lunes, 5 de octubre de 2009

El rol de la escuela en tiempos de crisis


Fuente: http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2009/9/27/41633.php
La escuela se ha transformado en una especie de reemplazo de la familia en la contención de los aspectos más importantes de los menores.

Buenos Aires > Según la Real Academia Nacional Española, educar es: 1) enseñar, adoctrinar, dirigir; 2) desarrollar las facultades intelectuales y morales y dirigir la inclinación del niño; 3) desarrollar las fuerzas físicas; 4) perfeccionar los sentidos y 5) enseñar urbanidad y cortesía.
Mientras que escuela se define como un establecimiento de enseñanza, especialmente de la primera.
Aunque estén claras las grandes diferencias que rigen entre ambos vocablos, en Argentina suele confundirse cuál es la definición de cada uno y por eso muchos docentes se preguntan cuál es el rol que ellos cumplen en el colegio en tiempos de dificultades económicas y también en tiempos de crisis moral.
La escuela constituye hoy un espacio donde además de instruir, a algunos les ayuda a atemperar conflictos familiares y a otros tantos les ofrece un desayuno o una merienda, que tal vez para muchos alumnos resulte el único plato del día.
Es por esto que en los tiempos que corren, hablar de la escuela como un lugar donde se acude “meramente” para aprender ha dejado de ser cierto.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, Silvina Gvirtz, doctora en Educación, aseguró que la crisis en la materia no es reciente, ya que tuvo sus orígenes en la década del ‘60.
Gvirtz asevera que al deterioro de la educación en nuestro país se le pueden atribuir dos falencias fundamentales: la fragmentación del sistema educativo y algo que es aún peor: la inequidad.
“Si uno sólo opera desde el sistema educativo no va poder resolver el problema. Tiene que haber una articulación con otras políticas sociales como por ejemplo salud, vivienda y trabajo para que la reforma y la mejora de la calidad de vida de la gente resulte integral. El sistema educativo puede ayudar a mejorar la calidad de vida, pero no va a lograrlo sino se alcanzan los niveles de equidad necesarios para un país que quiera enfrentar razonablemente el siglo XXI”, señaló.
La titular de CTERA y dirigente nacional del espacio político Solidaridad e Igualdad (SI), Marta Maffei, ha enunciado que “para los trabajadores de la educación, la calidad educativa está indisolublemente ligada a una buena educación para todas y todos en un sistema público, gratuito, jerarquizado y al alcance de todos durante toda la vida, sin segmentación, sin exclusión y sin discriminación, cualquiera sea la forma o modalidad que asuma”.
La profesora Francisca Lanail de la Universidad Nacional del Comahue elaboró un documento sobre “la escuela que necesitamos”, en el que hace hincapié en aquellas instituciones que trabajan con adolescentes.
La docente señala: “La institución que claramente delimitaba el campo del bien y del mal, de lo permitido y de lo no permitido, de lo aceptado y de lo repudiado socialmente en la formación de los jóvenes… era la familia. Hoy en día la familia ha dejado de cumplir, o cumple muy precariamente, esa función. Una parte de la misma ha sido traspasada silenciosamente a las instituciones escolares y por lo tanto, la organización y el funcionamiento de las mismas se adaptaron a las nuevas necesidades de la sociedad de los adultos y, de hecho, se crearon condiciones negativas para la transmisión de conocimiento y la formación de hábitos de trabajo y estudio en los niños y jóvenes. Concretamente, la docencia fue suplantada por la contención y la asistencia”.
Por otro lado, el sociólogo Gabriel Kessler, en un informe titulado “Escuela, delito y violencia” analiza esta relación: “Históricamente la escolaridad y el delito fueron pensados como dos actividades contrapuestas: la escuela era responsable, junto a la familia, de una socialización exitosa, distribuyendo las credenciales necesarias para entablar una vida adulta integrada; mientras que el delito era una de las opciones residuales para aquellos que quedaban excluidos o poco favorecidos por el sistema educativo”.
Las opiniones de los especialistas en educación, citadas anteriormente, reafirman de alguna manera lo que se expresa al inicio de este informe: que la escuela hoy no instruye exclusivamente sino que cumple un rol de “reparadora” o “suavizadora” de las falencias sociales que el Estado no asume como propias.

Violencia escolar

Hace apenas un mes, la Organización Mundial de la Salud declaró que la violencia escolar ya es considerada una pandemia, dada la generalidad de este hecho en América, Asia y Europa.
Distintos estudios que analizan este flagelo, advierten cuáles son las causas que suelen verse reflejadas en la mayoría de los casos de violencia escolar: la exclusión social o el sentimiento de exclusión, la ausencia de límites, la exposición a la violencia a través de los medios de comunicación, la integración en bandas identificadas con la violencia, la facilidad para disponer de armas y la justificación de la violencia en la sociedad en la que estas circunstancias de brutalidad se producen.
Es por esta realidad que grupos de docentes indican que en este clima escolar tan deteriorado, resulta casi imposible ‘sostener’ el proceso de enseñanza-aprendizaje y desde ya, reconocen que faltan condiciones en el sistema educativo pero fundamentalmente en la familia, para proteger de tales riesgos a quienes protagonizan estas escenas.

El desafío

Silvina Gvirtz concluye en que “el sistema educativo argentino fue creado para garantizar la igualdad de oportunidades, pero hoy por hoy no está brindando igualdad de oportunidades para toda la población, sino que está produciendo cada vez más una estratificación social en función de los antecedentes socioeconómicos de los alumnos. ¿A qué se atribuye? Esto no tiene una causa única, sino que es multicausal. Hay algunas variables como por ejemplo, los niveles de pobreza, que obviamente no pueden atribuirse al sistema educativo, pero son alarmantes y nadie puede pensar en mejorar nuestro sistema educativo sin bajar los altos índices de pobreza e indigencia”.
“Lo que yo creo es que habría que “dar vuelta” el sistema educativo para ponerse al servicio del aprendizaje de los estudiantes. Entonces el docente se preguntará ¿Cómo puedo hacer yo para que este estudiante aprenda mejor? Y el director se preguntará ¿Cómo puedo ayudar a los docentes para que los estudiantes aprendan más? Y las burocracias se fijarán en cómo pueden ayudar a las escuelas para que trabajen en un buen clima y que puedan garantizar mejores aprendizajes”, indicó.
Alexis Carrel, un destacado biólogo y médico francés (1873-1944) pareció advertir esta situación desde hace tiempo al sostener que “es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario