Ángeles Rawson tenía 16 años. Se la vio con vida por última vez el lunes 9 de junio, a las 9.45, al salir de su clase de educación física en Concepción Arenal y Crámer, en el barrio porteño de Colegiales. Poco más de 24 horas después, y en el marco de una gran campaña de difusión por su desaparición, fue hallado su cuerpo sin vida en la planta del CEAMSE de reciclado de residuos en José León Suárez.
En un primer momento, la fiscalía a cargo de Paula Asaro había trabajado con la hipótesis de que Ángeles había sido víctima de abuso sexual, pero los resultados de la autopsia realizada ayer indican que no habría sido así, aunque tampoco son concluyentes.
La justicia ordenó el miércoles el allanamiento al hogar de la joven asesinada, en la calle Ravignani del barrio de Palermo e incautaron distintos bienes personales y de la familia de la víctima, como computadoras y agendas, para intentar rastrear alguna pista.
Los hechos son conocidos y ocupan buena parte de la prensa gráfica y minutos de los noticieros televisivos. Cual tormenta morbosa, resulta casi ineludible toparse con información detallada sobre el estado de su cuerpo tendido en el basural, escuchar a decenas de supuestos especialistas y leer especulaciones sobre lo que pudo o no haberle sucedido.
A esto se suman las ya frecuentes manipulaciones informativas, la mayoría de las veces sin ninguna fuente certera que avale las teorías, que intentan mostrar este como otro caso testigo del “gran drama de la inseguridad”, buscando en la población más desprotegida a los culpables del crimen.
Una visión de género
“A Ángeles la mataron por ser mujer”, declaró en el matutino Con el pie izquierdo de Radio Sur Fabiana Túñez, de la Asociación Civil La Casa del Encuentro.
Según la entrevistada, el uso de los detalles y la apuesta por el morbo de los grandes medios, “es una cuestión de rating pero también existe una mala formación de las y los periodistas sobre cómo abordar la información sobre estos crímenes”. “Hay que informar, ocultar no sirve para nada pero hay que pensar cómo y con qué objetivo informamos”.
Un elemento que destacó Túñez es que hay que romper con la idea, muchas veces avalada desde el discurso de la psiquiatría y las ciencias, de que existen “psicópatas o perversos sueltos” que cometen este tipo de crímenes. Al respecto, afirmó que “esta sociedad educa a los varones para que tengan conductas violentas y cosificadoras” y que los femicidios son la expresión más cruenta de esa violencia, que se expresa cotidianamente de diversas formas.
“Además de encontrar el cuerpo de Ángeles, el martes mataron a cuatro mujeres más en todo el país”, afirmó la militante de La Casa del Encuentro y expresó una “gran preocupación” porque el índice de femicidios (asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres) es bastante superior al del año pasado. El Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, impulsado por la ONG, es el único registro que existe en el país de este tipo de crímenes.
“En este año electoral, es muy importante que el tema de los derechos humanos de las mujeres esté en la agenda y los discursos, y también en la práctica cotidiana de absolutamente todos los partidos políticos”, concluyó Túñez.
Inseguridad
Por el momento, en la investigación no existe ningún dato que haga pensar que el asesinato de Ángeles Rawson no fue un femicidio. No existe evidencia alguna que vincule su muerte con ningún otro factor que no sea el de ser una mujer adolescente y como tal debería ser tratado en los medios de comunicación y en la discusión pública. Los femicidios son crímenes de odio que expresan el más radicalizado rechazo hacia las mujeres por el simple hecho de serlo.
Si el debate que imponen los grandes medios de comunicación es sobre la “inseguridad”, tal vez es hora de pensar en un problema creciente de “inseguridad de género”, en un país donde aproximadamente una mujer por día en promedio muere en este tipo de crímenes.
fuente: MARCHA - Por Julia de Titto
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