapiña y rape, violación en inglés), tendremos el cuadro completo de la transformación de la vida en cosa, la transformación de las personas en mercancía, en primer lugar el pasaje de las mujeres a esa condición de objeto, a su disponibilidad y desechabilidad, ya que la mímesis de los hombres con la posición de poder de sus pares y opresores encuentra en ellas las víctimas a mano para dar paso a la cadena de mandos y expropiaciones.

¿Cómo ves al feminismo frente a esta realidad?

Creo que las mujeres nunca tuvimos más leyes, políticas públicas, discurso cívico e instituciones de apoyo que ahora. Sólo que esos derechos no pueden ser usufructuados porque el lecho en el que ellos están suscriptos presiona en sentido contrario. Entonces, o atacamos ese proyecto histórico del capital o no vamos a solucionar el problema de las mujeres. El feminismo hegemónico ha apostado todas sus fichas a la conquista de derechos. Esto muestra una fuerte influencia europea, donde la relación entre Estado y sociedad es bien distinta por razones históricas. En América latina, nuestros estados republicanos fueron creados por las élites criollas y por tanto son herederos de la modalidad de administración colonial de la cual descienden. Los llamamos estados de la misma forma que llamamos a los estados europeos, pero en Europa y en América latina esta entidad no es la misma, como consecuencia de la historia que la constituyó. Los estados europeos y los de nuestras costas ni están conformados de la misma forma ni pueden representar a la sociedad de la misma manera. La hegemonía del feminismo europeo nos convenció de hacer una apuesta casi exclusiva a las luchas en el campo estatal. Pero en América latina la lucha no pueden ser ésa, porque ya tuvimos muchas victorias en ese campo y, aún así, el Estado en nuestras sociedades tiene su foco en la protección de los bienes y no ha dado muestras de ser capaz de proteger a las personas.

¿Cuál es la estrategia?

Las mujeres debemos sacar los pies del campo estatal. Esto no quiere decir abandonarlo, como a veces se han interpretado mis palabras. No se pueden abandonar las luchas en el campo estatal, por leyes, políticas e instituciones propias. Pero lo que quiero decir es que debemos llevar adelante otras luchas, sólo nuestras y en un campo otro, marginal con respecto a la égida del Estado, con estrategias autogestionadas de autoprotección. Necesitamos vínculos más fuertes entre mujeres, vínculos que blinden los espacios de nuestras vidas, independientemente de las leyes y las instituciones, y que rompan el modelo de la familia nuclear.

Hubo una viralización de videos de chicas que denunciaban algún tipo de violencia... ¿Cómo ves esos fenómenos?

Creo que nosotras debemos construir nuestros propios blindajes. Volvernos agentes de nuestra propia protección por la ineficacia del Estado. Claro, los videos son un camino rizomático. Pero las estrategias no pueden tener un aspecto, un formato, una estética vanguardista. Veo negativamente toda forma de vanguardismo porque éstos se apartan de la sociedad como ella es y se constituyen en tutelas de quienes creen estar en la cresta de la onda, en general grupos o logias de illuminati, que están al tanto de lo hay que saber y hacer, pero por eso mismo acaban haciendo daño a lo que dicen defender. Es necesario que las estrategias de autodefensa proliferen pero no como prácticas vanguardistas, sino como prácticas de las rutinas, de las calles, de las casas, en la vida cotidiana de la gente tal como es. Las campañas de Twitter y Facebook son interesantes porque son formas de dispersión a través de las redes. Pero mucho más interesante es la palabra que circula boca a boca y en la calle. Uno de los problemas del feminismo es que se salió de la calle. El precio que tuvimos que pagar por institucionalizarnos, transformar lo que hacemos en carreras y en profesiones es precisamente que abandonamos el día a día y el cuerpo a cuerpo, en la calle y en los vínculos entre mujeres, que en el feminismo de los años setenta era muy fuerte y eficaz.

¿Cómo interviene la reproducción mediática en la lógica de estos hechos?

–En este contexto tenemos unos medios que colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres y al mismo tiempo afirman, declaran, y se suman al clamor de “ni una más” o “ni una menos”. ¿Cómo se entiende que los medios que rapiñan el cuerpo de las mujeres, dando lección de burla, de crueldad y de ataque a la dignidad de las mujeres, luego dicen sumarse a estas campañas? ¿Qué pretende Tinelli cuando dice esas consignas si él vive como proxeneta de los culos y las tetas de las mujeres que captura con la lente de su cámara y exhibe en su escaparate para el escarnio público? Creo que hay que desentrañar la operación: lo que hace es intentar desacoplarse. Tinelli sabe que la pedagogía de su programa televisivo enseña el ejercicio de la crueldad en los hogares y en la calle. Lo sabe, y por saberlo busca desacoplarse, escamotear, desmarcarse de su vínculo estrecho con ese sujeto que golpea y mata a una mujer. Hay una identidad común entre ese sujeto femicida y la cámara de Tinelli al explotar los cuerpos expuestos en su programa. Afinidad esta que Tinelli, cuando adhiere a la fórmula del “ni una menos”, pretende disimular. Frente a esto, pienso que la expansión de los derechos humanos siempre ha sido la expansión de la lista de nombres del sufrimiento humano, avanzar en el campo de los derechos siempre ha sido avanzar en el intento de nombrar las formas de sufrimiento y sus causales. A partir de la segunda mitad del siglo veinte hemos visto la proliferación de nombres para las modalidades de violencia contra las mujeres: violencia física, sexual, psicológica, moral, financiera y patrimonial. Todavía está por nombrarse la violencia alimentaria, ya que las mujeres comen menos y, cuando hay menos alimento en un hogar, las mujeres son las primeras que lo sienten, especialmente en el campo. También hemos nombrado el femicidio, que incluye los crímenes de la intimidad, como también los cometidos por los efectivos a mando de las mafias que operan en las nuevas formas de la guerra, y, en los países asiáticos, el desecho de las niñas. Incluyo allí, en esa categoría, también la trata y la explotación sexual porque hay mujeres en esa situación que viven en condiciones concentracionarias, o sea, en condiciones constitutivas del crimen de genocidio. Pero nos falta dar vida a un concepto fundamental en esta historia...

Te escucho...

–La fantástica herramienta del concepto de violencia mediática contra las mujeres, que ya forma parte de la ley 26.485, y que propongo aquí como categoría jurídica en el campo de los derechos humanos a la que debemos dotar de un elenco de contenidos precisos y activar con acciones concretas en la Justicia. Para que la victimización de las mujeres deje de ser un espectáculo de fin de tarde o de domingos después de misa. Para que los medios tengan que explicarnos por qué no es posible retirar a la mujer de ese lugar de víctima sacrificial, expuesta a la rapiña en su casa, en la calle, en la televisión de cada hogar, donde cada una de estas ejecuciones ejemplarizantes es reproducida hasta el hartazgo en sus detalles mórbidos por una agenda periodística que se ha vuelto ya indefendible e insostenible. Judicializar de verdad esta agenda violenta y reproductora del daño como solaz no sólo obtendrá, en algunos casos, sentencias por parte de los jueces, sino también, con su eficacia retórica, hará que la gente comience a sentir y pensar en los medios como violentos. Tenemos que trabajar para transformar la sensibilidad de las audiencias frente a la crueldad como diversión y ante los medios como objetables. Pasaríamos así a entender e interpelar a los medios con nociones afines a la de “autoría intelectual” y a la de “instigación al delito”, develando que, con relación a las mujeres y a los sujetos feminizados, funcionan como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”.

Fuente: Página 12 -  Por Veronica Gago

jueves, 21 de mayo de 2015

DOS MAGISTRADOS CON JUICIO POLÍTICO EN MARCHA

Horacio Piombo y Benjamín Sal Llargués están en el ojo de la tormenta por la sentencia que se conoció días pasados. Pero ya venían cuestionados por un fallo que en 2011 benefició a otro violador. Por ese caso ya se abrió el jury de enjuiciamiento en la provincia.




El juicio político contra los cuestionados jueces de la Cámara de Casación Penal bonaerense Horacio Daniel Piombo y Benjamín Ramón Sal Llargués ya está en curso. El presidente de la Corte Suprema bonaerense firmó la apertura del jury el 7 de abril, por un fallo anterior, del 15 de marzo de 2011, por el cual los dos magistrados anularon una condena por corrupción de menores a un pastor de un culto no reconocido –que abusó sexualmente de dos niñas y las dejó embarazadas– con el argumento de que vivían en “comunidades en las que el nivel social acepta relaciones a edades muy bajas” y que además “poseían experiencia sexual”. De esa forma, dispusieron reducir la pena de 18 años a nueve años y seis meses de prisión. Ayer, el titular de la Secretaría Permanente de Enjuiciamiento de Magistrados –órgano que pertenece al Senado bonaerense y recibe los pedidos de jury–, Ulises Giménez, informó a Página/12 que pidió que se acumulen las nuevas denuncias presentadas en los últimos días contra Piombo y Sal Llargués, por la sentencia que dejó en libertad a un dirigente de un club de Loma Hermosa acusado de abusar de un niño de seis años, con el argumento de que el nene tenía supuestas inclinaciones “homosexuales” y que el acusado no había sido el primero en ultrajarlo, porque el padre del menor estaba preso por ese delito, dato que nunca se comprobó en la causa judicial.

Giménez explicó que la decisión de convocar a la audiencia para evaluar si se acepta o se rechaza un pedido de juicio político contra un magistrado depende del presidente de la Suprema Corte de la provincia, según la normativa vigente. En el máximo tribunal bonaerense, el titular rota cada año. En este caso, la apertura del jury la firmó el saliente presidente, Daniel Fernando Soria. Pero pasaron cuatro años desde que Piombo y Sal Llargués fueron denunciados por la sentencia que benefició al pastor Francisco Avalos y que en su momento fue revelada por Página/12. Aquel pedido de juicio político fue presentado por dos ex diputados provinciales, el entonces jefe de la bancada kirchnerista de la Cámara baja bonaerense, Raúl Pérez, y Juan Carlos Piriz.

Actualmente encabeza la Corte provincial Juan Carlos Hitters, quien será el presidente del jurado de enjuiciamiento. Giménez indicó que ya fueron sorteados los otros diez integrantes de ese cuerpo –que se eligen para cada caso–, cinco entre los legisladores que son abogados, y los otros cinco, entre los abogados de la matrícula de la provincia. Y también precisó que tanto Pérez como Piriz ratificaron la denuncia, paso necesario para continuar con el proceso. “El presidente de la Corte lleva los tiempos de los juicios políticos. Es quien debe citar a la próxima reunión”, señaló Giménez.

El pedido de jury se fundamenta en dos cuestionamientos. Por un lado, el argumento usado para descartar la condena por corrupción de menores contra el pastor Francisco Avalos, que esgrimió Piombo y a cuyo votó adhirió Sal Llargués. “La categórica y general afirmación de que las niñas de condición social más vulnerable no pueden ser víctimas del delito de corrupción de menores –señaló Pérez en su presentación– resulta de inusitada gravedad, presentándose como violatoria de principios constitucionales y de tratados de derechos humanos”, al “conculcar el principio de igualdad”. Pero éste no es el único elemento del pedido de enjuiciamiento contra los magistrados. El segundo aspecto que se cuestiona de su desempeño es “la injustificada e inaudita demora en el trámite de la causa” que terminó beneficiando al imputado. La Sala I de Casación, que integran Piombo y Sal Llargués, se tomó siete años para pronunciarse, después de que el defensor de Avalos, en ese entonces el abogado Luis Sergio González, recurriera la sentencia de primera instancia, dictada el 8 de septiembre de 2004. Esa demora trajo “un beneficio adicional” al imputado, evaluó Pérez, porque además de reducirle la pena, se le podrá computar la llamada ley del 2 x 1 por haber estado sin sentencia firme ese lapso, con lo cual se le terminaría licuando la condena.

Avalos había sido condenado por el TOC 4 de Morón a 18 años de prisión por “cuádruple abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el imputado un ministro de culto” en perjuicio de dos chicas de 14 y 16 años. Las dos niñas concurrían a la Iglesia Evangélica Jesús es el Camino de la localidad de Merlo, donde Avalos sometía sexualmente a feligresas.

Finalmente, el 12 de diciembre de 2012, la Corte bonaerense anuló el fallo al considerar que se basó en prejuicios discriminatorios. Hizo así lugar al recurso extraordinario “de inaplicabilidad de la ley” presentado por el fiscal adjunto ante Casación, Jorge Armando Roldán, y le remitió nuevamente el expediente al Tribunal para que otros jueces dicten una nueva sentencia ajustada a derecho.

El primer voto correspondió a la jueza Hilda Kogan, quien consideró que la Sala I de Casación, “incurrió en arbitrariedad para modificar la calificación legal de dos de los hechos acusados, incurriendo en errores graves y manifiestos de fundamentación, que lo descalifican como acto jurisdiccional válido”. A lo largo de su voto, Kogan cuestionó extensamente las apreciaciones de los magistrados. Uno de los puntos centrales de las críticas es la anulación de la acusación por corrupción de menores con el argumento de que se trató de relaciones con chicas pobres y que “además, poseían experiencia sexual, incluso en yacer con otros hombres”. Piombo llegó a afirmar: “No lo veo como algo moralmente edificante, pero tampoco como un quehacer aberrante, repulsivo, que hiera la integridad sexual o que constituya, como se ha dicho, ‘la pompa de la deshonestidad’, marcando –claro está– al concepto de honestidad con el variable contenido actual”. Nunca se probó, por otra parte, en el juicio, que las víctimas tuvieran experiencia sexual, aunque ése no era el punto en debate, obviamente.

El jurado de enjuiciamiento estará conformado por los abogados Roberto Gabriel Mateo, Jorge López Moreno, Marcelo Víctor Abal, Horacio Pablo Garaguso y Jorge Alberto Alvarez, y por los diputados Eduardo Buil, Guillermo Alejandro Britos, Lleonel Omar Zacca y Lorenzino Matta, y el senador Roberto Raúl Costa.

Fuente: Página 12 - Por    Mariana Carbajal

DEPARTO Y ESPOSADA

La mujer, presa en la U33 de Los Hornos, fue trasladada al hospital público San Martín, para dar a luz. Durante el trabajo de parto la esposaron a la cama. La sometieron a cesárea, la volvieron a esposar y le quitaron a su bebé.


La U33 de Los Hornos es el penal de mujeres que tiene mayor cantidad de madres presas en el SPB.



Una mujer que se encuentra detenida en el penal de Los Hornos fue obligada a parir con un pie esposado a una camilla en el hospital San Martín de La Plata, incluso luego de haber sido sometida a cesárea. Pese a que su beba nació en grave estado, sólo le permitieron estar unas pocas horas con ella, por lo que perdió el contacto con la criatura y se interrumpió la lactancia y todo lo que en casos habituales se supone como imprescindible provisto por una madre a su bebé. Los abogados defensores de la víctima denunciaron al Servicio Penitenciario Bonaerense y al centro de salud público por el delito de “torturas”. La Justicia bonaerense ordenó al director de la cárcel que arbitre los medios necesarios para que la mujer permanezca las 24 horas con su hija, bajo las medidas que estime pertinentes.

Victoria Jorgelina Toloza, de 35 años, detenida en el penal de Los Hornos, próximo a La Plata, comenzó a tener contracciones de un embarazo que cursaba a término. El SPB dispuso entonces su traslado desde el penal al hospital San Martín para dar a luz.

“En el hospital la esposaron y la encadenaron a la camilla mientras hacía el trabajo de parto –denunció uno de los abogados de la víctima, Ignacio Trimarco–. Después la llevaron al quirófano porque debieron hacerle una cesárea y cuando terminó la intervención médica, volvieron a ponerla en la camilla esposada.”

El abogado sostuvo que Toloza “sufrió un trato inhumano”, mientras que “la beba aparentemente tiene un problema neurológico y falta de azúcar en sangre y está siendo atendida en neonatología del hospital”. Aunque la recomendación en estos casos es que la madre permanezca junto al bebé, cuando a la mujer le dieron el alta el domingo, los efectivos la llevaron nuevamente a prisión, por lo que perdió todo contacto con la criatura y se interrumpió la lactancia. Mientras tanto, los familiares de la madre intentaron obtener información del estado de la beba, pero les fue negada sin que exista ningún motivo valedero para ello, aseguró el abogado de Toloza.

A su vez, agregó que a la mujer sólo le permitieron estar una hora con la niña el lunes y seis horas el martes. Esto ocurrió luego de las presentaciones judiciales que efectuó para alertar sobre el estado de salud de la recién nacida y de la madre, obligada a ir y volver de la prisión pese a haber dado a luz el viernes.

El abogado destacó el “shock psicológico” que le provocó toda esta situación a Toloza y apuntó como responsables tanto al Servicio Penitenciario Bonaerense como al hospital público. Además recordó que la Ley Nacional 25.929, conocida como Ley de Parto Humanizado, dice que “toda persona recién nacida tiene derecho a ser tratada en forma respetuosa y digna y a la internación conjunta con su madre en sala”. La norma también prevé que los padres deben “recibir información comprensible, suficiente y continuada sobre el proceso de salud de su hijo o hija”.

Los abogados encuadraron el hecho en el delito de “torturas” y denunciaron tanto al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) como al hospital San Martín. En forma paralela, el juez de Ejecución Penal 1 de La Matanza, Claudio Raciti, pidió ayer que se investigue el caso y ordenó al director de la Unidad Penal 33 de Los Hornos que “arbitre los medios necesarios para que Toloza permanezca las 24 horas” con su hija bajo las medidas que estime pertinentes.

“En caso que personal del hospital no autorice la permanencia de la nombrada, se informen inmediatamente sus datos personales con el objeto de actuar lo que por derecho corresponda”, remarcó.

Raciti pidió al director de la cárcel que personal de la unidad “debe apersonarse en el hospital con el objeto de que se le haga entrega de una copia de la historia clínica de la menor y de la condenada”. También solicitó que se le informe el estado de salud actual y el tratamiento médico-farmacológico que está recibiendo la niña.

Respecto de lo sucedido durante el parto, Raciti envió un oficio a la fiscalía de turno de la Plata y a la Asesoría de Menores e Incapaces para que investiguen si se cometió algún delito de acción pública.

Fuente: Página 12 - 

jueves, 14 de mayo de 2015

LA PAMPA: ABUSADORES Y GOLPEADORES NO PODRÁN GOZAR DEL JUICIO A PRUEBA

La Pampa.-







La Comisión de Legislación General de la Legislatura emitió un despacho unánime del proyecto de modificación del artículo 27 del Código Procesal Penal de La Pampa que establece la suspensión del juicio a prueba en todos los casos excepto para los imputados de abuso y/o violencia de género. A partir de ahora, estas personas no podrán gozar de este beneficio.




El proyecto fue presentado por Mariano Fernández (PJ). Con la modificación, el artículo quedará redactado así: "Cuando proceda la condena de ejecución condicional o la aplicación de una pena no privativa de libertad, el imputado o su defensor podrán solicitar la suspensión del proceso a prueba en cualquier momento de la investigación fiscal preparatoria, con excepción de los imputados por delitos de abuso y/o violencia de género, quienes no podrán gozar de este beneficio".



La suspensión del juicio a prueba es una alternativa prevista en el Código Penal para evitar condenas de prisión. Con esta institución se le fija a los procesados el cumplimiento de determinadas condiciones (en la mayoría de los casos tareas comunitarias) y si estas son cumplidas se deja sin efecto el juicio, es decir, se extingue la acción penal.

Fuente: Diario Textual.-

VIOLENCIA ¿ DE GÉNERO?

La comunidad está satisfecha. Con la conciencia tranquila. Se encontró la frase que encubre la violencia contra las mujeres protagonizada por varones: violencia de género. No se sabe a cuál género se refiere. De ese modo queda en la penumbra la violencia patriarcal, la violencia machista, los ataques asesinos, las torturas, las impunidades, las complicidades, mientras las víctimas exhiben sus historias en los medios de comunicación.




Lo cual tranquiliza más aún las buenas conciencias de quienes miran y escuchan los avatares y penurias de esas mujeres golpeadas y se sienten aliviadas porque ahora “por lo menos se puede hablar del tema”.

Se habla y se averigua si hay más o menos violencia que “antes” o si se trata de una mayor difusión del tema. Se habla de las víctimas y de las posibilidades de prevención, se reconoce que “algo se ha avanzado” (menos aquellos rabiosos/as que insisten en que “no se hace nada”, negando las múltiples prácticas con las que se ha avanzado durante los últimos años); se habla de todo pero mucho menos de los varones violentos que ejercen poder.

En oportunidades se ilumina un pantallazo en tevé mostrando la cara de Fulano que debía cumplir prisión por “lesiones graves” pero que está en libertad, o se escucha el nombre del que se escapó después de intentar matar a una adolescente, pero las discusiones e intercambios entre oyentes, profesionales expertos, conductores de programas, editorialistas y comentaristas promueven la idea de género que, como sabemos, incluye a todos los géneros posibles.

La nueva trampa, destinada a silenciar la violencia de los varones, cumple la función de tranquilizar a quienes podrían preguntarse si el compañero con el cual conviven y tiene “carácter fuerte” será un posible golpeador u homicida. Hasta el momento solamente se trataba de un insulto diario o una descalificación permanente, cotidianidades que tapizaban los diálogos con la mujer, sin que ella advirtiera que así comienzan los futuros golpeadores. El tema abre la posibilidad de advertir a quienes aún dudan acerca de los modales e intenciones del compañero.

Importantes textos y programas en los medios ilustrados por profesionales conocedores del tema, con participación o testimonios de víctimas y testigos, difunden las noticias, las imágenes y las consecuencias de estas violencias. Sin embargo, se mantiene pendiente instalar el alerta para aquellas mujeres que conviven tolerando malos tratos como el preludio de una violencia mayor. Empezando por las adolescentes que en sus celulares sobrellevan los múltiples llamados del muchachito con el cual “salen” y piensan que esos contactos, cada hora, son producto del amor cuando en realidad se trata de una forma de control para saber dónde y con quién está.

Al hablar de violencia de género –frase que ganó el fervor popular– no sólo se mantiene oculta la expresión violencia contra las mujeres que inevitablemente compromete a los varones, también se los protege al impedir que la imagen masculina ilustre el imaginario social como sujeto al que es preciso educar superando los cánones del patriarcado destructor. De este modo, el varón queda aislado de la idea de violencia y de responsabilidad personal y social. Al no oponer la preposición “contra”, asociada a mujer (violencia contra las mujeres), el actor de dicha violencia queda fuera de la escena y en su lugar la palabra género asume un falso protagonismo.

Más allá de la trascendencia filosófica y social que implica la inserción de la idea de género en la convivencia y en los ordenamientos y aperturas sociales –que debemos agradecer a los movimientos de mujeres y al feminismo que no cesa de discutirlo– su aplicación en el área de las violencias autoriza a preguntarse los motivos del éxito de “violencia de género”.

Uno de ellos, ignorar la existencia de la ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ambitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales, texto encabezado de acuerdo con aquello que los hechos y la historia significan. La difusión de la idea de género –aplicada en lugar de violencia contra las mujeres– actúa como una barredora, como una ola gigante que se traga y deglute esta violencia que determinados varones promueven. La expresión fue elegida por la comunidad como expresión válida y certera de sus intereses. Permanece como expresión del escándalo que las muertes y las golpizas representan. Enhorabuena se avanza, se piensa y se interviene en la situación de las víctimas; la noticia emigró de la sección Policiales de los periódicos para ingresar en el ámbito de Sociedad y como encabezamiento de los noticieros. No obstante, cabe preguntarse ¿qué sucede para que se omita hablar de violencia contra las mujeres de acuerdo con el texto de la ley?

Fuente: Página 12 - Por Dra. Eva Giberti

martes, 12 de mayo de 2015

UN FEMICIDIO EN LA ADOLESCENCIA

UN CHICO DE 16 MATO A SU NOVIA DE 14, EMBARAZADA, Y LA ENTERRÓ EN SU CASA

En Rufino, Santa Fe, un adolescente mató a golpes a su novia, Chiara Páez, y la sepultó en el patio de su casa. 
Lo detuvieron junto a su familia, de la que sospechan que, como mínimo, encubrió el hecho. A la chica la buscaban desde el domingo.







La ciudad de Rufino, en el sudoeste de la provincia de Santa Fe, amaneció ayer conmocionada por un hecho atroz: el femicidio de Chiara Páez, una chica de 14 años que fue asesinada a golpes por su novio, de 16, y cuando llevaba en su vientre un embarazo de pocas semanas. El cuerpo de Chiara estaba enterrado en el patio de la casa donde el novio adolescente, llamado Manuel, vivía con su madre, la pareja de ella y sus abuelos. El joven confesó la autoría del hecho señalando que habían discutido con Chiara y a partir de allí él “perdió el control de sus actos”. Cuando lo recuperó, para hacer desaparecer el cuerpo levantó las baldosas del patio, se presume que con la ayuda de otras personas, y abrió un pozo donde depositó el cadáver de la niña. Los cuatro parientes del joven están presos, al igual que él, porque lo menos que se sospecha es que encubrieron el femicidio. El impacto del caso en Rufino es sólo comparable con lo ocurrido en el año 2000, cuando encontraron muerta en su cama a Natalia Fraticelli, de 15 años, hija del juez Carlos Fraticelli.

“Esto es algo terrible porque ella tiene 14 años y estaba saliendo con este chico, que tiene 15 o 16”, le dijo a la prensa Fabio Páez, el padre de Chiara, hablando en presente sobre su hija. Contó que la chica estaba desaparecida desde “la 1.25 de la madrugada del domingo”, cuando se comunicó por última vez con una amiga, con la que había estado y a la que dejó para ir a encontrarse con su novio. “Es todo muy macabro porque estaban de novios hace unos meses; la mamá (de Chiara) lo conocía al nene más que yo y es toda una sorpresa lo que pasó.”

Fabio Páez relató que después de la desaparición y cuando la estaban buscando por todos los medios “con un sadismo increíble (el novio) llamaba a la mamá (de Chiara) y preguntaba si sabía algo de ella y hasta daba pistas de por dónde podía haber andado, cuando ya estaba enterrada en el patio de su casa”. El hombre, consternado, consideró que es “una cosa inentendible de parte del pibe y de su familia; fue algo terrible encontrarla así, algo terrible”.

El padre de Chiara sostuvo que “no hay manera de que el chico pueda haber hecho todo esto solo” porque “es imposible que la haya enterrado este chico solo. Chiara era una nena de un metro setenta, que pesaba setenta kilos, era una chica de contextura grande. Aparte, en esa casa no vivía este pibe solo, sino que vivía con su familia”. Agregó que “todo se hizo en la casa” y que estaría probado que no participó “gente de afuera”, por lo que cree que “la familia lo ayudó”, aunque no sabe si “a matarla” o “a esconder todo” para quedar impunes.

Precisó que el pozo donde enterraron a su hija “estaba bien hecho y lo taparon con fierros. Los que estaban en la casa se enteraron todos porque ahora hay versiones de vecinos que dijeron que mi hija gritaba a la una y media de la mañana (del domingo pasado). Había gritos. Ella decía ‘no me peguen más’, eso dicen que decía ella”. Señaló que los vecinos le comentaron, luego del hallazgo, que “el mismo día que enterraron” a Chiara, los ocupantes de la casa “estuvieron comiendo un asado a metros” de distancia del patio donde estaba sepultado el cuerpo.

“La gente que la mató, a las dos horas de que la nena había muerto, estaba llamando por teléfono a la madre preguntándole si la habían visto, si sabían algo de ella, que le daban su apoyo. Todo con un sarcasmo increíble. Ni en una película de terror hacen lo que terminó haciendo esta gente”, declaró el papá de la víctima. Dijo que antes de la aparición del cuerpo “la mamá de Chiara no tenía sospechas sobre ese pibe porque tenía una apariencia y una conducta muy buenas, le iba bien en el colegio. Era un buen pibe”. La noche en que encontraron el cuerpo enterrado en el patio, el novio se fue de la casa momentos antes de que llegara la policía, guiada por los perros adiestrados en la búsqueda de personas. Uno de los animales entró en la casa y se sentó sobre las chapas y hierros con los que habían tratado de ocultar las baldosas y la tierra removida.

“Hubo un perro que se sentó en un lugar, hizo un ladrido, cavaron ahí y la nena estaba abajo.” Fabio Páez afirmó que su hija “estaba desfigurada” por los golpes. Cuando le preguntaron si creía que el embarazo haya sido el motivo de la discusión y del femicidio, Fabio Páez respondió: “No existe detonante para que maten a una criatura de catorce años a golpes”. Con amargura, recordó que Chiara “estaba muy contenta” y “no había habido antecedentes de violencia entre ellos” porque “se llevaba bien”. Chiara jugaba al hockey desde hacía varios años, iba a la iglesia local para ayudar a chicos discapacitados. “Era increíble verla, la vitalidad que tenía, las ganas de vivir y de ayudar”, resaltó el padre.

El fiscal del caso, Mauricio Clavero, confirmó que hay cuatro adultos detenidos, junto con el chico de 16 años. Por su parte, el subsecretario de Protección Civil provincial, Antonio Moyano, reveló que el novio de Chiara se había mostrado nervioso durante el interrogatorio, hasta que finalmente “asumió que la había matado a golpes”. El cuerpo estaba en el patio de la casa ubicada en San Martín al 800 de Rufino, donde también funcionaba un taller de herrería.

El fiscal Clavero precisó que el cuerpo estaba “en posición fetal en un pozo de aproximadamente 80 centímetros” que luego había sido “cubierto meticulosamente con chatarrería y elementos que había en el patio”.

El joven que sería el autor material del femicidio fue puesto a disposición del juez de menores y trasladado a la localidad de Venado Tuerto.

Una versión señaló que, luego del hallazgo, el chico se presentó detenido acompañado por su padre biológico, que es policía y que no vivía en la misma casa. El hombre le dijo a la prensa: “Mi hijo es el autor del hecho”.

Más tarde se supo que el adolescente, muy nervioso, declaró que “discutieron con Chiara y a él le dio un ataque y perdió el control”, según informaron fuentes judiciales.

Fuente: Página 12 -  Por Carlos Rodríguez


viernes, 8 de mayo de 2015

SUSANA TRIMARCO: " NUNCA BAJÉ LOS BRAZOS, SIEMPRE EXIGÍ JUSTICIA"

La argentina Susana Trimarco lleva 13 años buscando a su hija. Su desaparición se relacionó con la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Su tenacidad durante todo este tiempo ha conseguido la aprobación de una Ley de Trata de Mujeres en Argentina y rescatar a unas 6.400 mujeres.




Trimarco es una mujer hecha a sí misma. Se nota. La vida no le ha dejado otro remedio. Hace 13 años su hija María de los Ángeles Verón -más conocida por Marita Verón- fue secuestrada a los 23 años en la provincia argentina de Tucumán. Una desaparición relacionada con la trata con fines de explotación sexual. Marita dejó tras de sí una vida en libertad y a una hija de 3 años, Micaela, hoy convertida en una adolescente, cuya forma de escuchar y observar a su abuela, demuestran admiración.
El pasado 8 de abril de 2014 el caso de Marita Verón dio un giro judicial cuando la Corte Suprema de Justicia de Tucumán condenaba a 10 personas a penas de prisión de entre 10 y 22 años por su desaparición. Se acababa así con la impunidad del fallo emitido por la Cámara Penal de Tucumán, que dictaminó en diciembre de 2012 la absolución de los 13 imputados por el caso de la desaparición de Marita.

Estaré satisfecha el día que encuentre a mi hija, pero un poquito de justicia está bueno”, comenta Susana Trimarco al respecto. Sin embargo, que la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Tucumán y la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina le hayan dado la razón, le da "muchas más fuerzas para seguir luchando", asegura. Conseguirlo no ha sido fácil: “Lidiar con la policía, la justicia...presentarme todos los días con mi nieta en brazos golpeando mostradores y ellos diciéndome: “Espere, espere, espere”. Antes de firmar mis declaraciones tenía que leer lo que había escrito la policía y ,a veces, les hacía corregir porque ponían en duda cosas que había dicho, como que el juez dijera que yo estaba inventando”. Asegura Trimarco que la primera denuncia de la desaparición de su hija la lograron poner porque su marido fue a comprar tinta y papel para imprimirla. “La policía decía que no les quedaba y que no tenían gasolina para ir a comprar”.

A base de insistir consiguió sacar la primera orden de allanamiento en la provincia de La Rioja (Argentina) para entrar a cuatro prostíbulos a buscar a su hija. Pasó una semana desde la desaparición de Marita hasta que eso fue posible. “Cuando entramos ya no encontramos a mi hija, pero rescatamos a otras chicas”. Una de ellas es la que les dio información sobre matrículas, coches, cómo se movían, a dónde iban... “De ahí encontrábamos otra pista e íbamos a otra casa cuando conseguíamos la orden de allanamiento”. Así fue como Susana comenzó a rescatar a las jóvenes y a conocer las horribles historias que contaban después de tanto tiempo encerradas y explotadas contra su voluntad, como por ejemplo, la de una joven de 24 años a la que secuestraron a los 15. Sus padres la buscaron durante 2 años y luego la dieron por muerta. “Estos delincuentes la hicieron adicta a la droga; de tanto que le pegaron le quebraron una costilla. Además de prostituirla la hacían limpiar el piso, lavar la ropa, que robara a los propios clientes...”. Entre los casos que recuerda, Susana relata la historia de otra joven menor de 15 años que provenía de una familia de clase media de Buenos Aires.“Como lloraba porque no se quería prostituir la violaron entre dos chicos. Le ataban una soga al cuello, se la apretaban hasta que estaba al límite y se la volvían a quitar para preguntarle si iba a dejar de llorar”. Otra de las chicas que rescató Susana le contó cómo a una de sus compañeras, por no querer prostituirse, le echaron un balde de agua helada desnuda en pleno invierno y la dejaron morir a la intemperie.

"Al principio era una época en la que yo no me daba cuenta del grado de peligrosidad que existía. Yo iba impulsada por las ganas de encontrar a mi hija. Me metía en esos lugares y no me importaba lo que me pasara. Yo quería que me dijeran algo de mi hija, saber dónde estaba y cómo estaba”.

Susana cree que muchas de las familias no buscan a las jóvenes por miedo. “A mí no me pudieron aterrorizar”., Y eso que asegura que tanto su nieta como ella hasta día de hoy están amenazadas, por lo que siguen viviendo bajo custodia. “Nunca bajé los brazos. Nunca tuve miedo. Siempre exigí a la justicia que hiciera justicia”.

“A MÍ NO ME PUDIERON ATERRORIZAR”

Susana solía salir por las noches al parque cerca de su casa -al principio con su nieta Micaela envuelta en una manta cuando era pequeña y luego sola- para ver si las chicas a las que había rescatado de los prostíbulos estaban de nuevo en la calle. Fue así como conoció la historia de Blanca, una joven a la que Susana rescató de un prostíbulo, pero a la que su propia familia -después de ser rescatada- volvía a enviar a las calles a prostituirse. “Hasta que no tenga 200 pesos [unos 18 euros], no puedo volver a casa”, le dijo a Susana una noche. Blanca pertenecía a una familia muy humilde de 16 hijos. Susana fue hablar con su madre para ofrecerse a buscar ayuda económica para la familia, con la condición de que no enviara más a Blanca a la calle. A pesar de que la madre aceptó la ayuda que le brindó Susana, Blanca siguió prostituyéndose obligada por su familia, hasta que la secuestraron por segunda vez. Consiguió escapar ella sola y en lugar de ir a su casa, se refugió en la de Susana.

Por chicas como Blanca, Susana crea en Tucumán en 2007 la Fundación María de los Ángeles donde a las jóvenes que no tienen donde ir tras ser rescatadas, se les ofrece un techo, se las capacita y se les ayuda a conseguir trabajo. “Después del rescate comienza otra lucha”, comenta Susana. “Fue tal el maltrato que recibieron, que se les crea un trauma tan terrible que creen que no valen nada”. Un equipo de profesionales formado por psicólogos y psiquiatras, las ayudan a superar los traumas.

Hoy Blanca sabe leer y escribir. Antes no sabía. Tiene un hogar, un trabajo y sigue con asistencia psicológica. “Cuando la mamá, al ver que a Blanca las cosas le iban bien, quiso acercarse a ella se lo impedí. Su familia era una mala influencia para ella”. Descubrieron que a Blanca fue su padre, además de violarla, la persona que la vendió.
Para llegar hasta aquí Susana ha tenido que recorrer un largo y arduo camino que bien le ha merecido -aunque todavía no haya conseguido su objetivo- la pena. La lucha personal emprendida hace 12 años para encontrar a su hija la ha llevado a rescatar a 6.400 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en Argentina, junto con la oficina de rescate del Ministerio de Justicia de la Nación con quien la Fundación que dirige firmó un convenio. “El Ministerio tiene jurisdicción por todo el país, de tal modo que si recibimos un pedido de auxilio en cualquier parte de la Argentina, agarro un teléfono, hablo con quien tengo que hablar y esa persona baja las órdenes a las bases de la provincia que sea hasta que se hace el rescate de las víctimas”.

A los rescates junto con la policía acude un equipo de profesionales especializados para ofrecer cobertura de acompañamiento y contención a la víctima, que una vez rescatada es trasladada a un lugar seguro en el que pueda estar tranquila. Cuando está preparada denuncia. “Hay chicas que demoran una semana o 10 días. Depende del ánimo y del grado de afectación que tenga la persona”.

Esto no fue siempre así, tal y como comenta Susana: “En el año 2002 cuando salí a buscar a mi hija, nadie hablaba de esto. Ni yo sabía que existía. Comencé a investigar y yo decía esto es un delito federal, sin ser abogada” (…) “Y cuando empecé a descubrir y a saber toda esta trama como se manejaba, cómo secuestran a las personas en un lugar y las trasladan a distintos lugares con distintas jurisdicciones y veía como esto nos complicaba a nosotros la búsqueda, empecé a hablar que se tenía que tipificar como un delito federal”.

La tenacidad de Susana Trimarco aportó a Argentina que se creara dentro de los distintos Ministerios (el de justicia, el de seguridad, el de interior, el de desarrollo social... ) oficinas especializadas sobre el delito de trata de personas y la creación de una ley de trata en 2007, dentro de la cual, está el caso testigo de Marita Verón. “Y por el caso de mi hija los delincuentes de estos delitos son condenados a penas mayores en Argentina”.

La causa de su hija estaba calificada como desaparición de personas, promoción de la prostitución y privación ilegitima de la libertad. El juicio fue ante los tribunales ordinarios no antes los federales, al no existir la ley. “Ahora la Fundación tienen varias causas elevadas a juicio en las cuales los delincuentes serán juzgados en el juzgado federal con la ley federal”, afirma.

Susana Trimarco ha recibido más de una veintena de premios y distinciones por su trabajo contra la trata y ha alzado la voz en distintas tribunas como el Parlamento Europeo. La ONU cifró en un informe publicado en 2009 que el 79% de las personas víctimas de trata en el mundo lo son con fines de explotación sexual y que las dos terceras partes de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo son mujeres y niñas.

fuente: ctxt. Por Rebeca Mateos Herraiz