Título original: " Es un punto de encuentro, pero esto no termina ahí"
Claudia Laudano, experta en comunicación y género, explica por qué la concentración de mañana en la plaza Congreso moviliza a distintos sectores de la sociedad. El trabajo histórico de las organizaciones de mujeres. El papel de las redes sociales. El futuro del reclamo.
#Niunamenos. La consigna se viralizó y trascendió las fronteras incluso pensadas para quienes la propusieron. Mañana se hará presente en las calles de la ciudad y de distintos puntos del país. Las expectativas en éste, que podría considerarse un punto de inflexión en la instalación política y mediática de una problemática que se lleva la vida de mujeres y niñas cada día, son muchas. ¿Pero por qué se dio justamente ahora, si hace años que el movimiento feminista viene batallando por sensibilizar a la sociedad y a quienes tienen el poder de lograr cambios? Una experta en comunicación y género analiza el fenómeno. “El 3 de junio es un punto de encuentro y confluencia, pero las cosas de ningún modo terminan allí”, dice.
Claudia Laudano, profesora titular en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), es investigadora especializada en temas de comunicación y género y dicta posgrados sobre estas temáticas en diferentes universidades. Actualmente investiga los usos y apropiaciones de las nuevas tecnologías de comunicación por parte de grupos de jóvenes feministas en el país. Desde ese lugar, y sin dejar de lado el contexto social en el que se mueve este fenómeno, que se inició en las redes sociales y rápidamente las trascendió, respondió algunas preguntas sobre el movimiento que propone ni una (mujer) menos, ni una (muerta) más.
–¿Por qué la convocatoria de mañana logró la adhesión de amplia parte de la sociedad?
–Una de las claves es que la consigna #Niunamenos es ampliamente convocante. ¿Quién puede estar en contra de parar los asesinatos de mujeres y chicas? En verdad, si lo pensamos desde esa interpelación, los 42 millones de habitantes tendríamos que adherir. También, la contundencia de las crónicas periodísticas diarias con casos de mujeres y jóvenes asesinadas o violentadas por parejas, ex o conocidos, tanto en sus hogares como en espacios públicos, operó como un punto de inflexión, un llamado de alerta a “hacer algo”, a movilizarse, que en muchos casos se concreta en las modalidades actuales de las fotos con “carteles”. De todos modos, quienes investigamos estos temas desde hace tiempo, sabemos que el movimiento de mujeres, en particular, las organizaciones feministas, vienen planteando la consigna “basta de violencia contra las mujeres” desde fines de la dictadura, en diferentes espacios y con mucha movilización. Entonces, el tema ya estaba instalado en la discusión pública y allí hizo sentido la convocatoria. De ningún modo se puede afirmar que surgió de la nada. Eso sería desconocer décadas de activismo social donde confluyen diferentes sectores, en especial de los grupos de mujeres, para visibilizar y debatir la problemática.
–¿Por qué se convirtió en un tema de agenda mediática y política?
–Diría, más bien, que el tema ya estaba en agenda o, mejor dicho, en debate público desde hace mucho tiempo. El último 8 de marzo, en La Plata, por ejemplo, el reclamo central fue “basta de femicidios” y el pedido de políticas públicas. La actividad estuvo convocada por las distintas organizaciones que integran la Campaña Contra las Violencias Hacia las Mujeres, que funciona y se moviliza, no es sólo un grupo de Facebook. Allí confluyen también profesionales y académicas, junto a organizaciones mixtas. Quizás estas intervenciones y organizaciones no tienen suficiente difusión para ser conocidas en otros espacios, no utilizan Twitter como estrategia de difusión, por ejemplo, pero dentro del movimiento de mujeres existe una trayectoria muy importante al respecto. Añadiría dos hitos significativos, que año a año vienen sentando posición pública con diferentes expresiones y resonancia mediática. Una es la fecha del 25 de noviembre, que en todo el país ha sido asumida como día para visibilizar el pedido de no violencia hacia mujeres y niñas. La otra son los Encuentros Nacionales de Mujeres, que se hacen desde hace 30 años. Con los testimonios y los debates de estrategias en los talleres específicos, se ha contribuido mucho a la visibilizar la problemática.
–Los medios sirvieron de fuente de información para contar los femicidios y en la comisión organizadora de esta marcha hay varias periodistas. ¿Está cambiando el rol del periodismo en relación a esta problemática?
–Sin duda que la difusión mediática de casos “impactantes”, como aparecer muertas en bolsas de residuos en tachos de basura o ser asesinadas en la vía pública, y ya no sólo en el interior de los hogares, además de ciertos casos de mujeres mediáticas que dieron sus testimonios, contribuyó a dimensionar no sólo la problemática sino la necesidad de contar con el plan nacional para abordar la asistencia, sanción y prevención de la violencia, como exige la ley desde 2009. Al no contar con estadísticas oficiales, como es obligación para el Estado, los medios en la actualidad son la fuente de información, como contabiliza la Casa del Encuentro. Existe mayor compromiso por parte de periodistas, redes y ciertos medios que se suman a otros y otras que abordan estos temas desde hace mucho tiempo. En este sentido, la sensibilidad de las periodistas que se enfrentan a diario a estas situaciones desde las noticias, con la red de contactos que tuvieron a disposición, generó primero la acción de una jornada de lectura junto a familiares de víctimas de violencia; al mismo tiempo que se desarrollaban otras acciones de protesta, como el grupo de los siluetazos en las calles o la realización de murales, charlas y volanteadas en diferentes ciudades. Luego, frente a la continuidad de los casos de femicidios, a mediados de mayo cristaliza la convocatoria unificada para el 3 de junio.
–¿Qué influencia tuvo el tipo de convocatoria a través de las redes, e invitando a participar con una foto de sí misma/o, en una época signada por las selfies?
–Retomando lo que decía antes, sacarse una foto, motu proprio o a pedido de otra persona, es poner “algo” de uno/a por una causa que se considera justa, terminar con la violencia hacia las mujeres, y en la que se encuentra esta modalidad de adherir que es muy sencilla y práctica, sin grandes esfuerzos ni involucramientos profundos. Además, circula por las redes sociales, con la fantasía de la viralización y de ser visto/a. La variante de la foto grupal, en lugares de trabajo, reunión o estudio puede resultar más interesante; si es que no queda sólo en la foto.
–Algunas personas se enojan porque gente que jamás se interesó por cuestiones de género ahora se sube a esta movida. ¿Cómo valora que la convocatoria trascienda espacios y fronteras diversas?
–Es muy importante que la movilización sea amplia, plural, con distintos sectores apoyando el reclamo de no más violencia contra las mujeres. En cuanto a los enojos, es comprensible frente a los oportunismos, pero allí habría que pensar qué se les puede reclamar una vez que subieron la foto a Facebook o a Twitter, dependiendo de quién sea. Es diferente si son funcionarios o funcionarias, por su responsabilidad en la gestión, municipal, provincial o nacional. Su acción de gobierno no puede ser la foto con el cartelito, porque está en un cargo para ejecutar políticas. En cambio, para políticos/as en campaña, que obviamente no se quieren perder el momento de alza que tiene el reclamo, es lógico exigir compromiso con propuestas concretas, en sus plataformas, para que no quede en mero uso político vaciado de contenido. A algunos mediáticos inescrupulosos se los está escrachando en las mismas redes sociales donde suben las fotos. Esos procesos, de distinta forma, se están dando en estos momentos y continuarán.
–Más allá de los medios, ¿por qué después de tanto batallar desde el feminismo, el movimiento de mujeres, el periodismo de género y demás espacios especializados, ahora se está dando este fenómeno que pareciera prometer llenar la Plaza Congreso?
–Cristalizó en una fecha concreta, el 3 de junio, donde van a confluir los grupos y sectores que ya vienen trabajando a diario por transformar esta situación, con sectores y personas que se sumarán por primera vez a poner el cuerpo y acompañar el reclamo histórico del movimiento de mujeres de terminar con la violencia hacia las mujeres y chicas. Se están sumando muchas chicas jóvenes y eso es muy interesante. Como estamos en pleno proceso de gestación de la movilización frente al Congreso Nacional y en muchas ciudades del país, es difícil predecir la dimensión de lo que puede ocurrir respecto del apoyo y entusiasmo que se percibe en estos momentos, que es muy prometedor.
–¿Qué debería pasar para que este momento de inflexión trascienda la marcha y se instale en la agenda de quienes tienen el poder de trabajar en la prevención y en mejorar el acceso a la justicia para las víctimas?
–El tema ya está instalado y los reclamos a los distintos poderes, especialmente el Ejecutivo y el Judicial, van a continuar para lograr vivir sin violencias diarias. Se verá la forma que adquiere la protesta, qué modalidades asume. El proceso no se detiene el 4 de junio, porque es previo, lo trasciende, y además porque, aún si no se realizan otras convocatorias antes, en octubre en Mar del Plata, se realizará el XXX Encuentro Nacional de Mujeres, que tendrá entre sus temáticas centrales, la no violencia hacia las mujeres, junto a la legalización del aborto y otras, y luego, el 25 de noviembre como fecha específica, ambas instancias donde las organizaciones de mujeres desplegarán sus reclamos y harán sus intervenciones. Así que, el 3 de junio es un punto de encuentro y confluencia, pero las cosas de ningún modo terminan allí.
Fuente. Página 12 - Por Sonia Santoro
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