jueves, 5 de noviembre de 2009

Cuando la agresión se cambia de casa




Mexico

Embajador Roberto Rodríguez Hernández
Cónsul General de México en El Paso

La familia es la base de la sociedad y una sociedad violenta es el reflejo de la violencia doméstica.
La violencia intrafamiliar es considerada como un problema crítico de salud pública y una seria violación de los Derechos Humanos bajo tratados internacionales. Generalmente es originada por el círculo vicioso donde las víctimas se convierten en agresores. El fenómeno se alimenta del miedo, la vergüenza y la resignación.
El alcoholismo, la drogadicción, el estrés, el desempleo y el machismo por ejemplo, son algunas de las causas; los traumas físicos y psicológicos, la ruptura familiar, el divorcio y en ocasiones la muerte, son algunas de sus consecuencias.
Existen estadísticas a las que nadie debería pertenecer. El INEGI calcula que en la República Mexicana, 33 de cada 100 hogares en donde el jefe es el hombre, se registra algún tipo de violencia. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 5 mil mujeres mueren cada año a causa de violencia doméstica. En el caso de los Estados Unidos de América (EUA), informes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) revelan que alrededor del 35 por ciento de las mujeres que acuden a las salas de emergencia de los hospitales presentan lesiones relacionadas con el abuso intrafamiliar continuo, además de que una cifra superior al 50 por ciento de los homicidios de mujeres son cometidos por sus parejas o ex parejas.
La palabra “hogar” designa el lugar donde una persona vive y donde siente seguridad y calma. Una casa donde el ambiente se encuentra constantemente viciado por la violencia, lejos de considerarse un hogar, se convierte en confinamiento.
La violencia no se limita al maltrato físico. La agresión psicológica implica: aislar a la persona de su familia y amigos, maltratarla verbalmente, tratarla con indiferencia, utilizar apodos o palabras con significados peyorativos, amenazas, intimidación, control del ingreso económico, espiar a la persona, asecharla y hasta abandonarla en un lugar peligroso.
A este tipo de violencia se suman los abusos sexuales y el negarse a cubrir las necesidades básicas como alimento, ropa, atención médica o transporte. Es entonces, cuando el argumento de “Yo nunca le he pegado” queda sin validez.
A la fecha, alrededor de 30 países latinoamericanos han promulgado leyes contra de la violencia doméstica. Sin embargo, en estos casos, el delito no existe si no hay denuncia. En una sociedad donde la creencia popular se orienta a que los golpes, gritos y amenazas son una forma natural de “educar”, el erradicar los brotes comunes de violencia doméstica se vuelve una tarea casi imposible.
No es extraño que las mujeres tengan un miedo generalizado a denunciar al agresor cuando la gravedad de los delitos por violencia doméstica es catalogada según el tipo de heridas y pruebas. Los procesos judiciales donde no se reúnen las pruebas requeridas, además de desencadenar venganzas, se resuelven con multas, servicios comunitarios y causales de divorcio en materia civil.
Una forma de violencia intrafamiliar muy común en EUA se da entre las mujeres indocumentadas casadas con residentes o ciudadanos americanos, donde son amenazadas constantemente de ser entregadas ante las autoridades migratorias en caso de denunciar las agresiones y el futuro de los hijos nacidos en territorio estadounidense es el principal factor que influye en el silencio de las víctimas. Esta forma de represión se ha extendido inclusive entre las parejas donde ambos son indocumentados.
Para contrarrestar este fenómeno, el Congreso Norteamericano aprobó Leyes en materia migratoria que protegen a la víctima de violencia doméstica a través de las visas “VAWA” y “U”, que les permite permanecer en el territorio estadounidense y gozar de los privilegios de ser residente legal.
El 25 de noviembre de 1960 tres activistas políticas fueron asesinadas por órdenes del gobernante Rafael Trujillo en la República Dominicana. En honor a las tres hermanas Mirabal se instauró esta fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día, al igual que los otros 364 del año son buen momento para asegurarse de que las mujeres que viven situaciones como la violencia intrafamiliar no están solas.
Las instituciones públicas, las Organizaciones de Derechos Humanos, las No Gubernamentales (ONG’s) y los Consulados tienen programas de apoyo para las víctimas de violencia doméstica que pueden garantizar una mejor calidad de vida y un castigo justo a los responsables.
Sin embargo, lo más importante es cambiar nuestra forma de pensar en relación a las múltiples formas de violencia intrafamiliar para entender que esta es una situación que no se va a resolver por si sola y en ocasiones puede acabar con la vida de personas indefensas. ¿Qué le parece si comenzamos hoy?


El Diario de Juárez agradece tu preferencia.
Saludos
Diario.com.mx

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