Detrás de cada una de las 204 mujeres asesinadas en Colombia este año según Medicina Legal y de las 731 en el 2016 ‒la mitad de ellas a manos de sus excompañeros o esposos‒ no solo hay igual número de asesinos cometiendo el delito; detrás de la tasa nacional de violencia contra las mujeres ‒que es de 213 por cada 100.000 habitantes‒ no solo hay un gran número de abusadores: hay una sociedad, un Estado y unas organizaciones que supuestamente aplican justicia, pero que están apoyando a esos asesinos y agresores, por acción u omisión.
La denuncia está hecha y yo la retomo. Esta vez la acusada es la Corte Suprema de Justicia, que, con la sentencia 48047 de su Sala Penal,
Pone en jaque los derechos de las mujeres, que representan el 83 por ciento de las víctimas de violencia intrafamiliar en el país. A partir de este fallo, las agresiones del exesposo, excompañero o padre de hijos en común dejarán de ser delito en el marco de la violencia intrafamiliar, para convertirse en “lesiones personales” si el victimario y la víctima no conviven cotidiana y permanentemente bajo el mismo techo formando parte de una “unidad familiar”. Como quien dice: mujeres, sigan en la casa aguantando palo si quieren que a ustedes se les reconozcan una serie de derechos al momento de hacer justicia.
¿Eso qué implica? Que la mujer y la sociedad quedarán expuestas, entre otras cosas, a que se subvalore y subregistre la violencia intrafamiliar (VIF), epidemia de salud pública en Colombia; que precluyan muchos procesos de investigación por VIF y se suspendan órdenes de captura en curso (la sanción penal es menor por lesiones personales que por VIF); que no procedan medidas de aseguramiento por este delito y se exija denuncia (hoy se adelanta de manera oficiosa), y en cambio se le dé tratamiento de querellable, desistible y conciliable; que las mujeres no tendrán acceso al tratamiento integral en salud como víctimas de VIF y, en conclusión, que se pone en riesgo de feminicidio a miles de mujeres al negarles el acceso a mecanismos idóneos para acceder a protección y justicia.
Se retrocede 25 años en logros para combatir la violencia intrafamiliar, la violencia contra la mujer y el feminicidio. El fallo, además, pone en discusión el concepto de familia
Lo anterior lo explica claramente el comunicado de prensa elaborado por el Colectivo de Mujeres y organizaciones que esta semana citaron en Medellín al foro ‘Riesgos de la sentencia 48047: ¿violencia intrafamiliar o lesiones personales?’, organizado y apoyado por la Alcaldía de Medellín, la Gobernación, la Mesa Departamental de Erradicación de Violencias contra las Mujeres, el Consejo de Seguridad Pública para las Mujeres, la Corporación para la Vida Mujeres que Crean y otro grupo de organizaciones, entre ellas ONU Mujeres y Acnur.
Estas entidades emiten un SOS al país y al mundo: la sentencia redefine los criterios jurisprudenciales para la intervención del delito de violencia intrafamiliar, desconociendo otras sentencias de la misma Corte, de la Corte Constitucional, el mandato de nuestra Constitución y acuerdos internacionales firmados por Colombia.
Es decir, se retrocede 25 años en logros para combatir la violencia intrafamiliar, la violencia contra la mujer y el feminicidio. El fallo, además, pone en discusión el concepto de familia con la amplitud que es visto hoy porque confunden los conceptos de unidad doméstica y núcleo familiar, exigiendo para el primero de ellos la convivencia integrada al núcleo familiar.
En síntesis, los magistrados de la Corte están poniendo en jaque los derechos de las mujeres, lo que implica que todo el país se ponga en alerta porque esta epidemia de la violencia intrafamiliar y el feminicidio es lo peor que nos está pasando a todos los colombianos y la mayor fuente de dolor, tragedias, orfandad, violencia y miseria en nuestras almas y en nuestros cuerpos.
Le recuerdo a la Corte lo dicho por el representante de los Países Bajos en el Foro Urbano Mundial realizado en Medellín hace un par de años. Él dijo a todos los delegados: “Nada de lo que hagan y propongan es solución a los problemas de las ciudades y el campo mientras no se legisle a favor de la mujer y sus derechos”.
Quienes escribimos sobre esto estamos seguros de que no hay un asunto más trascendental si queremos justicia, equidad, paz y progreso. ¿Quién duda de esto? ¿Nuestras altas cortes?
Fuente:El Tiempo - Por Sonia Gomez Gomez
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