miércoles, 17 de febrero de 2016

ESPAÑA: PATRIA POTESTAD Y GÉNERO, ¿ CAMBIO DE PARADIGMA?



El pasado 29 de septiembre la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo avaló la privación de la patria potestad por vía penal en un intento de asesinato de la pareja presenciado por la hija menor. La sentencia resulta significativa teniendo en cuenta la reacia tendencia jurisprudencial del Tribunal Supremo relativa a la pena de privación de la patria potestad – sin perjuicio de acudir a la vía civil – y todo ello pese a que desde el 2010 la reforma introducida en el art. 55 del Código Penal prevé – como potestativa y con naturaleza accesoria – tal imposición en penas de prisión igual o superior a diez años siempre y cuando exista una relación directa entre el delito cometido y la privación de este derecho. Significativas resultan – en estos sentido – las palabras del Supremo cuando en su fundamento jurídico quinto dice textualmente: 

“(…) repugna legal y moralmente, mantener al padre en la titularidad de unas funciones respecto de las que se ha mostrado indigno pues resulta difícil imaginar un más grave incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad que el menor presencie el severo intento del padre de asesinar a su madre”.

 Se trata de una sentencia importante en tanto en cuanto se podría decir que marca un antes y un después en el ámbito de la violencia de género y en su afectación a las y los menores. 

La razón es obvia toda vez que cabe observar una ruptura con ese discurso jurisprudencial/patriarcal dominante que ha visto compatible ser un agresor por violencia de género a la par que un buen padre de familia. El propio Supremo – en la sentencia referenciada – habla de ‘resistencia’ a la aplicación en el proceso penal de la pena de privación de la patria potestad. Resistencia que cabe constatar tras un análisis de su jurisprudencia concretándose en la adopción del Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional de Sala de 26 de mayo de 2000. Ahora bien, ¿cuáles son los términos en los que se concreta esa ruptura discursiva dominante en sede jurisprudencial? ¿Habrán influido las últimas modificaciones normativas en materia de protección de menores, a saber; Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia y, Ley 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y la adolescencia? ¿Y el II Plan de Infancia y Adolescencia 2013-2016? ¿Y la condena de la ONU a España en el caso González Carreño? Pues bien, vayamos por parte y veamos en donde radican los cambios:

1 - Como reconoce la propia sentencia objeto de comentario la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del TS ha sido reacia a la adopción de la pena de privación de la patria potestad sin perjuicio de que fuera en la vía civil donde se acordara la medida.

2 - Los argumentos jurídicos aducidos para su no adopción pueden encontrarse en sentencias como la STS 780/2000, de 11 de septiembre o la STS 568/2001, de 6 de julio así como en la STS 750/2008, de 12 de noviembre.

3 - En líneas generales, las sentencias anteriormente mencionadas diferencian, por un lado, las sanciones civiles relacionadas con la patria potestad ante el incumplimiento de los deberes familiares (art. 170 CC) y, por otro, la privación de la patria potestad como pena principal o accesoria así como la inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento para supuestos en los que estos derechos hubieran tenido relación directa con el delito cometido – así reza en la dicción literal del art. 55 del CP.

4 - Un aspecto clave – en el análisis – viene determinado por la separación que en sede jurisdiccional se ha venido haciendo cuando las lesiones y/o malos tratos, esto es, la conducta delictiva, no tenían como destinatarios directos a las y los menores pero sí presenciaban los hechos (algo habitual en violencia de género y que antes de las reformas recientemente aprobadas servían de justificación para no conceptuar a las y los menores como víctimas directas de este tipo de violencia). En este punto conviene reseñar cómo las sentencias anteriormente citadas argüían la falta de nexo causal entre los hechos y la pena impuesta en los tribunales de instancia.

5 - Al hilo de lo anterior, resulta significativo el fundamento jurídico cuarto de la STS 750/2008, de 12 de noviembre, cuando dispone textualmente: “(…) entendemos que la Sala de instancia incurrió en un evidente error ‘iuris’ al privar de un derecho tan importante (y sagrado) como es el de la patria potestad a un padre respecto a un hijo menor (cuatro años) que nada tenía que ver con la actividad delictiva por la que aquél fue juzgado …”.

6 - Tras la sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo del pasado 29 de septiembre de 2015 el hilo argumental sobre la falta de ese nexo causal cambia. Y es que la Sala de lo Penal no tiene dudas con respecto a señalar la existencia de un nexo causal entre el delito recogido en el factum de la sentencia de instancia (acuchillamiento de la madre por el recurrente efectuado en presencia de la hija menor) y el derecho al desarrollo integral de la menor.

7 - Es más, el Alto Tribunal precisa textualmente: “(…) no resulta acorde con el derecho ni muy especialmente con la protección que merecen los menores, pues es un dato incontestable que la presencia de la menor en el ataque a su madre efectuado por su padre, va a tener un prolongado efecto negativo en el desarrollo de la menor de mantener la patria potestad (…)”. Recordando que “(…) la patria potestad se integra, ex art. 154 CC por una serie de deberes de los padres para sus hijos menores, por lo que se trata de una institución tendente a velar por el interés de los menores que es el fin primordial de la misma, debiéndose acordar tal privación en el propio proceso penal evitando dilaciones que si siempre son perjudiciales, en casos como el presente pueden ocasionar un daño irreparable en el desarrollo del hijo menor”.

Llegados a este punto, se observa un cambio discursivo en el marco interpretativo del Alto Tribunal. Y es que frente al reconocimiento ‘sacro’ del ejercicio de la patria potestad – nótese las precisiones terminológicas de ‘sagrado’ en cuanto digno de veneración por su carácter divino – el foco de atención y la centralidad se trasladan ahora a la protección de las y los menores y a velar por el llamado del interés superior de éstos. Algo que no es nuevo – sin perjuicio de las concreciones normativas recientes – y que se erige (o debería haberse erigido) en principio inspirador de todo el ordenamiento jurídico, específicamente, en materia de infancia y adolescencia.  El Tribunal Constitucional lo dejó claro en la STC 4/2001, de 15 de enero, cuando precisó que el ‘interés superior de las y los menores’ debe actuar como criterio básico y preferente en los procedimientos en materia de familia y constituye uno de sus elementos imperativos. Obviamente este posicionamiento supone apostar por una nueva dimensión de la patria potestad en materia de familia esencial para deconstruir ese discurso falsamente igualitario que entiende la igualdad únicamente como una igualdad normativa (y formal). No obstante, conviene precisar que apostar por el interés superior de las y los menores implica un cambio de paradigma con respecto a la lógica argumental dominante de análisis. Aspecto que no es menor si tenemos en cuenta los derechos susceptibles de afectación. Solo nos queda esperar y ver en qué términos se va consolidando esta nueva doctrina que se torna esencial en esa búsqueda de ruptura – desde ‘lo jurídico’ – con el pacto patriarcal.

Fuente: Agenda Pública.( España) - Por Dra. Concepción Torres- Abogada y Profesora Asociada de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante

LA AGENDA DE GÉNERO PARA EL PARLASUR

El jueves 11 se realizó en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación el primer encuentro por una agenda regional de género en el Parlasur (Parlamento del Mercosur). “Hay temas en los que estamos muy hermanadas, las mujeres estamos ganando el 35% menos por el mismo trabajo”, dijo Fernanda Gil Lozano, una de las convocantes.



El jueves 11 se realizó en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación el “Primer Encuentro por una Agenda Regional de Género en el Parlasur”, convocado por las Parlamentarias Fernanda Gil Lozano, Julia Perié y Ana Corradi

Con la presencia de las representantes de Uruguay y Paraguay y una asistencia de 300 personas entre las que se encontraban representantes de la política y de organizaciones de la sociedad civil, se puso énfasis en la necesidad de la equiparación legislativa, dado que a pesar de las diferencias, “todos los países integrantes del Parlasur estamos inmersos en un sistema de dominación masculina en el que el patriarcado se manifiesta más o menos agresivo,”, afirmó Gil Lozano.

La agenda

A través de temas como la falta de reconocimiento a las tareas de cuidado que pesan sobre las mujeres, la no representación femenina en la justicia, la escasa observancia de la ley de cupo en las listas de candidaturas políticas, la necesidad de visibilizar la problemática de la discpacidad, los dominios patriarcales en las universidades y la disparidad en cuanto a la mirada sobre el trabajo de casas particulares, se reconoció la importancia de que las normas del Mercosur sean ratificadas por las legislaturas de los países miembro.

La apertura del encuentro estuvo a cargo de la parlamentria Julia Argentina Periè y luego Fernanda Gil Lozano recordó a la militante travesti Lohana Berkins, que falleció el 5 de febrero, momento en el que no solo hizo referencia a la trayectoria y los antecedentes de la homenajeada sino que enfatizó la necesidad de avanzar en los derechos del mundo trans porque “siempre estuvo relegado a la marginalidad”.

Representatividad

Marcela Durrieu, del Frente Renovador, se refirió a la paridad en los cargos electivos y de la justicia en los ámbitos municipal, provincial, nacional y regional. De hecho, el órgano legislativo del Mercosur no es la excepción en cuanto a la falta de representatividad femenina, de 43 integrantes por Argentina, sólo 9 no son varones. “Las mujeres queremos estar donde se deciden y ejecutan las políticas públicas” expresó la parlamentaria representante de Uruguay.

Se habló también sobre la necesidad de una equiparación legislativa, única forma de luchar contra delitos comunes a los estados de la región, como la trata de personas, que se vehiculizan, además, a través de pasos fronterizos, y se mencionó la posibilidad de asesoramiento en cuanto a normativas según los avances de los distintos países en determinados temas en los que las legislaciones no se encuentran en sincronía, tales los ejemplos de predominio de Uruguay en cuanto al aborto y adicciones y Argentina en relación a las leyes de Matrimonio Igualitario, Identidad de Género y Trata de Personas.

Derechos vulnerados

“Argentina es el único país abolicionista de todos los estados parte del Parlasur que son reglamentaristas, en todo caso tenemos que dejar libertad para no perseguir la prostitución y restituir los derechos vulnerados”, afirmó Fernanda Gil Lozano en diálogo con Marcha Noticias, a lo que agregó que “si queremos ir a una corte regional contra el crimen organizado, esta dificultad es regional” y subrayó que hay países que no cuentan con ley contra la trata de personas.

Con un recorrido histórico sobre los avances de la mujer en los campos sociales y de la política en Argentina, se repitió la frase “Si no hay mujeres en la justicia no va a haber justicia para las mujeres”, y se argumentó la necesidad de dejar de lado la “meritocracia” dado que hay mayores exigencias en cuanto al rendimiento académico de las mujeres y “los parlamentos deben ser una representación de las sociedades”.

“Quiénes somos”

 Se encontraban también presentes las parlamentarias María Luisa Storani y Teresa Parodi, quien hizo hincapié en la diversidad cultural y en la necesidad de preguntarnos “quiénes sómos”, al referirse a la agenda cultural del Parlasur.

Al finalizar las exposiciones se dio lugar a la palabra de las personas asistentes, entre los temas planteados se mencionó la necesidad de trabajar contra el abuso sexual infantil, delito muchas veces invisibilizado en la región; y en que los estados se hagan cargo de la salud sexual y reproductiva, dado que en situaciones como la del virus del Zica se traslada a las mujeres la responsabilidad de no embarazarse en lugar de enfatizar en las políticas sanitarias.

Desde la ONG Ratt Argentina (Red Alto al Tráfico y la Trata), Viviana Caminos expresó: “Celebramos que este encuentro proponga una agenda de género al interior del Mercosur, independiente de la posición política. En esa agenda la temática de trata es fundamental, el Mercosur debe comprometerse a investigar las posibles complicidades en cada país. No tendremos una verdadera politica de lucha contra la trata si no atacamos la corrupción que la permite”

Las representantes de Brasil y Venezuela no pudieron estar presentes por cuestiones de agenda, por lo que enviaron sus adhesiones al encuentro. Para el 14 de marzo, fecha en que se realizará la primera sesión del órgano legislativo del Mercosur, en la sede de Montevideo, Uruguay, las parlamentarias tienen proyectado un encuentro sobre problemáticas de género de similares características al realizado en Buenos Aires.

La reunión fue cerrada por Jorge Taiana, presidente del Parlasur, quien destacó la actividad como un punto de partida en el trabajo de la región para avanzar en los derechos de las mujeres y erradicar la violencia machista.



FUENTE: Marcha.org - Por Noor Jiménez Abraham *Doctora en Ciencias de la Comunicación Social

miércoles, 3 de febrero de 2016

EN LOS PROFESIONALES HAY MUCHO TEMOR A COMPROMETERSE



Socióloga Silvia Teodori. Fotografía: Pablo Piovano.

La investigadora estudió las trayectorias de mujeres que efectuaron consultas y denuncias en el Hospital Alvarez, de la Ciudad de Buenos Aires. El seguimiento abarcó en promedio unos diez años y muestra que los médicos tienen escasa capacidad para la detección de violencias, a la vez que, frente a los casos, actúan “psicologizando” o “medicalizando” el padecimiento.



Saltar la rayuela buscando el cielo, la salvación. La metáfora remite al camino de las mujeres que padecen violencia intrafamiliar. Una ruta muchas veces trágica que nunca es lineal, más bien está compuesta de avances, momentos de equilibrio, retrocesos y vuelta a saltar. “A los saltos buscando el cielo”: Claudia Teodori eligió titular con esa imagen su tesis de maestría en la que investigó sobre trayectorias de mujeres en situación de violencia familiar atendidas en un hospital de la ciudad de Buenos Aires, el Alvarez. Según la investigación, el sector salud revela escasa capacidad para la detección de violencias, a la vez que, frente a los casos, actúa “psicologizando” o “medicalizando” el padecimiento.

–¿Aumentaron las consultas de hombres más que de mujeres entre 2008 y 2011?

–Sí y en 2013 los varones que entraron a la admisión del equipo de violencia superaron a las mujeres.

–¿Cómo llegaban?

–El 95 por ciento de estos consultantes varones son agresores, a diferencia de las mujeres, que casi todas son víctimas. Aparte, al reglamentarse la ley 26.485 en 2010 hay un cierto cambio de paradigma en el sistema de justicia y los varones también son objeto de derivación por parte de los juzgados.

–¿Las mujeres llegaron solas?

–En ese mismo año, un tercio llegó por recomendación judicial, por causa de ellas o de sus niños. Esto es lo que llamo en el libro “terapia por mandato”, que viene a complejizar la situación porque aparece una demanda que es externa a la propia persona que consulta.

El hospital es uno de los primeros lugares donde llegan las mujeres que sufrieron algún episodio de violencia, pero el 93 por ciento de las mujeres no lo comenta con los médicos y los médicos no suelen preguntar tampoco.

–Es complejo, porque no solo que las mujeres pueden llegar a un servicio de emergencia de un hospital por lesiones. Lo que vemos es que ellas muchas veces no pueden decir que fueron golpeadas. Los sistemas de registro de información que producen los servicios de salud tampoco pueden visibilizar eso. Se registra lesión y no se registra que esa situación es producto de violencia física. Hay varias cuestiones involucradas. Otra es que hay una escasa sensibilidad para la percepción de problemas que son no orgánicos. Hay un modelo, una racionalidad médico científica que está siempre prestando atención a lo orgánico, a los signos físicos. Ahí hablo del problema de la visibilidad de la violencia. Muchas veces las mujeres tienen signos y síntomas que no están claramente asociados con una agresión, que tienen que ver con años de deterioro de la autoestima, con estrés, hay muchos problemas gastrointestinales, musculares, nerviosos, amén de los psicológicos, que pueden claramente ser atribuidos a situaciones de violencia. Si hubiera mayor sensibilidad podría el equipo de salud pescar algo de esto y abrir una pregunta. En la mayoría de las experiencias que se han estudiado, cuando a las mujeres se les pregunta en un clima ameno, directamente, si ellas están siendo víctimas de violencia, ellas responden que sí. Hay un video muy lindo de un ginecólogo colombiano en que describe esto: “yo tenía mucho miedo de preguntar pero cuando pregunté la paciente me agradeció esa pregunta que yo hice: doctor, yo hace muchos años que esperaba que usted me pregunte eso”. Sobre todo cuando son ginecólogos de atención primaria de las mujeres.

–¿Es solo falta de sensibilidad o de formación también?

–Son las dos cosas. Yo creo que hay una falta de incorporación de las cuestiones sociales a la formación médica. Se privilegia lo biomédico, la especialización pero poco se trabaja cuestiones culturales, subjetivas, y obviamente, falta toda perspectiva de género y de derecho en la formación de los profesionales, no solo los médicos, también en el campo de la salud mental. Los que mejor preparados están son los trabajadores sociales.

–En el libro usted dice que no hay categorías asociadas a la violencia en el registro de la emergencia.

–Aparece la lesión pero no hay posibilidad de documentar que eso corresponde a una situación de violencia.

–Y eso que el Hospital Alvarez es uno de los que más trabaja en el tema.

–Claramente es el hospital que más trabajo, programas y dispositivos tiene vinculados a cuestiones de género y acceso a la salud de las mujeres.

–Aun así no se llega a detectar a todas las víctimas que llegan al hospital.

–No se llega a detectarlas un poco porque pasan desapercibidas. En parte porque ellas buscan a veces no exponerse, se culpabilizan, hay una cuestión de la propia problemática, el hacerse difícil de ser miradas. Pero a la vez hay mucho temor a comprometerse de parte de los profesionales, mucho temor a la frustración porque muchos de esos casos de mujeres a veces recaen.

–¿Cuál sería la ruta crítica de las mujeres que padecen violencia?

–Es el camino que emprenden las mujeres a partir de que reconocen la situación de violencia y se la comunican a alguien. La búsqueda que ellas hacen en distintos ámbitos y sectores; en el ámbito de la propia familia, comunitario, puede ser con una denuncia policial. Se va armando así ese camino.

–Y en esa ruta las burocracias de los sistemas son muy grandes.

–Esos periplos en general son bastante largos y bastante tortuosos. Se van modelando esos caminos en función de las respuestas de las mujeres.

Muchas veces las mujeres se pierden en el camino porque no llegan al otro punto de derivación.

–Y no lo sabemos tampoco. Lo cierto es que en la ciudad de Buenos Aires hay múltiples recursos para atender la problemática. Tenemos la información de todos los prestadores estatales, de ONG, de salud, de desarrollo social, sin conocer bien qué producen, qué mujeres atienden, qué trayectorias tienen.

–El factor tiempo es muy fuerte. Una de las mujeres entrevistadas llega hasta los 28 años de sufrir violencia y circular en esa ruta crítica.

–Sí, una mujer joven que desde su noviazgo temprano intentó diferentes caminos para salir de su situación de violencia, y al momento que yo la entrevisté habían pasado 28 años. Eso no quiere decir que lo haya resuelto.

–¿A qué se debe? ¿Qué lugar tiene la desarticulación entre organismos?

–Ese sería un factor determinante. La escasa articulación y la poca capacidad de seguimiento. Porque las mujeres consultan, son activas, en general habían consultado a cinco instancias cada una de ellas. Tal vez no fueron al lugar adecuado. Lo cierto es que no conocemos que haya tradición de hacer un seguimiento, un monitoreo de la propia práctica y del destino de esas mujeres. Las organizaciones intervenimos cuando ellas se acercan y hasta ahí podemos decir algo.

–¿Encontró un protocolo unificado?

–No. Y hay un paso anterior que sería un plan nacional para enfrentar la violencia que está pendiente todavía y de ahí se desprenderían varias líneas. Entre ellas un protocolo de articulación entre los distintos efectores. Por ejemplo, entre Salud y Justicia hay contactos informales.

–La suerte depende de quién la atienda...

–Depende del secretario del juzgado, del terapeuta, del equipo. Entonces, hay un diálogo de sordos entre Salud y Justicia. Justicia envía a Salud a un proceso terapéutico y pide que se documente que el tratamiento se cumplió pero en definitiva que la mujer concurra al tratamiento tampoco garantiza y pareciera que estos actores no conocen las expectativas uno del otro.

–En la investigación usted dice que la violencia no está jerarquizada como un problema de salud pública. ¿Qué quiere decir eso?

–No tiene jerarquía en el sentido de que por ahí hay otras problemáticas que tienen mayor protagonismo. Es muy escaso el interés de los miembros del equipo de salud en formarse para conocer más de la problemática. Hay un campo muy interesante que se podría abordar desde la investigación que es cuáles son esos puentes que hay entre ciertos signos y síntomas muy habituales con situaciones de violencia. Y eso es un nicho de investigación que está muy verde todavía, muy vacante.

–Propone hablar de la violencia no como enfermedad pero sí como “carga oculta” para la salud, ¿puede explicar ese concepto?

–Sí, porque la violencia no es una patología pero trae múltiples consecuencias en el plano social, en entornos familiares, a nivel emocional y también a nivel orgánico y psicológico. Tiene una carga de enfermedad que está escasamente estudiada y que se podría hacer muy bien prevención en eso.

–Dice que hay una “psicologización” del problema, ¿cómo es eso?

–En los equipos de salud hay una tendencia a delegar el problema a otro servicio, actor o sector. Uno podría pensar que eso es parte del proceso de psicologización. Pero además uno podría pensar que al psicologizar el proceso, lo que se está haciendo es reducir el problema a una dimensión individual, personal, subjetivo de esa mujer, sin pensar que hay un contexto que probablemente la esté presionando, que puede ser mandato familiar pero también pueden ser cuestiones concretas de la sobrevivencia de ella y de sus hijos. No por elección, no porque hay un goce en mantener ese vínculo sino porque hay un contexto muy desfavorable.

También habla de “medicalización”. Hay un testimonio muy fuerte de una mujer que dice que sentía que la estaban “dopando” y que eso no la ayudaba.

Ese es uno de los hallazgos menos esperados de la investigación. Varias de las mujeres que entrevisté habían tenido un tratamiento con psicofármacos. El modo en que llegaron también es muy singular a ese tratamiento. Una crisis emocional frente a una situación de violencia con la pareja, llegan a un servicio de emergencias y lo primero que ocurre es que para calmarla la medican y ese es el inicio de un camino que después es muy difícil de revertir. En otros casos también son dramáticas las situaciones en que ellas describen que quieren dejar de la medicación y hay crisis de abstinencia muy riesgosas también. Entonces hay allí todo un campo para seguir viendo, que es parte de lo que voy a profundizar en una investigación que estoy encarando ahora, ingresando un poco más en eso.

Otro aspecto que aparece son los intentos de suicidios de las mujeres que sufren violencia.

–Está vinculado. Me pareció altamente significativo que las mujeres que habían intentado quitarse la vida, que tenían alguna idea suicida, que me contaban en el contexto de la investigación, todas habían estado vinculadas con el uso de psicofármacos. En realidad hay también investigaciones que las mujeres en general consumen sustancias legales, no buscan drogas ilegales. Y que en muchos casos este consumo está vinculado con poder sostener la cuestión familiar, medicarse para poder aguantar. Pero a veces está vinculado a la respuesta que da el sistema de salud: medicarse para salir de la violencia. Medicarlas para que puedan ordenarse y entrar en un tratamiento. Y esto trae un riesgo muy grande. En principio la estigmatización, se les pone la etiqueta: “la loca sos vos”. Y por otro lado, el consumo de cierto tipo de medicación las lentifica. Ellas hablan de “embobada”, “empastillada”, “dopada”, con eso se pierden los reflejos.

–Hay también un testimonio que habla de cierta complicidad de un psiquiatra con el agresor.

–Sí, porque parece ser que en esos casos el responsable de llevar al tratamiento a la mujer para hacer una consulta ambulatoria es la pareja. Entonces ahí se produce una alianza de género, de poder, y por otro lado, me quedó algo en relación a los suicidios. Es difícil saber si usan los fármacos para aplacar sus síntomas o si se quieren matar.

–¿O sea que la metodología que usaron fue tomar pastillas?

–Sí, y aparte la relación entre ideación suicida y psicofármacos la encuentro en que todas habían estado consumiendo psicofármacos. Las que no habían pasado por tratamientos psiquiátricos no refirieron. Es una relación a explorar.

–¿Propuestas para mejorar? Algo ya planteó.

En el plano más social y cultural hay mucho para hacer. Menciono allí el tratamiento que hacen los medios de comunicación. En términos generales, me parece que hay todavía un tratamiento que coloca una y otra vez a la mujer o en el lugar de objeto para vender algo en un lugar subordinado.

Algo que me parece sustantivo es el papel de cada uno de nosotros, de la familia, de la comunidad. Las mujeres muchas veces tampoco encuentran un respaldo en el propio entorno. En lugar de contar con apoyos muchas veces lo que le dicen la familia, las amistades, es “bueno, sé más tolerante”. Y la verdad es que es un mensaje muy riesgoso y me parece que habría que apelar a cada uno de nosotros, de ponerse en el lugar del otro, de acompañar, de comprometerse.

Fuente. Página 12 - Por Sonia Santoro

martes, 5 de enero de 2016

NUEVA RESPONSABLE DE LA OFICINA DE LA MUJER ( CSJN)

Ante la difusión pública de las resoluciones que trasladaron a Flora Alcselrad y Nidia Marsero desde la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema hacia otras áreas del Poder Judicial, la Corte manifestó, en un comunicado del día de hoy, que Flora Acselrad -secretaria a cargo de la OM- será reemplazada en el cargo por Delia Castañares, integrante del equipo de capacitación del organismo. 



Este nombramiento, si bien intenta aquietar las aguas en relación a la continuidad de la OM y de sus políticas públicas, no explica por qué fueron desplazadas dos funcionarias de irreprochable trayectoria.
El pasado fin de semana se supo a través de redes sociales que Flora Alcselrad y Nidia Marsero – secretaria a cargo y responsable de Gestión Administrativa y Articulación, respectivamente, de la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN)- habían sido desplazadas de sus cargos por dos resoluciones de lxs tres jueces/zas de la Corte.

Si bien en el día de la fecha, el juez de la CSJN a cargo de la guardia durante la feria judicial, Juan Carlos Maqueda, no respondió consultas sobre el tema, durante la tarde fue publicado en la web del Centro de Información Judicial (CIJ) un comunicado informando que el cargo de Flora Acselrad será ocupado a partir de febrero por Delia Castañares, integrante del Área de Capacitación de la OM.

Castañares es egresada de la Universidad de Buenos Aires, ejerció como mediadora en el Ministerio de Justicia de la Nación (2003-2007) y participó en distintas organizaciones sociales en materia de violencia familiar, en proyectos de atención, difusión y, capacitación. 

En el organigrama de la OM que regía hasta el pasado 30 de diciembre, Castañares era parte del personal de la oficina pero no tenía un cargo jerárquico. Si bien su nombramiento intenta traer tranquilidad sobre la continuidad del organismo y de sus políticas públicas; no resuelve la ausencia de explicación, por parte de la CSJN, sobre el desplazamiento de Marsero y Acselrad, dos funcionarias de excelente trayectoria que han sostenido junto a Gabriela Pastorino y la facellida jueza Carmen Argibay, la OM desde sus inicios.

Fuente: comunicar Igualdad - Por Sandra Chaher

lunes, 4 de enero de 2016

OFICINA DE LA MUJER ( Corte Suprema de Justicia) ¿ Disolución?



Según las resoluciones 3990 y 3989 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se transfiere a la Dra. Flora Acselrad Titular de la Oficina de la Mujer de la Corte y Dra. Nidia Marsero, en virtud de esta publicación vemos con preocupación el desmantelamiento de la OM organismo que ha llevado adelante una importante labor y concluyó este año con la publicación del Informe de Femicidios 2014. 
Esta instancia de la Corte fue creada por la fallecida Dra. Carmen Argibay, este espacio no sólo ha contado con el apoyo de organismos nacionales e internacionales, sino que también ha tenido una articulación constante con la sociedad civil.
Manifestamos nuestra preocupación por estas resoluciones con fecha 30 de Diciembre de 2015, que no explicita si el Organismo continúa o quedaría disuelto.

¿Qué pasará con los Informes oficiales de Femicidios en Argentina, imprescindibles para generar políticas públicas para la erradicación de la violencia de género?

¿Qué pasará con todas las actividades desarrolladas por la OM, todos estos años?

¿Qué pasará con el espacio de articulación y diálogo con la sociedad civil que se desarrolló desde el Organismo? 

Queremos manifestar nuestro reclamo sobre la continuidad de la OM, con profesionales que tengan perspectiva de género como lo fue desde su creación.

Fuente: la casa del encuentro - Ong

ESTUDIAN SECUELAS NEUROLÓGICAS DE LA VIOLENCIA FÍSICA

Título original: " Rastros del matrato"


Especialistas en neuropsicología de la Universidad de Granada investigan los daños cognitivos que padecen las víctimas de violencia de género, para rehabilitarlas.



En España, especialistas en neuropsicología de la Universidad de Granada llevan adelante una investigación para determinar las secuelas cognitivas que la violencia machista deja en sus víctimas. El estudio, realizado en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de esa casa de altos estudios, busca avanzar en un campo que registra pocos antecedentes y posibilitar, en un futuro, el diseño y la aplicación de tratamientos de rehabilitación adecuados para apoyar a esas víctimas.

El proyecto está en marcha en el Centro de Investigación donde ya funciona un programa pionero en España que ofrece, también, atención psicosocial a niños y madres víctimas de violencia de género y en el que están implicados la Diputación y el Ayuntamiento de Granada. El equipo de científicos está investigando el daño cerebral vinculado a los golpes en la cabeza y el estrangulamiento, entre otras lesiones, según detalló Miguel Pérez, especialista en Neuropsicología y uno de los responsables del estudio.

Hasta el momento, las ciencias han dedicado pocas investigaciones al campo, pero sí ha establecido que las víctimas de violencia de género suelen padecer dificultades cognitivas graves, que tienen impacto sobre su funcionamiento cotidiano. Los trastornos de memoria, de atención y de concentración, y también dificultades para la toma de decisiones e inhibición de respuesta son usuales tras las situaciones de maltrato físico, de acuerdo con los registros.

En la actualidad, las mujeres maltratadas no son rutinariamente evaluadas para el diagnóstico del posible deterioro neuropsicológico. Los profesionales abocados al estudio sostienen que las lesiones que provocan esos comportamientos podrían ser motivo de reclamo de indemnización –como sucede en casos de accidentes–, pero que en casos de violencia de género “están pasando desapercibidas”, señaló el neuropsicólogo Pérez.

La investigación, que todavía está en etapa piloto, estudia los casos de más de 40 mujeres víctimas de violencia de género y un número equivalente de mujeres que no han padecido esos maltratos. Ambos grupos han sido sometidos a diversas pruebas de medición de memoria, de atención y de razonamiento. Pérez señaló que procuran determinar cuántas mujeres están sufriendo este tipo de secuelas y en qué consisten para propiciar programas de rehabilitación.

Fuente: Página 12 

SUECIA: CUANDO LA IGUALDAD ES PRIORIDAD DE ESTADO

En el gobierno sueco, liderado por un socialdemócrata, reina la paridad absoluta: 50 por ciento de los ministerios están a cargo de mujeres, al igual que los cargos de segunda y tercera línea. Una ministra explica cómo trabaja esa gestión.




Podría ser el argumento de una novela de Gioconda Belli. Pero no. Hay un país, lejano a nuestras latitudes y tradiciones, que tiene el primer gobierno que se declara feminista en el mundo y cuya principal política es la igualdad de género. Puertas adentro y fronteras afuera. Se trata de Suecia, donde en 2014 asumió como primer ministro Stefan Löfvén, un ex soldador, de 54 años, líder del Partido Socialdemócrata, y que antes encabezó el poderoso sindicato metalúrgico, como Lula, con quien tiene otros puntos en común en su historia personal, como el hecho de no haber conocido a su padre. Löfvén asumió después de ocho años de conservadurismo, y aunque ninguna ley lo obligaba, nombró un gabinete de ministros, con un 50 por ciento de mujeres y un 50 por ciento de varones. Paridad absoluta: no solo en la primera línea; también entre los viceministros, los secretarios de Estado, y en los gabinetes de cada ministro. En una entrevista con Página/12, su ministra de Infancia, Ancianidad e Igualdad de género, Asa Regnér, detalló los principales ejes de la gestión. “Somos un gobierno feminista y eso significa que la política tiene que ser otra. Tiene que haber una diferencia entre nuestro gobierno y otro. Vemos la igualdad como una cuestión de derechos humanos, justicia y derechos de las mujeres. Es también un vehículo para cambiar toda la sociedad”, afirmó en una charla con este diario. Entre las medidas que implementó el gobierno, figura una línea telefónica para brindar ayuda a hombres que ejercen violencia contra su pareja o ex pareja.

El calor porteño la enamora. Prefiere que la entrevista sea al aire libre, cerca de la pileta del hotel donde se aloja, en el barrio de Retiro, antes que en el lobby con aire acondicionado. En Suecia el invierno le regala, en esta época, apenas cuatro horas de luz natural por día, y las temperaturas suelen estar por debajo de los cero grados. Regnér estuvo en Buenos Aires para participar de los actos de asunción del nuevo presidente argentino, en representación de su país. Y aprovechó su visita para reunirse con referentes de Unicef, y de ONG vinculadas a los movimientos de mujeres y LGBT, además de conocer a la nueva titular del Consejo Nacional de las Mujeres, Fabiana Túñez.



Antes de sumarse al gobierno sueco –surgido de una coalición entre el Partido Socialdemócrata y el verde–, Ragnér fue titular de ONU Mujeres en Bolivia entre 2013 y 2014, un territorio que conocía porque más de dos décadas atrás había estado viviendo en un barrio de la ciudad de La Paz, donde cooperaba con un grupo de mujeres aymaras. También fue directora general de la Federación de Suecia de Educación Sexual (RFSU).


“Si tuviéramos una sociedad igualitaria en relación al género, tendríamos niños con acceso a ambos padres, padre y madre, si los tuvieran. Tendríamos una sociedad con gran crecimiento económico, porque podríamos aprovechar la formación de todos, hombres y mujeres, en la fuerza laboral, tendríamos una base de impuestos que permitiría pagar servicios de cuidados, de personas de tercera edad, de niños. Ese es el modelo sueco. Hemos llegado a cierto punto, pero hay que mejorarlo”, explicó la ministra.

–¿Qué significa en los hechos que el gobierno se defina como feminista?

–El gobierno feminista ha presentado dos presupuestos, con líneas claras para fortalecer más que nada la economía de mujeres. Las mujeres suecas tienen una situación económica peor que los hombres. Las diferencias no son grandes en comparación con otros países, pero sí hay diferencias, y tienen que ver con género. Hemos ya propuesto medidas que fortalecen la situación económica de las mujeres. El cuidado de personas de tercera edad es pago y lo hacen mayormente las mujeres. Hemos dedicado bastante dinero para incluir más plazas, para que haya menos estrés, que haya posibilidades de formarse en el trabajo y organizar el trabajo de mejor manera. También hay apoyo a mujeres que viven solas con sus hijos.

–La violencia machista es la otra cara de la desigualdad histórica de las mujeres en la sociedad. ¿Cuál es el panorama en relación a este problema en un país con niveles tan altos de igualdad?

–En Suecia también hay violencia de género. Tenemos una población de 9 millones de habitantes. Y cada año tenemos 17 femicidios. Entre 16 y 18 en los últimos diez años. Debería ser cero, en Argentina, en Suecia, donde sea. Los diferentes gobiernos, socialdemócratas y conservadores, han invertido en los últimos 15 años para mejorar la infraestructura en relación a las respuestas que se ofrecen a las víctimas, mujeres y niños, afectadas por la violencia. También hemos revisado bastante la legislación, y hecho programas de formación para el sistema judicial y policial. Sin embargo, los niveles de violencia parecen mantenerse. Un enfoque que yo tengo será implementar programas nacionales para prevenir la violencia en municipios y escuelas. Pero también medidas más específicas: hemos abierto una línea nacional para hombres que saben que podrían hacer daño, sexualmente o físicamente.

–¿Llaman?

–Sí, llaman.

–¿Qué tipo de ayuda se les brinda?

–Hay psicólogos muy expertos. Tienen que ser profesionales especializados porque tenemos que pensar que hay personas en riesgo, así que los que contestan el teléfono están muy preparados. Y si la persona dice dónde vive, le indican a qué lugar puede ir cerca de su domicilio. Los que llaman son un grupo de gente que es consciente de sus problemas y de las consecuencias para las víctimas y para ellos mismos. En nuestra sociedad es muy mal visto pegar a una mujer, o violarla. Entonces es una pérdida social también. Esta línea no sustituye al sistema judicial. Es una medida más.

Fuente: Página 12 - Por Mariana Carbajal

domingo, 3 de enero de 2016

EL ABUSO DE LAS ABSOLUCIONES EN LOS CASOS DE INCESTO

El abuso sexual en la infancia forma parte de una realidad que está emergiendo y visibilizándose con fuerza. La palabra puesta en acción devela lo siniestro de este crimen, y cada vez son más las demandas de justicia para las víctimas.




En respuesta a ello persiste la recurrencia de echar mano al expediente de la mentira orquestada por la madre, que va en busca de un mayor provecho o ventaja económica contra el padre de sus hijos.

Lo único verdaderamente cierto de este imaginario –que genera muy buenos dividendos a sus cultores– es que la justicia argentina no se ha hecho cargo del rol que le incumbe en tanto guardiana de los derechos humanos de los niños consagrados en la Convención de los Derechos del Niño.

Quienes han roto el silencio son perseguidos, desacreditados, y acosados y –en el caso de las madres denunciantes–, como mínimo, son tildadas de locas, despechadas, ambiciosas y manipuladoras.

El feminismo ha puesto en la agenda pública el reclamo de las víctimas y, desde luego, también es blanco de la ira de los progenitores incestuosos y sus acólitos.

Hace un par de décadas se instaló la acientífica teoría de un médico de ideas pre pedófilos convirtiendo estos juicios en una probada industria en manos de un grupo de profesionales de diversas ciencias, que han minado la confiabilidad y la credibilidad de la justicia argentina en esta materia.

La realidad tribunalicia muestra que excepcionalmente se condenan los casos de incesto y, por el contrario, proliferan las absoluciones o sobreseimientos a favor de los progenitores que han arremetido contra su cría para satisfacer sus deseos sexuales a sabiendas de la existencia de un sistema judicial que silencia y condena a las madres que gritan el dolor de sus hijos dejando impune estos crímenes.

A pesar de las dificultades, los avances alcanzados en el campo del derecho durante estos años de democracia animan a pensar de un modo crítico sobre estructuras y mecanismos de juzgamiento para ciertos delitos dejando al descubierto el huevo de la serpiente escondido en los recovecos de la retórica del pasado. Nada es para siempre, y ni el miedo ni el dolor, podrán silenciar el reclamo de justicia que los niños merecen en nuestro país.

Fuente: Página 12 -  Por Norma G. Chiapparrone (*)

(*) Abogada, feminista y coautora de la Guía “Abuso Sexual en la Infancia. Guía para orientación y recursos disponibles en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires”, junto a Paula Wachter, Mabel Bianco y Maria Beatriz Muller.

sábado, 26 de diciembre de 2015

¿ QUE OCURRE CON LAS MUJERES EN EL ÁMBITO POLICIAL DE SANTA CRUZ?

Título original: "¿Que pasa con las mujeres en la policía de Santa Cruz?"

“El acoso sexual como práctica silenciada de poder en las fuerzas de seguridad” surge de una investigación realizada por la Licenciada Mónica Bersanelli, una profesional ocupada y preocupada por la violencia contra la mujer, en todas sus manifestaciones. Pasa En Santa Cruz entrevistó a esta autora, que relató cómo surgió la investigación y cómo se fue desarrollando.


Profesora Mónica Patricia Bersanelli

El objetivo realizado a través de una investigación que terminó materializándose en una ponencia, para posteriormente ser publicada, fue evidenciar el acoso sexual en las mujeres trabajadoras de la Policía de Santa Cruz como práctica naturalizada y silenciada.

La autora de esta investigación, Mónica Bersanelli trabajó en Derechos Humanos,  es  profesora en Psicología( I.S.A.), psicodramatista,(C.A.P.) especialista en prevención y atención de las violencias ( U.B.P.), Psicóloga social ( I.P.S.) con un posgrado en Políticas Barriales. Creadora –en el 2.000- de la ONG “Desafíos y Compromisos” cuya personería jurídica se obtiene el 2.005. En relación a su carrera, es autora de una tesis dedicada a la violencia intrafamiliar ( 2007), un ensayo sobre el género en la justicia (1999)  y la tesis en curso (Universidad Nacional de Lanús),acerca de " violencias de género y representaciones sociales" en dos barrios de nuestra ciudad .
   




La exposición de Bersanelli, titulada “El acoso sexual como práctica silenciada de poder en las fuerzas de seguridad”, se encuentra incluida en el “Libro Hostigamiento Psicológico Laboral e Institucional en Iberoamérica”, Esta ponencia trató sobre la violencia sexual contra la mujer en la policía santacruceña, y fue investigada entre los años 2.011 y 2.012.










EL ORÍGEN DE LA INVESTIGACIÓN


Fue la propia profesora, quien habituada a exponer, dio rienda suelta a sus palabras y explicó por qué el objeto de estudio fue la policía, y no otra institución: “Me interesan las fuerzas policiales, porque creo que a una comisaría nadie va a saludar, la persona que ingresa lo hace con problemáticas”. Inmediatamente surgió el interrogante: ¿“Están preparados para abordar las problemáticas que trae la gente?, y por otra parte ¿quién sostiene psíquicamente, grupalmente, a estos efectivos, mujeres y varones que observan y toman casos de femicidio, violencia familiar, abusos de niños y adolescentes, así como muertes de niños y adolescentes?”.





Bersanelli en esa época trabajaba con efectivos policiales de la provincia en distintos talleres, por ser psicodramatista y perteneciente a la escuela de Paulo Freire y Pichón Riviere -en donde se resalta el ida y vuelta, el aprender-aprendiendo-: “Es así que ellos comenzaron a relatarme las vivencias que tenían y si no lo verbalizaban, lo podía observar a través del psicodrama”. En este ámbito: “Un día se me ocurre lanzar a la clase el siguiente interrogante ¿Qué pasaba con las mujeres en las Fuerzas de Seguridad de la Policía de Santa Cruz?. Al principio fueron renuentes a hablar, tanto mujeres como varones, porque hay hombres con mirada de equidad, pero poco a poco se fueron acercando”.






Habló de su relación profesional con la Licenciada Lencina , Costarricence, quien se dedica a capacitar a todas las policías de Latinoamérica : “Le comento mi inquietud, cuando estaba haciendo mi tesis de posgrado sobre abordaje territorial y políticas públicas, sobre las mujeres en la fuerza, y le pareció interesante”.

DISCRIMINACIÓN

Mónica Bersanelli no dudó en afirmar, en el momento de dar inicio su investigación que la discriminación existía: “Si uno hace una mirada fugaz, hay discriminación”, nos decía: “En todas las fuerzas de seguridad, cuando se incorporó a la mujer, no había baños para ellas y no podemos dejar de lado, la renuencia de los propios camaradas a tener compañeras mujeres, después con el tiempo se dieron cuenta de la importancia de trabajar con una mujer”, y continuó: “La consideraban como una intrusa y se cuestionaba pensando cual sería el papel de la mujer en la fuerza, basándose en que carece de fuerza física, cuando en realidad las mujeres hemos demostrado, y vamos a seguir demostrando -porque en esta sociedad machista vamos a tener que seguir haciéndolo- que podemos seguir haciendo muchas cosas, además de cocinar o estar dentro de una casa, eso es lo que nos ha hecho creer el machismo y el patriarcado”.

Resaltó el acompañamiento de las mujeres dentro de la fuerza policial para llevar a cabo su investigación: “Tuve el acompañamiento de las mujeres dentro de la policía. Una fuerza de seguridad que continúa denominando comisario cuando es comisaria”, y puntualizó el error: “Debería tratarse por lo que es”.

Todo esto fue el puntapié inicial para una investigación que quedaría plasmado en un libro: “Nos fuimos acercando y una vez que reforzamos la parte teórica, sobre las estructuras de poder, sobre las inequidades de los géneros, sobre la existencia de otros géneros, más allá de femenino y masculino, de hombre y mujer, que tiene que ver con la genitalidad y no con la construcción cultural del género”, un camino con dificultades porque : “Costó mucho. No fue fácil. Recuerdo que les pregunté porque no hay mujeres? Y ahí comenzó el primer debate, se abrió el campo".

Posteriormente, a Bersanelli le permitieron el ingreso a la Escuela de Policía y la Escuela de Suboficiales (hoy, Instituto de Formación Policial) para brindar cursos: “Es ahí donde observo a las mujeres ubicadas en un segundo plano, a pesar de que trabajaban activamente, y si bien había un grupo que trabajaba en conjunto con la mujer, había otro que era de mucha resistencia. Fue así que me planteé que si la resistencia de las mujeres estaba enfrascada en una fuerza piramidal, ¿cuál era el lugar que estas ocupaban? Ya no sólo como policía, sino como ser humano y comencé a encontrar confesiones que apuntaban a un acoso laboral en la fuerza de la policía”, señaló.

HAY MUCHOS TIPOS DE ACOSO

El acoso tomado desde un todo, no sólo el sexual, sino, por ejemplo en el contexto que hablamos, el de recogerse el pelo: “Porque en un principio no podían ir maquilladas, aparecían claros escollos para las mujeres”, e indicó: “Si una mujer quería ser policía, primero medían tu fuerza, si daba tu físico, no les importaba si eras eficiente. Aparecía lo relacionado con el estereotipo de género”, ¿ por qué no existían - en ese momento de la investigación - mujeres en cargos jerárquicos?, ¿ cuáles eran las dificultades y por qué? de allí surge el interrogante en esta investigadora que trató de identificar el lugar que ocupaban las mujeres y es cuando “se me permitió tener un ida y vuelta para construir esa ponencia en donde evidenciaría cómo veían y cómo percibían los varones a las mujeres en la fuerza, pero también cómo se percibían ellas mismas”. Así lo entrecrucé con lo laboral.



En una primera construcción a la mujer, la colocaban en el ámbito de la masculinidad: “Entonces en la estructura mental de estas mujeres, la única manera de poder ingresar a la fuerza, de poder sostenerse, era bajo la mirada, la percepción y la práctica desde la masculinidad. Tenían que potenciar esa masculinidad que toda mujer tiene dentro, para sobrevivir. Comienzo a percibir la angustia y les explique que me resultaba interesante poder hacer una investigación sobre la situación de las mujeres en la Fuerza de Seguridad y aceptaron, de hecho en la ponencia que luego es trascripta a un libro, aparecen las mujeres con las cuales mantuve muchas reuniones”.

Una vez que la profesora decide llevar la ponencia de este tema a un Congreso Iberoamericano, les consulta a las mujeres de la policía; “Si puedo filmarlas de espaldas, petición a la cual en un primer momento acceden, pero después que en TN Nacional aparece un video de la policía de Santa Cruz, dando a conocer conductas vejatorias y posteriormente son expulsados algunos de los denunciantes en ese trabajo periodístico, las mujeres desistieron de participar de las filmaciones”.

Fue la propia Bersanelli quien explicó el rechazo a participar: “A las mujeres que trabajan en la fuerza, les gusta su profesión, lo eligieron. Pero a pesar de haberles prometido el anonimato en la investigación, el miedo surgió como una estructura mucho más importante que la palabra de las mujeres”.

Con el material recabado, una vez realizada la ponencia, y tras ser aprobada, la profesora Bersanelli presentó en un Congreso Iberoamericano su trabajo. Al ser consultada cuales de cómo ve hoy, después de haber pasado un tiempo de su investigación, manifestó: “Creo que algunos varones pudieron cambiar una mirada importante que era la estigmatización hacia los estereotipo de género, es decir el percibir a ese otro u otra, que era igual o distinto, pero que era un ser humano y que las mujeres se perciban como mujeres, que les gusta la profesión y que por eso, no van a dejar de ser mujeres”, y expresó: “Que no deben esforzarse por ser lo más masculina posible, como si fuera la única forma de equipararse, cuando no es así. Es todo un aprendizaje, debería ser cíclico, debería sostenerse en el tiempo para que realmente, en la práctica cotidiana se pueda dar estos cambios. Desde no tener un baño, desde no quererla porque le ponían cualquier cosa en la comida para que se descompusieran, y después darse cuenta lo importante que eran ellas. Hasta, los varones de la policía,  en las situaciones de violencia, entendieron la importancia de escuchar, porque a una víctima de violencia hay que escucharla, no interrogarla y es que para ellos también fue un aprendizaje, algunos pudieron hacerlo, otros quedaron entrampados en la estructura”, señaló la profesora Mónica Bersanelli.

Fuente: Pasa en Santa Cruz.com

link libro: https://drive.google.com/file/d/0BwCsU8jb5wCmWWlOVzVUUzB4cXc/view

contacto: pbersanelli@yahoo.com.ar