sábado, 5 de febrero de 2011

ABLACIÓN DE CLÍTORIS: DOLOR Y TORTURA PARA LA MUJER


Millones de mujeres son víctimas de la ablación en el mundo, especialmente en África, un "tema de derechos humanos y de violencia contra la mujer", "de muchísimo dolor y torturas", de mutilaciones y daño psicológico "que acompañan a las mujeres de por vida".
La voz la pone, la trabajadora social de la etnia masai y víctima de ablación, Agnes Pareyio, quien junto a la activista de Ghana Efua Dorkenoo protagonizan hoy una jornada del Ayuntamiento de Valladolid, que ha inaugurado su alcalde, Javier León de la Riva, cuando el próximo domingo el mundo celebra el Día Internacional contra esta práctica.

La activista keniana Agnes Pareyio rechaza los argumentos de que se trata de un aspecto cultural -las mutilaciones simbolizan el paso de la niñez a la vida adulta y tratan de preservar la castidad de las mujeres hasta el matrimonio- y que por ello debe respetarse, y ha incidido en que las mujeres que la sufren padecen "tortura mental de por vida" y la ablación "las acompaña toda su vida".

Las dos activistas coinciden, en que los gobiernos de los Estados que padecen estas prácticas las enmarcan dentro de este punto de vista cultural y "prefieren no meterse" en ello, no es "una prioridad para ellos", por "eso dejan la lucha a las organizaciones sociales y prefieren no involucrarse", en palabras de Pareyio.

"Los políticos no quieren implicarse demasiado en ciertas cuestiones muy arraigadas", comparte Dorkenoo, para quien la solución a este problema "es multidisciplinar y multidimensional", con "muchos enfoques" y grupos que tienen que involucrarse, y ante al que hay que plantear una "tolerancia cero".

En algunos países existe la tendencia a medicalizar la práctica, "cuando no es una cuestión sanitaria ni de salud", sino de derechos humanos, y a pesar de que existen leyes contra la ablación en diecisiete países, "legalmente no se aplica", según la ghanesa.

Las últimas estimaciones de UNICEF finales de 2010 indican que en el mundo existen entre 70 y 140 millones de mujeres que han sido sometidas a la ablación del clítoris, y que sólo en África hay tres millones de niñas en riesgo de padecer esta mutilación genital.

En estos momentos la incidencia de la mutilación genital femenina está decreciendo, gracias "al trabajo de educar a los ciudadanos, sensibilizar en la materia y rescatar a las niñas que están en situación de riesgo, relata Pareyio desde su experiencia con el programa "Tasaru Ntmonok", "Rescate de la mujer" en lengua masai, que da asilo a las niñas que han sufrido mutilaciones.

Efua Dornekoo comparte que ha habido una mejora en la sensibilidad y respuesta de la población, y destaca que antes no se podía hablar del tema, mientras que ahora se puede discutir sobre ello, "está encima de la mesa", aunque queda "mucho por hacer y la tolerancia es muy alta".

La crisis también afecta en un problema al que tratan de dar respuesta desde organizaciones no gubernamentales locales, que "dependen de las ayudas internacionales y que están decreciendo, cuando necesitan programas sostenibles", sostiene la ghanesa Dorkenoo, la primera mujer que se subió al estrado de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas para advertir de este problema.

No se trata de un problema que tenga solución en dos o tres años sino a muy largo plazo ya que requiere de "modificar aspectos culturales", dar una alternativa a la ablación, como puede ser un ritual festivo, según Pareyio, elegida por Naciones Unidas Mujer del Año en 2005.

Debe trabajarse con las generaciones futuras pero también con los mayores, con toda la ciudadanía y avanzar en el cumplimiento de la Ley, sostiene la activista keniana, quien en este Día Internacional contra la Mutilación Femenina reclama "apoyo total para todas las organizaciones" que trabajan en esta lucha, y ante "ciertas presiones políticas que pueden derivar a que se pierda el objetivo".

El mensaje de la activista ghanesa, una pionera en esta lucha en la que se inició cuando trabajaba como matrona en el Reino Unido y tuvo que atender un parto de una mujer somalí que había sufrido una ablación, es más rotundo: "Tolerancia cero, total, ningún relativismo cultural en un tema de derechos humanos y de las niñas".
FUENTE: OBSERVATORIO DE LA VIOLENCIA/ MADRID

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