martes, 4 de julio de 2017

PRIMER JUICIO POR VIOLENCIA OBSTÉTRICA (LEY 25.929)

Una mujer hizo el primer juicio por violencia obstétrica en Argentina. Demandó a la neonatóloga, al obstetra, a la obra social y a la clínica donde nació su hija. La protagonista, contó en primera persona cómo llevó su caso a la Justicia.
Se trata de Agustina Petrella, actriz y comediante de 43 años, quien pidió tener un parto respetado pero ninguno de los derechos incluidos en Ley 25.929 fueron tenidos en cuenta. 



Agustina Petrella, relató en Tiempo FM que con su primer embarazo protagonizó un parto con muchas circunstancias que trazaron en su vida un antes y un después. "El primer embarazo tuve un parto que no me gustó para nada, no me sentí bien pero yo no estaba informada. A partir de ahí me empecé a informar sobre como es el sistema de parto y nacimiento en la Argentina y me di cuenta que la violencia obstétrica es la regla y no la excepción". En este sentido, vale destacar que dicha violencia no sólo sucede con gritos y maltratos físicos, sino que "suele ser más sutil y naturalizada".
Para este segundo embarazo, ya estando informada de cómo debe ser un parto saludable y de la Ley de Parto Humanizado (Ley 25.929), sancionada en 2004 y reglamentada en 2015 que planta firme sobre los derechos de madres y padres a "vivir el trabajo de parto, parto y posparto con libertad de decisión, conciencia y respeto", Agustina quien ya transitaba la semana 39 presentó en la clínica un plan de parto, lo cual no habría sido bien recibido y tras pasar unas horas, recibió una llamada desde la clínica anunciando que "no practicaban partos humanizados".
"Me dijeron que yo había pedido algo que se conoce como la "Hora de oro", que son los primeros 60 minutos del bebé en el pecho de la mamá sin ningún tipo de interrupción. La ley avalaba mi pedido y lo que pasó en esa comunicación muy amable y muy perversa, porque fue una amenaza muy sutil. Me hicieron entender que me convenía ir a parir a otra clínica", relató Agustina.
 
"Tuvimos un parto violento"

Estando en fecha de parto, "mi obstetra quedó sorprendido pero me convenció. Que había sido un mal entendido, que habían pensado que era un hippie una loca, con esas descripciones que estoy completamente en contra y que son completamente discriminatorias, pero esta es la visión de la institución médica en gran parte de las clínicas privadas del país".
 Su obstetra, la convenció de que se interne en la clínica donde ya se había pactado el parto "que iba a estar todo bien y que no me iban a separar de mi bebe. Y al momento de internarme, no hicieron nada de los que le pedí. En el instante que llegué a la internación me dijeron que ya sabían quién era yo, que no había habitación, que me iban a separar de mi hija" momento en el cual intervino el obstetra garantizando una habitación.
"Subí al quirófano, medias a las apuradas. Me maltrataron, no hubo luces bajas, hacían chistes, me retaron durante toda la cesárea y cuando mi hija nació se la llevaron inmediatamente, no hubo contacto. La conocí casi dos horas después".
Durante la entrevista, Petrell remarcó que existe "un sistema que esta caduco y que lo que ellos han implementado durante años creyéndose superhéroes está mal, y con este sistema de parto y nacimiento ellos perjudican más que lo que ayudan".
"La unica manera de que un parto sea saludable es que la mujer pueda estar concentrada en si misma, segura y relajada. Y no hay forma de estar así con residentes haciéndote tacto, gente con luces plenas (durante el parto) comentando lo que pasó en el asado anterior - agregando que - esto no es un invento, no es una moda esto lo dice la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, el Ministerio de Salud de la Nación, entonces el sistema está muy agarrado a sus protocolos y no quieren cambiar".
 
"El sistema no estaba dispuesto a cambiar"

Luego del traumático parto, ya dada de alta se retiró del lugar y se dirigió a realizar la denuncia por violencia obstétrica en la Defensoría del Pueblo de la Nación. Tras una auditoría, se determinó que había existido tal situación, una de las seis formas de maltrato contra la mujer estipuladas en la Ley de Violencia de Género.
Ya que la Defensoría no tiene poder de sanción, Agustina fue por la vía judicial, por lo que dedicó a recolectar evidencia para lograr que un abogado tomara el caso, lo cual le llevó un año.
"Una vez que hice la denuncia administrativa, tenía la expectativa de que el sistema cambie. La clínica recibió la resolución, y no hicieron ningún cambio". Sin embargo, "una semana antes de que me preinscribiera la posibilidad de demandar, fui a dar con la abogada correcta, que comprendió mi causa".
Por último, indicó que con su caso la expectativa es abrir conciencias que las mujeres sepan que existe esta Ley, que denuncien porque denunciar no es lo mismo que demandar ante la Justicia. En primer término que denuncien, y que si tienen la voluntad espero que comiencen a demandar porque si al sistema no le empezamos a tocar algo que le afecte, no va a reaccionar".

Fuente  y fotografía: Tiempo Sur

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