Quito, Con poco más de dos años de aprobada, la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) de Ecuador tiene, más que logros, numerosos retos en materia de lograr un lenguaje e imagen no sexistas en los medios nacionales.
Aunque avanzada con respecto a las regulaciones que le anteceden, queda a esta legislación promover y enfatizar en la necesidad de eliminar los estereotipos de género de la producción comunicacional en el país.
Con respecto a este tema, son prácticamente nulas las alusiones directas a la igualdad de género como un derecho relacionado con la comunicación y solo resultan más evidentes en el caso de los derechos de niñas, niños y adolescentes, aunque sí se mencionan importantes principios para evitar contenidos discriminatorios por razón de sexo.
El Principio de Acción Afirmativa, contenido en el Título II de la LOC y referido a principios y derechos, establece que "las autoridades competentes adoptarán medidas de política pública destinadas a mejorar las condiciones para el acceso y ejercicio de los derechos a la comunicación a grupos humanos que se consideren, fundamentalmente, en situación de desigualdad real respecto de la generalidad de las ciudadanas y los ciudadanos. Tales medidas durarán el tiempo que sea necesario para superar dicha desigualdad y su alcance se definirá para cada caso concreto."
En el texto es importante también la referencia a la regulación de contenido discriminatorio, cuando se establece que "se entenderá por contenido discriminatorio todo mensaje que se difunda por cualquier medio de comunicación social que denote distinción, exclusión o restricción basada en razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socio-económica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, portar VIH, discapacidad o diferencia física y otras que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos, o que incite a la realización de actos discriminatorios o hagan apología de la discriminación."
Y aunque resulta explícita la determinación de contenido discriminatorio en temas asociados a las desigualdades sexuales y de género, y han sido varias las medidas adoptadas contra programas por ese motivo, los contenidos mediáticos siguen marcados por estereotipos de género.
Más allá de la Ley, una realidad sexista
Recién iniciada la aplicación de la LOC en Ecuador, en 2014, se dio a conocer el texto "Igualdad, diversidad y discriminación en los medios de comunicación", resultado de investigación, publicado por el Ministerio de Inclusión Económica y Social, con el apoyo de otras instituciones participantes, como el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia, y los Consejos de transición hacia los consejos de igualdad.
De acuerdo con sus autores, "los reportes que se incluyen en este documento se resumen en afectaciones negativas de violencia, invisibilización, discriminen, manipulación, incitación e identificación en los contenidos de noticias, crónica roja, entretenimiento, publicidad y propaganda hacia las personas que conforman los grupos de atención de los Consejos de Igualdad", y dan cuenta de cómo los contenidos de los medios de comunicación mantenían una carga de discriminación hacia las mujeres y grupos tradicionalmente marginados, como la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales).
Aunque la aprobación y puesta en vigor de la LOC es, sin dudas, un avance en el azaroso camino de una comunicación no sexista y la lucha por la equidad de género, en la práctica queda mucho por hacer, pues la cultura machista y patriarcal mantiene su presencia.
Los temas de igualdad de género están prácticamente fuera de la esfera noticiosa en época electoral, de acuerdo con el sitio web de la fundación GAMMA (Grupo de Apoyo al Movimientos de Mujeres del Azuay), que publica un estudio realizado durante el proceso electoral de 2014 y analizó 1.277 noticias difundidas en medios de prensa y canales de televisión.
Entre sus conclusiones destacan que apenas se hace referencia a la normativa y participación específica de las mujeres, y las noticias con mayor tiempo de duración, en el caso de la televisión, y las de mayor espacio en la prensa tienen en su mayoría la presencia de hombres.
Este pesquisaje encontró también que, aunque "por disposición legal las listas de candidatos deben ser numéricamente proporcionales entre hombres y mujeres", los medios de comunicación presentan fundamentalmente a candidatos hombres en un porcentaje del 80% frente al 20% de mujeres.
Además, la cobertura mediática de las mujeres y sus propuestas de candidaturas es mucho menor que la de los hombres, sin distinción de agrupación política. Incluso, actualmente es común encontrar más de un programa en los canales nacionales en los que el atractivo femenino sigue siendo uno de sus "pilares", o los infaltables segmentos de crónica roja en los noticieros en los que todavía asombran los eufemismos que disfrazan la violencia machista, e incluso el femicidio, tras los recurrentes "crímenes pasionales".
De las palabras a los hechos: avances y retos
Si bien los avances en el logro de la equidad en la representación en los medios desde la perspectiva de género han sido lentos, desde diferentes instituciones se ha trabajado por revertir esta situación.
Desde 2013, cuando fue aprobada la LOC, el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (CORDICOM) lleva adelante una sostenida gestión en contra de la violencia hacia las mujeres.
Destaca el pronunciamiento relativo a la utilización sexista y discriminatoria de la mujer en los medios de comunicación, y la emisión del Reglamento para la calificación del proyecto comunicacional, que establece la equidad de género como un requisito para acceder a una frecuencia, en septiembre y noviembre de ese año, respectivamente.
Durante 2014 destacan también las resoluciones contra varios programas y emisiones, cuyos contenidos fueron calificados como discriminatorios por razones de sexo; así como el Reglamento de Publicidad Infantil que define los parámetros para que los contenidos publicitarios eduquen y promuevan la equidad de género.
Actualmente se mantiene las acciones, ya no solo desde espacios formales como las legislaciones o instituciones que promueven la igualdad de género, sino también desde las iniciativas individuales y agrupaciones de diverso tipo.
Lograr una comunicación no sexista pasa por cambiar más allá de las normas. De acuerdo con datos del Cordicom, apenas 36,4 % de las personas vinculadas a los medios son mujeres, estadística que muestra peor panorama en los portales digitales, donde su presencia es de solo el 31%.
Para revertir esta situación, se trabaja en proyectos para lograr mayor presencia femenina en los medios y, más allá de la representatividad, generar contenidos que favorezcan sus derechos y tengan una mirada alejada de los presupuestos patriarcales tradicionales que mantienen a las mujeres ligadas, en su mayoría, a los contenidos de sociales, espectáculos, crónica roja y las mantienen alejadas de los temas de política, economía y otros que marcan las agendas mediáticas.
Educar desde los medios es el gran reto, no solo en la aplicación de la Ley Orgánica de Comunicación, sino desde todos los escenarios posibles: facultades de comunicación, centros de arte, las redacciones, las escuelas y desde todos los espacios que puedan contribuir, más que a una comunicación no sexista, a la real igualdad de género.
Fuente: AmecoPress/SEMlac.
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