domingo, 1 de agosto de 2010

EJEMPLOS A IMITAR: SANDRA OBEJERO, TITULAR DE LA COMISARÍA DE LA MUJER Y LA FAMILIA


La frase corresponde a la titular de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Temperley, Sandra Obejero, quien le pidió a la comunidad femenina que “no se deje someter a ninguna agresión” y que “se acerque a la dependencia para radicar la denuncia”.

“Nadie tiene derecho a hacer a una persona víctima de violencia. La gente tiene que entender que se puede vivir sin violencia, que tienen que tomar la decisión de hacer la denuncia”, fue el consejo que eligió brindar la titular de la Comisaría de la Mujer de Temperley, Sandra Obejero, durante una entrevista que mantuvo con La Unión en la dependencia policial.

Asimismo, la funcionaria les advirtió a las adolescentes que “durante el noviazgo deben estar atentas porque en esa etapa ya hay signos que permiten detectar a una persona violenta”. Por otra parte, la subcomisaria sostuvo que “los maridos o parejas nunca deben obligar a sus esposas a mantener relaciones sexuales, ya que éstas deben ser siempre consentidas por ambos”.


- ¿Qué tipo de servicios o asistencias brinda esta comisaría?

- El objetivo fundamental de esta dependencia es decirle a la comunidad que acá existe un lugar donde pueden recurrir para consultarnos lo que necesiten. La sociedad debe saber que tienen Derechos Humanos que no tienen que ser vulnerados por ninguna persona.

Las víctimas que ingresan a la comisaría son asistidas por personal especializado, capacitado a través de cursos que otorga el Centro de Capacitación y Formación de la Dirección de Políticas de Género.

Acá vienen víctimas de violencia, que son escuchadas y luego acompañadas por el gabinete interdisciplinario, el cual está conformado por un abogado, una asistente social y un psicólogo. Todos ellos contienen a las personas que concurren a la dependencia y las asesoran para poder luego efectuar la denuncia.


- ¿Qué tipos de violencia se presentan a menudo en la dependencia?

- Las mujeres que concurren son la mayoría víctimas de la violencia, que puede ser psicológica, emocional, sexual, física o verbal. Todo eso conforma lo que es violencia de familia y está dentro del marco de la ley 12.569, que trata la temática planteada.
Casi siempre se inicia con un maltrato emocional o verbal, que no constituye un delito penal pero sí es una violencia.

- ¿Podría explicar en qué consisten los distintos tipos de violencia que enumeró?

- El “maltrato verbal” es cuando el hombre la trata reduciéndola, insinuando que es menos. La persona comienza a sentirse siempre disminuida, le baja la autoestima y no puede resolver situaciones, siempre se siente hostigada.

Esa situación, a medida que pasa el tiempo, se va empeorando pero la violencia va creciendo y termina, casi siempre, en una “violencia física”, que es cuando (aparecen) los golpes, las palizas.

(Entonces) es difícil tomar la decisión, venir y radicar esa denuncia, porque a la vez hay una dependencia económica y cuesta mucho llegar a esa instancia.

Hay que entender y saber que cuando se habla de “violencia psicológica o emocional” hablamos desde una instancia legal civil, pero cuando se trata de “violencia física” lo hacemos desde una causa penal, que son dos situaciones distintas.


- ¿Podría contarnos un caso que hayan vivido desde que se inauguró en marzo pasado la comisaría?

- Tuvimos un caso de una mujer que hacía veinte años que estaba en pareja y no tenía hijos. Durante todo ese tiempo, ella venía sufriendo un maltrato emocional muy grande.
Él la dejaba siempre y como ella estaba acostumbrada a estar con él no lo podía dejar. Él iba y volvía cuando quería. Ella era víctima de engaños, de maltratos verbales. Encima de todo, acá la que trabajaba era la mujer y él no.
Después con el tiempo, ella le compró un taxi para que lo manejara. Vino acá porque lo encontró con una amante y ahí se produjo como una explosión emocional que la impulsó a terminar la relación.


- ¿Y cómo resolvieron su situación personal?

- Primero la contuvimos emocionalmente, después pasó al equipo interdisciplinario y finalmente radicó la denuncia. Ella solicitó la “exclusión del hogar”, que es cuando la Justicia le ordena al denunciado retirarse del domicilio familiar, y una “fijación perimetral”, porque él no se quería ir.
A los diez días, aproximadamente, obtuvo la exclusión. Después nos llamó y nos contó cómo andaban sus cosas, su vida, como sucede con otras situaciones donde se crea un núcleo de confianza.

- ¿Qué habría que hacer para que la mujer que muchos años fue golpeada no se sienta que es merecedora de esa violencia física, que no se sienta más culpable?

- Las mujeres deberían tener más información. Nosotros trabajamos con ONGs para la prevención de esta problemática y la mujer está más atenta. En algunas localidades se organizan charlas sobre el tema. Estuve en Avellaneda, en Lanús y en Lomas participando de esos encuentros. Como en Avellaneda todavía no hay comisaría de la Mujer, las víctimas de ahí vienen para acá. También hay Secretarías Municipales de la Mujer.

- ¿Qué diferencia hay entre una comisaría de barrio y una de la Familia?

- Nos diferencia de cualquier comisaría común de seguridad que tenemos más información sobre la violencia de género, porque tenemos más contención y asesoramiento las 24 horas del día.

También trabajamos con los servicios zonales de cada municipalidad. Acá en la comisaría se les da tratamiento psicológico, en una primera instancia, y después las asesoramos para que se unan a grupos, según el lugar en el que vivan. Son lugares donde les brindan mayor contención y tratamientos, algunos son grupales y otros individuales, depende el caso.

Se llaman servicios zonales o locales. Nosotros solicitamos charlas para hacer acá a través de la Dirección de Políticas de Género, que nos capacitan, y también a la comunidad. Van también a los colegios, a donde se los requieran.


- Si el hombre denunciado no cumple con lo pautado por la Justicia, ¿qué sucede?

- Es una sentencia de un juez la que lo ordena, si no lo cumple se está cometiendo un delito. En primera instancia, como todo delito in fraganti, es retenible.

La mujer puede llamar al 911 y va a concurrir un móvil que tiene la obligación de llevar a la comisaría al denunciado y él queda detenido, hasta que se comunica al fiscal sobre lo sucedido y éste decide las directivas a seguir. Debe quedar claro que es un delito porque es una desobediencia a una sentencia judicial.


- ¿Qué mensaje le gustaría darle a sus vecinos, a las mujeres de la comunidad?

- Les diría que nadie tiene derecho a hacerlas víctimas, que se puede vivir sin violencia, que tienen que tomar la decisión de hacer la denuncia. Más que nada a las jóvenes hay que avisarles que hay signos que ya se detectan en el noviazgo.

Por ejemplo, cuando el hombre quiere tratar de controlar todo lo que ella hace. Acá vienen chicas muy jóvenes, y menores también, a preguntar sus inquietudes. Nosotros les entregamos folletos con información, para advertirles cuándo puede haber violencia en el noviazgo.

Tienen que saber que hay muchas clases de violencia: cuando te insultan, te hablan mal, te dicen que no servís para nada o que todo lo que hacés está mal, se trata de violencia verbal. Eso es un maltrato, una violencia verbal que se hace emocional. Después la mujer se queda pensando que realmente no sabe hacer nada. Una violencia emocional se da con la manipulación con los hijos.

Cuando el hombre mantiene a la mujer y la denigra todo el tiempo y ella no se siente capaz de resolver ninguna situación, se genera una dependencia económica, un control absoluto sobre la otra persona.

Porque él es la cabeza del hogar, el que sostiene la familia y ella es como que no tiene derecho a nada en lo económico. Después está la violencia física y el maltrato sexual, que sería obligarla a mantener relaciones contra su voluntad.

- Hay personas que piensan que porque están casadas o en parejas tienen la obligación de complacer al hombre cuando lo requiera, ¿qué se puede decir al respecto?

-Todo lo ejercido contra la voluntad es un abuso sexual. Porque él sea el marido no tiene derecho a ser complacido cuando quiera. Tiene que haber un acuerdo, un consentimiento entre ambos.

Cuando hay un conflicto de pareja, él trata de llegar a un acuerdo y pide que lo perdone, dice que no va a volver a ocurrir más. Pero después llegan a tener una relación sexual, que no es consentida por la mujer y, entonces, se produce un “delito de instancia privada”, que significa cuando la víctima de ese abuso tiene que decidir si quiere que un fiscal lo procese a su agresor mediante todas las acciones legales que correspondan.
Y si la mujer acepta iniciar acciones legales, ésta persona podría ir presa tras recabar todos los elementos probatorios, para que el fiscal evalúe el procesamiento y el acusado resulte condenado.


- ¿Y realmente se llega a condenar a los denunciados?

- Hay casos de hombres que fueron condenados. El sometimiento sexual es un abuso, una violación que ejerce poder sobre un victimario. Hay una posición asimétrica mediante la cual él la obliga para que ella acceda.

La mayoría de las víctimas no quiere iniciar acciones penales, que eso se conozca, pero se puede lograr la exclusión del hogar. Está contemplado en el Código Penal que son delitos de instancia privada.


La comisaría de la Mujer y la Familia, recientemente inaugurada, funciona en 25 de Mayo 348, en Temperley.
FUENTE: DIARIO LA UNION - POR NANCY GARNICA

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