jueves, 20 de diciembre de 2018

ABUSO SEXUAL: LOS NÚMEROS DEL SILENCIO Y DEL DOLOR

Título original: Los números del silencio y del dolor



Seis de cada diez estudiantes de universidades públicas y privadas de la ciudad de Buenos Aires que sufrieron abuso sexual no hablaron nunca del tema. Y de los que pudieron contar, un 16 por ciento no recibió ayuda. Solo el 22 por ciento rompió el silencio y recibió la ayuda adecuada, en algunos casos con intervención judicial. Los datos surgen de la primera encuesta sobre experiencias traumáticas en la infancia y la adolescencia realizada en el país sobre una muestra de 2750 personas. Casi un 10 por ciento de quienes fueron consultados reconoció que vivió algún tipo de abuso sexual antes de los 19 años por parte de un adulto de su entorno familiar en la mayoría de los casos. El número de mujeres que respondieron afirmativamente duplica al de varones. En más de la mitad de los casos, el abuso ocurrió en la propia casa de la víctima o en la de sus abuelos. 


Las secuelas del abuso

El relevamiento entre estudiantes universitarios se hizo en 2008. Lo llevó adelante el Programa de Investigación en Infancia Maltratada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Los resultados fueron publicados en la revista Derecho de Familia Nro. 46, Julio/ Agosto 2010, por la socióloga María Inés Bringiotti, quien dirigió el estudio, y es directora del Programa de Actualización: Abordaje Interdisciplinario de las Violencias en el ámbito familiar e institucional de la UBA y secretaria de la Asociación Argentina de Prevención del Maltrato Infanto Juvenil (Asapmi). Luego, en 2012, el mapeo se amplió a la población general, con 1260 casos (aunque no se trató de una muestra representativa, sí se cubrieron los distintos niveles socioeconómicos y educativos). “En esta instancia, los resultados fueron similares a la investigación entre estudiantes universitarios, pero más graves”, apuntó Bringiotti a PáginaI12: un 14 por ciento del total, dijo haber sufrido abuso sexual en la infancia, el doble en mujeres que en varones, pero en definitiva, un porcentaje significativamente alto también entre ellos. Además, surge que los casos se dan mayormente en el espacio intrafamiliar y cercano: 67 por ciento. El 19 por ciento habló y no recibió ayuda. Como en el otro relevamiento, quienes no pudieron hablar del tema llegaron al 65 por ciento.

Tal vez muchos de los testimonios que hoy inundan las redes sociales, provengan de aquellas estudiantes que una década atrás no encontraron la escucha empática para sacar del silencio a esas situaciones de abuso sexual vividas en la infancia. 

“Si hoy pudiéramos hacer una nueva investigación, los porcentajes seguramente se dispararían porque la gente está tomando conciencia”, remarcó Bringiotti. Los dos estudios apuntaron, entre otros ejes, a revelar la cantidad de casos tapados, que no quedan registrados en centros de salud cuando una persona sobreviviente de abuso sexual en la infancia (ASI) pide algún tipo de acompañamiento o, si lo denuncia en la justicia. 

“Muchas de las personas encuestadas que sufrieron abuso sexual en su infancia estaban pidiendo a gritos terapia”, agregó la investigadora.

La muestra respetó el porcentaje de matriculados de cada una de las áreas definidas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau): Ciencias de la Salud, Básicas, Aplicadas, Humanas y Sociales. También la proporción de estudiantes de universidades públicas y privadas. El 80 por ciento de la muestra pertenece a la UBA. Fue el primer estudio de prevalencia del Abuso Sexual Infantil (ASI) en la Argentina con una muestra de esas características. Y no volvió a repetirse.




Del total de encuestados en el ámbito universitario, el 9 por ciento respondió que había sufrido algún episodio de abuso sexual en su infancia o adolescencia: 11,9 por ciento de mujeres y 6,1 por ciento de varones. En cuanto a los abusadores, las respuestas fueron muy repartidas: madre (1 por ciento); padre (2 por ciento); abuelos (5 por ciento); hermanos (6 por ciento); primos (6 por ciento); padrastro/novio madre/hermana (7 por ciento); otros parientes (26 por ciento); conocidos (26 por ciento); profesores (4 por ciento, un caso mujer, los otros varones); extraños (32 por ciento).

Los tipos de ASI referidos por los estudiantes universitarios de la Ciudad de Buenos Aires van desde toqueteos hasta relaciones sexuales con penetración. En algunos casos se combinan varios. El 70 por ciento de quienes fueron abusados describieron manoseos. La mayoría de estos casos correspondió a mujeres. Señalaron haber sido sometidos a sexo oral el 11 por ciento –en porcentajes similares de ambos sexos–; el coito fue apuntado por el 7 por ciento: el doble de mujeres que de varones. Un 9 por ciento indicó “otras formas”.

Más de la mitad, padeció la situación de ASI entre una y cuatro veces. El 13 por ciento entre 5 y 10 veces, y un porcentaje levemente inferior, 11 por ciento, más de diez veces. Bringiotti destacó que la amplia mayoría (62 por ciento de quienes admitieron haber sufrido ASI) no pidió ayuda. Sólo el 22 por ciento pidió ayuda y recibió una atención adecuada.

FUENTE: Página 12

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