domingo, 5 de diciembre de 2010

UN RIESGO MUY GRANDE: NO PREOCUPARSE POR LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA


Existe el riesgo de que en un futuro la sociedad enfrente una generación de jóvenes con serios desórdenes en su comportamiento que los lleven a delinquir y afectar aún más a la sociedad, si son hijos de padres asesinados y no son atendidos oportunamente, indicó Josefina Rodríguez, directora de los Centros Municipales de Bienestar Infantil.

Así lo indicó la funcionaria al referirse al aumento de niños que han quedado huérfanos al perder a uno o a sus dos padres como parte de la violencia desatada entre las bandas del crimen organizado.

“Es importante darles atención y platicar con ellos para hacerles ver que la pérdida de un ser humano no lo podemos evitar, por lo cual ese es el momento en que el niño debe recibir algún tipo de terapia o atención para que comprenda, teniendo su edad, qué es lo que está sucediendo y que aunque no va a recuperar a sus padres, tenga la confianza de hablar y ser escuchado. Nosotros vemos las cosas de una forma que nos aterrorizamos y no tomamos en cuenta esto tan importante que es generacional”, comentó.

Mencionó que cuando estos niños llegan a la adolescencia reflejan una crisis de identidad, lo cual se puede ver desde los 10 años de edad, ya que, dijo, se ha visto que desde ese momento empiezan a delinquir y se siguen así hasta que son mayores.

Rodríguez resaltó lo urgente que es trabajar con los niños y niñas para detectar si existe algún síntoma o alguna actitud de ellos que delate que el menor está pasando por una crisis emocional.

Comentó que es fuerte el impacto principalmente en los pequeños porque, después de tener a sus padres y a toda su familia completa, resulta que de repente ya no tiene a su padre o a su madre o ninguno de los dos y es ahí cuando se retrae y cambia de actitud.

“Si no los atendemos a tiempo, en un futuro esos niños cuando crezcan van a tener una respuesta violenta, de odio que se va a manifestar en agresión. Primero con sus compañeros, posiblemente hacia ellos mismos y también hacia los adultos”, dijo Rodríguez.

Aseguró que es más grave el problema cuando los menores atestiguan la muerte de su padre o su madre y que por consecuencia adquieren una actitud de agresión.

Al referirse a las primeras manifestaciones que se pueden apreciar en un menor cuando enfrenta serios problemas psicológicos, comentó la funcionaria que es cuando el niño o niña comienza a orinarse en la cama, no quieren comer, o se comen las uñas y se arrancan el cabello.

Ante esto, dijo, es importante que se le atienda y crearle un ambiente de confianza, ya que se vuelven desconfiados, rencorosos, agresivos, y posteriormente es cuando expresan esa falta de ayuda, lo cual hacen a través de la comisión de delitos como el robo, por ejemplo.

hay desinterés de las autoridades

Ninguno de los tres niveles de gobierno ha tenido verdadero interés por los miles de niños que han quedado y siguen quedando huérfanos con la ‘narcoguerra’, especialmente el federal que fue el que la declaró, dijo Lourdes Almada Mireles, secretaria ejecutiva de la Red por la Infancia en Ciudad Juárez, misma que agrupa a 12 organizaciones sociales.

Este problema ya les fue planteado varias veces a los funcionarios federales durante las reuniones del programa federal “Todos Somos Juárez”, y ahora, mucho tiempo después, la ciudad tiene una infancia sumamente afectada por la violencia, con millares de niños y niñas sin padre, a los que considera daño colateral y no les brinda ayuda profesional para que enfrenten su pérdida, agregó.

Los funcionarios solamente han dicho que sí les interesan estos infantes, pero no han tenido un real interés porque no han dispuesto ningún programa con recursos para atenderlos, señaló.

“Es increíble, no tiene manera de comprenderse que el Estado, que los tres niveles de gobierno y especialmente el Federal, que es el que declaró esta guerra, no haya contemplado la atención de lo que el mismo gobierno llama los daños colaterales”, consideró.

Informó que éste fue un asunto que inclusive les fue planteado a los funcionarios federales durante las múltiples reuniones del programa “Todos Somos Juárez”, por eso la abstención a atender a esos infantes es una visión que no alcanza a entenderse.

“Lo cierto es que hay miles de niños y niñas huérfanos, pero hay otros, muchos más, miles, que perdieron un hermano, que perdieron un familiar cercano, entonces tenemos en la ciudad a una infancia muy afectada de muchas maneras por la violencia”, expresó.

El viernes pasado, la tanatóloga Amadita viuda de Martínez advirtió que miles de niños juarenses cuyos padres fueron asesinados en la guerra entre bandas del narcotráfico están enfrentando la pérdida de sus seres queridos sin ayuda profesional, lo que puede convertirlos en sociópatas y provocar casos de esquizofrenia.

“Actualmente es de lo más común, hay muchisísimos niños que no sólo están sin papás, sino que han visto matar a sus padres, ha sido espantoso”, agregó.

Informó que es necesario brindar terapia a esos millares de infantes para que se ‘conecten’ con la vida, pues muchos pierden el sentido de su existencia, toman una actitud como de fantasía y hacen su propio mundo.

Otros adquieren una actitud introvertida, se retraen y eso hace que vayan desarrollando animadversión contra la gente, es decir, que se conviertan en sociópatas infantiles, expresó.

Lourdes Almada dijo ayer que los funcionarios pueden decir que sí les interesan mucho los niños tan brutalmente lastimados por esta guerra, pero mientras no haya programas reales, que impacten en la población, con presupuesto, con capacitación de especialistas y todo lo que se requiere, no existe un verdadero interés.

“Puede interesarles mucho en el pensamiento, pero mientras no haya acciones concretas no habrá interés real”, agregó.

Este problema debería ser una prioridad de los tres niveles de gobierno, porque si se quiere como sociedad transformar y lograr una ciudad distinta, se tiene que empezar a atender esto con urgencia, advirtió.

El problema es cómo fortalecer a las familias y a las comunidades para que puedan acompañar a estos niños y para que realmente sea en un entorno que favorezca el desarrollo, informó.

Sin embargo, el problema es mucho más complejo: no son solamente los niños, sino familias completas, continuó.

“Hay familias a las que se les transformó la vida en un momento, hay mujeres que estaban al cuidado de los hijos y que nunca habían trabajado laboralmente, y de repente tuvieron que integrarse al trabajo”, expresó.

Hay casos de hermanos mayores que estaban en la escuela y que tuvieron que dejar sus estudios para cuidar a sus hermanitos o ponerse a laborar, dijo.

Hay millares de casos de jóvenes que murieron y que no tenían hijos, pero no se ha considerado cómo impacta a los niños que muera uno de sus hermanos y cómo daña a esa familia que le maten a uno de sus hijos, agregó.

“Estamos en un problema mayor, que requiere una atención urgente y por eso decimos que después de tres años necesitaríamos tener ya en la ciudad miles de especialistas con una preparación intensa, de maestros, educadores, médicos, de todos lo que trabajan con gente y especialmente con niños”, informó.

Pero aparte se necesitan especialistas en atención de estrés postraumático, en generación de resiliencia, es decir, en aumentar la capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de dolor, expresó.

En parte todo esto se refiere a cómo fortalecerse o cómo se activan los recursos que tienen las personas, las familias y las comunidades para resurgir de una situación de desgracia y fortalecerse, explicó.

El problema es tan grande y tan complejo que se necesitan diferentes tipos de terapias e intervenciones, pues no bastan las psicológicas porque se requieren también las educativas y comunitarias, dijo.

Pero se observa y se busca alrededor y no hay nada, o casi nada, y luego existe una visión de los gobiernos de hacer un centro de atención a víctimas ubicado en algún lugar de la ciudad y que la gente llegue sola, agregó.

“Pero la gente no va a llegar, se necesita ir a las comunidades, se necesita trabajar en las escuelas, en las iglesias, en las organizaciones, en lugares donde ya hay gente que tiene un vínculo de confianza con la población”, informó.

De otra manera, la gente no va a acudir porque es muy complicado, expresó.

Tendrá que viajar desde un extremo hasta el otro lado de la ciudad, lo que implica gastar mucho dinero en ruteras para todos los parientes, además de que se necesita dar varios pasos de acercamiento con las comunidades, con las familias, con los niños, dijo.

Hay que transformar esta experiencia de dolor y de rabia en una manera distinta de vivir, ofreciendo alternativas, con terapia y una solución integral que incluya la posibilidad de desarrollarse plenamente, agregó.

De lo contrario, los niños seguirán sufriendo el impacto de la violencia, informó.

En Colombia, por ejemplo, hace 20 años que el alcalde advirtió que si no atendían a los huérfanos que estaba dejando la ‘narcoguerra’, les iba a explotar la ciudad, citó.

Y tuvo razón, pues hoy esos hombres son los líderes de muchas bandas vinculadas con el crimen, expresó.
FUENTE: DIARIO COM.MX

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