domingo, 17 de junio de 2012

SOBRE LA ANTROPOLOGÍA FEMINISTA Y LA CATEGORÍA DE GÉNERO












Reseña del texto de Marta Lamas La antropología feminista y la categoría “género”

Este artículo nos fue de gran utilidad para definir una palabra tan mencionada en estos últimos tiempos y estar seguras de que entendíamos lo mismo cuando decimos “género.” Desde un enfoque antropológico, la autora nos habla de un sistema sexo/género y lo vincula con la dualidad naturaleza/cultura[1], diciéndonos entonces que el género es la construcción cultural de la diferencia sexual. Para decirlo más sencillamente: que existe lo natural, biológico (el sexo) y a las categorías (hembra, macho, que cabe decir que no son las únicas existentes) se les atribuyen roles, papeles, conductas, expectativas construidas culturalmente (femenino/masculino).

A diferencia de lo que sostiene el sentido común, esta atribución (a las hembras lo femenino, a los machos lo masculino) no es ni directa, ni inmediata sino que es cambiante, histórica y arbitraria.

Entonces, Lamas afirma que lo que determina la identidad y el comportamiento de género no es el sexo biológico, sino el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres atribuidos a ciertos géneros (lo que Judith Buttler llamará “actos performativos”[2]). La adquisición y asignación de una identidad es más importante que la carga genética, hormonal y biológica.

 Este proceso de asignación y asimilación de una identidad de género tiene tres instancias básicas:

1- Asignación, rotulación y atribución de género: se da en el momento que se conocen los órganos sexuales, por la apariencia de los genitales externos.


2- Identidad de género: se adquiere a la par que el lenguaje. Identificado con un género el/la niñx estructura su experiencia vital y se identifica con el género en todas sus manifestaciones.


3- El papel de género: formado por el conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino.

Considerar el género una cuestión que forma parte de la naturaleza humana, que viene dado al nacer es de alguna manera justificar la opresión de las mujeres, la división sexual del trabajo, el patriarcado. Esto es plantear que ciertas conductas y comportamientos son propias de las mujeres por ser mujeres (como el relegamiento a lo doméstico, la sumisión, la devoción por la maternidad) que se dan casi por instinto. Al igual que las posturas fuertes, públicas, duras del varón vendrían dadas por algo propio de su naturaleza viril. En este sentido, el aporte de la antropología feminista fue investigar estas situaciones en diferentes culturas y descubrir y confirmar que la asignación de roles o tareas consideradas particularmente de un género variaba de cultura en cultura y de tiempo en tiempo, llegando a la conclusión que:

“si bien las diferencias sexuales son la base sobre la cual se asienta una determinada distribución de papeles sociales, esta asignación no se desprende “naturalmente” de la biología, sino que es un hecho social”.

[1] en la antropología ( y en otras ciencias sociales) se entiende a lo natural o biológico como lo inmutable, irreversible, imprevisto, no transformable; mientras que lo cultural es lo construido, lo transformable, lo histórico.

Fuente: pase sin golpear

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