martes, 23 de febrero de 2016

NUEVOS HORIZONTES ....( para erradicar las violencias)

SI, nuevos horizontes se han presentado en mi vida, el universo, Dios, el cosmos...mi pasión y mis deseos.
Tiempos nuevos desafiantes e irreverentes se avizoran.
 ES PRESENTE, ESTÁ.
Me permitiré construir, deconstruir y reconstruir, miradas y decodificar mensajes, modificar las reglas tradicionales y estructurantes que tiene ( y mantiene) las violencias.
PORQUE NOS ESTÁN MATANDO.
Estos cambios, estas intervenciones sólo con el trabajo en conjunto  y sostenido en el tiempo, modifican el aquí y ahora. 
CAMBIOS CULTURALES, de eso se trata.
Es necesario tomar conciencia que las violencias atraviesan a todas las mujeres ( y a quienes se perciben como tal), sin importar clase social, etnia,raza,religión, nivel educativo.
PROMOVER CAMBIOS ESTRUCTURALES. Des- colonizar y fragmentar el patriarcado. De eso se trata.
Gracias a todxs por estos años de compartir el blogs de la Ong Desafíos y compromisos que tuve el coraje de fundarla y el honor de ser elegida presidenta.
HOY les presento mi blogs personal


                                            http://bersanellimonica.blogspot.com.ar/




Junto a un equipo interdisciplinario hemos creado una consultora para ASESORAR y ORGANIZAR jornadas, seminarios, charlas a profesionales de todas las disciplinas, a las víctimas y sus familiares, como así también a empresas, cuerpos colegiados, fuerzas de seguridad de la república Argentina y del resto del mundo, ya que este siglo XXI nos permite utilizar las nuevas tecnologías, así lo haremos.

         CONSULTORA:
 ASESORAMIENTO INTEGRAL de las violencias.

 E- MAIL: : Asesoramientoviolencias@hotmail.com
           bersanellimonica@gmail.com         

SKYPE: asesoramientointegralviolencias

idiomas para comunicarnos:
ESPAÑOL
INGLÉS


¡Hasta siempre!



Mónica Patricia Bersanelli

Profesora en Psicología Social
Diplomada universitaria en atención y prevención de las violencias
Psicóloga Social
Psicodramatista
Especialista en Abordaje Territorial de Problemáticas Sociales en el Ámbito Comunitario (etapa de tesis)
Bahía Blanca - Buenos Aires
ARGENTINA



Yes, new horizons have occurred in my life, the universe, God, the cosmos ... my passion and my desires.
challenging and irreverent new times envision.
 It is present, is.
I let construct, deconstruct and reconstruct, looks and decode messages, change traditional and structuring rules that have (and maintain) the violence.
BECAUSE WE ARE KILLING.
These changes, these interventions only work together and sustained over time, modify the here and now.
Cultural changes, that it is.
We have to realize that violence cross all women (and those who are perceived as such), regardless of social class, ethnicity, race, religion, educational level.
Foster structural change. De- colonize and fragment the patriarchy. That it is.
Thanks to all the comrades in these years of sharing blogs Ong Challenges and commitments that had the courage to establish it and the honor of being elected president.
Today I present my personal blogs:


                                            http://bersanellimonica.blogspot.com.ar/




Together with an interdisciplinary team we have created a consultancy to advise and organize workshops, seminars, lectures to professionals in all disciplines, to victims and their families, as well as companies, collective bodies, security forces of Argentina and rest of the world, since this century allows us to use new technologies.

         CONSULTANT: INTEGRAL ADVICE of violence.

 E-MAIL: Asesoramientoviolencias@hotmail.com
                    bersanellimonica @ gmail. com

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language to communicate:
SPANISH
ENGLISH


Farewell!


Monica Patricia Bersanelli
Professor in Social Psychology
university diploma in care and prevention of violence
Social psychologist
psychodramatist
Territorial specialist Addressing Social issues in the community ( dissertation stage )
Bahia Blanca - Buenos Aires

                                   ARGENTINA

MUJERES, GENOCIDIO Y VIOLENCIA SEXUAL

Me pidieron hablar sobre la violencia sexual evidenciada en la sentencia por genocidio, voy a abordar el tema un poco más allá del ámbito jurídico, soy antropóloga, no conozco el ámbito jurídico entonces, mi visión se expande hacia el lado de la antropología.



Lo primero que quiero decir, es que escuchar a las mujeres narrar con voz potente, con claridad, dignidad y serenidad, ante un tribunal, la terrible experiencia de violencia sexual vivida durante la represión política, no solo fue un acto de valentía, sino fue además una manera impactante de remover las poderosas estructuras de la memoria oficial dominante, que niegan su verdad, la verdad de estas grandes mujeres y del Pueblo Maya. Finalizados formalmente los años de la represión política en que se cometió genocidio, lejos de entrar en un proceso de justicia, de reparación a las víctimas, de elaboración del duelo y de construcción de la memoria, hubo prisa por silenciar lo que pasó, hubo prisa por organizar mecanismos de olvido y de impunidad. La misma firma de la paz y el multiculturalismo fueron secuestrados y utilizados convenientemente desde el poder para producir formas de olvido, a partir de un discurso superficial de la convivencia.

Pero lo que hacen las mujeres con su impactante presencia, con su verdad serena, clara y digna, es recordarnos que la memoria oficial tiene límites. A pesar de que el silencio ha sido impuesto a través de una continuidad de la violencia, mediante una culpabilizarían sistemática de las víctimas, o por mecanismos de indiferencia hacia quienes no fueron consideradas plenamente humanas, las mujeres dicen, “aquí estamos”, “callamos pero nunca olvidamos”. Las mujeres que testificaron nos recuerdan que silencio no es lo mismo olvido. Esto confirma que los largos silencios sobre el pasado, son tantas veces mecanismos de protección ligados a la necesidad de vivir, de encontrar un modo de existir incluso en ambientes en que se debe convivir con los victimarios o los perpetradores de los crímenes, como pasa con la gran mayoría de mujeres que sufrieron violencia sexual durante los años de la represión política orquestado por el Estado guatemalteco.

Por esto, me parece que el juicio dio a las mujeres el derecho a ser público un sufrimiento llevado en soledad. Al hacer públicos los hechos, se ha sacado la violación sexual de la esfera de la intimidad, de la vergüenza y de la individualización, para ser colocada en el lugar del delito y de la búsqueda de justicia. Debido a esto, las palabras de las testigas, como de otras mujeres que sufrieron situaciones similares, merecen ser escuchada con detenimiento y responsabilidad. Digo esto porque, desafortunadamente cuando se trata del sufrimiento narrado por las mujeres hay una tendencia a no querer escucharlas. Pero la experiencia de las mujeres, tanto de quienes sufrieron violencia sexual, como otras formas de tortura y asesinato, es absolutamente central para entender el genocidio cometido en este país. Es decir, lo que ocurrió a las mujeres, no fue un problema aislado contra las mujeres, fue una forma de doblegar a las mujeres y con ellas al Pueblo Maya. Por esto mismo, tampoco es solo un problema exclusivamente relacionado al patriarcado, porque el genocidio fue un gran momento de re-colonización. Patriarcado y colonialismo, sexismo y racismo se combinaron perversamente para normalizar y cubrir de impunidad los hechos sistemáticos y extendidos de violencia sexual cometidos por el ejército, patrulleros y comisionados militares contra las mujeres mayas, especialmente rurales. Hay extraordinarios estudios realizados sobre la función del sometimiento de las mujeres, en conflictos, en guerras, en masacres, pero lo que ha ocurrido en Guatemala, con toda seguridad tiene sus propias características que necesitan ser explicados con detenimiento.

No estoy diciendo nada nuevo, pero me gustaría reiterar en tres puntos para reforzar lo que otras mujeres, analistas del problema de violencia sexual y activistas feministas han dicho tanto aquí en Guatemala, como fuera del país.

1 - ¿Por qué se viola a las mujeres en las guerras?

Como en la mayoría de guerras, en Guatemala la violencia sexual fue un arma eficaz para buscar someter, humillar y derrotar al “enemigo”. De acuerdo a las evidencias, que cada vez aumentan, la violencia sexual fue una práctica recurrente, sistemática y extendida, más aún en los primeros años de la década de los 80s. En tal sentido se puede afirmar que fue un arma eficaz de contrainsurgencia. Es decir, se utilizó para debilitar y destruir el tejido social comunitario de la población civil, especialmente de las comunidades indígenas, consideradas la base potencial de la insurgencia. Si nos preguntamos ¿por qué se viola a las mujeres en las guerras? encontraremos que en las respuestas se mezclan distintas lógicas. En primer lugar, una manera de asegurar la sumisión de las mujeres, es atacando los referentes femeninos de su cuerpo, recordándoles que no son dueñas de sus propios cuerpos. De esta manera la violación es vivida por las mujeres como un acto de deshonra y de vergüenza, códigos que son compartidos por la comunidad cuando ésta está atravesada por lógicas patriarcales. Por eso, el violador sabe, o espera, que lo primero que obtendrá con la violación es el silencio de la víctima (Segato, s.f). En segundo lugar y unido a lo primero, cuando se viola a las mujeres se busca doblegar, desmoralizar y derrotar al grupo que está siendo sometido. La violación contra las mujeres, es un desafío a la masculinidad y a la hombría, cuando se piensan los cuerpos de las mujeres, como territorios que pertenecen a los hombres. Mediante la violencia sexual contra las mujeres, se busca castrar simbólicamente a “sus hombres” o se les hace sentir impotentes. En tercer lugar, si la violación es vivida como actos individuales de deshonra y de vergüenza, se despolitiza lo que el dominante ha impuesto como un arma política de destrucción de un grupo, de una comunidad o de un pueblo. Así, los hechos de violación tienen eficacia para dividir, para restarle fuerzas y afectar la cohesión de tal grupo, comunidad o pueblo.




Cuando escuchamos el testimonio y las historias de las mujeres Ixil y de otros pueblos, ellas narran cómo además de soportar en silencio la violencia sexual y sus terribles efectos, debieron enfrentar la culpa y la humillación de sus propios vecinos, familiares y victimarios. Esto nos habla claramente de por qué la violación funciona para quienes la planificaron. Si, frente a una mujer violada hay murmuraciones, chismes, culpabilidad, se rompe la confianza y la cohesión familiar y comunitaria. Como he dicho, la violación llega a tener una gran efectividad cuando es tratada como un acto íntimo de deshonra y de vergüenza, mientras ha sido cometida con una intención política, como un crimen de guerra. Los sentimientos de vergüenza y de deshonra para las mujeres y sus familias desvía la atención, porque los perpetradores quedan sin ser vistos e igualmente se ocultan los fines políticos de tales hechos. Por eso, muchas analistas y activistas insisten en que la violación no es un asunto individual, no es un crimen de motivación sexual, como dice Rita Segato (s.f). Y no es crimen de motivación sexual porque quienes violaron no lo hicieron motivados por deseos sexuales individuales incontrolados, sino para demostrar poder, someter, controlar y exterminar. La violencia sexual es entonces un crimen de guerra, un crimen político, una violencia genocida, y como tal debe también ser tratada. Reitero que la violación es eficaz cuando quienes la planifican, entienden lo que significa para quienes son violadas y su entorno. Hay códigos compartidos alrededor del tabú y del silencio. Por todo esto, la violencia sexual no debe ser personalizada e individualizada, no debe tratarse como una afectación a la intimidad de las mujeres solamente, porque cuando esto pasa, se despolitiza un problema que es político.

2 - ¿Cómo entender lo que ocurrió a partir de examinar a los perpetradores directos de los crímenes sexuales? 

Como dice Mahmood Mamdani (2003), entender no significa disculpar, sino comprender como los victimarios –militares, patrulleros y comisionados- se convirtieron en agentes capaces de cometer actos de extrema crueldad contra mujeres y niñas mayas. Las mujeres sobrevivientes y quienes solo pueden testificar a partir de sus cuerpos mutilados, nos muestran que los perpetradores trataron de demostrar que no tenían límites. Cualquier regla que en las guerras protege a niñas, niños y mujeres, fue invalidada por quienes dirigieron y materializaron la represión política en este país. Escuchar el testimonio de las mujeres significa oír cómo los victimarios fueron despojados de todo sentimiento de compasión frente al dolor y el sufrimiento que provocaban. Esto significa que los victimarios tuvieron un entrenamiento político o doctrinario que premiaba los comportamientos insensibilizados frente a la crueldad; cualquier forma de tortura y de terror fue válida contra quienes fueron producidos como “el enemigo”. Así la violencia política en Guatemala fabricó una masculinidad depredadora que llevó al extremo los niveles de machismo, racismo y discriminación de clase que se vive “en tiempos de paz”.
 El patriarcado como marco de análisis nos ha dado muchísimas herramientas, pero tiene límites, cuando no se cruza con otras herramientas que nos permitan ver como se enlaza la violencia sexual con la racial-étnica y de clase social. Particularmente me pregunto, entre otras cosas, cómo se movilizó en los soldados indígenas, en los comisionados y patrulleros, sentimientos de auto-vergüenza y auto-odio que descargaron contra las mujeres mayas. No estoy diciendo que esa haya sido la motivación principal para cometer los crímenes, pero pudieron ser sentimientos que los facilitaran. Esto significa que la estrategia militar de contrainsurgencia depredó la propia humanidad de los hombres que cometieron los crímenes. Podríamos dejar de ver todo esto si así lo quisiéramos, pero si deseamos reconstruir la vida del Pueblo Maya, habrá que tenerlo en cuenta, por los efectos del adoctrinamiento militar en la destrucción del tejido social hasta la actualidad. Con toda seguridad, la violencia contemporánea contra las mujeres, está ligada a la violencia sexual permitida como arma de guerra durante los años de la represión política. En este sentido, me parece crucial preguntarnos ¿Cómo fueron producidos los perpetradores de la violencia sexual? ¿Cómo se entiende la actuación de los perpetradores mayas en el marco del adoctrinamiento militar contrainsurgente dirigido a destruir a los Pueblos Mayas? Me parece que este es un trabajo pendiente, pero fundamental.




3 - El genocidio como un mecanismo de re-colonización a través del cuerpo de las mujeres mayas. 

Aquí quiero brevemente contar un terrible episodio que nos narró don Jacinto Brito, principal de Nebaj, en una actividad realizada por Consejería en Proyectos en octubre pasado. En Xoloché, Nebaj, como ocurrió en tantas otras, a finales de 1982 el ejército llevó a gente reclutada de comunidades vecinas a tapiscar porque era tiempo de cosecha de maíz. El ejército dijo a los patrulleros que el maíz sería para ellos. Al terminar la tapisca, hicieron un volcán de mazorcas y tomaron a doña Elena una mujer anciana y ciega, muy respetada en la comunidad, a quien colocaron sobre el volcán de mazorcas y prendieron fuego. “Dos jóvenes quisieron rescatar a la anciana, corrieron para sacarla del fuego pero estalló una bomba que los soldados pusieron debajo de la ropa de la anciana…pero después, porque no hay un pensamiento bueno, pasaron la máquina, una carretera hicieron, revolvieron los granos de maíz…y el cuerpo de la anciana” (PCS, 2013). Máximo Bá Tiul quien moderaba la mesa donde habló don Jacinto Brito, reflexionó sobre cómo mientras el Popol Wuj narra la relación directa que las mujeres tienen con el maíz, como símbolo poderoso de la existencia y de la vida del Pueblo Maya, el ejército también las enlaza en la muerte, en la destrucción y en el genocidio. De hecho, para destruir a las comunidades mayas, el ejército buscó profanar lo que es sagrado, profanó el maíz como profanó el cuerpo de las mujeres. Como parte de una pedagogía de la destrucción y de la extrema crueldad (Segato, s.f), entrenó y obligó a muchos hombres a exterminar con sus manos lo que formaba parte de su vida. El involucramiento de las mismas víctimas, es una estrategia de guerra que otorga impunidad, porque permite culpar a las víctimas. Por eso, quienes dirigieron las operaciones de contrainsurgencia en este país, deben ser juzgado por atentar contra la existencia del Pueblo Maya a través de la destrucción y de la muerte causada a tantas comunidades, familias y personas civiles. Discutir el genocidio implica también discutir la violencia colonial re-articulada durante los años de la represión política y como sistema actual, a partir de colocar en el centro la experiencia de las mujeres mayas. 

Quiero concluir diciendo, que los crímenes cometidos en el cuerpo de las mujeres, deben ser quitados del lugar de la vergüenza, del tabú y del silencio. Estos no son crímenes de naturaleza sexual nada más, sino son crímenes de genocidio. No debemos hablar de la violencia sexual en voz baja, sino debemos denunciarla con voz potente, porque en cada mujer violada y masacrada hay un crimen contra el Pueblo Maya y contra la humanidad. La justicia para cada una de estas mujeres significa dignificar también al Pueblo Maya. Treinta años después de cometidos los hechos convergen razones para romper el silencio. Si lo primero que se busca garantizar con la violencia sexual es silenciar a las mujeres y fragmentar a las comunidades mayas, haber hablado es un actor de irrupción de gran importancia histórica. Para cerrar, reitero lo dicho al inicio, las mujeres nos han mostrado que silencio no es lo mismo que olvido.

Bibliografía

Mamdani, Mahmood (2003) “Darle sentido histórico a la violencia política en el África Poscolonial” en: Istor Revista de Historia Internacional. Año 4 No. 14. CIDE, México.

Brito, Jacinto (2013) Genocidio y trabajo comunitario por la memoria. Ponencia presentada en Congreso Mesoamericano de Pueblos Indígenas, Genocidio y Despojo, Resistencia y Memoria, PCS, Guatemala.

Segato, Rita (s.f) Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0102-69922014000200003&script=sci_arttext

 Fuente: Mujeres Ixchel Guatemala - Por Aura Cumes . Fotografías: Cristina Chiquín, Mujeres ixchel.

Datos de la autora

Aura Cumes (Kaqchikel, Chimaltenango, Guatemala). Sus intereses de investigación y de acción política giran en torno al análisis de las relaciones y formas de poder y de dominación experimentadas en sociedades fundadas en una historia de colonización como la guatemalteca. Es desde la problematización del hecho colonial que lee las múltiples y entrecruzadas formas de poder y de dominación como el patriarcado, el racismo y el sexismo y las nociones político-analíticas de género y cultura. Doctora en Antropología Social por el CIESAS, México DF. Ha sido investigadora y docente del Área de Estudios Étnicos y el Programa de Género la FLACSO Guatemala. Coeditora de La encrucijada de las identidades. Mujeres, feminismos y mayanismos en diálogo (2006) y de la colección Mayanización y vida cotidiana. La ideología multicultural en la sociedad guatemalteca (2007). Autora de múltiples artículos publicados en revistas nacionales e internacionales.

**Ponencia presentada en las actividades del aniversario del primer año de la Sentencia por Genocidio , realizadas por CALDH y AJR. presentada en está página como Colaboración Especial de la Autora para Grupo de Mujeres Ixchel. 



lunes, 22 de febrero de 2016

CONCEPTOS: VIOLENCIA DIRECTA, ESTRUCTURAL Y CULTURAL






La existencia de una violencia directa contra las mujeres es bien patente: se materializa en hechos que van en contra de las necesidades básicas, tal como las contempla este modelo: contra la necesidad de supervivencia, la muerte de tantas mujeres; contra la necesidad de bienestar, el maltrato, el desprecio, la descalificación, el acoso; contra la necesidad de una identidad, la alienación identitaria por imposición de un modelo estereotipado o por reducción al varón, y en cualquier caso con consideración de ciudadanía de segunda; y contra las necesidades de libertad, la negación de derechos y la disminución de opciones vitales. Si la violencia directa suele ser un acontecimiento eventual, para muchas mujeres es un hecho cotidiano, una forma de vida en la que están inmersas hasta que logran escapar de ella.
La violencia estructural es un proceso coyuntural, según Galtung, en cuyo centro se halla la explotación. En el caso de las mujeres la refleja mejor el concepto de dominación, algo que va más allá de lo económico. Se trata de una violencia derivada del lugar que ellas ocupan en el orden económico y de poder hegemónicos. El que la estructura de la propiedad y de los salarios sea desigual, cobrando menos las mujeres por trabajos iguales a los de los hombres, que la pobreza en el mundo tenga rostro de mujer –la feminización de la pobreza-, es violencia estructural contra ellas. También lo es el que el poder con mayúsculas, responsable de la toma de decisiones importantes que atañen a las vidas de hombres y mujeres, esté sesgado a favor de los hombres. Ellos son quienes ocupan los cargos importantes, las presidencias de los gobiernos, las jefaturas de las iglesias, los puestos dirigentes de la mayoría de las instituciones y corporaciones. También es violencia estructural, por lo que tiene de incremento de pobreza y de carga de trabajo añadida, el que la mayoría de las familias monoparentales, con hijos pequeños o mayores dependientes, caiga bajo la responsabilidad única de una mujer.
La división sexual del trabajo está también en la base de una violencia estructural. No sólo por la existencia de una doble jornada material sino por la extracción de una plusvalía de carácter afectivo, que además no es reconocida. Retomo aquí al respecto lo publicado hace años en la revista En pie de paz:

 “Ayer y hoy las mujeres han ofrecido su tiempo para que otros, ellos, se sientan bién. Han sido las escuchadoras, las sanadoras, las repartidoras de equilibrio, las cuidadoras por excelencia. De este modo ellos han podido realizarse profesionalmente: viajar, dar conferencias, trabajar en el campo o en la política de sol a sol, escribir libros, llegar a ser célebres, todo sin que les remuerda la conciencia o se cierna sobre ellos la mínima duda en torno a las posibles lagunas que pueda acarrear esta su dedicación en exclusiva, o incluso respecto a la legitimidad de su proceso de desarrollo personal (...) Es un tópico decir que detrás de un hombre importante siempre hay una mujer oscura que le apoya. No es tan tópico indagar los costes para las mujeres. Los varones les están extrayendo una plusvalía afectiva que les permite obtener una serie de ventajas de poder y autorrealización”1.

Finalmente, la violencia cultural es simbólica y persistente en el tiempo. Siempre según Galtung, anida “en la religión y la ideología, en el lenguaje y el arte, en la ciencia y en el derecho, en los medios de comunicación y en la educación”2. Su función es legitimar las otras violencias, la directa y la estructural. La violencia simbólica en contra de las mujeres se halla en la mayoría de las creencias religiosas en las que la deidad es masculina, en las ideas sobre la naturaleza de la mujer elaboradas por la filosofía y la ciencia, que la han situado en niveles más cercanos a los animales –la Naturaleza- que al ser humano racional3; en la literatura y el arte, en las que predominan las obras en las que la mujer es objeto de la mirada, en vez de sujeto creativo y autónomo.
Lo importante del modelo triangular de Galtung es que facilita la comprensión de los flujos causales que se establecen entre los tres tipos de violencia. Estos flujos circulan en todas las direcciones, ya que la violencia se origina en cualquiera de los vértices, pero el principal es el que va de la violencia cultural a la violencia directa pasando por la estructural.
La desvalorización simbólica de la mujer (violencia cultural) la abocó históricamente a un estatus de subordinación y exclusión institucional (violencia estructural), y esta marginación y carencia de poder favoreció su conversión en objeto de abuso físico (violencia directa).


1.- MAGALLÓN PORTOLÉS, Carmen: “La plusvalía afectiva o la necesidad de que los varones cambien”. En Pie de Paz , nº 17, Barcelona, 1991, p.10.
2.- GALTUNG, Johan: Op. Cit., p. 20.
3.-SCHIEBINGER, Londa: Nature's Body. Gender in the Making of Modern Science. Boston, Beacon Press, 1993.
CARMEN MAGALLÓN PORTOLÉS -Fundación Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza EPISTEMOLOGÍA Y VIOLENCIA  APROXIMACIÓN A UNA VISIÓN INTEGRAL SOBRE LA VIOLENCIA HACIA  LAS MUJERES

Fuente: Mujer del mediterráneo.Heroínas.net






Johan Galtung (24 de octubre de 1930 en Oslo) es un sociólogo y matemático noruego. Él es uno de los fundadores y protagonistas más importantes de la investigación sobre la paz y los conflictos sociales.



Galtung introdujo varios conceptos nuevos, entre ellos :

El triángulo de la violencia: Aparte de la violencia directa, física o verbal y visible para todos, existen también la violencia estructural y la violencia cultural, fuerzas y estructuras invisibles, pero no menos violentas. Ellas son las raíces de la violencia directa y comprenden ciertas formas sociopolíticas y culturales de una sociedad: las estructuras violentas como represión, explotación, marginación o también la distancia no adecuada; y la cultura de la violencia como la legitimación de la violencia en el patriarquismo, racismo o sexismo.

ECUADOR: APP "JUNT@S " . APLICACIÓN PARA PREVENIR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES






La CNT junto a la Cooperación Alemana, implementada por la GIZ, a través de su Programa Regional Combatir la Violencia contra la Mujer en Latinoamérica – ComVoMujer- han desarrollado, en principio para Ecuador,  una aplicación para smartphones con el propósito de facilitar a las mujeres afectadas por la Violencia Contra a la Mujer el pedir ayuda. Por otro lado también para concientizar sobre la violencia contra las mujeres mediante tests, testimonios y puntos de ayuda, como también con sugerencias para quienes quieran ayudar. Estas aplicaciones están disponibles para celulares con sistema Android (de marca Samsung, Sony, LG, HTC, entre otras) y Apple Iphone.

Para descargarla : 

Con el celular se ingresa en el Google Play Store: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.artech.appinfoemp.informativo&hl=de

En el caso de tener un iphone: https://itunes.apple.com/in/app/junt-s/id1039895342?mt=8 





Fuente: Mujer del mediterráneo.

SIETE CLAVES QUE REVELAN LAS INEQUIDADES DE GÉNERO AÚN VIGENTES EN MÉXICO




Ademas de  tener que responder a modelos estereotipados que imponen unas estéticas incomodas,las mujeres en México son victimas de otras inequidades indicadas en el interesante articulo de  Miguel Ángel Vargas V.


1. Brecha salarial

Las mujeres mexicanas registran una menor participación en el mercado laboral que los hombres: según datos censales, en 1990 las mexicanas solo representaban el 22% de la fuerza laboral del país, y en 2010 llegaron a representar el 40% de la población económicamente activa.

Cuando superan las dificultades que las alejan de un empleo remunerado, el salario que reciben las mujeres es menor que el obtenido por los hombres por actividades similares.

Un estudio de 2013 elaborado por El Colegio de México señala que la brecha salarial en México es, en promedio, de entre 6% y 8% en áreas urbanas.

2. Carencias alimentarias

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advierte que las condiciones de pobreza en el país agudizan la desigualdad de género en México.

En el estudio Pobreza y género en México, el Coneval indica que los hogares encabezados por mujeres presentan carencias alimentarias en una proporción mayor a los hogares que tienen a un varón como jefe de familia.

En 2012, el 24.3% de los hogares encabezados por mujeres presentaron carencias alimentarias, mientras que los que tienen a hombres como jefes de familia sólo 20.5% registraron esta situación.

3. Acceso a la educación

En nivel de primaria y secundaria, el porcentaje de matriculación es mayor para las mujeres mexicanas que para los hombres.

Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que el 98% de las mujeres mexicanas cursan la primaria y el 96% de los hombres del país; de manera similar, en secundaria la matriculación femenina es de 87% y la masculina de 81%.

Sin embargo, la situación se revierte en el nivel de educación superior, al que llegan solo el 27% de las mujeres y el 28% de los hombres.

4. Agresiones de pareja

En las relaciones de pareja, las mexicanas enfrentan situaciones que afectan no solo la inequidad, sino que incluso ponen en riesgo su seguridad física y emocional.

Según la más reciente Encuesta Nacional sobre Dinámica de las Relaciones en los Hogares (realizada en 2011), el 46% de las mujeres mexicanas mayores de 15 años reportan haber sufrido alguna agresión de pareja.

Asimismo, el 53% de las mujeres se consideran víctimas de violencia económica por parte de sus parejas; 29% reportan agresiones físicas y 16% se dicen víctimas de violencia sexual, según este estudio de opinión realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

5. Acceso al poder político

En las últimas décadas, se han ido implementando medidas legislativas para favorecer el acceso y la participación de las mujeres en la vida política del país.

Hasta el año pasado, la ley electoral imponía una cuota de género de 40% en las postulaciones al Congreso federal; y una reforma constitucional promulgada en enero pasado elevó este requerimiento hasta 50%. Estas medidas han permitido que las mujeres representen el 33.6% de los escaños en el Senado de la República y 38% de los asientos de la Cámara de Diputados, cuando una década atrás estas cifras no superaban el 20%.

Sin embargo, en otros niveles de gobierno y en otros poderes, la inequidad es mayor. En los 32 congresos estatales, la presencia femenina oscila entre 8% (Querétaro) y 33% (Distrito Federal), según cifras del Reporte Legislativo de la consultora Integralia.

Y en los diversos poderes ejecutivos, la participación de las mujeres es aún menor: actualmente ninguna de las 32 entidades del país es gobernada por una mujer; y en el gabinete federal solo tres de 21 dependencias tienen una cabeza femenina.

A nivel municipal, solo 5.5% de las alcaldías están presididas por mujeres, según datos de Fernanda Vidal, especialista de género en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el Poder Judicial las cosas no 'pintan' mejor para las mujeres: en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por ejemplo, solo ocupan dos de 11 asientos.

6. Trabajo en el hogar

Las mujeres no solo enfrentan inequidades en el ámbito público, también las viven en sus familias: trabajan más en el hogar que sus contrapartes hombres.

Las mujeres mexicanas dedican 373 minutos cada día a diversas actividades del hogar, más de tres veces que los 113 minutos destinados por los hombres, según cifras de la OCDE.

En algunas de las tareas realizadas en casa, las diferencias de género son mayores: en el cuidado de los hijos, las mujeres destinan 53 minutos al día y los hombres solo 15; ellos pasan 75 minutos diarios realizando actividades rutinarias como limpieza, preparación de alimentos o lavado de ropa, mientras que ellas le dedican 280 minutos al día, casi el cuádruple.

7. Tiempo para diversión

Y si las actividades del hogar que implican esfuerzo son asumidas mayoritariamente por las mexicanas, para las actividades recreativas las mujeres tienen menos tiempo que los hombres para realizarlas.

La OCDE señala que las mujeres mexicanas destinan 206 minutos al día a actividades recreativas, como ver la televisión o convivir con amigos, mientras que los hombres pasan 236 minutos diarios realizando este tipo de actividades.

Fuente: Mujer del mediterráneo.
Por Miguel Ángel Vargas V.

jueves, 18 de febrero de 2016

CURA ABUSABA DENTRO DEL CONFESIONARIO. SE SOLICITA REABRIR LA CAUSA

Título original: " Pruebas nuevas para reabrir la causa"


Julieta Añazco había denunciado al cura Héctor Ricardo Giménez de haber abusado sexualmente de ella cuando era una niña. La causa fue archivada por el fiscal Marcelo Romero. Ahora encontró nuevos testimonios y pruebas, y pide reabrirla.






En el confesionario me obligaba a colocarme muy cerca de su cuerpo de forma tal que sus labios casi rozaban los míos y me tocaba el sexo. En su habitación me desnudaba, tocaba el sexo y sacaba fotografías que luego me exhibía en formato de diapositivas mediante un proyector”, relató una mujer, en una carta dirigida al arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, donde le pidió le informe sobre las medidas tomadas por la Iglesia Católica frente a las numerosas acusaciones que ya desde la década del 80 recaían sobre el cura Héctor Ricardo Giménez.( VICTIMARIO, PEDÓFILO,) La mujer, que prefiere preservar su identidad, está dispuesta a declarar en la Justicia. El fiscal de Cámara bonaerense Héctor Vigliolo acaba de ordenar desarchivar la causa iniciada en 2013 contra el sacerdote por abusos sexuales cometidos contra niños y niñas décadas atrás mientras estuvo ejerciendo como párroco en la iglesia Madre de la Divina Gracia, de Gonnet, y con posterioridad, en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, de City Bell. El expediente estuvo dos años en manos del fiscal de La Plata, Marcelo Romero, quien a pesar de los testimonios contundentes que señalan al sacerdote como pedófilo, dispuso su archivo, con argumentos que dan cuenta de su desconocimiento absoluto de los delitos contra la integridad sexual: alegó que no había testigos de los hechos cuando se sabe que los abusadores suelen actuar en el ámbito privado, sin la presencia de otras personas más que sus víctimas. Vigliolo ordenó además sacarle la causa a Romero y pasarla a la UFI N°3, a cargo de Marcelo Martini. Paradójicamente o no tanto, el religioso viene siendo protegido por Justicia platense y la propia Iglesia Católica desde que fue denunciado por primera vez a mediados de los 80. Mientras tanto, seguía abusando de niños y niñas, especialmente en campamentos de verano que él mismo organizaba. La última causa contra Giménez se abrió el 19 de setiembre de 2013 a partir de la denuncia de Julieta Añazco, una empleada municipal, de 43 años, que vive en La Plata y que, tal como informó oportunamente Página/12, durante más de 30 años anuló en su memoria aquellos episodios dolorosos de su infancia. Hasta que un día, dos años y medio atrás, al pasar frente a la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, de la localidad bonaerense de City Bell, algo se activó en sus recuerdos y sacó del olvido los abusos sexuales que había sufrido de parte del cura, en campamentos de verano. Desde entonces, Julieta emprendió una lucha comprometida para que el religioso, a quien encontró dando misa en la capilla del hospital San Juan de Dios, de La Plata, fuera juzgado. La acompaña el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega, y particularmente la patrocina una de sus integrantes, Estefanía Gelso.

“Antes de recordar los abusos era muy introvertida, casi no hablaba y mucho menos en público, hoy me siento libre. Creo que volví a nacer. Pero tuve que recorrer el camino de sanar mis heridas, de aprender que no tuvimos la culpa, tuve que aprender a quererme y a perdonarme. Creo que es lo más difícil, pero hoy me siento viva”, dijo Julieta a Página/12. En su búsqueda de Justicia, contactó a otras mujeres, ya adultas, que como ella, en su infancia sufrieron abusos de parte del mismo cura. Algunas no quieren presentarse a declarar, para no remover historias dolorosas del pasado. Pero una de ellas, ahora aceptó. Como primer paso, esta otra víctima le envió un pedido de informes al Arzobispado de La Plata, donde les cuenta que ella fue abusada sistemáticamente desde que tenía 8 años hasta los 11 por Giménez. Tiene cuarenta y pico de años y trabaja en el ámbito universitario. “Las misas las pasaba censurada, recortaba una tela adhesiva y la pegaba en el sexo, los pechos y/o mis ojos, y luego sin censurar... En la carpa grande el sacerdote ubicaba a su alrededor las colchonetas de los niños por él abusados, una vez que todos los niños dormíamos, Héctor Ricardo Giménez me despertaba, desnudaba y colocaba sobre su cuerpo desnuda. Recuerdo vívidamente su pene apoyado en mi sexo. Cerraba los labios muy fuerte para que él no pueda introducir su lengua en mi boca y pese a que decía sistemáticamente que ‘no’, él continuaba con su abuso sexual. En la carpa destinada a enfermería recuerdo que cuando tenía oportunidad me desnudaba y tocaba mi sexo y acariciaba todo mi cuerpo pese a que sistemáticamente le pedía que se detuviera y, avergonzada, le decía que no, esto lo excitaba aún más continuando con su abuso. Allí recuerdo que me tomaba fotos y las proyectaba, sé que esto también lo ejerció con otros niños.” Su relato es escalofriante. Todavía no obtuvo respuesta del Arzobispado. Se animó a romper el silencio después de años de terapia. Ella y sus hermanos fueron abusados por el mismo cura. Pero sólo ella se animó a sacar aquellos actos delictivos a la luz.

La abogada Gelso cuestionó, en diálogo con este diario, que el fiscal Romero en los dos años que instruyó la causa no haya citado a declarar a Añazco para ampliar su declaración ni a Giménez, que ya pasó los 80 años. Tampoco pretendió corroborar la existencia de los campamentos de verano donde mayormente ocurrieron los abusos denunciados, agregó la letrada. Simplemente decidió archivar la causa por falta de testigos presenciales. Sin embargo, en el expediente brindó declaración testimonial Valeria Berta Regner, quien contó que “al momento del baño el padre Ricardo nos agrupaba, nos llevaba a una carpa donde nos bañábamos, allí él nos decía que nos debíamos desnudar y nos iba indicando cómo enjabonarnos los genitales, nos iba diciendo que nos diéramos vuelta y le mostremos como lo estábamos haciendo”. Agregó que “yo siempre recordé lo que pasaba en las duchas en los campamentos, luego cuando empezamos a contactarnos con otras víctimas que hablaron de los manoseos que sufrían por parte de Ricardo al momento de la confesión y en los exámenes de catequesis, recordé que cuando yo me iba a confesar en la Parroquia Madre de la Divina Gracia él me abrazaba y me acercaba a sus genitales, recuerdo que yo quedaba de espaldas a él o tres cuartos de perfil y él me arrimaba hacia su cuerpo...”.

También declaró el padre de Valeria, Juan Enrique Regner, que colaboraba en el traslado de los elementos para la realización de los campamentos en un campo que se llamaba La Unión, ubicado en la localidad de Bavio y detalló que el padre Ricardo se quedaba solo con los niños y las niñas y no quería que los padres se acerquen al campamento porque “molestaban”. Recordó que una tardecita se hizo presente en el campamento y observó cómo el sacerdote bañaba a los niños y “...le dije que no me parecía bien que bañara a los chicos, ya que ellos se bañaban solos, teniendo en cuenta que los más chiquitos tenían unos 9 años, pero el padre en ese momento me dijo que tenía que bañarlos porque los chicos se ensuciaban mucho y tenía que bañarlos bien (sic)...”.

Julieta encontró dos causas penales contra el cura, que datan del ‘85 y el 96, iniciadas por madres de otras chicas y chicos abusados, y que dejan en evidencia el amparo que la Justicia de La Plata y el Arzobispado de La Plata le brindaron a Giménez, como en otros casos de curas pedófilos. En una de las causas incluso fue detenido, pero se le concedió una excarcelación extraordinaria y el entonces Arzobispado platense le limitó el ejercicio sacerdotal. Fue absuelto el 28 de diciembre de 2001 por el juez Emir Caputo Tártara. En un informe que monseñor Aguer envió a la UFI N°6 ante una serie de preguntas, el arzobispo dijo que tras la absolución “yo mantuve la restricción impuesta por mi predecesor y le impuse el precepto penal de abstenerse de todo trato de menores de 18 años y le advertí que la no observancia de lo dispuesto implicaría la aplicación del entredicho ferendae sententiae”, que significa la excomunión, según el Código Canónico. Giménez interpuso recurso ante la Santa Sede, que lo rechazó, confirmando la actuación del Arzobispado, según informó Aguer en la Justicia. También dijo que “ante la reiterada súplica de Giménez ya anciano y enfermo en 2007 “yo mismo lo nombré asistente espiritual de las comunidades Camino Neocatecumena asegurándome de que no tratara con menores de edad”. Pero Julieta lo detectó en 2013 dando misa en la capilla del hospital San Juan de Dios, donde con organizaciones de mujeres le hicieron un escrache, dato que omitió Aguer en su declaración por escrito. El arzobispo aseguró que Giménez reside en La Plata y actualmente no desempeña ninguna labor sacerdotal. Julieta no tiene dudas: afirma que el religioso, “pudo hasta ahora esquivar condena y cárcel con la complicidad de la Iglesia Católica y la propia Justicia”.

FUENTE: Página 12 - Por Mariana Carbajal

miércoles, 17 de febrero de 2016

ESPAÑA: PATRIA POTESTAD Y GÉNERO, ¿ CAMBIO DE PARADIGMA?



El pasado 29 de septiembre la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo avaló la privación de la patria potestad por vía penal en un intento de asesinato de la pareja presenciado por la hija menor. La sentencia resulta significativa teniendo en cuenta la reacia tendencia jurisprudencial del Tribunal Supremo relativa a la pena de privación de la patria potestad – sin perjuicio de acudir a la vía civil – y todo ello pese a que desde el 2010 la reforma introducida en el art. 55 del Código Penal prevé – como potestativa y con naturaleza accesoria – tal imposición en penas de prisión igual o superior a diez años siempre y cuando exista una relación directa entre el delito cometido y la privación de este derecho. Significativas resultan – en estos sentido – las palabras del Supremo cuando en su fundamento jurídico quinto dice textualmente: 

“(…) repugna legal y moralmente, mantener al padre en la titularidad de unas funciones respecto de las que se ha mostrado indigno pues resulta difícil imaginar un más grave incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad que el menor presencie el severo intento del padre de asesinar a su madre”.

 Se trata de una sentencia importante en tanto en cuanto se podría decir que marca un antes y un después en el ámbito de la violencia de género y en su afectación a las y los menores. 

La razón es obvia toda vez que cabe observar una ruptura con ese discurso jurisprudencial/patriarcal dominante que ha visto compatible ser un agresor por violencia de género a la par que un buen padre de familia. El propio Supremo – en la sentencia referenciada – habla de ‘resistencia’ a la aplicación en el proceso penal de la pena de privación de la patria potestad. Resistencia que cabe constatar tras un análisis de su jurisprudencia concretándose en la adopción del Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional de Sala de 26 de mayo de 2000. Ahora bien, ¿cuáles son los términos en los que se concreta esa ruptura discursiva dominante en sede jurisprudencial? ¿Habrán influido las últimas modificaciones normativas en materia de protección de menores, a saber; Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia y, Ley 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y la adolescencia? ¿Y el II Plan de Infancia y Adolescencia 2013-2016? ¿Y la condena de la ONU a España en el caso González Carreño? Pues bien, vayamos por parte y veamos en donde radican los cambios:

1 - Como reconoce la propia sentencia objeto de comentario la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del TS ha sido reacia a la adopción de la pena de privación de la patria potestad sin perjuicio de que fuera en la vía civil donde se acordara la medida.

2 - Los argumentos jurídicos aducidos para su no adopción pueden encontrarse en sentencias como la STS 780/2000, de 11 de septiembre o la STS 568/2001, de 6 de julio así como en la STS 750/2008, de 12 de noviembre.

3 - En líneas generales, las sentencias anteriormente mencionadas diferencian, por un lado, las sanciones civiles relacionadas con la patria potestad ante el incumplimiento de los deberes familiares (art. 170 CC) y, por otro, la privación de la patria potestad como pena principal o accesoria así como la inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento para supuestos en los que estos derechos hubieran tenido relación directa con el delito cometido – así reza en la dicción literal del art. 55 del CP.

4 - Un aspecto clave – en el análisis – viene determinado por la separación que en sede jurisdiccional se ha venido haciendo cuando las lesiones y/o malos tratos, esto es, la conducta delictiva, no tenían como destinatarios directos a las y los menores pero sí presenciaban los hechos (algo habitual en violencia de género y que antes de las reformas recientemente aprobadas servían de justificación para no conceptuar a las y los menores como víctimas directas de este tipo de violencia). En este punto conviene reseñar cómo las sentencias anteriormente citadas argüían la falta de nexo causal entre los hechos y la pena impuesta en los tribunales de instancia.

5 - Al hilo de lo anterior, resulta significativo el fundamento jurídico cuarto de la STS 750/2008, de 12 de noviembre, cuando dispone textualmente: “(…) entendemos que la Sala de instancia incurrió en un evidente error ‘iuris’ al privar de un derecho tan importante (y sagrado) como es el de la patria potestad a un padre respecto a un hijo menor (cuatro años) que nada tenía que ver con la actividad delictiva por la que aquél fue juzgado …”.

6 - Tras la sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo del pasado 29 de septiembre de 2015 el hilo argumental sobre la falta de ese nexo causal cambia. Y es que la Sala de lo Penal no tiene dudas con respecto a señalar la existencia de un nexo causal entre el delito recogido en el factum de la sentencia de instancia (acuchillamiento de la madre por el recurrente efectuado en presencia de la hija menor) y el derecho al desarrollo integral de la menor.

7 - Es más, el Alto Tribunal precisa textualmente: “(…) no resulta acorde con el derecho ni muy especialmente con la protección que merecen los menores, pues es un dato incontestable que la presencia de la menor en el ataque a su madre efectuado por su padre, va a tener un prolongado efecto negativo en el desarrollo de la menor de mantener la patria potestad (…)”. Recordando que “(…) la patria potestad se integra, ex art. 154 CC por una serie de deberes de los padres para sus hijos menores, por lo que se trata de una institución tendente a velar por el interés de los menores que es el fin primordial de la misma, debiéndose acordar tal privación en el propio proceso penal evitando dilaciones que si siempre son perjudiciales, en casos como el presente pueden ocasionar un daño irreparable en el desarrollo del hijo menor”.

Llegados a este punto, se observa un cambio discursivo en el marco interpretativo del Alto Tribunal. Y es que frente al reconocimiento ‘sacro’ del ejercicio de la patria potestad – nótese las precisiones terminológicas de ‘sagrado’ en cuanto digno de veneración por su carácter divino – el foco de atención y la centralidad se trasladan ahora a la protección de las y los menores y a velar por el llamado del interés superior de éstos. Algo que no es nuevo – sin perjuicio de las concreciones normativas recientes – y que se erige (o debería haberse erigido) en principio inspirador de todo el ordenamiento jurídico, específicamente, en materia de infancia y adolescencia.  El Tribunal Constitucional lo dejó claro en la STC 4/2001, de 15 de enero, cuando precisó que el ‘interés superior de las y los menores’ debe actuar como criterio básico y preferente en los procedimientos en materia de familia y constituye uno de sus elementos imperativos. Obviamente este posicionamiento supone apostar por una nueva dimensión de la patria potestad en materia de familia esencial para deconstruir ese discurso falsamente igualitario que entiende la igualdad únicamente como una igualdad normativa (y formal). No obstante, conviene precisar que apostar por el interés superior de las y los menores implica un cambio de paradigma con respecto a la lógica argumental dominante de análisis. Aspecto que no es menor si tenemos en cuenta los derechos susceptibles de afectación. Solo nos queda esperar y ver en qué términos se va consolidando esta nueva doctrina que se torna esencial en esa búsqueda de ruptura – desde ‘lo jurídico’ – con el pacto patriarcal.

Fuente: Agenda Pública.( España) - Por Dra. Concepción Torres- Abogada y Profesora Asociada de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante

LA AGENDA DE GÉNERO PARA EL PARLASUR

El jueves 11 se realizó en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación el primer encuentro por una agenda regional de género en el Parlasur (Parlamento del Mercosur). “Hay temas en los que estamos muy hermanadas, las mujeres estamos ganando el 35% menos por el mismo trabajo”, dijo Fernanda Gil Lozano, una de las convocantes.



El jueves 11 se realizó en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación el “Primer Encuentro por una Agenda Regional de Género en el Parlasur”, convocado por las Parlamentarias Fernanda Gil Lozano, Julia Perié y Ana Corradi

Con la presencia de las representantes de Uruguay y Paraguay y una asistencia de 300 personas entre las que se encontraban representantes de la política y de organizaciones de la sociedad civil, se puso énfasis en la necesidad de la equiparación legislativa, dado que a pesar de las diferencias, “todos los países integrantes del Parlasur estamos inmersos en un sistema de dominación masculina en el que el patriarcado se manifiesta más o menos agresivo,”, afirmó Gil Lozano.

La agenda

A través de temas como la falta de reconocimiento a las tareas de cuidado que pesan sobre las mujeres, la no representación femenina en la justicia, la escasa observancia de la ley de cupo en las listas de candidaturas políticas, la necesidad de visibilizar la problemática de la discpacidad, los dominios patriarcales en las universidades y la disparidad en cuanto a la mirada sobre el trabajo de casas particulares, se reconoció la importancia de que las normas del Mercosur sean ratificadas por las legislaturas de los países miembro.

La apertura del encuentro estuvo a cargo de la parlamentria Julia Argentina Periè y luego Fernanda Gil Lozano recordó a la militante travesti Lohana Berkins, que falleció el 5 de febrero, momento en el que no solo hizo referencia a la trayectoria y los antecedentes de la homenajeada sino que enfatizó la necesidad de avanzar en los derechos del mundo trans porque “siempre estuvo relegado a la marginalidad”.

Representatividad

Marcela Durrieu, del Frente Renovador, se refirió a la paridad en los cargos electivos y de la justicia en los ámbitos municipal, provincial, nacional y regional. De hecho, el órgano legislativo del Mercosur no es la excepción en cuanto a la falta de representatividad femenina, de 43 integrantes por Argentina, sólo 9 no son varones. “Las mujeres queremos estar donde se deciden y ejecutan las políticas públicas” expresó la parlamentaria representante de Uruguay.

Se habló también sobre la necesidad de una equiparación legislativa, única forma de luchar contra delitos comunes a los estados de la región, como la trata de personas, que se vehiculizan, además, a través de pasos fronterizos, y se mencionó la posibilidad de asesoramiento en cuanto a normativas según los avances de los distintos países en determinados temas en los que las legislaciones no se encuentran en sincronía, tales los ejemplos de predominio de Uruguay en cuanto al aborto y adicciones y Argentina en relación a las leyes de Matrimonio Igualitario, Identidad de Género y Trata de Personas.

Derechos vulnerados

“Argentina es el único país abolicionista de todos los estados parte del Parlasur que son reglamentaristas, en todo caso tenemos que dejar libertad para no perseguir la prostitución y restituir los derechos vulnerados”, afirmó Fernanda Gil Lozano en diálogo con Marcha Noticias, a lo que agregó que “si queremos ir a una corte regional contra el crimen organizado, esta dificultad es regional” y subrayó que hay países que no cuentan con ley contra la trata de personas.

Con un recorrido histórico sobre los avances de la mujer en los campos sociales y de la política en Argentina, se repitió la frase “Si no hay mujeres en la justicia no va a haber justicia para las mujeres”, y se argumentó la necesidad de dejar de lado la “meritocracia” dado que hay mayores exigencias en cuanto al rendimiento académico de las mujeres y “los parlamentos deben ser una representación de las sociedades”.

“Quiénes somos”

 Se encontraban también presentes las parlamentarias María Luisa Storani y Teresa Parodi, quien hizo hincapié en la diversidad cultural y en la necesidad de preguntarnos “quiénes sómos”, al referirse a la agenda cultural del Parlasur.

Al finalizar las exposiciones se dio lugar a la palabra de las personas asistentes, entre los temas planteados se mencionó la necesidad de trabajar contra el abuso sexual infantil, delito muchas veces invisibilizado en la región; y en que los estados se hagan cargo de la salud sexual y reproductiva, dado que en situaciones como la del virus del Zica se traslada a las mujeres la responsabilidad de no embarazarse en lugar de enfatizar en las políticas sanitarias.

Desde la ONG Ratt Argentina (Red Alto al Tráfico y la Trata), Viviana Caminos expresó: “Celebramos que este encuentro proponga una agenda de género al interior del Mercosur, independiente de la posición política. En esa agenda la temática de trata es fundamental, el Mercosur debe comprometerse a investigar las posibles complicidades en cada país. No tendremos una verdadera politica de lucha contra la trata si no atacamos la corrupción que la permite”

Las representantes de Brasil y Venezuela no pudieron estar presentes por cuestiones de agenda, por lo que enviaron sus adhesiones al encuentro. Para el 14 de marzo, fecha en que se realizará la primera sesión del órgano legislativo del Mercosur, en la sede de Montevideo, Uruguay, las parlamentarias tienen proyectado un encuentro sobre problemáticas de género de similares características al realizado en Buenos Aires.

La reunión fue cerrada por Jorge Taiana, presidente del Parlasur, quien destacó la actividad como un punto de partida en el trabajo de la región para avanzar en los derechos de las mujeres y erradicar la violencia machista.



FUENTE: Marcha.org - Por Noor Jiménez Abraham *Doctora en Ciencias de la Comunicación Social