viernes, 23 de noviembre de 2018

EL ACOSO SEXUAL Y LA VIOLACIÓN SON CRÍMENES DE GUERRA






“Tenemos que centrarnos en generar un cambio y hacer un mundo mejor, especialmente para las mujeres”. Así iniciaba la activista su intervención que ha estado centrada en apuntar los rasgos fundamentales de la “larga revolución de las mujeres” que sigue viva y que consiste en “revertir el sistema de poder en que los hombres tienen el control del cuerpo de la mujer, acabar con el sistema patriarcal y terminar con la guerra histórica contra las mujeres”.

Inna Schevchenko ha enfatizado el enorme valor que tiene la campaña #MeToo, en la que mujeres muy diversas –actrices, políticas, diplomáticas, empresarias, activistas, etc.- han denunciado a sus acosadores y han recordado que “el lugar de la mujer no está ni en la cocina ni en un burdel”.

Para la líder de Femen el cuerpo de la mujer es el campo de batalla y es el centro de la lucha feminista. “El cuerpo de la mujer es el lugar sobre el que se ha construido el patriarcado”, advertía, para -“llamando a las cosas por su nombre”, como ella misma reivindica-, sentenciar que “el acoso sexual y la violación son crímenes de guerra”.
El cuerpo de la mujer para el patriarcado es un “objeto sexual”, está “lleno de suciedad”, debería estar “listo para ser utilizado y traer vida”, “no pertenece a su propietaria” y “no tiene libertad”. Independientemente de dónde estemos, hemos adoptado un sistema de presión de un grupo sobre otro y el cuerpo de la mujer es abusado en las distintas culturas y desde diferentes perspectivas.

Frente a esta situación, Inna Schevchenko propone “sacar el cuerpo del contexto sexual –donde prima la obediencia pasiva- e introducirlo en un contexto político –la revolución que implica que el cuerpo sea una arma en manos de la mujer-.

El cuerpo desnudo se acepta y se muestra siempre que sea obediente”, afirma la ucraniana. Pero “las niñas buenas pocas veces han cambiado la historia”. Por ello, a pesar de haber sido torturada, recriminada y encerrada en diversas ocasiones, defiende la lucha de las mujeres de Femen, quienes muestran sus cuerpos desnudos pintados con eslóganes con los que enfrentan el poder y hablan al mundo. “Mi cuerpo deja de ser silencioso. Mi cuerpo y mi mensaje van unidos”.

La activista ha criticado el crecimiento de los grupos ultraderechistas y religiosos, “obsesionados con apropiarse de los cuerpos y los derechos de las mujeres”. También se ha definido contraria a la industria del sexo y, aunque asegura haber conocido y hablado con mujeres que quieren ejercer la prostitución, no está de acuerdo con considerarlo una profesión, ni con sostener que se realiza con libertad, ni con separarla de la trata, ni con aceptar que se pueda “comprar a una persona”.

Inna Schevchenko ha reiterado la necesidad de “unirnos y basarnos en lo que tenemos en común”, a pesar de las diferencias y de la diversidad que existe entre las mujeres y el movimiento feminista.


Fuente: Amecopress -

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