miércoles, 16 de febrero de 2011

FEMICIDIOS POR EL FUEGO: ESTÁN CEBADOS....


Las preguntas y los asombros se suceden cotidianamente.Los medios de
comunicación recurren a quienes se supone que podriamos aportar razones y
argumentos capaces de explicar las acciones de esta asamblea de criminales
que amenaza con incendiar a una mujer.Hasta que elige hacerlo .

Aunque ya escribi acerca del tema,y PAGINA 12 publicó ³te voy a quemar
viva², la permanente demanda de quienes buscan alguna lógica detrás de estos
episodios me autoriza a retomar la reflexión, merced a los llamados que
recibimos en la línea telefónica 137 (Programa las Víctimas contra las
Violencias-Ministerio de Justicia y Derechos Humanos)por parte de las
mujeres amenazadas. Preferentemente mujeres jóvenes hostigadas por sus
parejas.Pueden ingresar mas tarde como victimas del ataque incendiario.

¿Qué sucede con este delito? ¿Es diferente de la amenaza que grita:²! te voy
a matar!!²? No hay experiencia ,por parte de la víctima acerca de qué
significa ³ser matada²,pero el recuerdo de una quemadura es algo que existe
en cualquiera de nosotros, desde la niñez .


Sabemos cuánto y como puede doler la quemadura, cuánto tiempo tarda en
cicatrizar y la marca que puede instalarse en el cuerpo. ³Esta quemadura me
la hice cuando tenia diez añosв es algo que mucha gente podria contar
apelando al recuerdo que la señal del fuego o del calor intenso dejó sobre
la piel o más profundo.

O sea, la amenaza es suficiente para quemar, para actuar psiquicamente en la
memoria corporal y traducirse en estremecimiento. Además,la amenaza no es
ajena al delito.

Cuando se produce el ataque con alcohol o con cualquier imflamable, los
hechos exceden la interpretación psicológica, sin duda necesaria pero
parcial. Porque para poder pensareste delito,recurrimos a la categoria de la
tragedia .Los canones de la tragedia ­que la muerte consagra- incluyen
matices que no dejan resquicio, incluye variables y experiencias humanas que
se entablan entre dos sujetos ,la víctima y el victimario cuando el varón
sobrepasó el deseo de matar para persistir ,él en persona, formando parte
de la agonia de la mujer. Esta es una forma de su manera de gozar mediante
el daño, enajenado por su propia perversidad. Porque su acción, su
fuego/poder logra ,al arder su víctima, que su presencia masculina se
instale en el cuerpo de ella mientras la está matando. Consigue hacerlo
mediante el progresivo ardor que la quemadura genera mientras se irradia el
calor que las llaman encienden.


El homicida vive y acrecienta su poder en las llagas sucesivas y en el
ardor insoportable que el fuego suscitó.
Se trata de la combustión, aquello
que el fuego precisa quemar para encenderse; es decir, el cuerpo de la
víctima, imprescindible para el incendio, potencia el delito,le ³otorga
vida² en tanto y cuanto aporta la superficie y la profundidad que la
llama necesita para expandirse.


Es el cuerpo de ella lo que el sujeto precisa para ilustrar su deseo de
matar y el placer que en el acto encuentra .Lo hace a partir de una muerte
exquisitamente dolorosa,interminable, agónica y simbiótica con él mismo
como atacante,ya que ella se lo lleva puesto en cada una de las heridas que
dia tras dia pulsan en la carne viva.


Por eso no es cualquier clase de muerte,ni la amenaza es cualquiera.Ambas
apelan y logran el terror anticipado y presente como conductor del espanto
que forma parte de este delito.Que se asemeja a las torturas cuando éstas no
matan. Cuando matan,la muerte las unifica en el final.

Esta descripción apunta a penetrar en la simplificación que podria resultar
de este circuito de mujeres ³quemadas² como una moda que algun episodio
mediático cargado de información y exposición conjuró.

¿ Se trata de una moda? es una pregunta que ya escuché. Lo cual indica el
deslizamiento mental y el tropiezo moral que significa pensar en una moda
elegida para dañar gravemente,matar y aterrorizar ,cualquiera de los verbos
como ejercicio de poder masculino.


Tambien para alertarse cuando algun medio sostiene que la víctima dijo ³me
quemé Š² como si se tratase de un accidente que ella misma provocara. Tal
vez alguna lo dijo, alcanzó a decirlo. Y quizás constituya un atenuante si
la historia se lleva a juicio.Éste es un punto que el género mujer precisa
subrayar para ocuparse ,con la misma seriedad y rigor que usamos para
avanzar en otros terrenos, de aquello que la ley y quienes ejercen las
normas del Derecho deciden frente a estos delitos. Que siempre precisan
probarse para evitar que alguna injusticia recaiga sobre el sujeto.

El crimen pasional constituyó una tangente eficaz en las políticas
discursivas de los operadores de la justicia, particularmente cuando la
víctima no puede aportar testimonios porque está muerta.La figura del crimen
pasional-seguramente encontrada en la experiencia de los juriconsultos que
la propiciaron como argumento exculpatorio en favor de los homicidas de
mujeres ,que como sabemos necesitan ser comprendidos e interpretados-esa
figura del crimen pasional se ha instituido en la formidable gambeta de
algunos penalistas.
Porque podria entenderse como pasional que el sujeto
ensaye un abrazo mortal(para la mujer), encendido por la pasion.Palabra que
los latinos describieron como la acción de sufrir, padecer,soportar
asociado con la pasividad y aun con un estado enfermizo del alma.
Aristóteles es quien habla de un impulso físico que un cuerpo da a
otro;ambas perspectivas se conjugaron en el Medioevo,durante la Escolástica
cuando se escribia que el hombre ³apasionado² ,en sentido estricto,es aquel
cuyas pasiones lo inclinan a actos contrarios a la recta razón.De alli la
persistencia de un criterio que convierte a las pasiones en responsables por
los actos del sujeto,los explican y justifican por definición.Como cuando se
dice que ³ese sujeto estaba loco cuando hizo lo que hizo², anegando de
locura ,por lo tanto de ininputabilidad a los responsables de estos
femicidios.Desde esa perspectiva estariamos asitiendo a una curiosa epidemia
de pasionales enloquecidos ,tesis que carece de coherencia en su sola
enunciación.

Las categorias y clasificaciones con las que se abordan estos temas están
lo suficientemente recortadas en las distintas disciplinas ,tanto en el
Derecho(delito pasional) cuanto en la Psiquiatria (enfermedad) como para que
se diluyan los matices de crueldad específicamente humana que sugieren las
amenazas previas y las acciones propias del encendido.


¿Cuál será la peligrosidad de quienes eligen este modelo? ¿Habrá riesgo de
que vuelva a quemar a otra mujer? ¿Y si alguna vez, como ya sucedió, él
mismo aparece como víctima con alguna parte de cuerpo chamuscado? Éste ha
demostrado constituirse-por lo menos para el público- en un argumento de
inocencia y desgracia compartida frente al accidente inesperado.

Los actuales discursos que se ocupan de las violencias contra mujeres y
niñas arriesgan la ilusión de habernos encaminado en la conquista de
nuestros derechos .Pero frente a los femicidios el reclamo precisa la altura
y el timbre de una voz que resuene en el agujero por donde se pierden
algunos de los caminos que durante siglos fuimos abriendo en defensa de las
víctimas .Agujero diseñado por las tradiciones que rigen las leyes y por los
discursos de quienes las aplican, salvadas sean las históricas excepciones .

El ejercicio de crueldad que se sintetiza mediante la frase ³otra mujer
quemada² que aparece en distintas regiones del pais es una noticia
actualizada. Se producirá la pausa y quizas sea posible esperar que otro
sujeto reitere la acción. Las mujeres¿podrian asumir la prevención?
Dificilmente aquellas que viven en el terror que el sujeto les impone
mediante otra índole de violencias previas, tampoco las que prefieren
esperar que él cambie.

Las denuncias telefónicas se constituyen en alarmas y alertas que pueden ser
efectivas en tanto y cuando un equipo concurre inmediatamente para
acompañar a la mujer amenazada y dejar constancia del primer momento del
delito:la amenaza anticipatoria. Pero no alcanza.Porque un minúsculo y
peligroso universo de hombres se ha cebado en el poder y en el placer que
le produce la carne de una mujer envuelta en las llamas que él encendió.


FUENTE: PAGINA 12 - POR EVA GIBERTI

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