martes, 3 de agosto de 2010

AUDIENCIA PÚBLICA EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS POR LA REFORMA DE LA LEY DE TRATA


3 de Agosto Buenos Aires 15 hs Audiencia Pública en la Cámara de Diputados por reforma a la ley de trata, convocada por acuerdo de los presidentes de la comisión de Legislación Penal y de la comisión de Mujer, Familia, Niñez y Adolescencia, se realizará a las 15hs horas la primera de las audiencias, con la presencia de Diputad@s , ONGS y Organizaciones que trabajan en la temática de trata de personas y Familiares víctimas de Trata.

17:30 hs Marcha por las mujeres desaparecidas y secuestradas por las redes de trata para la prostitución Radio Abierta- Instalaciones públicas y ronda alrededor del Congreso de La Nación (Entre Ríos y Rivadavia esquina del Congreso)
La Asociación Civil La Casa del Encuentro, junto a organizaciones feministas, sociales, políticas, estudiantiles y sociedades de fomento te invitan a participar como los 3 de cada mes .
Con la Presencia de Familiares de Peli Mercado desaparecida de la Provincia de la Rioja el 26 de Abril de 2005 a los 13 años de edad quienes exigen que la causa se traslade a la Justicia Federal y de la Madre de Dana Pecci

Nuevas Búsquedas:
Maria Moreno desparecida el 24 de Abril 2010 de San Juan y Piedras CABA
Mirtha Aguirre desaparecida julio de 2004 frente al Hospital Español de CABA

Con la presencia de familiares y amig@s de las mujeres desaparecidas exigimos:

Aparición ya de todas las mujeres desaparecidas y secuestradas por las redes de trata para la prostitución

Reforma a la Ley de Trata

Declarar a la trata personas como delito de lesa humanidad

Desmantelamiento de las redes de trata y las complicidades de los diferentes poderes (político, judicial y de las fuerzas de seguridad)

Asistencia integral y programas para las víctimas y sus familias

Restitución inmediata de la hija de Dana Pecci a su abuela

Basta de violencia hacia las mujeres – la trata y la prostitución son formas de violencia.


Búsqueda ya! de todas las mujeres y niñas que se encuentran en los prostíbulos.

Sin “clientes” prostituyentes no habría trata ni prostitución

Por Marita Veron, Florencia Penacchi, Andrea López, Fernanda Aguirre, Florencia Sire, María Cristina Quevedo Luquez, María Auxiliadora Figueredo Guillem y por las más de 600 mujeres y niñas desaparecidas que seguimos buscando.
Justicia para Otoño Uriarte, Justicia para Dana Pecci

POR TODAS LAS QUE NO PUEDEN ESPERAR MÁS

FUENTE: LA CASA DEL ENCUENTRO

domingo, 1 de agosto de 2010

UNA DENUNCIA POR VIOLACIÓN CADA 150 MINUTOS EN LA ARGENTINA


Casi 4.5 millones de argentinas son víctimas de alguna forma de violencia al año, a pesar de las recomendaciones de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), para combatir este flagelo en forma articulada e integral.

Durante 2008, en Argentina ingresó una denuncia por violación cada 150 minutos. Según estos datos, además, en la mitad de los casos, las víctimas fueron menores de edad.

Lo anterior se indica en el Informe Alternativo realizado por Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), presentado ante el Comité en el marco de la presentación del Sexto Informe Periódico de los Estados parte en su 46 Periodo de Sesiones.

Se precisó que hasta la fecha no existe un mapa de la realidad de la violencia contra las niñas y mujeres en Argentina, a pesar de que la violencia contra ellas es abordada a través de organismos que dependen de los ministerios de Justicia, del Interior, de Desarrollo, y otras entidades gubernamentales de atención a la mujer, tanto a nivel nacional, provincial como municipal.

Y aunque también la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los Colegios de Abogados a través de los servicios de patrocinio jurídico gratuito y las mismas OSC, realizan esfuerzos para enfrentar esta problemática, aún falta mucho por hacer ante un problema tan grave.

Las OSC entre las que se encuentran: Católicas por el Derecho a Decidir, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, el Centro por el Derecho a la Vivienda y Contra los Desalojos, por mencionar algunas afirman que en el país la violencia de género sigue siendo grave

Según la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, en 2007 se reportaron 10 mil 557 delitos contra la integridad sexual, de los cuales 3 mil 276 habían sido violaciones, de ellos 12.7 por ciento es decir mil 347 resultaron en sentencias condenatorias.

De acuerdo con un informe realizado por el Consejo Nacional de las Mujeres, que revela la información de los servicios integrantes de la red de usuarios del instrumento de registros de casos de violencia familiar contra la mujer, destaca que de los 3 mil 171 casos informados hasta la actualidad, un 77.5 por ciento corresponde a violencia física.

Mientras que 90.5 por ciento corresponde a violencia psicológica, 58 por ciento a la económica y el 37 por ciento a la violencia sexual. En todos los casos, el mayor porcentaje de victimarios corresponde al concubino o cónyuge, seguido de ex parejas.

CIFRAS ERRÓNEAS E IMPRECISAS

El informe alternativo de las OSC, precisó que según el Programa Provincial de Atención a Mujeres Víctimas de la Violencia, que depende de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, brindó durante enero del 2010 asesoramiento a 942 mujeres víctimas de violencia física o psicológica.

Les informó que desde el inicio del Programa en 2008, hasta el 2009, atendió a 12 mil 11 mujeres, el mayor porcentaje de víctimas atendidas en 2009, es decir 45 por ciento fueron mujeres entre los 25 y 44 años de edad.

El 47 por ciento de los casos atendidos correspondió a violencia ejercida por la pareja de la víctima y el 21 por ciento a violencia ejercida por la ex pareja o pareja.

La OSC, precisaron que estos datos difieren respecto de los aportados por la Dirección de Políticas de Género, del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que informó que sólo en el primer trimestre del 2008, se habían registrado 19 mil 741 denuncias por violencia familiar y 712 denuncias por abuso sexual.

“En cuanto al Registro Unificado de Casos de Violencia Familiar, cuya creación ha informado el Estado, éste todavía es muy parcial en la recolección de datos, ya que sólo existen convenios con algunas localidades del país, ninguna de ellas siquiera es de nivel provincial”.

Es por ello, agregaron las OSC en su documento dirigido al Comité de la CEDAW, los informes de este registro tienen poca difusión e impacto, además de la evidente diferencia cuantitativa según cada una de las fuentes, los datos disponibles en el país no discriminan perfil socioeconómico, etnia, religión u otros datos relevantes de las mujeres víctimas de violencia y la información sobre las edades es incompleta y errática.

“Sin duda, la falta de rigurosidad en la información cuantitativa impide realizar diagnósticos serios en todo el país, y en consecuencia diseñar políticas de prevención y sanción de la violencia contra las mujeres eficaces”.

Fuente: CIMAC

VIOLENCIA DE GÉNERO: LAS LEYES NO SE APLICAN


“Argentina tiene nuevas y muy buenas leyes sobre violencia de género, solo hace falta aplicarlas”, dijo Lola Vallés Port una de las especialistas que llegó desde España para dictar una charla organizada por la Corte Suprema de Justicia. Se ha elaborado un protocolo que permite marcar perfiles de agresores y de víctimas.

El seminario “Experiencias sobre género. Políticas públicas en violencia doméstica y valoración del riesgo en violencia doméstica hacia las mujer”, estuvo a cargo Eduard Ludovicus Bernardus Hilterman y Vallés Port.

La profesional dijo que son necesarias políticas públicas, para lograr que tanto desde el gobierno como desde la administración, policía, instituciones, fiscales, abogados, y permitan una lucha en contra de la violencia doméstica.

En España hoy se trabaja en cuatro fases, prevención, detección, atención y recuperación siendo necesario que sean las leyes que converjan porque cada una es importante.

“En la violencia contra las mujeres es muy marcada la autoridad patriarcal, donde la posición del hombre siempre es dominante”, señaló Vallés Port.

En todas esas situaciones el cambiar y poder ver que no son cosas normales y que se evite que ocurran son parte por ejemplo, de la prevención, que se da desde los anuncios en la TV hasta educación en las escuelas hablando de lo que son las relaciones sanas.

Hilterman abordó el tema “Valoración de riesgo de reincidencia del agresor y la valoración de las necesidades de la víctima en el ámbito de violencia doméstica”, quien es partidario de que se agreguen herramientas y protocolos para poder realizar esta valoración.

“Existe una manera empírica de visualizar un problema, por lo tanto propongo conocer los factores de riesgo más importantes, con codificaciones, que superan los idiomas”, señaló.

También es un convencido que las víctimas deben tener su protocolo para poder valorar sus necesidades y darles prioridad.
El seminario se realizó en el marco del “Proyecto de Apoyo al Sector Justicia Fortalecimiento de la calidad del servicio de justicia y de las relaciones con usuarias, en torno a la violencia familiar”.

Perfil del agresor

En cuanto a si existe el perfil para un agresor Hilterman dijo que desde la investigación se están elaborando varios perfiles.

Puede ser un agresor que es violento solo en el interior de la casa, y en el otro extremo aquel que es violento dentro y fuera de ámbito familiar, son personas que tienen malas reacciones, impulsivo y abuso de sustancias tóxicas, entre otros rasgos.

Mientras que la víctima puede tener varios perfiles y sobre los que se conoce muy poco.El conocimiento de esas reacciones permitirá aumentar la eficacia de la intervención.

Coinciden con sus pares argentinos en que la violencia no se incrementó pero ahora se denuncian más los casos.

Fuente: Nuevo Diario

EJEMPLOS A IMITAR: SANDRA OBEJERO, TITULAR DE LA COMISARÍA DE LA MUJER Y LA FAMILIA


La frase corresponde a la titular de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Temperley, Sandra Obejero, quien le pidió a la comunidad femenina que “no se deje someter a ninguna agresión” y que “se acerque a la dependencia para radicar la denuncia”.

“Nadie tiene derecho a hacer a una persona víctima de violencia. La gente tiene que entender que se puede vivir sin violencia, que tienen que tomar la decisión de hacer la denuncia”, fue el consejo que eligió brindar la titular de la Comisaría de la Mujer de Temperley, Sandra Obejero, durante una entrevista que mantuvo con La Unión en la dependencia policial.

Asimismo, la funcionaria les advirtió a las adolescentes que “durante el noviazgo deben estar atentas porque en esa etapa ya hay signos que permiten detectar a una persona violenta”. Por otra parte, la subcomisaria sostuvo que “los maridos o parejas nunca deben obligar a sus esposas a mantener relaciones sexuales, ya que éstas deben ser siempre consentidas por ambos”.


- ¿Qué tipo de servicios o asistencias brinda esta comisaría?

- El objetivo fundamental de esta dependencia es decirle a la comunidad que acá existe un lugar donde pueden recurrir para consultarnos lo que necesiten. La sociedad debe saber que tienen Derechos Humanos que no tienen que ser vulnerados por ninguna persona.

Las víctimas que ingresan a la comisaría son asistidas por personal especializado, capacitado a través de cursos que otorga el Centro de Capacitación y Formación de la Dirección de Políticas de Género.

Acá vienen víctimas de violencia, que son escuchadas y luego acompañadas por el gabinete interdisciplinario, el cual está conformado por un abogado, una asistente social y un psicólogo. Todos ellos contienen a las personas que concurren a la dependencia y las asesoran para poder luego efectuar la denuncia.


- ¿Qué tipos de violencia se presentan a menudo en la dependencia?

- Las mujeres que concurren son la mayoría víctimas de la violencia, que puede ser psicológica, emocional, sexual, física o verbal. Todo eso conforma lo que es violencia de familia y está dentro del marco de la ley 12.569, que trata la temática planteada.
Casi siempre se inicia con un maltrato emocional o verbal, que no constituye un delito penal pero sí es una violencia.

- ¿Podría explicar en qué consisten los distintos tipos de violencia que enumeró?

- El “maltrato verbal” es cuando el hombre la trata reduciéndola, insinuando que es menos. La persona comienza a sentirse siempre disminuida, le baja la autoestima y no puede resolver situaciones, siempre se siente hostigada.

Esa situación, a medida que pasa el tiempo, se va empeorando pero la violencia va creciendo y termina, casi siempre, en una “violencia física”, que es cuando (aparecen) los golpes, las palizas.

(Entonces) es difícil tomar la decisión, venir y radicar esa denuncia, porque a la vez hay una dependencia económica y cuesta mucho llegar a esa instancia.

Hay que entender y saber que cuando se habla de “violencia psicológica o emocional” hablamos desde una instancia legal civil, pero cuando se trata de “violencia física” lo hacemos desde una causa penal, que son dos situaciones distintas.


- ¿Podría contarnos un caso que hayan vivido desde que se inauguró en marzo pasado la comisaría?

- Tuvimos un caso de una mujer que hacía veinte años que estaba en pareja y no tenía hijos. Durante todo ese tiempo, ella venía sufriendo un maltrato emocional muy grande.
Él la dejaba siempre y como ella estaba acostumbrada a estar con él no lo podía dejar. Él iba y volvía cuando quería. Ella era víctima de engaños, de maltratos verbales. Encima de todo, acá la que trabajaba era la mujer y él no.
Después con el tiempo, ella le compró un taxi para que lo manejara. Vino acá porque lo encontró con una amante y ahí se produjo como una explosión emocional que la impulsó a terminar la relación.


- ¿Y cómo resolvieron su situación personal?

- Primero la contuvimos emocionalmente, después pasó al equipo interdisciplinario y finalmente radicó la denuncia. Ella solicitó la “exclusión del hogar”, que es cuando la Justicia le ordena al denunciado retirarse del domicilio familiar, y una “fijación perimetral”, porque él no se quería ir.
A los diez días, aproximadamente, obtuvo la exclusión. Después nos llamó y nos contó cómo andaban sus cosas, su vida, como sucede con otras situaciones donde se crea un núcleo de confianza.

- ¿Qué habría que hacer para que la mujer que muchos años fue golpeada no se sienta que es merecedora de esa violencia física, que no se sienta más culpable?

- Las mujeres deberían tener más información. Nosotros trabajamos con ONGs para la prevención de esta problemática y la mujer está más atenta. En algunas localidades se organizan charlas sobre el tema. Estuve en Avellaneda, en Lanús y en Lomas participando de esos encuentros. Como en Avellaneda todavía no hay comisaría de la Mujer, las víctimas de ahí vienen para acá. También hay Secretarías Municipales de la Mujer.

- ¿Qué diferencia hay entre una comisaría de barrio y una de la Familia?

- Nos diferencia de cualquier comisaría común de seguridad que tenemos más información sobre la violencia de género, porque tenemos más contención y asesoramiento las 24 horas del día.

También trabajamos con los servicios zonales de cada municipalidad. Acá en la comisaría se les da tratamiento psicológico, en una primera instancia, y después las asesoramos para que se unan a grupos, según el lugar en el que vivan. Son lugares donde les brindan mayor contención y tratamientos, algunos son grupales y otros individuales, depende el caso.

Se llaman servicios zonales o locales. Nosotros solicitamos charlas para hacer acá a través de la Dirección de Políticas de Género, que nos capacitan, y también a la comunidad. Van también a los colegios, a donde se los requieran.


- Si el hombre denunciado no cumple con lo pautado por la Justicia, ¿qué sucede?

- Es una sentencia de un juez la que lo ordena, si no lo cumple se está cometiendo un delito. En primera instancia, como todo delito in fraganti, es retenible.

La mujer puede llamar al 911 y va a concurrir un móvil que tiene la obligación de llevar a la comisaría al denunciado y él queda detenido, hasta que se comunica al fiscal sobre lo sucedido y éste decide las directivas a seguir. Debe quedar claro que es un delito porque es una desobediencia a una sentencia judicial.


- ¿Qué mensaje le gustaría darle a sus vecinos, a las mujeres de la comunidad?

- Les diría que nadie tiene derecho a hacerlas víctimas, que se puede vivir sin violencia, que tienen que tomar la decisión de hacer la denuncia. Más que nada a las jóvenes hay que avisarles que hay signos que ya se detectan en el noviazgo.

Por ejemplo, cuando el hombre quiere tratar de controlar todo lo que ella hace. Acá vienen chicas muy jóvenes, y menores también, a preguntar sus inquietudes. Nosotros les entregamos folletos con información, para advertirles cuándo puede haber violencia en el noviazgo.

Tienen que saber que hay muchas clases de violencia: cuando te insultan, te hablan mal, te dicen que no servís para nada o que todo lo que hacés está mal, se trata de violencia verbal. Eso es un maltrato, una violencia verbal que se hace emocional. Después la mujer se queda pensando que realmente no sabe hacer nada. Una violencia emocional se da con la manipulación con los hijos.

Cuando el hombre mantiene a la mujer y la denigra todo el tiempo y ella no se siente capaz de resolver ninguna situación, se genera una dependencia económica, un control absoluto sobre la otra persona.

Porque él es la cabeza del hogar, el que sostiene la familia y ella es como que no tiene derecho a nada en lo económico. Después está la violencia física y el maltrato sexual, que sería obligarla a mantener relaciones contra su voluntad.

- Hay personas que piensan que porque están casadas o en parejas tienen la obligación de complacer al hombre cuando lo requiera, ¿qué se puede decir al respecto?

-Todo lo ejercido contra la voluntad es un abuso sexual. Porque él sea el marido no tiene derecho a ser complacido cuando quiera. Tiene que haber un acuerdo, un consentimiento entre ambos.

Cuando hay un conflicto de pareja, él trata de llegar a un acuerdo y pide que lo perdone, dice que no va a volver a ocurrir más. Pero después llegan a tener una relación sexual, que no es consentida por la mujer y, entonces, se produce un “delito de instancia privada”, que significa cuando la víctima de ese abuso tiene que decidir si quiere que un fiscal lo procese a su agresor mediante todas las acciones legales que correspondan.
Y si la mujer acepta iniciar acciones legales, ésta persona podría ir presa tras recabar todos los elementos probatorios, para que el fiscal evalúe el procesamiento y el acusado resulte condenado.


- ¿Y realmente se llega a condenar a los denunciados?

- Hay casos de hombres que fueron condenados. El sometimiento sexual es un abuso, una violación que ejerce poder sobre un victimario. Hay una posición asimétrica mediante la cual él la obliga para que ella acceda.

La mayoría de las víctimas no quiere iniciar acciones penales, que eso se conozca, pero se puede lograr la exclusión del hogar. Está contemplado en el Código Penal que son delitos de instancia privada.


La comisaría de la Mujer y la Familia, recientemente inaugurada, funciona en 25 de Mayo 348, en Temperley.
FUENTE: DIARIO LA UNION - POR NANCY GARNICA

sábado, 31 de julio de 2010

RIO GALLEGOS: 1º MATRIMONIO IGUALITARIO





NUESTRA ASOCIACIÓN ESTUVO PRESENTE EN EL PRIMER MATRIMONIO DE MUJERES EN LA ARGENTINA Y EN LA CIUDAD DE RIO GALLEGOS, POR EL COMPROMISO EN LA QUE TODOS Y TODAS VIVAMOS INCLUÍDOS EN UN MUNDO SIN DISCRIMINACIÓN, Y EN LA QUE TODOS Y TODAS VIVAMOS CON LOS MISMOS DERECHOS.

viernes, 30 de julio de 2010

Nicaragua: OIM incluye al sector privado en reintegración de víctimas de trata


La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en conjunto con el gobierno de Nicaragua, organizó esta semana una reunión de empresarios con el objeto de incluir al sector privado en la reintegración económica de las víctimas de trata de personas.
El cónclave se celebró en el poblado de Chinandega –al noroeste de Managua, cerca de la frontera con Honduras –, uno de los principales lugares de origen de las víctimas.

Aunque aún existe poca información sobre la magnitud del tráfico de personas en Nicaragua, se sabe que es un fenómeno de mayor incidencia en las áreas fronterizas donde se registra una pobreza extrema.

La directora del Proyecto de la OIM contra la Trata, Brenda De Trinidad, señaló que la discusión del tema con empresarios es una idea novedosa. “Las conversaciones se centraron en cómo el sector privado puede ayudar a las mujeres provenientes de familias marginadas a superar la pobreza extrema y la violencia”, indicó.

De Trinidad explicó que este proyecto es el único en Centroamérica que busca fortalecer la red de apoyo local de autoridades, empresarios y sociedad civil para que las víctimas de trata que vuelvan a sus hogares reciban la asistencia médica y sicológica necesarias, además de capacitación para el trabajo y el inicio de una nueva vida.

La iniciativa de la OIM –financiada por Estados Unidos – planea realizar talleres similares en otras áreas fronterizas de Nicaragua y en El Salvador y Guatemala.
FUENTE. ONU

El juego perverso de ....COSMÉTICA DE LA MUERTE

Polémica por una línea inspirada en crímenes de Ciudad JuárezCosmética de la muerteUna empresa norteamericana lanzó productos de maquillaje alusivos a los asesinatos de mujeres en México. Tras el rechazo de organizaciones feministas, la firma pidió disculpas.Una fuerte polémica despertó, en México y en Estados Unidos, el lanzamiento de una línea de cosméticos de la firma MAC, con sede en Nueva York, inspirada en los centenares de asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez, en la frontera entre los dos países. En la colección, que iba a ser anunciada oficialmente en septiembre, predominan los tonos ocres e incluso el “rojo sangre”, mientras que los productos tienen Denominaciones tales como “Juárez”, “Quinceañera” (por la edad promedio de las víctimas), Ghost Town (Pueblo Fantasma), Factory (Fábrica, por los lugares donde trabajaban las mujeres asesinadas), Bordertown (Ciudad fronteriza) o Sleepwalker (Sonámbulo). En México, la mayoría de las opiniones que se conocieron están en contra del anzamiento, aunque también hay organizaciones involucradas en la condena del femicidio y el reclamo de justicia que se han manifestado a favor por entender que “ayuda a centrar la opinión internacional” sobre el tema. De todos modos, por lo que han salido a decir los voceros de la empresa, parece un hecho que el proyecto quedará trunco. MAC pidió disculpas y anunció que donará 100 mil dólares a los grupos feministas mexicanos, para respaldar su lucha.
En la colección abundan las sombras rojas combinadas con colores ocre que simulan los parajes desérticos de Juárez, donde aparecen los cuerpos de las mujeres asesinadas, las que en muchos casos fueron violadas y mutiladas. Sin embargo, Marisela Ortiz, de la ONG Nuestras Hijas de Regreso a Casa, consideró que la línea de cosméticos “no representa de ninguna manera una ofensa; por el contrario, ayuda a centrar la mirada internacional en este tema en momentos en los que la violencia derivada del narcotráfico ha invisibilizado los asesinatos de mujeres en Juárez”.
Por el contrario, Yuridia Rodríguez, del Observatorio de Femicidios en México,
pidió que los productos nunca lleguen al mercado. “Es denigrante, deben retirarlos y ofrecer una disculpa pública”, dijo en referencia a la colección.
La firma MAC y la empresa Rodarte, responsable del diseño, anunciaron que en compensación donarán 100.000 dólares para Organizaciones que abogan por el esclarecimiento de los femicidios. “Como asociación hemos decidido rechazar su donación”, comentó de todos modos Marisela Ortiz. Igual postura fue la que adoptó Yuridia Rodríguez.“El donativo no es suficiente. Se deben retirar los productos. ¡Hay una sombra para ojos que tiene forma y color de mancha de sangre y está combinada con color tierra!”, insistió Rodríguez al reiterar su postura en contra de la iniciativa.
La responsable del Observatorio mexicano opinó que “no parece que sea una
campaña diseñada para posicionar el tema. No parece que sea para sensibilizar ni
concientizar sobre los femicidios”.
Ante las críticas, la empresa MAC pidió disculpas. “Lamentamos profundamente que
la línea de maquillaje MAC Rodarte haya ofendido a algunos”, expresó la encargada de comunicación de MAC, Catherine Bomboy. “De ninguna manera estaba inspirada en la reprensible violencia contra las mujeres en Juárez”, aseguró. A modo de compensación ofreció el donativo de 100 mil dólares “para ayudar a la mujer de Juárez”. Anticipó que el monto ofrecido es “el primer paso de una iniciativa que se prolongará varios años”. Según la responsable de MAC, las respuestas negativas ante la campaña “nos han enseñado más acerca de las circunstancias sumamente difíciles de las mujeres de Juárez”.
La colección de MAC ya había sido rechazada por la Comisión Nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, de México. El organismo
sostuvo que la campaña “muestra insensibilidad y desconocimiento del dolor que
representa la muerte de esas mujeres para sus familias, para la sociedad de
Ciudad Juárez y para nuestro país”. Más allá de la mala recepción de la idea, se
afirma que las creadoras de la línea de cosméticos, Kate y Laura Mulleavy, sólo
intentaron poner el nombre de Ciudad Juárez sobre el tapete, conmovidas por los
hechos allí ocurridos. El año pasado habían presentado, en Nueva York, una
colección de ropa basada en las fábricas maquiladoras de Juárez y en las
trabajadoras explotadas del lugar. El número de asesinatos de mujeres en esa
ciudad fronteriza llega a 500.
FUENTE. PÁGINA 12

COMO SE "PRESENTAN" A SÍ MISMOS LOS VIOLENTOS...


¿Quién escucha al golpeador?
Una mirada desde adentro que muestra cómo funciona el programa Las Víctimas contra las Violencias y el periplo que continúa a una denuncia. El papel de las Brigadas contra la Violencia Familiar. Cómo se presentan a sí mismo los violentos. El relato de los hijos.

Por Eva Giberti
El hombre se acercó a la empleada administrativa, exaltado: “¿Cuándo me van a atender? Hace media hora que espero...”. Una mujer sesentona y corpulenta que lo acompañaba, y que era su mamá, subrayó, con el mismo modo: “¡Yo no voy a perder aquí toda la mañana! ¡Y quiero que me escuchen para que se sepa la verdad!”

Eran las 11.15. Habían sido convocados ese día a las 11, según constaba en la citación que mostraban. El policía de guardia, entrenado en esas escenas, se limitó a mirarlos. La empleada administrativa, detrás de la ventanilla, respondió: “Están demorados unos minutos, ya los van a atender...”.

En ese mismo momento una profesional llamó al hombre y le pidió a la señora que esperara. Otra vez discusión: “Yo quiero entrar con él, porque él es demasiado bueno y no va a contar toda la verdad, lo que le ha hecho vivir la loca de su mujer durante años...”.

Le explicaron: “Ya la vamos a escuchar, señora. Primero pasa el señor”.

Escena reiterada. ¿Dónde? En el Cuerpo Interdisciplinario contra la Violencia Familiar, que depende del Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.

Este Cuerpo Interdisciplinario cuenta con abogados, psicólogos, trabajadoras sociales y un agente policial en la puerta de ingreso al local.

Fue creado por el Art. 6º del Decreto Nº 235/96, reglamentario de la Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar y comenzó a funcionar el día 4 de noviembre de 1997.

Era convocado por los Juzgados de Familia y/o Defensorías Nacionales y recibe los expedientes iniciados en los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Civil por denuncias relacionadas con violencia familiar. Actualmente sus miembros asumen los expedientes con las denuncias recibidas en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, derivados por los jueces, donde se ha labrado un acta con los dichos de el o la denunciante. En esa instancia se confecciona un informe que describe la situación en que se encuentra la supuesta víctima.

Durante las últimas décadas, en las cuales se posicionó la violencia familiar como un delito que ya no podía mantenerse encerrado puertas adentro, se colocó el énfasis en las víctimas del violento. Hoy en día el tema se ha instalado en la agenda informativa. Y la tarea pionera, que iniciaron diversas instituciones en la década del ’80, actualmente no constituye secreto doméstico, ya que los medios difunden datos a escala mundial referidos a la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar.

Acerca de esta política es imprescindible advertir que estamos frente a violencia de género, aunque mantengamos las tradicionales nomenclaturas de violencia doméstica, familiar o conyugal. Utilizar este lenguaje arriesga disimular o tornar invisible la desi-gualdad de género que constituye el eje del problema del cual la violencia familiar es un indicador. Feroz y a veces homicida, razón por la cual lo atendemos, pero sin distraernos: es un recurso o instrumento destinado a mantener las características de las relaciones entre hombres y mujeres, reguladas por la desigualdad y la explotación de las mujeres que se expresa en múltiples niveles, uno de cuyos paradigmas es el golpeador. Frente al cual la ley garantiza su derecho a la defensa y a la apelación.

¿Quién escucha al golpeador?

Puede contar con un defensor una vez que la denuncia se ha judicializado. ¿Quién atiende a su defensor que se presenta reiteradamente “para apurar el expediente”?

Lo hace el Cuerpo Interdisciplinario que desde el año 2008 –y después de numerosos avatares técnicos y administrativos– ingresó como parte del Programa Las Víctimas contra las Violencias y fue modificado por nosotros en su filosofía y procedimientos: es el encargado de cerrar el circuito de estudios y diagnóstico que el juez precisa para sentenciar al violento, una vez que se evaluó el riesgo intrafamiliar para la víctima, sus hijos y la convivencia de acuerdo con lo que la ley indica. Lo cual sólo constituye un segmento de la atención que merece la violencia de género y el ejercicio del poder patriarcal del cual las pautas de la Justicia son tributarias.

Se supone que una vez instalada la denuncia de la víctima en el ámbito de la Justicia es suficiente, porque Su Señoria excluyó del hogar al golpeador durante tres meses. ¿El golpeador permanecerá silencioso sin demandar ser escuchado? No se queda tranquilo, a menudo ronda la casa de la que fue separado, pretende volver con su mujer usando intermediarios o la manda amenazar.

Este es un punto de inflexión, significativamente ausente de la mayoría de las prédicas y descripciones referidas al tema violencia familiar, que finalizan sin mencionar la continuidad del circuito de la violencia más allá de la exclusión del hogar.

El que ha delinquido busca ser escuchado y la ley indica que deberá ser evaluada la peligrosidad de la convivencia familiar. Si los equipos técnicos de los juzgados y los peritos judiciales no son convocados o no alcanzan a cubrir la multitud de historiales que deben atender, el Cuerpo Interdisciplinario, por mandato del juez, tiene obligación de realizar el diagnóstico de violencia intrafamiliar para que Su Señoría cuente con otros elementos, más allá de la denuncia inicial, y saber qué sucedió durante la vida de esa organización familiar.

La familia cercana del violento
y la vivienda compartida


Motivo por el cual no solamente escuchamos al golpeador sino también citamos a miembros de su familia: su madre o padre, hermanos, hijos y a la propia víctima. A partir de allí, la violencia familiar pone entre paréntesis la posición de víctima/victimario para desarrollarse en una escena que se desenvuelve delante nuestro según lo que vemos y lo que escuchamos.

Ya no se trata de una víctima narrando su historia, sino de un paisaje de violencia en el que los vecinos –con los que se conversa en la visita domiciliaria– excede notoriamente de lo que habitualmente se analiza. Sus momentos e historias se enhebran según la usanza y modalidad de los orígenes institucionales de la familia que incluía a los parientes, los siervos y la corresidencia, dirigida y comandada por el pater.

De este modo, la señora sesentona, madre del golpeador y suegra de la denunciante, que encaraba con agresivos modales a la empleada administrativa, se sienta delante de una psicóloga y de una trabajadora social, si es que una abogada no ha debido intervenir previamente para explicarle las características del expediente que se tramita. Entonces surge la “denuncia grave” contra su nuera: “Sólo le interesaba salir a pasear, nunca se ocupaba de mi hijo ni de los chicos. Mi hijo volvía de trabajar y no tenía comida preparada ni estaba ella esperándolo. Ella le gasta todo el dinero que él gana. Una vez le tiró con un adoquín de la construcción que estaban haciendo dentro de la casa y lo lastimó a él. ¿Cómo va a decir que él es violento? Yo lo conozco bien porque es mi hijo. Pero es un hombre y ella tiene que portarse como una esposa”.

Las madres del golpeador, que con frecuencia reproducen estos dichos, describen a la denunciante como si fuera una mantis religiosa, una mujer araña que devora a su compañero malgastando su dinero, acorralándolo con sus maldades y descuidos, además de proceder como una mala madre.

Es un parámetro interesante que permite conjeturar las pulsaciones que quizá latieran en esa familia, cuando el varón incluye en su descargo “que su mujer le tiró un ladrillo” sin explicar que previamente él la había trompeado. Si alguien denominase a estas escenas “violencia cruzada”, es decir “los dos se pegan”, carecería de perspectiva. Porque el ladrillazo se torna un recurso defensivo ante los puños de un varón mucho más fuerte que ella. Para lo cual interesa comparar la estatura entre ambos, realidad que tenemos ante nuestros ojos. O sea, es el mundo donde lo simbólico del lenguaje yace astillado entre insultos y golpes para dejar paso a la categorización de los estudios de género como relación social y no como construcción simbólica. El género como construcción simbólica es el que describe –entre otras teorizaciones– las posiciones de dominio sobre las mujeres, buscando su sometimiento, y el género como relación social pone en evidencia cómo funciona ese dominio.

Alcanza con escuchar a la suegra y no sólo al golpeador para comprenderlo. Lo que permite diagnosticar que esta víctima debió ser doblemente víctima, dadas las acusaciones de esta señora. (Dejo abierto el capítulo que describe cómo se distribuyen las relaciones de dominio cuando las ejercen mujeres con papel preponderante, zona que no corresponde sea ocultada si pretendemos reconocer y estudiar las diversas formas de la violencia estructural.)

Los diálogos con los golpeadores
y violentos en general


Es preciso entrenarse para escuchar a quien fue denunciado como golpeador. Si en ese expediente encontramos que en un primer momento la víctima o un vecino alcanzó a llamar al número 137 (a nuestra Brigada contra la Violencia Familiar perteneciente al Programa Las Víctimas contra las Violencias, que interviene los 365 días del año y durante las 24 horas) encontramos una notoria ventaja para la apreciación real de los hechos. Porque el informe de la Brigada se realiza desde el domicilio de la víctima al cual se llega cuando el denunciado con frecuencia ha huido (en otras oportunidades un patrullero llega rápidamente –por el llamado de la Brigada que solicita su intervención por si el golpeador permanece en el domicilio– y lo detiene). Detrás de esa intervención llega la Brigada cuyos profesionales asumirán la atención de la víctima. Estos profesionales ingresaron en el domicilio momentos después del llamado telefónico de ella o de un vecino, de manera que toman contacto con la escena donde se desarrollaron los ataques y en su informe describen el estado en que se encontraban las habitaciones y la situación de los hijos, aterrorizados después de presenciar la golpiza contra la madre.

Cuando el expediente que recibe el Cuerpo Interdisciplinario incluye el informe de la Brigada que intervino debido al llamado al 137, los colegas que deben evaluar la situación cuentan con un documento inapreciable.

De manera que las argumentaciones del denunciado acerca de su inocencia o de lo escaso de la violencia quedan desmentidos por una evidencia rotunda.

Pero no siempre interviene esta Brigada. Los expedientes llegan desde los juzgados y frente al agresor contamos con lo que él nos pueda decir, también algún familiar a quien se ha citado y también sus hijos. Además de entrevistar a la víctima lo más brevemente posible, para no revictimizarla, ya que se cuenta con los datos obtenidos por la Oficina de la Corte y en algunas oportunidades por los colegas de la Brigada contra la Violencia Familiar (137).

Casi sistemáticamente el violento se presenta como víctima de una mujer mentirosa, con la cual nunca debió formar pareja. Esto sucede en cualquiera de las clases sociales. En oportunidades, miente: “Solo la empujé porque estaba nervioso. Ella me hace perder la paciencia”. Sin embargo, la intervención hospitalaria informa una fractura de costilla.

Son personas que llegan irritadas a esa entrevista y algunos intentando impresionar como personas calmas y moderadas. Pero siempre –como es lógico– defendiendo sus derechos que describen vulnerados por su compañera. Es infrecuente que reconozcan su responsabilidad en el hecho. Suponen, y así es, que están bajo sospecha por parte de quien los entrevista y que les resultará complejo desactivarla. La capacidad diagnóstica de quien lo entrevista juega su eficacia después de la previa lectura del expediente donde se describe la denuncia. Este fenómeno reclama un entrenamiento profesional y poder escucharlo con suficiente distancia emocional (es una manera simplista de referirse a las distintos momentos del entrenamiento).

Lo escuchan una psicóloga y una trabajadora social. Ambas también escuchan a los otros miembros de la familia que han sido citados.

La percepción social que tienen los violentos acerca de lo que significa una mujer suele ser coincidente en lo que se refiere a inequidades de género: las consideran como sujetos inferiores destinadas a servirlos y obedecerlos, comenzando por la disponibilidad de sus cuerpos femeninos. De allí surge “lo que es propio o le corresponde al varón y a la mujer”, según sus creencias. Si la mujer “no cumple” con “lo que es propio de ella por ser mujer”, el golpeador pone en marcha lo que supone es “propio de él por ser varón”, el ejercicio de la violencia en cualquiera de sus formas. Que cada vez con mayor frecuencia termina en el femicidio, matándola.

Los hijos dicen lo inesperado

En las entrevistas con los niños y niñas, habitualmente testigos de los ataques y también sus víctimas, por lo general temen hablar de lo que ven que sucede entre sus padres. Pero algunos describen sin titubear y sin que se les pregunte. El procedimiento no demanda, por ahora, Cámara Gesell.

Algunos se quedan sentados esperando que sus padres finalicen las entrevistas, otros corretean por la sede o juegan con algunos juguetes disponibles, otros se acurrucan en los brazos de un familiar.

En oportunidades, la mirada de una profesional alerta pregunta al pasar “¿cómo te hiciste ese moretón en el brazo?”. El niño intenta taparlo con la manito y esa circunstancia sugiere la consulta pediátrica.

Aparece entonces que la violencia del golpeador, denunciada por la madre, también recae sobre los chicos, marcados por el pater familia y, ante nuestro pedido, confirmada por los médicos.

O sea, la idea de violencia familiar se va construyendo y ampliando mucho más allá de lo que los gritos desesperados de una víctima podrían sugerir.

Y en alguna oportunidad se produce un giro en relación con quien ha hecho la denuncia, cuando los hijos comienzan a contar que “su mamá les pega mucho, sobre todo a los más chiquitos”, situación descripta por una hermanita mayor. Lo cual modifica, en la misma sede del Cuerpo Interdisciplinario, la característica de la denuncia. Estamos ante una familia violenta, aun antes de realizar la visita domiciliaria que nos aporta datos concretos relativos a esa organización familiar. En estas circunstancias la denuncia de la madre y la primera intervención del juez, por ejemplo excluyendo transitoriamente al padre del hogar, abre un interrogante acerca de la sentencia definitiva después que Su Señoría ha leído la descripción, conclusiones y sugerencias que el Cuerpo Interdisciplinario produce.

Aquí finaliza la tarea prevista por la ley respecto del Cuerpo Interdisciplinario que dispone de escasísimos recursos para una orientación final en situaciones concretas de familias violentas. En realidad, es la sociedad la que no dispone de ellas porque esta índole de violencia sólo es un indicador de la violencia de género, que no necesariamente se soluciona enviando a los violentos y a sus víctimas a respectivas psicoterapias. Puesto que se arriesga la presencia de ideologías patriarcales como fundamento de aquéllas. Si estamos frente a una violencia estructural que sostiene las desigualdades entre los géneros, el problema es abarcativo y no alcanza con enfoques individuales, aunque éstos sean imprescindibles.

Interesa conocer el periplo que continúa a las denuncias, de allí la importancia de informar las acciones del Cuerpo Interdisciplinario en el cual las abogadas juegan un papel preponderante regulando y supervisando los expedientes, protagonistas mayores y soportes de todo lo que se actúa. También interesa saber que estas prácticas son las que advierten acerca de los engaños que pueden enmascararse detrás de acciones efectivas en beneficio inmediato de las víctimas: el ocultamiento de la desigualdad de género ante la sociedad. Sería riesgoso encandilarse con la necesaria “lucha contra la violencia familiar o doméstica”, postergando las acciones y los discursos que reclaman conciencia y oposición hacia esas desigualdades. Territorio donde, en nuestro país, nos falta un inmenso camino por transitar en la aplicación de las leyes de protección integral.
FUENTE. PAGINA 12

miércoles, 28 de julio de 2010

La trata es mayor en países más religiosos


En su nuevo libro, Lydia Cacho refiere que hay una creciente demanda de esclavas sexuales cada vez más jóvenes forzadas a tener sexo miles de veces en su vida.

Nan tenía quince años cuando una noche su padre la llamó y la presentó a un soldado que dijo necesitar jóvenes sanas y vírgenes para trabajar en el gobierno. Los padres recibieron el equivalente a 60 dólares estadounidenses y la promesa de que su hija volvería en un año preparada para trabajar. “Luego de caminar mucho me subieron a un viejo vehículo entre soldados, y cuando uno de ellos me tocó entre las piernas me oriné en la ropa. Se burlaron y me insultaron”.
Después de una violación tumultuaria, Nan fue vendida en un burdel de Tailandia donde fue explotada durante dos años. La adolescente fue rescatada del lugar y herida por un soldado que la acusó de traición. Ahora se dedica a hacer traducciones para grupos clandestinos de derechos humanos en Birmania, país donde nació, pero que es “un campo de exterminio de mujeres”.
La tragedia de Nan es una historia de esclavitud sexual compartida por 1.39 millones de personas en el mundo, que ha documentado la periodista Lydia Cacho en su libro Esclavas del poder. Un viaje al corazón de la trata... sexual de mujeres y niñas en el mundo.
Durante cinco años, la fundadora y directora de un centro de atención para mujeres e hijos víctimas de violencia en Cancún, recorrió el mapa internacional de la trata de personas que involucra a países pobres y poderosos, donde mujeres y niñas son compradas, vendidas y revendidas “como residuos sociales, como trofeos y ofrendas”.
Lydia Cacho viajó a Turquía, donde el 50% de las mujeres emigrantes terminan en las redes de prostitución. En Irak e Irán confirmó que “cuanto más conservador y religioso es un país o un grupo social, más clara es su laxitud para explotar sexualmente a niñas, niños y mujeres de otras razas, creencias y países”. Conoció de viva voz la historia de una mujer norteamericana violada durante todo un día por 40 hombres yakuzas en Japón. En Camboya habló con Somaly Mam, una sobreviviente a la esclavitud que trabaja para abolirla.
En entrevista con KIOSKO, la periodista cuenta que llegó a Birmania cruzando ilegalmente por Tailandia. Ahí, habló con muchas víctimas pese a que la dictadura militar birmana arresta y tortura a quienes pretenden difundir violaciones a los derechos humanos. Disfrazada de monja caminó en el barrio mexicano de La Merced, uno de los dos lugares de la capital del país donde se contabilizaron mil 528 mujeres en situación de trata, 947 de ellas menores de 17 años y una tercera parte proveniente de Brasil, El Salvador, Guatemala y República Dominicana.
Para documentar el libro -traducido ya a 11 idiomas- Cacho entrevistó a víctimas, activistas, funcionarios de gobierno, clientes, tratantes, mafiosos, policías, militares y hombres arrepentidos. Encontró similitudes que hacen de la trata de personas un fenómeno creciente: pobreza, desigualdad, violencia, machismo, corrupción, omisión, injusticia, tolerancia, machismo y desamor.
En todos los países que visitaste el grado de corrupción es el mismo y están involucrados desde el policía hasta los que están en el poder.
Sí, eso fue para mí muy sorprendente. Incluso en países donde la corrupción está bastante acotada como en Turquía, que es uno de los estados proxenetas más notables del mundo en el sentido de que está legalizada la trata como en Alemania, Australia u Holanda, pero a diferencia de éstos, en Turquía es el estado mismo el que controla los burdeles y a pesar de eso, la corrupción es muy alta como la japonesa donde me entrevisté con una mujer colombiana que fue explotada y que había llegado al lugar a las 3 de la mañana y ver que a dos metros estaban los policías y sientes que estás en Tijuana, Durango o en Chicago. Se trata del mismo fenómeno y no es sólo un asunto de delincuencia global sino de ausencia de ética global y de la normalización de la prostitución que le da origen a la trata de personas.
Trata y narcotráfico
“Desde Costa Rica hasta Estados Uni dos, desde Rusia hasta Japón, desde Vietnam hasta Qatar, escuché el mismo razonamiento: la explotación sexual comercial es un asunto no de placer, sino de dinero”, afirma Cacho en su libro, donde destaca que la globalización ha creado un mercado con oferta y demanda inagotables, al grado que la esclavitud seguirá creciendo hasta superar la venta de narcóticos “por el simple hecho de que hay comunidades enteras y países que dependen del turismo sexual y de la trata y el sexo comercial”.
¿Cómo es eso posible?
Durante estos cinco años entrevisté a especialistas de diferentes países, pero también a agentes de la Interpol, Europol, FBI, CIA y DEA. Cuando inicié la investigación me encontré con cifras como la que el delito de la trata de personas arrojaba ganancias por 3 mil 500 millones de dólares. La cifra de este año es de 16 mil millones de dólares. Y la vinculación entre los narcotraficantes y las redes de trata de personas que hasta hace poco tiempo había sido negada por la mayoría de los gobiernos, nos indica que los narcotraficantes no sólo emplean las rutas de los tratantes sino que están entrando de lleno al negocio de la trata y a los negocios “lícitos” de prostitución que terminan siendo redes criminales de explotadores.
Al seguir la pista de las redes criminales, Cacho descubrió que quienes se dedican a la trata son los delincuentes menos perseguidos por la justicia, tienen poder económico y político.
En el libro, relata cómo los tratantes, una vez que “enganchan” a sus víctimas les hacen creer que para eso nacieron y no tienen otra alternativa que ser esclavas sexuales. La mayoría de las esclavas provienen de hogares donde hay pobreza, exclusión y violencia doméstica.
Lydia Cacho dice que resulta fácil engañarlas porque la trata de personas está relacionada con una cultura de cosificación de la mujer y es una evidencia de que en la actualidad hay una hipersexualización. “Aunque las mujeres, en el feminismo hemos avanzado muchísimo, en el tema de la sexualidad y erotismo hemos avanzado muy poco porque cargamos los mismos prejuicios que antes y ahora las adolescentes están descriendo su vida erótica no de una manera sana y empoderada sino mediante una hipersexualidad burda donde el fin es desnudarse para ser observadas por otros. Yo entrevisté a jóvenes en Inglaterra y en España que pasan el tiempo viendo pornografía en internet; chicos en Tokyo, cuya noción de pornografía es ver violaciones reales, igual que en Cancún, México”.
Cacho afirma que perseguir la trata de personas requiere de voluntad política y que atrapar a las mafias implicaría cerrar prósperos negocios lícitos donde se lava dinero proveniente de la explotación sexual de mujeres y niñas.
La periodista destaca que los negocios dedicados a la prostitución son el origen de la trata de personas por las condiciones con las que obligan a trabajar a mujeres y niñas. “No es válido el discurso de que si se legaliza la prostitución se acaba con la trata”.
Para abolir la trata de personas, dice la periodista y activista, no sólo se requieren acciones judiciales. La cárcel no es el mejor remedio para acabar con la explotación sexual de mujeres y niñas en el mundo. Falta una transformación cultural, un cambio de paradigma.
La guerra contra la trata
Lydia Cacho advierte: “estamos en un momento muy peligroso. Hay que empezar a detener el fenómeno de la trata de personas porque está creciendo. En un problema complejo que hay que revelar y esa fue mi intención con este libro, porque me parece que sólo habíamos visto la mitad de la película”.
Asegura que si no lo hacemos “en diez años vamos a tener un presidente que va a anunciar una guerra contra la trata y ya vimos que la violencia no se resuelve con más violencia”.
En el libro, Cacho refiere que hay una creciente demanda de esclavas sexuales cada vez más jóvenes forzadas a tener sexo miles de veces en su vida. Pero ¿dónde están esos clientes? La respuesta -dice la activista- es sencilla. “En sus hogares con sus esposas e hijos, con sus novias; en sus empresas respetables y en las iglesias dando o acudiendo a misa. Están frente a los juicios de causas penales y civiles e investigan historias para diarios renombrados; trabajan en escuelas, universidades, son programadores de páginas web o futbolistas; están en todas partes”.
¿Los hombres deben empezar también por replantear su masculinidad?
Hombres y mujeres somos víctimas de esta cultura que reproduce los estereotipos del machismo. Las mujeres porque si se rebelan son víctimas de violencia y de los hombres porque son obligados a vivir una genitalización de su sexualidad. La mayoría de los hombres que entrevisté para esta investigación habla de lo infelices que son, pero me pregunto por qué tantos le tienen miedo a rebelarse ante un machismo que no les corresponde. Lo ideal es que hombres y mujeres seamos reeducados sobre lo que significa el amor, el respeto, la equidad de género y la paz.
Y en esa labor, que implica un cambio cultural, agrega, los medios de comunicación son co-responsables.
“Nunca había llorado tanto como lloré ahora al escuchar todas las historias de las víctimas, pero también esta investigación me hizo creer más que nunca en el periodismo porque pude darle voz a la gente y conocer un fenómeno que no conocíamos en su totalidad”.


Nan tenía quince años cuando una noche su padre la llamó y la presentó a un soldado que dijo necesitar jóvenes sanas y vírgenes para trabajar en el gobierno. Los padres recibieron el equivalente a 60 dólares estadounidenses y la promesa de que su hija volvería en un año preparada para trabajar. “Luego de caminar mucho me subieron a un viejo vehículo entre soldados, y cuando uno de ellos me tocó entre las piernas me oriné en la ropa. Se burlaron y me insultaron”.
Después de una violación tumultuaria, Nan fue vendida en un burdel de Tailandia donde fue explotada durante dos años. La adolescente fue rescatada del lugar y herida por un soldado que la acusó de traición. Ahora se dedica a hacer traducciones para grupos clandestinos de derechos humanos en Birmania, país donde nació, pero que es “un campo de exterminio de mujeres”.
La tragedia de Nan es una historia de esclavitud sexual compartida por 1.39 millones de personas en el mundo, que ha documentado la periodista Lydia Cacho en su libro Esclavas del poder. Un viaje al corazón de la trata... sexual de mujeres y niñas en el mundo.
Durante cinco años, la fundadora y directora de un centro de atención para mujeres e hijos víctimas de violencia en Cancún, recorrió el mapa internacional de la trata de personas que involucra a países pobres y poderosos, donde mujeres y niñas son compradas, vendidas y revendidas “como residuos sociales, como trofeos y ofrendas”.
Lydia Cacho viajó a Turquía, donde el 50% de las mujeres emigrantes terminan en las redes de prostitución. En Irak e Irán confirmó que “cuanto más conservador y religioso es un país o un grupo social, más clara es su laxitud para explotar sexualmente a niñas, niños y mujeres de otras razas, creencias y países”. Conoció de viva voz la historia de una mujer norteamericana violada durante todo un día por 40 hombres yakuzas en Japón. En Camboya habló con Somaly Mam, una sobreviviente a la esclavitud que trabaja para abolirla.
En entrevista con KIOSKO, la periodista cuenta que llegó a Birmania cruzando ilegalmente por Tailandia. Ahí, habló con muchas víctimas pese a que la dictadura militar birmana arresta y tortura a quienes pretenden difundir violaciones a los derechos humanos. Disfrazada de monja caminó en el barrio mexicano de La Merced, uno de los dos lugares de la capital del país donde se contabilizaron mil 528 mujeres en situación de trata, 947 de ellas menores de 17 años y una tercera parte proveniente de Brasil, El Salvador, Guatemala y República Dominicana.
Para documentar el libro -traducido ya a 11 idiomas- Cacho entrevistó a víctimas, activistas, funcionarios de gobierno, clientes, tratantes, mafiosos, policías, militares y hombres arrepentidos. Encontró similitudes que hacen de la trata de personas un fenómeno creciente: pobreza, desigualdad, violencia, machismo, corrupción, omisión, injusticia, tolerancia, machismo y desamor.
En todos los países que visitaste el grado de corrupción es el mismo y están involucrados desde el policía hasta los que están en el poder.
Sí, eso fue para mí muy sorprendente. Incluso en países donde la corrupción está bastante acotada como en Turquía, que es uno de los estados proxenetas más notables del mundo en el sentido de que está legalizada la trata como en Alemania, Australia u Holanda, pero a diferencia de éstos, en Turquía es el estado mismo el que controla los burdeles y a pesar de eso, la corrupción es muy alta como la japonesa donde me entrevisté con una mujer colombiana que fue explotada y que había llegado al lugar a las 3 de la mañana y ver que a dos metros estaban los policías y sientes que estás en Tijuana, Durango o en Chicago. Se trata del mismo fenómeno y no es sólo un asunto de delincuencia global sino de ausencia de ética global y de la normalización de la prostitución que le da origen a la trata de personas.
Trata y narcotráfico
“Desde Costa Rica hasta Estados Uni dos, desde Rusia hasta Japón, desde Vietnam hasta Qatar, escuché el mismo razonamiento: la explotación sexual comercial es un asunto no de placer, sino de dinero”, afirma Cacho en su libro, donde destaca que la globalización ha creado un mercado con oferta y demanda inagotables, al grado que la esclavitud seguirá creciendo hasta superar la venta de narcóticos “por el simple hecho de que hay comunidades enteras y países que dependen del turismo sexual y de la trata y el sexo comercial”.
¿Cómo es eso posible?
Durante estos cinco años entrevisté a especialistas de diferentes países, pero también a agentes de la Interpol, Europol, FBI, CIA y DEA. Cuando inicié la investigación me encontré con cifras como la que el delito de la trata de personas arrojaba ganancias por 3 mil 500 millones de dólares. La cifra de este año es de 16 mil millones de dólares. Y la vinculación entre los narcotraficantes y las redes de trata de personas que hasta hace poco tiempo había sido negada por la mayoría de los gobiernos, nos indica que los narcotraficantes no sólo emplean las rutas de los tratantes sino que están entrando de lleno al negocio de la trata y a los negocios “lícitos” de prostitución que terminan siendo redes criminales de explotadores.
Al seguir la pista de las redes criminales, Cacho descubrió que quienes se dedican a la trata son los delincuentes menos perseguidos por la justicia, tienen poder económico y político.
En el libro, relata cómo los tratantes, una vez que “enganchan” a sus víctimas les hacen creer que para eso nacieron y no tienen otra alternativa que ser esclavas sexuales. La mayoría de las esclavas provienen de hogares donde hay pobreza, exclusión y violencia doméstica.
Lydia Cacho dice que resulta fácil engañarlas porque la trata de personas está relacionada con una cultura de cosificación de la mujer y es una evidencia de que en la actualidad hay una hipersexualización. “Aunque las mujeres, en el feminismo hemos avanzado muchísimo, en el tema de la sexualidad y erotismo hemos avanzado muy poco porque cargamos los mismos prejuicios que antes y ahora las adolescentes están descriendo su vida erótica no de una manera sana y empoderada sino mediante una hipersexualidad burda donde el fin es desnudarse para ser observadas por otros. Yo entrevisté a jóvenes en Inglaterra y en España que pasan el tiempo viendo pornografía en internet; chicos en Tokyo, cuya noción de pornografía es ver violaciones reales, igual que en Cancún, México”.
Cacho afirma que perseguir la trata de personas requiere de voluntad política y que atrapar a las mafias implicaría cerrar prósperos negocios lícitos donde se lava dinero proveniente de la explotación sexual de mujeres y niñas.
La periodista destaca que los negocios dedicados a la prostitución son el origen de la trata de personas por las condiciones con las que obligan a trabajar a mujeres y niñas. “No es válido el discurso de que si se legaliza la prostitución se acaba con la trata”.
Para abolir la trata de personas, dice la periodista y activista, no sólo se requieren acciones judiciales. La cárcel no es el mejor remedio para acabar con la explotación sexual de mujeres y niñas en el mundo. Falta una transformación cultural, un cambio de paradigma.
La guerra contra la trata
Lydia Cacho advierte: “estamos en un momento muy peligroso. Hay que empezar a detener el fenómeno de la trata de personas porque está creciendo. En un problema complejo que hay que revelar y esa fue mi intención con este libro, porque me parece que sólo habíamos visto la mitad de la película”.
Asegura que si no lo hacemos “en diez años vamos a tener un presidente que va a anunciar una guerra contra la trata y ya vimos que la violencia no se resuelve con más violencia”.
En el libro, Cacho refiere que hay una creciente demanda de esclavas sexuales cada vez más jóvenes forzadas a tener sexo miles de veces en su vida. Pero ¿dónde están esos clientes? La respuesta -dice la activista- es sencilla. “En sus hogares con sus esposas e hijos, con sus novias; en sus empresas respetables y en las iglesias dando o acudiendo a misa. Están frente a los juicios de causas penales y civiles e investigan historias para diarios renombrados; trabajan en escuelas, universidades, son programadores de páginas web o futbolistas; están en todas partes”.
¿Los hombres deben empezar también por replantear su masculinidad?
Hombres y mujeres somos víctimas de esta cultura que reproduce los estereotipos del machismo. Las mujeres porque si se rebelan son víctimas de violencia y de los hombres porque son obligados a vivir una genitalización de su sexualidad. La mayoría de los hombres que entrevisté para esta investigación habla de lo infelices que son, pero me pregunto por qué tantos le tienen miedo a rebelarse ante un machismo que no les corresponde. Lo ideal es que hombres y mujeres seamos reeducados sobre lo que significa el amor, el respeto, la equidad de género y la paz.
Y en esa labor, que implica un cambio cultural, agrega, los medios de comunicación son co-responsables.
“Nunca había llorado tanto como lloré ahora al escuchar todas las historias de las víctimas, pero también esta investigación me hizo creer más que nunca en el periodismo porque pude darle voz a la gente y conocer un fenómeno que no conocíamos en su totalidad”.
FUENTE: EL UNIVERSAL.COM.MX

VIOLENCIA LABORAL EL FLAGELO DEL SIGLO XXI


Según el informe “Una amenaza a los Derechos Humanos. Aportes para su comprensión”, elaborado por la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral (OAVL), dependiente de la la Comisión Tripartita de Igualdad de Trato y Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral (CTIO) del Ministerio de Trabajo, el 59 por ciento de las denuncias sobre violencia laboral fueron realizadas por mujeres: el 10 por ciento de ellas declaró haber sufrido violencia sexual, el 80 por ciento violencia psicológica, y el 9 por ciento restante violencia física. Aún cuando la violencia sexual representa sólo el 8 por ciento de las causas de denuncia, en estos casos la mujer es considerada un objeto a disposición del acosador, mientras que en general el acosador refiere que ha sido ella quien lo ha provocado.
Los y las denunciantes han estado expuestos/as en su gran mayoría a situaciones de violencia psicológica (82 por ciento) y, en menor medida, a situaciones de violencia física y sexual (10 y 8 por ciento respectivamente). Por su parte entre los varones, las situaciones de violencia física asumen mayor peso que entre las mujeres. Se han recibido consultas por este motivo en un 11,2 por ciento los varones y 8,7 por ciento las mujeres. Asimismo, del 82 por ciento de los y las denunciantes que dijo sufrir violencia psicológica, se observa que va a ser entre los varones que la misma asume mayor peso relativo que entre las mujeres, expresándose en un 85,9 por ciento contra el 79,5 por ciento respectivamente.
Los datos que componen la muestra corresponden a 320 casos atendidos por la OAVL. Si bien el organismo reconoce que los resultados del informe no pueden ser generalizados al conjunto de las personas víctimas de situaciones violencia laboral (por no ser una muestra estadísticamente representativa) si pueden ser suficientes para dar cuenta de este flagelo.
Contrariamente a lo que se supone, que las relaciones informales son el caldo de cultivo de un hostigamiento laboral, el estudio demostró que la mayoría de los casos registrados en la OAVL se encuentran bajo una relación laboral “formal” (91 por ciento), es decir, un contrato de trabajo, una liquidación salarial mensual, los beneficios de una obra social, aguinaldo y vacaciones pagas. Para Patricia Saenz, titular de la OAVL, esto puede deberse quizás “a que la existencia de la Oficina se difundió más dentro del ámbito formal, y tuvieron más posibilidades de conocer el problema y de informarse, pero también a que en el sector informal de la economía está más naturalizado el maltrato, la explotación, y no hay una mirada de derechos”.
“La primera manifestación que la víctima percibe como violencia laboral es la pérdida de confianza en su trabajo por parte de sus superiores. Estos últimos, que en un principio consideraban óptima o excelente la tarea realizada por el/la trabajador/a, comienzan a cuestionarlo/a permanentemente, encargándole funciones o tareas inferiores a las que venía realizando. Los compañeros de trabajo comienzan en general siendo solidarios con su problemática pero, en muchos casos y al cabo de un tiempo, se alejan por miedo a ser ellos también víctimas de situaciones de violencia laboral” refiere el informe.
Los motivos desencadenantes de la violencia suelen ser algún tipo de reclamo laboral (61,3 por ciento); una situación de enfermedad (17,3); accidente laboral (10); y/o a partir de embarazos (5,3).
El estudio avanza sobre algunos rasgos del perfil del acosador o acosadora. En la mayoría de los casos la violencia es ejercida por el género masculino (60 por ciento) y en menor medida el género femenino (30), aunque también se presentan situaciones donde el acoso es ejercido de manera simultánea por varones y mujeres (10). Pero también resulta importante decir que las mujeres acosan en mayor medida a otras mujeres, constituyendo un 86 por ciento del total de los casos registrados, y en menor medida a los varones, representando un 13,9. Entre los varones esta relación se invierte y se achican las distancias, representando un 46 por ciento y un 54 respectivamente.
El hostigamiento puede manifestarse de modo descendente o procedente de la jerarquía (88 por ciento), en forma directa o consentida en el personal a cargo o en un tercero externo; horizontal o procedente de los colegas; mixto u horizontal con complicidad de la jerarquía; y ascendente o procedente de los trabajadores hacia un superior. Al indagar por quiénes son acosados/as mujeres y varones, se evidencia que tanto mujeres como varones son acosados mayormente por un superior; situación que adquiere mayor peso entre las mujeres, representando un 92 por ciento y un 84,4, respectivamente. Por su parte entre los varones asume mayor peso relativo que entre las mujeres el hecho de ser acosados por un par o un tercero.
Según la CTIO, éste el punto de partida de un registro estadístico de los casos de violencia laboral en nuestro país, al ser ésta una de las formas de abuso de poder que se ejerce en condiciones de desigualdad.
Fuente : Artemisanoticias - Marta Espíndola